EL DISEÑO DEL BLOG ESTÁ AÚN EN RENOVACIÓN. GRACIAS POR LA PACIENCIA

Capítulos

48-Despedida

El monte Grünmeer al norte de Berlín se derrumba por el inimaginable poder de uno de los Dioses de los homúnculos. Afortunadamente, todos los Gladios que quedan vivos, dentro y afuera, advirtieron la situación a tiempo como para salvarse. Los enormes pedruscos sueltos del exterior caen sobre los alrededores, y la altura misma del erial disminuye conforme a la cantidad de escombros caídos. La cima eventualmente desaparece, y así también los misiles, dejando nada más que explosiones que acrecientan más y más los derrumbes. 
Todo esto es visto por los propios soldados que han salido de allí, y también, por un grupo de “niñeros” cercano.

-El monte Grünmeer se hizo pedazos. Ya no hay una Secta Astral Europea. – apunta Mako, observando la catástrofe junto a un bebé en sus brazos.

-Duérmete niño, duérmete ya…

-Nunca pensé que fuese usted muy maternal, Odín. – la alaga Koala, al notar cómo carga a uno de los varios bebés rescatados con cierto cariño.

-No te confundas. Odio a los niños. Tan sólo hago esto para no escuchar llantos molestos.

-¡Eajaja, no sabe mentir! – señala a risas Calamar, con otro bebé.

-¡Digo la verdad, chico de rastas!

-La ironía en tus palabras aumenta el hecho de que serías una buena madre, Idún.

-¡Langdon, cierra la boca!

-¿Tanto odias a los niños, Odín? ¿Por qué rescataste a estos soldaditos? Jejeje. – pregunta Oni, que intenta jugar con algunos bebés. Pero horrorosamente, termina causando sustos por su máscara de ogro. Consecuentemente, todos ellos comienzan a llorar.

-¡ONI!

-L-Lo siento…

-¡Quítate la máscara!

El corpulento agente le hace caso y se la quita de la cabeza, revelando un rostro no tan diferente de su propia máscara, con algo de cabello y unos ojos rasgados como los de Tetsu.

-…Tsuguro, así los asustarás más.

-Entonces no puedo hacer nada. Reemplázame Langdon.

-Está bien. Lidiaré con estos pequeños campeones.

-Te encargo a este también.

-¡Idún! - se queja, molesto.

-No te quejes. Acabas de decir que lidiarías con los bebés, aunque debo expresar que esto es poco, comparado con la limpieza de cadáveres que tuvimos que hacer junto a ti y a tus chicos.

-Está bien, tú ganas Idun. No diré más nada... - cede con cierta serenidad.

-¡Deja de llamarme así! ¡Llámame Odín!

-Pues deja de llamarme por mi nombre y dime Wombat.

-Tú no eres ese homúnculo, Langdon. No tengo razón para llamarte por el nombre de aquel al que mataste hace tiempo.

-De acuerdo, de acuerdo...

-Si algo bueno tengo que decir de esto, además del sentido maternal de Odín…

-¡ONI!

-…es que no tendremos que borrarle la memoria a nadie. Aunque esos dos homúnculos…el plateado y el de la máscara que encontramos en Francia…

-¿Ellos? El de la máscara me preocupa, pero el de plata trabaja con los humanos. No es alguien peligroso. Ni siquiera nadie sabe de su existencia, así que no peligra a la Historia. Por no decir que está entre los escombros... Aún así, es nuestro trabajo lidiar con ellos.

-Sí. Tienes razón, Odín.

En ese momento, el líder de los Sin Nombre, aparte de mostrarse visiblemente molesto por lo que sus compañeros discutían, se percata de que el resto de Gladios vienen hacia su dirección.

-Emmm, chicos…. Los Gladios vienen hacia aquí.

-¿¡De verdad!? ¡Entonces debemos de irnos! ¡Odín!

-¡Sí, lo sé! – contesta, creando con su Fragmentador un portal de vuelta hacia su base.

-Bueno, nos veremos luego compañeros. Cuídense.

-Tú eres el que se debería cuidar, Langdon. No vuelvas a cometer otro error como el de ser traicionado por uno de tus chicos. – le recalca Oni.

-Lo sé, lo sé. Adiós.

Entonces, a través del portal, el ogro regresa hacia su época junto a la arquera, la cual mira una última vez hacia los bebés con cierta angustia antes de seguir.

-¿La han visto? ¡Miró a los bebés! ¡Ja! – advierte Calamar nuevamente.

-Era obvio, Calamar. Lo encontró necesario ya que no los va a volver a ver…hasta que sean de nuevo los mismos adultos que eran hace cinco minutos.

-¡Sí, supongo! ¡Viajará por medio del fragmentador hasta ese momento! Cielos, cómo desearía que nosotros fuésemos de su mundo…

-Preocúpate por el presente, amigo. Además, el fragmentador tiene sus límites. Los Guardianes no pueden usarlo cuando les plazca.

-Ay, lo he olvidado Marlon. Espera, ¿no se iban a llevar a esos bebés?

-Se habrán olvidado.

-Mmm, espero que Eli esté bien. Nos ayudó a nosotros y a Kaitlyn a encontrar a Allie. Es una pena que no lo haya podido rescatar...

-¿Railo? Debe de estarlo Karen, aún con la tinta que le disparé sin querer.

-Cállense, chicos, que ahí vienen los Gladios.

Y éstos finalmente llegan.

-¡MAESTRES, SE ENCUENTRAN BIEN! – habla el comandante Wolgen, junto al resto del personal de la sala de control de misiles, los Fragmentos Blancos, por delante de los cientos de Gladios y Ore Gladios. Al verlos, los bebés nuevamente lloran.

-Y por lo que veo, el resto de la Secta Astral también.

-Sí, aunque ya no poseemos los misiles rastreadores. Tendremos mucho trabajo que hacer luego para recuperar los archivos de valor en la misma.

-Tan sólo espero que los Fragmentos de Omega hayan perecido con todos estos escombros… - responde, pensando con preocupación en Railo.

-¡EY! ¿¡DE DONDE HAN SALIDO TODOS ESTOS BEBÉS!? – interrumpe Millos, confuso.

-¡Se ven tan lindos! – opina Quinquel.

-¿Los bebés? No sé como decirlo…

-¡Tienen los uniformes de los Gladios encima! ¿Qué sucede aquí? – pregunta Xenophim, atenta.

-Oh, maestre. ¡No nos diga que estos retoños SON de algún modo Gladios! ¡Sí es así, qué desastre! – intenta sonsacar Troval.

-…Son Gladios. Convertidos en bebés por…un monstruo. – confirma.

-¿¡Un monstruo!? ¿¡Qué monstruo!?

-¡No lo sé, Rachzmünter! Se apareció ante nosotros, los Fragmentos de Omega y el caballero de plata. Al principio pensamos que podría tratarse de uno de los Entes, pero rápidamente descartamos esa idea.

-¿¡Cómo lucía!?

-¡Era un tiranosaurio! – informa Calamar - ¡Entró a cal y canto a la cueva y atacó a los Gladios con su rugido, convirtiéndolos en bebés!

-¡Calamar!

-¿Qué?

-¿Y por qué entró? - pregunta nuevamente Xenophim.

-¡No lo sabemos! ¡Además de los Fragmentos de Omega habían otros tres intrusos, contando al renegado!

-¡Millos! ¿¡Te derrotó!?

-¡NO! ¡ME OBLIGÓ A RETIRARME CON ESE FUEGO AZUL QUE PUEDE CREAR!

-¡Entonces sí te derrotó!

-Hmph.

-Ya hagan silencio. Ni una palabra más.

-¿Quién dijo eso? ¡AH, SEÑOR!

De entre la multitud de Gladios, un sujeto aparece, con una manta blanca idéntica a la de Xenophim y sus compañeros, y una máscara o antifaz de hierro que le cubre parcialmente la cara y completamente los ojos. Siendo ayudado por un soldado de negro a caminar, el propio líder de los Fragmentos Blancos se presenta. El Serafín, Saecar Imperius.

-¡MAESTRE IMPERIUS! – saludan todos los Sin Nombre y los Fragmentos Blancos con el debido respeto.

-¿Qué es lo que ocurrió aquí? Como sabrán, perdí los ojos hace tiempo.

-Los Fragmentos de Omega asaltaron la Secta Astral Europea, al igual que algunos intrusos. La mayoría de éstos escapó, pero los otros continuaron peleando, tanto contra Stroyer y sus lacayos que contra el propio caballero plateado.

-El caballero plateado…ya veo. ¿Y todo se hizo añicos por ese monstruo que acaban de mencionar, maestre Crowford?

-Así es… - afirma Langdon.

-Vaya, vaya. Esto se ve peor que saber que mis propios chicos fallaron no sólo en mantener prisionero al Zorro Blanco, sino también en proteger la Secta Astral.

-¿¡CÓMO LO SABE!? – se sorprende Millos.

-Ya no tendré ojos Partaco, pero puedo usar los de todos los Gladios o demás agentes para enterarme de cualquier cosa que quiera saber. Aunque mira el lado bueno, no eres más tonto que Friedkin y Wulfric.

-¡SEÑOR! – protesta Lazarus.

-No quiero escucharte, Friedkin. Fue por culpa tuya y la de tu compañero que Zack Anderson supo la verdad.

-Segnog, cueo que cualquiega de nosotuos pudo habegse equivocado…

-¿Por qué los defiendes, Rafelle? Eso de "errar es de humanos" puede ser cierto, pero una misión es una misión. El fallo es imperdonable, así como el haber atacado al comandante Wolgen con tal de impedir la muerte del Zorro Blanco cuando venía para acá.

-¡PERO SEÑOR, NO VINO POR AIRE!

-Pero vino por tierra. Y pudo haber sido detenido a toda costa de no ser por tu capricho de querer destrozarlo en persona, Partaco.

-¡YO…!

-Suficiente. Tú y tu equipo tendrán una disminución en su sueldo y en sus honores. No recibirán un aumento hasta que realmente hagan las cosas bien.

-¡Ay, no! ¡El dinero y la fama han desaparecido como una llama! ¡Estamos en el averno!

-Guárdate las rimas para otra ocasión, Medina. Y hablando de eso, puedes empezar a recitarles cancioncitas como nanas a estos bebés.

-S-Sí señor…

-…No has cambiado, Saecar.

-Así como tú no toleras la ignorancia yo no tolero la estupidez, Langdon.

Todos los agentes entonces se encargan de calmar a los bebés, junto al resto de Gladios. Y desde unos arbustos cercanos, habiendo presenciado todo desde el momento que empezó, un sonrojado y débil Ephraim lucha contra unos florecientes pensamientos en su cabeza. Unos pensamientos que lo ponen más colorado que las propias quemaduras en su rostro.

-¡Ay, ay, ay! ¡Hugo, Pieter, Gérard! ¿Han visto cuán bella era esa mujer? 

-¿La tuegta o la otua?

-¿La del cabello neguo?

-¿La del cabello plateado?

-¡Exacto, la del cabello plateado! ¡Yo ya la había visto en cuanto Ofidius y sus malditos compañeros me traicionaron! ¡Gracias a su intervención pude escapar, pero no fue sino hasta ahora que consigo apreciar su belleza! ¡Ay!

-Guealmente es bella como dice, segnog.

-Guealmente seguían una buena pagueja si se lo puedispone, segnog.

-Guealmente estoy confundida. ¿Qué no ama usted a la zugda, segnog?

-¿Heather? ¡Oh, casi la olvido! ¡Hugo, ayúdame a andar!

Con esta orden, el de la cara quemada camina con ayuda de la gárgola más alta hacia un sitio preciso entre un par de árboles, siendo seguido por las otras dos. Una vez allí, encuentra a Heather, pronunciando mudamente blasfemias con la planta en su boca, las cuales seguramente se convertirían en promesas de muerte al volver a ver a su ex prometido. A su lado, un inconsciente Broken todavía yace en el suelo.

-¡Heather, Heather! ¡Por fin te encuentro! – le dice, quitándole la planta de su boca.

-¡¡¡MALDITO!!! ¡¡¡LÍBRAME DE ESTO, ASÍ ACABO CONTIGO!!!

-¡Jajajá! ¡Buen intento, pero prefiero verte así!

-¡¡¡SI PUDIERA MORDERTE AHORA MISMO LO HARÍA!!!

-¡Lo sé, lo sé! ¡Ahora cálmate y piensa en tus hermanitos!

-¡¡¡NO TENGO HERMANOS!!! ¡NO DESDE QUE TÚ MATASTE A COOPER!

-¿¡Y qué hay de Louis y el resto, eh!? ¿¡Quieres tirarlos a la basura solo por tu ira ciega!? ¡Tonta!

-¡¡¡PAGARÁS POR LLAMARME TONTA!!! ¡GRRRRR! 

-Segnog, tengo miedo.

-Segnog, el cuegpo me tiembla.

-Segnog, ella es un monstuo.

-¡No se preocupen, dejará de serlo en cuanto se le pase!

-¿¡QUIENES SON ESTOS TRES DEMONIOS!?

-¡Son gárgolas vivientes! ¡Gárgolas que me han jurado lealtad por controlar el Tiempo!

-¡EL TIEMPO! ¡SI TANTO PUEDES CONTROLAR EL TIEMPO, DEVUÉLVEME AL MOMENTO EN EL QUE MATASTE A COOPER!

-¡Lo haría, pero eso no sería recomendable!

-¿¡POR QUÉ NO!?

-¡Piensa por un segundo, Heather! ¿¡Quieres verlo morir otra vez!?

-¡YO QUIERO VERLO OTRA VEZ! ¡NO ME IMPORTA NADA MÁS! ¡DÉJAMELO VER, POR FAVOR! Por favor…

En medio de su súplica, la Reina pierde ya su ira, para pasar a reemplazarla por una tristeza y añoranza extremas. De gritar, ahora pasa a llorar inconsolablemente.

-¡Déjame verlo otra vez! ¡Quiero…ver a mi hermano…!

-Ay Heather… Ya veo que se te pasó. – le sonríe Ephraim.

-¡Cállate y dévuelveme a ese momento…! Snif… ¡POR FAVOR!

-Lo siento, pero no lo haré. Si viajara hacia el pasado y evitara el haberlo matado, tal vez tú no habrías cambiado…pero yo por otro lado no habría pasado por estas cosas. No habría ganado la lealtad de estas tres gárgolas. No habría ganado los poderes del Espacio…ni mucho menos me habría enamorado de alguien que no sea tú.

-¿Enamorado…? ¿¡A QUÉ TE REFIERES!?

-¡Me enamoré, lo que acabas de escuchar! ¡Me acabo de enamorar de una especie de arquera que me salvó el pellejo cuando estuve en apuros! ¡No será pelirroja como tú, ni tendrá labios carnosos como los que tú posees, pero el ver cómo cuidó a un par de bebés y negaba tenerles cariño me puso TAN PERO TAN sonrojado! ¡No sé por qué!

-Maldito imbécil… ¿¡Te piensas que me importa!? ¡REGRÉSAME A MI HERMANO!

-¡No puedo hacerlo! ¡Te dolerá, pero no quiero perder todo esto que estoy ganando!

-¿¡Y QUÉ HAY DE LO QUE YO PERDÍ POR TU PROPIA MANO!?

-¡Cielo santo! ¡Jamás creí tener que decir esto, pero no tengo alternativa! - se dice, enojado.

-¿¡DECIR QUÉ!?

-…No quise matar a Cooper.

-¿Qué…?

-Lo que acabas de oír. No quise matarlo. Normalmente no lo habría hecho porque gracias a mis visiones puedo percatarme del destino de una persona cuando quiero, pero en aquel entonces el escuchar cómo anheló ser como Steven me cabreó tanto que perdí momentáneamente mi habilidad. 

-¿No lo quisiste matar…?

-No, porque él era el único de tus hermanos al que no le hacía un daño físico. Porque sabía que era tu hermano biológico. Y como yo te amaba en aquel entonces, no iba a hacerle daño, por lo menos físico, al único pariente vivo que tenías. No después de que mataras a tu propia familia.

-¿¡Matar a mi…familia!?

-He visto tu pasado y el de tu hermano con mis poderes. Naciste en el seno de una familia humilde y pacífica en Londres. Vivías feliz y cuerda de pequeña junto a tu hermanito y tus padres. Hasta que cierto día, presenciaste un asesinato. Presenciaste cómo un hombre mató salvajemente a otro a cuchilladas en una tienda. Tal homicidio terminó afectando tu débil cabeza, ya que como Cooper, naciste enferma. Y una noche, mientras tus padres dormían, tú tomaste un cuchillo de la cocina e imitaste a aquel asesino…

-N-no…c-cállate… ¡CÁLLATE! – le pide entre llantos.

-¡Los mataste! Pero no pudiste matar a tu hermanito, que despertó en cuanto escuchó los gritos de tus víctimas. Tras eso ambos fueron colocados en el orfanato de Londres, donde en los años siguientes me conocerían a mí y a los demás hermanos que tienes.

 -¡NO ES CIERTO, NO ES CIERTO…!

-¡Es cierto, Heather! ¡Mataste a tu propia familia, como hemos hecho Steven y yo!

-¿¡TÚ Y STEVEN!?

-¡Sí! ¡Déjame empezar por mi parte primero! ¡Yo maté al hombre que me encontró de niño en sus tierras! ¡A mi propio benefactor, a aquel que me metió en el mundo de la mafia y me transmitió el gusto por las cartas! ¿¡Por qué lo maté, te preguntarás!? ¿Para quedarme con su fortuna? ¡No! Bueno, en parte sí... ¡Pero también lo hice por los maltratos verbales y psicológicos a los que me sometió con tal de formar a un “verdadero hombre”! ¡Como agradecimiento por ello, llené su taza de café con mercurio!

-¡Y LO MISMO HICISTE CON MAX!

-¡Pero no murió! ¡Aunque gracias a eso, puede hablar con los animales de alguna forma!

-¡NO ME IMPORTA! ¿¡POR QUÉ DICES ADEMÁS QUE STEVEN MATÓ A SU FAMILIA!?

-¡Porque lo hizo! ¡Y nunca se los contó, para evitar que lo odiaran como me odian a mí! ¡Hace tres meses, fue a la casa de sus padres en Nueva York! ¡Mató al guardaespaldas, a cada una de sus hermanas, a su madre, y luego a su propio padre!

-¡STEVEN NO HIZO ESO…!

-¡Lo hizo! ¡Está igual de enfermo que tú! ¡Ustedes dos tienen tanto en común! ¡Incluso más que yo contigo! ¡Ahora soy consciente de que te mereces estar con él que conmigo! Si es que tú no mueres...o si es que él no muere en cuanto me lo vuelva a cruzar… ¡y créeme que ahora que vi TODA su vida, no quiero hacerlo!

-¿¡No quieres…!? ¡PERO TÚ LO ODIAS! - le grita, ignorando la cita referente a ella.

-¡Y lo sigo odiando! Pero con lo que acabo de descubrir hace rato, le tengo cierto…afecto.

-¿¡AFECTO!?

-Sí… Él es mi hermano pequeño. Mi “Cooper”.

La Reina deja de llorar, pasando a estar completamente asombrada.

-¿STEVEN ES TU HERMANO?

-Sí… Siempre me pregunté porqué es que compartimos los mismos colores de cabello y ojos. Nada es coincidencia. Mis padres biológicos fueron Gilbert y Giselle Rosemberg. Y Ariadna, María y Camille mis hermanas pequeñas. 

-¿¡PERO CÓMO!?

-¡No lo tengo bien claro! ¡Cuando presencié mi propio nacimiento a través de mis poderes, vi a quienes me trajeron al mundo! ¡Al antiguo alcalde de Nueva York y su primera dama! Años después, cuando era menos que un infante, desaparecí. A partir de ahí me dieron por muerto o secuestrado, lamentándose profundamente de ello hasta concebir a Steven. A otro varón con tal de rellenar el vacío que su primogénito les dejó. Realmente no sé como desaparecí, pero terminé siendo encontrado por ese mafioso europeo al que maté.

-Imposible…

-¡Créelo, Heather! No sé además porqué poseo la Pluma Negra, pero puedo suponerme que como Steven es un “elegido”, yo también debo serlo, por ser simplemente su hermano mayor. Con esta verdad, no sabes cúanto me arrepiento de haber querido matarle varias veces a causa de los celos por querer protegerte de mí. Aunque sigo odiándolo, claro.

-…Steven…snif…

-¡Si te sirve de consuelo, ya no me volverás a ver! Te prometo en este mismo momento que no te volveré a perseguir ni a ti ni a tus hermanos, que tanto te aman. Será como si yo me muriese...aunque bueno...en realidad es por otra razón...

-¡Pero no estás muerto! - lo interrumpe - ¿¡Y porqué vas a perseguir a Steven!?

-Porque quiero que sepa que soy su hermano mayor. ¡Y que por ende, su organización me pertenece!

-Tú fracasarás en ello…

-¡No lo haré! ¡Y si no puedo ver ese futuro que deseo con mis poderes, pues lo fabricaré yo mismo! 

-Segnog, sentimos integumpig.

-Segnog, alguien se acegca.

-Segnog, son vaguias pegsonas.

-¿Eh? Oh bueno...

Sin alarmarse por la situación, Ephraim detiene el tiempo de un chasquido, asegurándose de detener todo movimiento, menos el de Heather y sus gárgolas.

-Tengo que decirte también, que tu infancia no fue lo único que descubrí con mis visiones, Heather...

-¿Qué dices...?

Segundos después, el tiempo vuelve a la normalidad. El resto de los Fragmentos de Omega llegan al encuentro, sorprendiéndose de ver al Rey de los Tahúres y a sus gárgolas.

-¿¡QUÉ SON ESOS MONSTRUOS!? - pregunta Horus, sorprendido e ignorado.

-¡¡¡EPHRAIM!!! – le grita Louis con furia, ignorando a sus monstruos.

-¡DEJA A NUESTRA HERMANA EN PAZ! – le gritan los gemelos Twidlecutt, que cargan a Antlar y a Railo.

-¡HEATHERR! – la llama con preocupación Schlafdat, o Friedrich.

-¡Oigan, ya me puedo mover! – avisa Lucifer - ¡Desde que salimos de esa cueva!

-¡CÁLLATE, PAYASO! – lo silencia Max, con March y Gray asustados.

-¡NO SOY UN PAYASO!

-¿Tienes algo que decir, bastardo? – le pregunta Gliam a su padre adoptivo, con deseos de venganza.

-¡No! ¡Ya le dije a su hermana todo lo que tenía que decir! ¡Hasta nunca, jajajá!

Y en cuanto pestañean, los Fragmentos descubren que su enemigo desapareció, junto a sus fieras.

-Maldito cobarde. Se ha escapado otra vez. – se queja Glacius.

-HA…HA…HA. – ríe debilmente Finem, sin sus extremidades y por encima de Tetsu.

-No le han hecho nada al menos. – expresa Railo, aún cubierto de tinta.

-¡Hasta nunca! ¡Hasta nunca! Payaso… - se burla con ironía Fuunra.

-¡Miren a la Reina! ¡Parece estar sana! – dice Horus.

-¡Es cierto! ¡Heather!

-…Louis. Chicos.

-¿Ya estás…cuerda?

-Sí… Lo siento tanto... - se disculpa, con un rostro monótono.

-¡Descuida, estamos bien! ¿Pero tú lo estás?

-No lo sé… Después de todo lo que Ephraim me ha dicho, no sé si lo estaré por mi cuenta. Pero no me importa, porque os tengo a vosotros…

-Hermana…

-¿Qué es lo que te ha dicho Ephraim? – le pregunta el Gato, que volvió a sonreír, sin su máscara.

-No sé si deba contároslo ahora mismo… ¿ESE ES ANTHONY? ¿Está bien?

-Sólo está inconsciente. Le han dado una buena paliza.

-Entiendo… ¿y ése no es…?

-¡SI, SOY YO HEATHERR! – le confirma, con una dormilona sonrisa, Friedrich.

-¡Friedrich, cuánto tiempo! Me alegro de verte así…pese a todo.

-¡Descuida! ¡Lo único que me imporrta es verrte ya bien!

Al rato, Steven aparece por medio de un portal, con el Peto de Plata entre las manos.

-¡Steven! ¡Lo has conseguido! – lo felicita Louis.

-Nada me detendrá ahora con el elemento Espacio… Debería darle las gracias a Ephraim por hacerme dar cuenta de los poderes de la Pluma Blanca.

-Steven…

-Heather... Veo que ya estás bien.

-Sí. Gracias por contenerme…

-A quien deberías agradecerle es a Tetsu y a Anthony.

-Oh, claro…Él es quien crea hierro, así que gracias, Tetsu.

El samurai se inclina respetuosamente a modo de respuesta, con el vampiro entre manos como si fuera un bebé diabólico. Luego deshace el hierro que la inmoviliza, así también como a las hiedras debajo del mismo con su katana.

-Ughh... ¿Qué demonios pasó? – murmura Antlar, despertando - ¡LOS SIN NOMBRE! ¡ESOS DESGRACIADOS…! ¿¡DONDE ESTÁN!?

-Cálmate, Antlar. Ya no están aquí.

-¿¡EH!? ¿¡DONDE ESTAMOS, STEVEN!? ¿¡QUE PASÓ!?

-Lo importante ahora es que ya no tenemos nada más que hacer aquí. Tengo el Peto de Plata en mis manos.

-¡El Peto! ¡Lo has conseguido! ¿Entonces, los has matado a todos?

-…No. Sucedieron cosas muy extrañas en cuanto perdiste la conciencia. Luego sabrás todo.

-¡MALDITA SEA! ¡YO…! ¡OH, HEATHER, ESTÁS BIEN!

-Hola Anthony…ahora sí te reconozco. ¿Cómo está tu hermana? 

-…B-bien…

-¿Bien? ¿Ha ocurrido algo?

-¡No, nada malo! – miente con amargura.

-Eso espero... Recuerdo que la última vez que la vi fue cuando la conocimos, cuando era una niña pequeña que apenas sonreía...

-Suficiente. Ahora crearé un portal hacia nuestro destino.

-¿¡PORTAL!? ¡Steven!

-Luego sabrás todo. - le repite.

Con sus nuevos poderes, Stroyer crea entonces un portal con destino a la mansión Heart-King, a fin de que los Fragmentos Maravillosos regresen a casa juntos.

-Steven… Ése lugar no es África… – protesta Louis, extrañado.

-Lo sé. Ustedes regresarán a su hogar. Quedan fuera de mi organización.

-¿¡QUÉ DICES!?

-¡NOOOOOOOOOOOOOOOOO! – se lamenta el sombrerero.

-Ya no los necesito. Con el elemento Espacio puedo ahorrarme ahora las molestias de viajar por tierra, agua o mar. Realmente todos ustedes me fueron útiles.

-¡STEVEN, NO NOS PUEDES HACER ESTO!

-Ya lo hice, Louis. Ahora vete con tus hermanos y cuida de Heather. Es lo que Cooper desearía.

-¡NO, NO LO ACEPTO!

-Pues será mejor que lo hagas. – le responde, cortante.

-Louis…está bien. Yo sabía que esto pasaría.

-¿¡HERMANA!?

-A partir de ahora no seremos más que obstáculos para Steven en su misión. Seríamos una verdadera carga para él si seguimos a su lado.

-Yo… ¡maldición!

-Yo también estoy de acuerdo con Heather, Louis. Nos vamos a casa. – le afirma Gliam, leal a su líder y amigo.

-¿Estás pensando lo mismo que yo, Deeneac? – le pregunta Duminic a su hermano, triste.

-¡Sí, Duminic! ¡Los Fragmentos Maravillosos estamos oficialmente disueltos!

-¡BUAHHHHHHHH! – llora Max, junto a sus mascotas.

-No… ¡NO! ¡Mis hermanos irán a casa, pero yo me iré contigo, Steven! ¡Necesitas un intelecto como el mío para tu misión! – rebate el conejo, que se niega a abandonar la organización.

-Louis, no me hagas repetirte lo mismo más de una vez.

-¡ALTO AHÍ, FRAGMENTOS DE OMEGA!

-¡MIERDA, SON LOS GLADIOS! ¡NOS DESCUBRIERON! – informa atónito el payaso, que los ve acercarse junto a los Sin Nombre y los Fragmentos Blancos.

-Me pareció escuchar a alguien entre los arbustos. No estaba equivocado. – comenta Saecar.

-Pues los ciegos como tú sí que “saben” donde buscar. – lo elogia Wombat.

-Soy ciego, no sordo. ¡Fragmentos de Omega, no irán más lejos! ¡Devuelvan de inmediato el Peto de Plata!

-¡USTEDES...! – maldice Anthony a su antiguo equipo, quienes lo vuelven a mirar con desprecio.

-¿Oh, Anthony, ya recuperaste la conciencia? Cuánto me apeno por ti. Ahora dile a tu amiguito que nos regrese la reliquia.

-Si tanto la quieren, vengan a por ella. – los desafía Stroyer.

-¡No nos provoques! ¡Ni nos hagas matar a tus queridos subordinados de aspecto extraño!

-Mmm... Pues adelante.

Los Fragmentos Maravillosos se horrorizan con lo que acaban de escuchar de su propio "héroe". Y más aún cuando el portal hacia su hogar se deshace.

-¿¡STEVEN!? - lo llama Louis, incrédulo.

-Su hermana lo ha dicho... Son una carga ahora.

-¡PERO...! ¡NO! ¿¡TÚ Y ANTHONY NOS VÁIS A TRAICIONAR?

-¡No es nada personal, chicos! - asegura Anthony - ¡Pero a donde Steven vaya, yo iré con él!

-E-Esto... Yo... - intenta responder Friedrich, terminando por no decir nada, con vergüenza.

-¡DEENEAC, ENTONCES STEVEN...SI MATÓ A SU FAMILIA...! - se dice Duminic, indignado

-¡ASÍ ES, DUMINIC! ¡NO ME LO CREO! - contesta Deeneac, frustrado.

-¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOO! ¡STEVEN ES MALO, MALO! - grita Max, mientras March se queja en silencio y tristeza.

-Steven... Anthony... Resultasteis no ser tan diferentes de Ephraim... - le reprocha Gliam - La traición de parte de alguien querido es el mal más grande de todos.

-No los traiciono, Glaim. Pero entre ustedes y mi misión, escojo seguir adelante con mi misión. Adiós. - se despide, creando ante sí un portal hacia África.

-Steven... Anthony... - murmura Heather, aún con su rostro monótono, pero derramando unas lágrimas.

-¡ALTO AHÍ, STROYER! - lo detiene Wombat - ¡Como des un paso, nosotros...!

-Bouclier, crea una barrera. - le pide a su subordinado, dejando de escuchar a Langdon.

-¡FUEGO!

-¡Sí! – obedece éste, haciendo justamente lo que se le pidió enfrente de todos. Hecho esto ve con impresión las balas que rápidamente se desvían apenas chocan con su escudo invisible. 

A los pocos segundos, mientras su líder camina hacia el portal, Quinquel rápidamente se horroriza ante la situación. O mejor dicho, sufre un gran dolor en el corazón.

-¿¡REMY!? - llama ésta al Fragmento de la Gravedad, sorprendiendo a todos.

-¿¡Fleur!? - le responde éste, sorprendido.

-¿¡QUÉ HACES CON LOS FUAGMENTOS DE OMEGA!? - le echa en cara, devastada.

-...¡No te incumbe!

-¿¡Qué!? ¿¡Fleur, lo conoces!? - le pregunta Millos, igual de asombrado que sus compañeros.

-¡ES MI HERMANO! - revela en escandalosas lágrimas.

-Fragmentos, ¿quién puede cargar a Broken y a Railo? - pregunta Stroyer con indiferencia, sin deseos de perder más tiempo.

-¡Nosotros! – contestan a la vez Horus y Glacius.

-Muy bien. Ahora, a por la siguiente reliquia.

-¡Sujétate bien Railozín, que nos vamos de safari!

-Está bien… - contesta éste, apenado por los Fragmentos Maravillosos y por la Fragmento Blanco y Bouclier.

-¡USTEDES, BASTARDOS! ¡PRONTO TENDRÉ A ALLIE DE VUELTA, SE LOS ASEGURO! – les promete Antlar a sus antiguos colegas, siendo el primero en atravesar el portal, abandonando a Heather y sus hermanos de la misma manera que cuando abandonó a los Sin Nombre. Con la total falta de escrúpulos.

-Andando. – ordena finalmente al resto de su organización.

Dicho esto todos los Fragmentos de Omega atraviesan el portal, con Bouclier siendo el último en hacerlo, mirando con tristeza a su pequeña hermana.

-¡REMYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYY! - intenta detenerle Quinquel, siendo inmovilizada por el Querubín.

-¡Fleur, detente!

-¡Ay, que tragedia! ¡Tener un familiar dentro de esa organización! - lamenta Troval.

-Quinquel... - murmuran Lazarus y Tabnir, tristes.

El Ángel de la Oda llora con más fuerza en medio de todos, como si fuera otra de los bebés. Y Xenophim, también al borde de las lágrimas, aparta de en medio a Millos para abrazar ella misma a su amiga. Ante esto los Sin Nombre y el resto de Gladios se apenan aún más.

-¿¡POG QUÉ NATALIE, POG QUÉ!? - grita mientras continúa llorando.

-Ya cálmate Fleur... - le pide el Ángel de la Vigilancia, enojada y triste a la vez.

-...Cuánto lamento lo de Rafelle...¡pero los Fragmentos se escaparon de nuevo!

-No importa, Wombat. Sabemos a donde irán después de todo. – le asegura el ciego serafín, igual de indiferente que Stroyer - Además, debes borrar algunas memorias por aquí.

-Lo dices por los bebés, ¿no es así?

-Así es.

-Señor, pudimos haber atacado al instante junto a los chicos de Saecar. ¿Por qué no nos lo ordenó? – pregunta Mako.

-No lo pensé…o quizás no quería verlos morir de manera imprudente. Además, creo que a Rafelle no le habría gustado que lo hiciéramos... Ni creo que a ellos tampoco. - responde, señalando a los Fragmentos ya no Maravillosos, que son retenidos con las manos en alto por los Gladios. A excepción de Heather, que continúa con la mirada hacia abajo.

-¡Steven... Anthony... los odio...! - murmura Louis, completamente indignado.

-De entre ellos, el único que no parecía desear nada de esto, era Friedrich... - declara Gliam, también indignado - Y estoy seguro de que el Cuervo tampoco, como otros de sus compañeros...

-¡Atención! - vocifera Langdon a todos sus aliados - ¡Yo me ocuparé de estos Fragmentos de Omega! ¡Todos ustedes, encárguense ahora de la Secta Astral!

-¡Entendido, señor! - obedece Calamar, retirándose junto a sus compañeros y al resto de las fuerzas del Gobierno Astral - ¿Ahora qué será...?

-¿Qué crees, Sean? Debemos ayudar a buscar lo que quedó de valor entre los escombros de la Secta Astral Europea, por no mencionar que tal vez tengamos que buscarles un hogar a todos estos bebés. Así que empecemos ya. Tenemos mucho trabajo que hacer.

-Me alegro de que Allie no esté con su hermano, Marlon. – suspira Koala, triste por Quinquel.

-Yo también, y seguramente Kay lo debe estar más. - responde éste.

Los agentes se organizan para su nueva tarea, al lado de todos los demás miembros de la desaparecida Secta Astral. 
Y desde otro punto aledaño a las ruinas, unos soldados de blanco comienzan a retirarse con cautela de la zona por detrás de su líder, el cual se comunica con su superior por una radio.

-Señor Phoenix, han escapado. - informa éste.

-Ya veo... Pues de todos modos sé a donde irán. ¿Los Fragmentos de Omega ya han tomado lo que querían?

-Por lo que hemos visto, sí.

-En ese caso, perfecto. Si sus paradas anteriores han sido América y hace un momento Europa, su siguiente destino será entonces el continente de la vida. África. Allí atraparemos tanto a 0-S como a 41-B y 9-Y.

-¿Qué hay de la joven que estaba con 0-S, señor?

-Olvidadla. A partir de ahora enfocaros sólo en él.

-¡Pero es una Van Helsing, y usted los odia!

-Puede que haya tenido un antepasado perteneciente a ese sucio clan que le dé ese cabello de azabache o esa tonalidad gris en sus ojos, pero no es una Van Helsing. O al menos no es importante de momento.

-¿Aún así no desea usarla como carnada para atraerlo?

-No. Tan sólo dejadla vivir su pacífica vida en América. Daría lo mismo una vez que capture a los de la organización Stroker y a 0-S. Y sé que lo lograré esta próxima vez. Con Cerberus a mis órdenes, atraparé a todos los conejillos de indias que se han escapado de los laboratorios, y los someteré nuevamente a los experimentos para conseguir el poder divino. El poder que me permitirá dominarlo todo. ¡El de los Entes!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores (¡Sigue este blog!)