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44-El Numbat

Siendo enviado por Ofidius y Cromatonio a por los Fragmentos de Omega, al igual que Piercivals, que acaba de ser asesinado, Rangery se mueve por los pasillos de la Secta Astral. Pese a lo largos que son éstos no se cansa con cada trote, llegando eventualmente hasta lo que parecía ser un límite. Un límite que exponía en realidad una entrada, que fue oculta por un camuflado cuadro pintado a mano.
Molesto, y siendo como es, el vaquero siente entonces, a través de la tierra, a diez personas detrás de esa supuesta pared que le impide el paso. 
Sin pensárselo dos veces, decide disparar dicha pared a fin de derrumbarla con su habilidad especial. Su sorpresa fue mayúscula al descubrir que el obstáculo era un óleo, y pasó a ser minúscula al encontrar detrás del mismo a sus objetivos, habiéndoselo imaginado.

-¿Y tú quien eres? – le pregunta Glacius, serio.

-¡Tiene los mismos ojos que ése de la serpiente! – advierte Horus.

-¡Yejaja! ¡Si se refieren a Ofidius, pues tienen toda la razón! ¡Somos homúnculos! – les responde el pistolero.

-¿Homúnculos? 

-¿Homónogos? ¿¡Quién eres tú!? – le exige Louis

-¡Si tanto desean saberlo, soy el líder del escuadrón “N” de Animas Homunculi! ¡El Numbat, Rangery Myrmekid! ¡Yeejah! – se presenta, alzando sus revólveres en medio de giros hacia el techo.

-¿Qué es eso? ¿Un reino de monos? - pregunta Gliam.

-¡NO! ¡Es una organización compuesta por homúnculos, Fragmentos de Omega, HOMÚNCULOS! ¡En ella, servimos a Los Dioses con tal de alcanzar la felicidad prometida! ¡Y para alcanzarla, nos piden asesinarlos a todos ustedes entre otros objetivos!

-¿¡Asesinarnos!? – se sorprende Lucifer.

-¡Exacto, payaso! ¡Ustedes son enemigos de nuestros dioses! ¡Merecen morir por eso y por ser humanos!

-¡NO SOY UN PAYASO!

-¡Merecen morir por eso y por ser humanos! ¡Tú también lo eres, vaquerito! – le contradice Fuunra - ¿Acaso tienes una serpiente en tu bota?

-¡¡¡SILENCIO!!! ¡YO NO SOY NINGÚN HUMANO! ¡NO ME COMPAREN CON USTEDES, MUGROSOS! – aclara, enfureciéndose - ¡POR MÁS QUE ME PAREZCA NO LO SOY NI LO SERÉ!

-Como sea. – lo interrumpe el Fragmento de Hielo - ¿Qué va a hacer un simple vaquero como tú contra nosotros?

-¡YEJAJA! ¿¡Que QUÉ voy a hacer, dices!? ¡PUES ESTO!

Siendo provocado, el numbat dispara con uno de sus revólveres al suelo, desatando a los pocos segundos un temblor pequeño pero muy fuerte, que sacude a la tierra misma y a los Fragmentos de Omega hasta hacer caer a algunos.

-¡TERREMOTO! – grita Duminic.

-¡TODO SE VA A DERRUMBAR! – grita Deeneac.

-¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO! – exclama Max, con March y Gray aferrados a sus brazos, muertos de miedo.

-¿¡ESE VAQUERO HA HECHO ESTO!?

-¡Claro que sí, conejito! ¡Acabas de contemplar la pequeña demostración de mi habilidad! ¡El temblor anulador! (Nulling Tremor!)

-¿¡DEMOSTRACIÓN!? ¡NO ME DIGAS QUE…!

-¡AHORA SERÁ EN SERIO! – le afirma, disparando de nuevo contra el piso, ahora con sus dos armas. 




   
El consecuente temblor que se desata se vuelve peor que el anterior, porque el pasillo se desmorona completamente, al mismo tiempo que se hace un poco más angosto para todos. El techo se destruye deshaciendo el cielo pintado en él, dejando caer grandes pedazos de roca, y el suelo se resquebraja hasta formar algunos agujeros. La enorme sacudida se puede sentir en toda la sede, como por ejemplo, desde el hall principal.

-¿¡Qué ha sido eso!? – pregunta Xenophim, mientras continúa disparando hacia Stroyer, Antlar, Schlafdat y Tetsu desde su altura.

-Un terremoto. – le informa Katran, que todavía pelea contra Finem.

-HAHAHAHAHA. DÉJAME COMERTE, HUMANO.

-Inténtalo.

Escuchando su respuesta, el vampiro decide entonces saltar hacia él. Pero de la nada, es derrumbado hacia atrás por una balacera efectuada por Stefan, que apareció desde el pasillo por el que vino.

-Yo quiero al vampiro, gigantón. Tú encárgate de esta agente.

-Muy bien.

-¿Encargarte de mí? ¿¡Qué me vas a hacer!?

-Nada. – le responde, tomándola como tomó a Lazarus en el bosque de Wanderland.

-¡AHHH! ¡Suéltame! ¡Suéltame! ¡Te digo que me sueltes, arschloch! (¡Imbécil!)

-Te dejaré con tus dos compañeros en la cima.

-¡QUIETOS AHÍ! – grita Quinquel, que junto a sus Gladios, llega ante los Fragmentos de Omega desde el piso de abajo. Sin encontrar por ningún lado a su compañera teme lo peor, hasta que la ve sobre los hombros del mercenario en el piso de arriba antes de irse, mientras otro mercenario pelea contra el Fragmento de la Sangre. - ¡NATALIE!

-¡Maldición, más Gladios! – se queja Antlar.

-¿¿Quién es esa, Anthony?? – le pregunta Schlafdat, nervioso por todo lo que ocurre.

-¡Es Quinquel, una miembro de los “Santos Caballeros Blancos de la Luz”, o también conocidos como “Fragmentos Blancos” en contraposición con nosotros!

-Mantis de los Sin Nombue… Así que estás con los Fuagmentos de Omega. – le dice, con enfado, la agente.

-¡Siempre lo estuve! ¡Lo único que he querido de ustedes es la ubicación exacta de cada una de las reliquias astrales!

-¡Jamás obtenduán lo que buscan! ¡Gladios, abuan fuego!

-¡Sí Maestre! – obedecen éstos, disparando contra los Fragmentos de Omega con sus rifles.

-Nein! (¡No!) – grita el Fragmento de Tierra, que para protegerse, crea, asustadizo, una barrera de tierra que cubre también a sus compañeros.

-¿¡Ya aprendió a usar su elemento!? – pregunta Railo, sorprendido por su uso.

-¡Aunque no lo parezca, Friedrich tiene una gran capacidad de aprendizaje! – le informa su segundo líder, que comienza a crear plantas carnívoras gigantes alrededor de los soldados de negro, quienes rápidamente son mordidos fatalmente o estrangulados por las fieras hierbas.

-¡Oh, no! – murmura Quinquel, que sin poder hacer nada, se ve obligada a huir.

-Tras ella. Todos. – ordena Stroyer.

-Sí. – obedece el cuervo, disgustado con la matanza.

-HAHAHAHAHA. NO PUEDO QUITARME A ESTE HUMANO DE ENCIMA. – expresa Finem, cuya retirada se ve imposible.

-¿Acaso no sabes quién soy, Finem? ¿Por qué no me miras a los ojos? – le pregunta el mercenario entre varias estocadas.

-NO SUELO RECORDAR A MIS ALIMENTOS O A LOS QUE CASI LO FUERON.

-¡Tiene sentido! – le da la razón con otro espadazo, cortándolo en el pecho.

-HAHAHA. COMO SI ESO ME DOLIERA. – responde, apartándolo con una patada antes de bajar de un salto hacia abajo.

-¿¡A dónde crees que vas, Finem!? ¡Oh, se ve que tienes miedo!

Y cuando está por bajar también, Stroyer lo quema nuevamente antes de marcharse a por la agente, dejándolo cubierto en llamas, hasta que por suerte consigue deshacerse de ellas al quitarse el chaleco de encima.

-¡AAAAARRRRRRGH! Y yo que quería pelear contra él y el samurai… - se lamenta, perdiendo el conocimiento tras apagar el fuego que lo cubría.

De nuevo, en el pasillo rocoso, una vez pasado el gran temblor, Rangery se burla de sus enemigos.

-¡YEJAJAJA! – ríe, con la lengua para afuera - ¿¡Ven ahora lo peligroso que puedo ser yo solito!? ¡Soy mucho más fuerte que el estúpido de Piercivals y sus dientes!

-¿¡Quién demonios es Piercivals!? – pregunta el metalero, confundido.

-¡Era mi antiguo líder en el escuadrón “N”, hasta que yo lo superé con mi habilidad! ¡Pese a ser ahora mi subordinado y el único que sobrevivió, continúa reprendiéndome por no seguir ciertos modales! ¡Maldito sea él!

-¡Hay algo que quiero saber! – añade Horus, oculto tras una gran roca caída del techo - ¿Qué es un numbat!?

-¿¡Te atreves a preguntar algo así en una situación como ésta!? – lo critica Fuunra.

-¡Además de tonto eres ignorante, humano! ¡Y no tiene caso ocultarse de mí, porque sé en qué punto están ubicados exactamente cada uno de ustedes!

-¿¡Qué!?

-¡Lo que han oído! ¡Yo manipulo el elemento Tierra! ¡Con él no sólo puedo crear mis balas “temblorosas”, sino que también soy capaz de sentir las vibraciones de la misma, y por ende las suyas propias al estar sobre el suelo!

-¿¡Manipula un elemento!? – se niega a creer Louis - ¡Debe de usar algún tipo de dispositivo elemental!

-¿¡D-DISPOSITIVO ELEMENTAL!? ¡JAMÁS! ¡YO SOLITO PUEDO CREAR MI PROPIO ELEMENTO! ¡NO SOY COMO USTEDES, QUE DEPENDEN DE SUS NANOMÁQUINAS PARA ESTAR A NUESTRO NIVEL, YA QUE SIN ELLA SON CUCARACHAS!

-¡Imposible!

-¡POSIBLE! ¡PORQUE DESPUÉS DE TODO, SOY UN HOMÚNCULO! – afirma muy enojado, disparando contra las rocas en las que cada uno de los Fragmentos se oculta, obligándolos a salir mientras sus escondrijos se sacuden hasta resquebrajarse.

-¡MIERDA! ¡TENEMOS QUE ATACAR! – avisa el payaso, que crea un torbellino de sus manos para tumbar al homúnculo. Sin embargo, éste lo esquiva con facilidad.

-¡YEJAJA! ¡MEJOR INTENTA CORRER COMO EL VIENTO! – se le burla, disparándole a quemarropa. - ¡BANG, BANG, BANG, BANG!

Milagrosamente, Fuunra no sale herido, puesto que es salvado a tiempo por Horus, quien se le tira encima.

-¡Maestro Fuunra, lo he salvado!

-¿¡No, en serio!? ¡Y YO QUE ME IBA A DEJAR MORIR!

-¡TIENES SUERTE DE QUE TU FIEL AMIGO TE HAYA SALVADO, HUMANO, PERO ESO NO BASTARÁ! ¡QUIERO VER SUS CUERPOS TEMBLAR APENAS MIS BALAS LOS TOQUEN! – le aclara Rangery, que vuelve a disparar y a causar más temblores.

-Ese forajido no se parece en nada a un numbat… – comenta Gliam.

-¡Hermanitos, dejemos esto a nuestros compañeros, y huyamos de aquí! – ordena Louis, incapaz de hacerle frente.

-¡Yo los puotejegué! ¡hip! – les dice Bouclier, que crea una barrera invisible.

-¿Qué los protegerás, cuatro ojos? ¡QUIERO VERTE INTENTARLO! – exclama, descargando luego sus veloces y temblorosas balas contra él. Para su desgracia, comprueba al instante que el escudo de gravedad es lo suficientemente fuerte como para detener los proyectiles - ¡MALDICIÓN, LO HIZO…YEJAJA!

-¡Oh no, Max todavía sigue en la roca con March y Gray! – nota el conejo - ¡MAX, VENTE YA PARA AQUÍ!

-¡TENGO MIEDO! – responde éste, junto a sus mascotas.

-¡Hazlo, maldito retrasado! – le ordena Glacius, que arroja una estalactita de hielo hacia su enemigo, que con un disparo la hace pedazos antes de que siquiera lo hiriese.

-¡AAAAAAAHHHHHHHHHHHHHH! – echa a correr el sombrerero, con March y Gray encima. Por desgracia, apenas se levanta, se cae encima de las balas detenidas de Rangery a causa de los nervios. Cuando logra ponerse de pie, huye nuevamente con el lirón entre sus manos hasta pasar a Bouclier, el cual deshizo brevemente su barrera para dejarlo pasar.

-¡Max! ¿Dónde está March? – le pregunta Gliam.

-¿MARCH? ¡OH, NOOOOO!

Y cuando da la vuelta, ve a su liebre brincar y brincar rápidamente hacia él en un intento de escapar del cruel vaquero, que efectúa otro disparo hacia el propio Sombrerero antes de que el escudo invisible volviera a formarse. 

-¡DESPÍDETE DE ESE RIDÍCULO SOMBRERO QUE TIENES!

Y una vez que la bala sale de su revólver a toda velocidad, impacta de nuevo a la barrera de Bouclier, siendo en vano…o quizás no.
Mientras la liebre intentaba volver hacia su amo, el proyectil de tierra aparentemente le rozó una de sus orejitas. Y a causa de eso comenzó a sacudirse mucho, como si fuese víctima de una súbita convulsión, electrocución o compactación. Finalmente, ante los ojos de los Fragmentos Maravillosos, March cae al suelo, inmóvil.

-¡El lapin! – advierte Remy.

-¡M-MARCH! – grita Louis, sin poder creerlo.

-¡No…! – murmuran Duminic y Deeneac, a punto de llorar.

-¡I-IMPOSIBLE! ¡YO NO LE DISPARÉ! – se queja Rangery, irónicamente temblando de miedo - ¡SI OFIDIUS SE ENTERA DE ESTO, YO…!

-¡Pues lo mataste, bastardo! – lo insulta Gliam.

-Grrrr…¡ME DA IGUAL! ¡ESA LIEBRE ESTABA CON USTEDES, ASÍ QUE NO ERA “SAGRADA” EN ABSOLUTO!

En medio de la discusión, Max corre hacia su querida liebre, tomándola con sus manos. Al principio intenta despertarla con movimientos bruscos, más no lo consigue. Haga lo que haga ahora, su mascota no abriría los ojos.

-M-MARCH…

El sombrerero comienza entonces a llorar. Y al mismo tiempo recuerda la vez que lo conoció por primera vez, hace siete años, en una parte cercana al bosque de Wanderland. 
Cierto día, cuando merodeaba por los extensos alrededores de su hogar, descubrió cerca de una de las varias hiedras venenosas a una cría de liebre, sin saber si fue abandonada por su madre o si se separó de la misma. Nada más verlo, el joven Max se apiadó entonces de él, tomándolo consigo hacia su hogar, donde conocería al resto de sus hermanos, inclusive a Gray.
Conforme pasó el tiempo, March aprendió a imitar, de algún modo, algunas acciones humanas como el vestirse; jugar a las escondidas o incluso tomar el té, siendo siempre de su gusto el de zanahorias. Pero sin duda, algo que aprendió de su dueño, y que en lugar de imitar, supo hacer, fue amar. Amarlo a él y al resto de su familia, por ser de hecho, su nueva familia. Por haber conseguido una oportunidad para vivir cuando parecía que la muerte le esperaba en su infante soledad.

-MARCH…DESPIERTA… - le pide nuevamente su dueño y familia, dándose cuenta al final de que no logrará nada.

-¡YEJAJA! ¿YA TERMINASTE DE LLORIQUEAR? – se le mofa insensiblemente el pistolero.

Oyéndolo, Max se queda en silencio por unos segundos, para luego responderle con un creciente deseo de venganza y lleno de odio.

-TÚ MATASTE A MARCH… YO…YO… ¡¡¡¡¡¡¡¡¡YO VOY A HACERTE PICADILLO!!!!!!!!!

-¡MAX, ESPERA! – intenta detenerlo Gliam, sin éxito.

Habiendo contestado, el sombrerero entonces se levanta con rapidez, dejando a Gray con sus hermanos. Con su propio revólver, se acerca hacia el homúnculo, quitando del medio a Bouclier, quien por caerse deshace la barrera de gravedad.

-¿¡Qué cree que hace ese demente!? – se sorprende Glacius, ocultándose tras otra roca.

-¡No va a matarlo! ¿O sí? – pregunta el metalero.

-¡No, va a enseñarle su tipo de arma, oso panda!

-¡GRRR, NO SOY UN OSO PANDA, PAYASO!

-¡ESO ES, ESO ES! ¡ACÉRCATE! ¡QUIERO VERTE TEMBLAR DE CERCA COMO TU TONTA LIEBRE TEMBLÓ! – sigue burlándose Rangery.

-¡AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH! – le grita Max, que comienza a disparar varias rondas de balas. Del mismo modo su enemigo hace lo mismo, repartiéndose ambos una lluvia de balas que no impacta a ninguno, pues ambos pistoleros esquivan los ataques del otro con precisión.

-¡No sé que será peor! ¡Que Max se vuelva como su hermana, o los terremotos que habrán después de esto! – se horroriza Horus.

-¡YEJAJA! ¡PARECE SER QUE HE DESPERTADO AL MONSTRUO EN TI! ¡UN MONSTRUO QUE NI SIQUIERA CONSIGUE HERIRME EN SU RABIA!

-¡CÁLLATEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE! – continúa gritándole y disparándole, hasta quedarse sin munición.

-¿¡QUIERES SABER ALGO!? ¡EN UN DUELO SIEMPRE HAY DOS TIPOS DE PERSONAS! ¡LOS QUE TIENEN LAS DE GANAR Y LOS QUE VAN A MORIR! ASÍ QUE, ¿¡PODRÍAS DECIRME TUS ÚLTIMAS PALABRAS!? – le pregunta, dejando de disparar por un breve momento.

-QUIERO… ¡¡¡¡¡¡¡¡QUIERO QUE ME DEVUELVAS A MARCH, HIJO DE PUTAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!! – le exige su oponente de sombrero largo, habiendo recargado en el acto su arma con una sola munición, la cual dispara hacia el indefenso homúnculo. En el acto, su revólver se destruye al instante, hiriendo gravemente su mano derecha por la pequeña explosión.

-¡MAX! – grita con preocupación Gliam, que corre hacia él una vez el sombrerero cayó al suelo.

-¡ARGH…JA! ¡ERES UN COMPLETO ESTÚPIDO! – lo llama Rangery, tras ser herido en el abdomen - ¡DEBO DECIR QUE POR FIN ME HAS DADO, AUNQUE DE IGUAL FORMA TUS BALAS NO ME HABRÍAN HECHO DAÑO EN ABSOLUTO, YEJAJAJAJA!

El numbat empieza a reír enloquecido, hasta que se mira el propio abdomen. 
Y en cuanto ve su herida, pasa de reírse a quedar perplejo, perdiendo todo rastro de gracia en su rostro. Porque descubre que Max no le disparó con balas normales, sino con una de sus propias balas, las cuales había recogido consigo tras caer sobre ellas. Esta munición, al entrar en contacto con el suelo o con cualquier otra cosa, la hace temblar hasta compactarla o destruirla, inclusive a él.

-¡NO! ¡MALDITO…! – alcanza a balbucear, antes de sentir cómo su pierna derecha empieza a temblar violentamente. Y lo mismo ocurre con su pierna izquierda. El creciente temblor generado en su cuerpo pasa de las piernas a sacudir ahora su torso e incluso sus entrañas y huesos. Su cuerpo comienza a sangrar como consecuencia. Por la boca, por los oídos, por cualquier orificio.
El vaquero no tarda mucho en caer al suelo, con el terremoto corporal aumentando y aumentando, hasta llegar a su cabeza. Sus ojos dan vueltas y vueltas. Lo mismo hace su lengua. Y cuando su propio cerebro se sacude, todo termina para él.

-Lo mató… - comenta con incredulidad el Fragmento de Hielo, que ve cómo del cuerpo sin vida y compactado de Rangery, sale una especie de gas verde que rápidamente desaparece. Entonces, junto a sus compañeros con nanomáquinas, escucha a los Fragmentos Maravillosos reprender duramente al sombrerero.

-¡Max! ¡Jamás pero JAMÁS vuelvas a hacer algo así! ¡No queremos perderte como a Cooper!

-PERO GLIAM…ÉL MATÓ A MARCH…

-¿¡Y MARCH HUBIERA QUERIDO QUE LO VENGARAS A COSTA DE TU PROPIA VIDA Y DE PERDER A TU FAMILIA!? – le hace entender Louis.

-YO…

-Max…estamos igual de dolidos por March…pero no por ello vamos a sacrificar nuestras vidas así. Porque por más que valga la pena, mira si no lo vale. Si mueres en vano, dejarás atrás a los que te importan con mucho dolor, que con poco al morir heroicamente. Es casi como si un guerrero decidiera exponerse tontamente contra sus enemigos pese a tener varias cartas a su favor.

-¡GLIAM…!

-¡MAX!

-Qué es lo que ocurre, Duminic… - le pregunta Gliam.

-¡MIREN A MARCH! – advierte Deeneac.

Gliam se extraña de lo que dicen, al igual que su hermano, que mira de nuevo al cadáver de su mascota, junto a Gray.

-¿ES LO QUE CREO QUE ES? ¡NO PUEDE SER! – se cuestiona Fuunra, algo contento.

-¡ESTÁ VIVO! – indica Horus.

Y en efecto, tiene la razón. Porque una vez terminada la batalla contra el homúnculo, la liebre se levanta para brincar con felicidad hacia su dueño y familia, terminando ambos muy abrazados y llorando. 
Con sorpresa y emoción, Louis entonces se da cuenta. La bala nunca lo había rozado. March fingió estar muerto a fin de salvar su vida, pretendiendo quedarse así hasta que los Fragmentos acabasen con el pistolero, sin haberse imaginado que su propio dueño lo haría.

-...Realmente me agrada esa liebre. – comenta Glacius, sin sonreír.

-¡Y pensar que eran criaturas estúpidas! – añade Lucifer, admirando al animal.

-¡NO VUELVAS A HACERME ESTO, MARCH! – lo reprende con alegría su amo, acariciándole su pequeña cabeza con la mano que no tiene herida.

-Ay Max. Creo que no volverás a disparar…pero no importa. ¡Todos! ¡Debemos seguir adelante! ¡No debemos perder más tiempo!

Todos le dan la razón y abandonan el pasillo para seguir de largo. Al rato, fuertes temblores comienzan a sentirse.

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