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41-El Gladio

Fuera de la Secta Astral, el samurai Tetsu pelea contra la endemoniada Reina de Corazones, que sumisa en su ira, mata y decapita a cualquiera que tenga la mala suerte de estar a su lado. Gracias a sus habilidades y sus reflejos, potenciados por la visión perfecta, evade y detiene cada corte por parte de su adversaria.
A su vez, en la cima del monte, el avión de los mercenarios aterriza donde Xenophim se encuentra.

-¡Xenophim, hemos llegado! – avisa Tabnir, que junto con Lazarus sale del mismo antes que los demás.

-¡Desde el avión he visto que Millos sometió al instante al Zorro Blanco! – añade su compañero.

-Y lo ha soltado por el renegado del Gobierno Astral, ¡par de inútiles! – los reprende la misma, dándoles una bofetada a ambos.

-¡Auu! ¿¡A QUÉ VINO ESO!?

-¡Por permitir que ese muchacho supiera la verdad!

-¿¡PERO DE QUÉ RENEGADO ESTÁS HABLANDO!?

-¡Además de inútiles, olvidadizos! ¡Hablo del “Dragón”!

-¿¡EL DRAGÓN!? ¿¡ERA AQUEL ENMASCARADO DEL BOSQUE DE WANDERLAND!? ¡LO VIMOS ALLÍ, Y…!

-¡Ya sabemos que estuvo allí, y en Francia, y ahora aquí al norte de Berlín, peleando contra Millos!

-¿¡Y CÓMO LO SUPIERON!? ¡OH, CLARO! ¡TABNIR LO RECORDÓ Y SE LOS DIJO CUANDO LOS LLAMAMOS!

-¡Ya cállate Dean! – lo silencia Vince - En fin…sentimos haber fallado, Xenophim.

-¡Ya lo sentirán después! Ahora, ¿quiénes son sus acompañantes?

-Unos mercenarios que nos han ayudado a “contener” a Zack.

-Ustedes solitos podían hacerlo, hasta que por supuesto la tuvieron que pasmar en un descuido.

-Vaya vaya, ¡qué linda vista se puede obtener desde aquí arriba! – interrumpe Geremaia, con Connor acompañándolo a su lado – Oh, usted debe de ser la compañera de mi hijo, ¿no es así?

-¿Qué? ¿Lazarus, acaso este “mercenario” es tu padre?

-Sí… - contesta con cierta vergüenza.

-¡Por su aspecto, me supongo que es alemana! ¡Encantado de conocerla, Fraulein…?

-Ahórrese el saludo, Herr Friedkin. Se imaginará que estamos en una situación crítica.

-Oh, así es. ¿Los Fragmentos de Omega ya entraron aquí?

-No aún, pero ignoro de dónde salió esa mujer que está matando a nuestros Gladios, ¡justo mientras estamos hablando!

Pronto, en la conversación dada a lugar, aparecería Quinquel para alegría de los dos agentes blancos.

-¡Quinquel, Quinquel! – la llama Lazarus, feliz.

-Así que ya están aquí… Supongo que ya no segán “Ángeles de la guagda” una vez que todo esto tegmine.

-Lo sabemos… - responde Tabnir, comprendiendo con pesar – ¿Y ahora qué, matarán a Zack? ¿Qué pasará con Jerome Anderson?

-No lo haguemos. Y con guespecto al otuo Andegson, él sigue aquí dentuo, aún ignogando que su hegmano está allí afuega peleando contua Millos. Bueno, si es que puede haceg algo bajo la música de Troval.

-Ya no está peleando contra él, Quinquel. Y Troval fue derrotado por uno de los sujetos que acompañaba al zorrito. – le aclara su compañera.

-¿Qué?

-Lo que has oído. Pese a tus pinturas, de alguna forma logró encontrar a Troval, dejándolo inconsciente. Y además, la otra pintura que protegía la entrada a la Secta Astral ya fue descubierta.

-No. No puede seg...

Entonces, en la conversación, interrumpe un soldado de negro, completamente alarmado y algo tembloroso.

-¡Maestres Rachzmünter, Rafelle, por orden del líder de la Secta he de informaros lo siguiente!

-Habla, Gladio. – le ordena Xenophim.

-¡Nuestros soldados…están siendo masacrados dentro!

-¡NO HABLARÁS EN SERIO! ¿¡HAN CONSEGUIDO ENTRAR!?

-¡SÍ!

-Maldita sea…¡Quinquel, ven conmigo! ¡Tendrás que realizar más cuadros!

-¡Está bien! ¿Pero qué hay de Lazagus y…?

-¡Se quedarán aquí! ¿Qué van a hacer en este momento? – responde, bajando por unas escaleras hacia el interior de su sede junto al soldado y a Quinquel. Pero a los pocos segundos regresa para dar un aviso. - ¡Ustedes, mercenarios, no tienen permiso de bajar! ¡Si lo hacen serán tomados como enemigos o intrusos!

-¡SOMOS UNOS INÚTILES, VINCE! ¡NO PODEMOS HACER NADA! – exclama Dean, siendo abandonado.

-¡De hacer algo no querrías!

-Ya, ya Dean. Parece ser que tu rol acabó. – lo “consuela” su padre.

Finalmente, quienes interrumpirían la conversación serían el resto de los mercenarios, entre ellos Jane y su equipo.

-¿Qué está pasando, Gere? – le pregunta ésta.

-Los Fragmentos se han infiltrado en la Secta Astral. Pero Zachary no ha entrado aún…sigue afuera.

-¿AFUERA? – se sorprende enormemente, asomándose por la cima para mirar y encontrar al enmascarado del bosque de Wanderland, luchando contra un corpulento Fragmento Blanco. Y a unos pocos metros de distancia, detrás de una pintura caída, finalmente encuentra a Zack, justo al lado de un hombre al que nunca había visto. – ¡No puede ser… ZAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAACK!

-¡Jane, es inútil! – le dice Nala - ¡No te escuchará!

-¡No estamos a un metro, sino A METROS por encima del Saco! – añade Byron.

-¡Llamarlo desde aquí sería como hablar con una hormiga! – expresa Thomas.

-Tienen razón, es inútil. ¡Voy a entrar en su mente!

Ante esto, Jane entonces utiliza su telepatía para acceder a la mente de su querido Zack. Sin embargo los gritos monstruosos de la Reina se escuchan hasta el punto de desconcentrarla y aterrarla a la vez.

-Maldición... ¡Debemos bajar!

-¿¡BAJAR!? ¿¡CON LOS FRAGMENTOS DE OMEGA AQUÍ DENTRO!? ¡NO PENSARÁS HACERLO SÓLO PARA ENCONTRARTE CON TU QUERIDO ZACK! ¡ADEMÁS HAN ESCUCHADO A XENOPHIM! – le grita Lazarus.

-¡Cierra la boca Dean! ¡Digas lo que digas, él no es el Zorro Blanco!

-¡DEJA YA DE ESTAR EN ESA NUBE DE AMOR QUE TIENES Y AFRONTA LA REALIDAD!

Oyéndolo, Katran entonces lo inmoviliza, metiéndole el mismo pañuelo que Byron le insertó en la boca cuando se encontraban en la residencia de Heather Taylor. Después, con su mano derecha, lo paraliza, impidiendo que pueda moverse por un largo rato.

-¡JAJAJAJAJAJA! ¡TÚ DEJA DE HABLAR, NENAZA!

-…Gracias Katran. – le agradece Jane – Pero espero que Geremaia no esté molesto.

-De hecho, él me tomó la molestia de enseñarle algunos modales a Dean.

-Imagino que yo no terminaré así… – declara Tabnir, poniéndose nervioso.

-No. Sabemos que tú no harás nada, porque simplemente no puedes.

-Mmph, tiene razón.

-Gere, ¿bajaremos hacia abajo? – le pregunta Laimar.

-Quiero luchar contra el líder, el samurai y ese vampiro hambriento. Ahora. – avisa Stefan, sediento de pelea.

-Ya tranquilícense. Por supuesto que bajaremos, pero antes debemos saber la estructura de este edificio. ¿Estás preparado, Laimar?

-Sí.

-¡Espere! ¡Usted ya sabe cómo está estructurada la Secta Astral! ¡Se lo hemos dicho Dean y yo!

-Claro que sí, Vincent, ¿pero acaso nos han dicho TODO?

-No…

-Perfecto. Laimar, cuando quieras.

Con la orden dada, el hombre ciego decide abrir los ojos ante todos, revelando unas pupilas totalmente pálidas y sin siquiera el menor rastro de luz. Luego, “mira” en dirección hacia las escaleras, comenzando a sentir varias presencias a lo largo de todo el interior de la Secta Astral.

-¿Y bien?

-Hay varios Gladios en todos los niveles, como era de esperarse. Y en el más oculto, donde mora la reliquia que los Fragmentos buscan, siento a cinco individuos que parecen hablar entre sí. Al estar separados del resto, sospecho que tal vez no sean soldados de negro.

-¿Eh? ¿Qué es lo que pasa? – se asombra Byron ante las capacidades extraordinarias del no vidente.

-Laimar puede sentir presencias a gran escala entre otros dones.  Más tarde sabrán por qué. ¿Podrás guiarnos hacia abajo?

-Sí. Tan sólo síganme. – afirma y pide el ciego, pese a las mudas protestas de un asustado Lazarus.

-Ay Dean, no tienes qué temer. Estarás aquí mismo junto con tu amiguito. ¿Bajamos?

-¡Sí! – le obedece la ex oficial, junto al resto.

Mientras tanto, aún en la entrada, Heather y Tetsu continúan su pelea, en medio de todos los cadáveres dejados por la primera.

-¡AHHHHHHHHHHHHHHHHHH! – grita y grita la encolerizada mujer, por cada espadazo que ejecuta.

-Es muy rápida… Si no fuera por el dispositivo elemental, me hubiera cansado mucho por tener que evitar sus ataques – se dice a sí mismo.

-¡MUEREEEEEEEEEEEEEEEEEEEE! – vuelve a gritar, realizando otro ataque con su espada.

A su vez, también alrededor de los cuerpos sin vida, Millos y Fireblast continúan luchando.

-¡TOMA! ¡TOMA! ¡TOMA! – grita el Querubín tras atacar a su adversario tres veces - ¡TAN SÓLO RÍNDETE!

-¡No lo haré! – le responde el renegado - ¡Y te sugiero lo mismo que me acabas de decir!

-¿¡Y DEBERÍA RENDIRME SÓLO PORQUE PUEDES CREAR FUEGO!? ¡EL CABALLERO DE PLATA QUE CUSTODIA LA RELIQUIA SAGRADA TAMBIÉN ES COMO TÚ! ¡NO TENGO NADA QUE TEMER!

-¿Qué? ¿Cómo que como yo? – pregunta asombrado, esquivando sus ataques y empujones con el escudo.

-¡Puede controlar un elemento de la naturaleza, como dicta la profecía de Damos! ¡Su elemento en cuestión es el Metal!

-¡Grr! ¡Pues de todas formas ríndete!

-¡Jamás, renegado!

-¡Señor Misora! ¡Ayudémoslos, de alguna forma! – pide Zack, que observa todo.

-Él paguece podeg solo. Tiene el fuego azul a su favog, Zack.

-¡Tiene razón! Entonces…¡entremos a la Secta Astral!

-¿Pego qué hay de Syginne? ¡Ha desapaguecido!

-¡Es verdad! ¡Vayamos a por ella!

-No hace falta.

-¿Eh, quién ha…?

Escuchando esa voz familiar, el muchacho se da vuelta, y para su sorpresa y alegría, descubre al propio Soleyu, con Syrinne y sus demás compañeros a su lado.

-¡SOLEYU! – grita Zack.

-¡SYGINNE! – grita Misora.

-Ha pasado tiempo, Zack. Gracias por cuidar a Syrinne por cierto.

-¡Je, por nada! ¿Y quiénes son los que están contigo?

-Es una larga historia, pero son mis compañeros.

-¡Yo soy Stuart!

-¡Y yo Data!

-Helena Hohenheim.

-…Abraham.

-¡Un gusto! Pese a la situación… - responde, notablemente sorprendido por el albinismo de Stuart.

-Soleyu, él también me ayudó. – le dice su amada, refiriéndose al detective Misora.

-¿Este viejo? ¡Pues muchas gracias también!

-Otuo que me dice viejo. Ay de mí. – se lamenta el detective.

-¿Eh?

-¡Nada, nada! Ejem…Soy el detective Andrew Misora. No hay nada que agradeceg pog habeg cuidado de tu chica. No podía dejag a una joven sola pog ahí, sin que sepa dónde se encuentua.

-¡Oigan! ¡Siento interrumpir, pero debo entrar a la Secta Astral! ¡Mi hermano está allí dentro, así que no puedo perder más tiempo!

-¿En serio? ¡Pues yo te acompaño! – le avisa el corredor.

-¡Y yo! – se ofrece Stuart, señalándose con el pulgar.

-Iremos todos juntos. – aclara Abraham de mala gana – Por algo vinimos aquí…

-¡PUES ANDANDO!

Poniéndose de acuerdo, todos se mueven de inmediato hacia la sede, pasando por al lado de Millos, Fireblast, Heather y Tetsu.

-¿No deberíamos ayudar al enmascarado? – pregunta Syrinne.

-Se ve raro... - comenta Soleyu, curioso de ver a Fireblast.

-¡Puede solo! ¡Luego nos encontuagá! – le aclara el detective.

-¡¡¡EY!!! ¿¡A DONDE CREES QUE VAS, ZACK!? – le grita Millos, que comienza a perseguirlo, ignorando en el acto a su adversario.

-¿¡Y TÚ QUÉ!? – lo llama Fireblast, molesto porque lo ignore.

-Merde! ¡Nos siguen los dos!

-¡Tan sólo sigamos! – pide el muchacho, con prisa de encontrar a su hermano.

Ya dentro de la Secta Astral, sobre una gran alfombra azul, el grupo observa las columnas metálicas que chocan contra la rocosa superficie del interior de la cueva. La forma de éstas recuerda a la de algunos edificios de Grecia como el Partenón. Y las estatuas ornamentadas en cambio se asemejan a las de la mayoría de las esculturas de Italia, como las de Miguel Ángel. 
Y justo en medio de estas decoraciones un largo pasillo se halla, alineado hacia la entrada principal de la sede. En dicho pasillo, logran ver desde su posición a algunos Gladios muertos o inconscientes, habiendo sido derrotados por los propios Fragmentos de Omega que se hicieron paso a la fuerza.

-¡JEROME! ¿¡DONDE ESTÁS!? – comienza a llamarlo Zack a medida que avanza - ¡¡¡JEROME!!!

-¿No llamagás la atención así, Zack?

-¡Me da igual! ¡Quiero a mi hermano!

-¡DE MÍ NO TE ME ESCAPAS! – le advierte el Querubín, que corre hacia él con la espada y escudo firmes.

-¡Maldita sea!

Lamentablemente, para el corpulento agente, el piquero lo ataca por detrás, tirándolo al suelo como éste hizo con el supuesto Zorro Blanco al llegar a la zona.

-¡DÉJAME IR, RENEGADO!

-¡Nunca!

-¡Fireblast!

-¿¡QUE ESTÁS MIRANDO!? ¡VE A POR TU HERMANO GEMELO, YA!

-¡SÍ! – responde agradecido de su ayuda, avanzando cada vez más junto a sus compañeros.

-¡Bien! ¡Ahora acabaré contigo!

-¡YO DEBERÍA DECIR ESO, RENEGADO DE MIERDA! – contesta iracundo el murmillo, que estando sobre un extremo de la alfombra, activa una trampilla oculta debajo de una plataforma circular que lo envía a él y al piquero a una sala subterránea.

Y el muchacho corre, corre y corre por todo el largo pasillo de la base europea, adornado con varias puertas, hasta llegar a lo que parece ser un aula magna, o mejor dicho, una sala de conferencias. 
Dicha sala en cuestión, es un auditorio en donde se realizan actos o ceremonias importantes, como por ejemplo, la abdicación del anterior líder de esta sede, Bertram Wermond, que fue asesinado en la misma por el Zorro Blanco.

-¡Vaya! – suspira Stuart, asombrado por el inmenso espacio.

-¡Qué grande! – comenta Data - ¿Es este lugar semejante a una universidad?

-¡No perdamos tiempo admirando esta sala! – avisa el hombre con Sombrero.

-¡Lo siento! – se disculpa Zack, continuando su búsqueda.

De manera simultánea, y habiendo ocultado a un derrotado Broken en una enredadera entre los bosques, Stroyer y compañía llegan hacia la entrada de la sede, hallando por fin a la Reina y al Fragmento de Hierro.

-¡HEATHER! – la llama Antlar, sorprendido ante los cadáveres que ella creó.

-Mein Gott! ¡ESTO NO PUEDE SERR VERRDAD! – intenta convencerse el perezoso, horrorizado.

-Heather, tranquilízate. Ephraim no está aquí. – le pide inútilmente Stroyer.

En medio de su intento de asesinato indiscriminado, ella lo escucha, comenzando según se ve, a tranquilizarse. Desgraciadamente, al estar completamente nublada por su rabia, y al compartir su líder y amigo el mismo color de cabello y ojos que su prometido, Heather termina confundiéndolo con Ephraim, corriendo a decapitarlo.

-¡TE VOY A HACER PEDAZOOOOOOOOOOOOOOOOOS!

-¡Viene hacia acá! – exclama Railo, nervioso.

-Antlar. – llama el líder a su mano derecha.

-¡Sí! – lo entiende éste, usando su dispositivo para crear una gran enredadera con la que inmoviliza a su amiga. Sin embargo, ésta se mueve con total insania, que termina liberando sus extremidades de la planta, como si estuviera encerrada en un cuarto muy angosto.

-Tetsu. – pronuncia luego, llamando ahora a su subordinado más leal.

-Sí, Stroyer-sama.

En ese intante, el samurai utiliza su poder elemental para crear una capa de hierro alrededor de la Reina, encerrándola a ella y a la planta que la envuelve. Con sus extremidades hacia afuera, parece irónicamente un maniquí, como cuando Ephraim la congeló con sus poderes.

-¡AGGHHH! ¡DÉJENME IR! ¡¡¡DEJENME IR, DESGRACIADOS!!! ¡¡¡LES CORTARÉ LA CABEZA A CADA UNO DE USTEDES!!!

-Heather, sé una buena chica y quédate así - le pide con preocupación el Fragmento de Hierba.

-¡Jamás la había visto tan enojada! – confiesa el Fragmento de Tierra, sorprendido ante su carácter bestial.

-Ni querrás verla así. ¿Puedes cargarla?

-¡Esperro poderr, Steven!

-Espera un momento, Schlafdat-san. – lo detiene el samurai, que crea de la capa metálica una manija – Ahora puedes moverla.

Y efectivamente, el hombre alemán, con la fuerza ganada gracias a su nanomáquina, logra arrastrar a su inmovilizada amiga.

-¡¡¡COMO ME LLEGUE A GOLPEAR LA CABEZA CON ALGO, LO PAGARÉIS!!!

-…Creo que tendré que callarla como callé a Wombat. – dice Antlar, tapando la boca de ésta con una planta.

-Ya no gritará al menos. – responde el cuervo - ¿Pero en dónde está Ephraim?

-¡Debió ir hacia la reliquia sin que nadie se percatara de su presencia, posiblemente por su manipulación del tiempo! ¡Aunque me extraña mucho que no esté aquí con Heather!

-Debió de saber que la encontraríamos. Ahora debe de estar esperándonos junto a la reliquia que guarecen nuestros enemigos aquí, así que vayamos de inmediato.

-Esperen un momento. – vuelve a detener Tetsu, que observa con cierto desagrado a uno de los cadáveres no decapitados levantarse, para luego quitarse el traje de Gladio para revelarse como Finem.

-HAHAHAHAHA.

-Parece que Finem debió de utilizar nuevamente su habilidad parasitaria.

-Finem-san tuvo suerte de convertirse en un parásito justo antes de que Heather-sama lo decapitase.

-Bien, sigamos adelante. Finem nos seguirá una vez que tome el dispositivo elemental de su cuerpo original y esconda a Heather junto con Broken.

-¿Perro no la voy a carrgarr yo?

-Cambio de planes.

El líder entonces se adentra a la base. Y desde los árboles, los Guardianes de la Historia, Odín y Oni, observan todo.

-¡Otra carnicería más! – se queja la arquera.

-¡Y esta vez no han sido los homúnculos! – afirma el ogro - ¿¡En donde están ellos, por cierto!?

-Deben de estar adentro, ya que están esperando a los Fragmentos de Omega.

-Es cierto. Pero no nos adentremos aún. No hasta tener un mejor plan.

-Pienso lo mismo. ¡Pero comencemos a pensar ya!

Y en medio de su problemática, ésta se ve repentinamente detenida por la emergente aparición de Wombat desde el suelo.

-¡AAHHH! ¡Por las valquirias! – se asusta la agente.

-¡LANGDON! ¿¡QUE HACES AQUÍ!? – le pregunta con sorpresa Oni.

-Hola de nuevo, compañeros. – los saluda el Sin Nombre, que parece conocerlos – Como ustedes, estoy tras los Fragmentos de Omega.

-¡Por ahora nosotros estamos tras los homúnculos que rondan por esta época!

-¿Y qué hacen aquí entonces? Oh cierto, mencionaron a los homúnculos. Deben de estar allí dentro, supongo.

-¿Si tú estás siguiendo a los Fragmentos, en dónde están tus soldaditos?

-Están a unos metros de aquí. Apenas aterrizamos decidí viajar hasta aquí solo por medio de mi habilidad, a fin de comprobar que no haya moros en la costa…aunque sí hay cadáveres.

-¿Tu subordinado favorito también está haciendo lo mismo?

-¿Hablan de Mantis? Ya no es mi subordinado favorito. – aclara con rencor.

 -¿Ya no? ¿Está muerto?

-Peor. Me traicionó. Fue todo este tiempo un Fragmento de Omega infiltrado en mi equipo. Y gracias a eso ahora sabe la ubicación de cada una de las Sectas Astrales en todo el mundo. ¿No lo acaban de ver?

-¡Eres del futuro, Langdon! ¡No debiste dejarte timar! ¿Sabes la vergüenza que eso te trae? ¡Es como si la humanidad no aprendiese de los errores cometidos por la gente del pasado!

-Lo sé, lo sé, pero por lo menos no es un homúnculo el que me traicionó…

-Eso hubiera sido mucho más humillante.

-En fin… ¿seguirán aquí en las sombras, o de lo contrario desean ayudarme?

-Esperaremos a que los homúnculos salgan. No podemos dejarnos ver por los Gladios, y lo sabes, por más que podamos borrar sus memorias. En cambio, tú no tienes problema con ello, por ser al igual que tu querido Mantis, un infiltrado en el Gobierno Astral.

-Hmph, no me gustan las comparaciones. Y él no es ni será una "mantis". Pues en ese caso, nos vemos. – se despide, volviendo a sumergirse en un hoyo.

-…Realmente no ha cambiado. – se decepciona Odín.

Y sin que se lo esperasen, Langdon vuelve otra vez.

-Por cierto, ¿no me ayudarían con los cadáveres?

-¡AHHHHH!

Continuando su descenso hacia la planta baja, Geremaia y los mercenarios se mueven con cautela para evitar ser vistos por los Gladios que se movilizan por todos lados, escuchándose simultáneamente muchos disparos.

-¡Realmente me marea tener que bajar por escaleras de forma circular! – se queja Thomas, que baja con lentitud.

-¿Y por qué no te quedaste entonces con la nenaza, Tommy? – le pregunta Byron.

-¡Por que no soy otra nenaza!

-¡JAJAJA! ¡Cómo me conoces!

-Cállate y sigue bajando. – le ordena Nala.

-¡Claro Nala! ¡Tenemos que bajar para encontrar al Saco! ¿Escuchaste Jane? ¡Pronto lo encontraremos!

-¡Lo sé! – responde ésta - ¡Tan sólo sigamos bajando!

Y moviéndose de pasillo a pasillo, Zack y el resto se desplazan con rapidez hacia donde quiera que la Secta los lleve.

-¡JEROOOOOOOOOOOOOOME!

-¡Jethrooooooooooo! – grita también Stuart, en un intento de ayudar al muchacho.

-¡Es Jerome, Stuart! – le corrigen sus compañeros.

-¡Lo siento!

En ese momento, todos se encuentran ahora en otro espacio enorme, siendo en esta ocasión el hall principal de la Secta Astral, decorado con varias luces, una gran pantalla donde se proyectan las misiones o eventos actuales del Gobierno Astral, y los varios pisos superiores que forman una gran distancia entre el suelo y el techo, que provoca que todos los presentes se sientan completamente minúsculos. 
Además, en las paredes de la planta baja, donde el grupo se encuentra, están adheridos muchos cuadros de estilo renacentista. que retratan el momento en el que los Entes pisaron Europa hace más de quinientos años, mostrándose en éstos al Ente Lambda, al Ente Sigma, al Ente Mu, y al Ente Omega, todos con su nombre escrito por encima.

-¡Esto es fascinante! - comenta Stuart, mirando con admiración los cuadros y los dibujos de los Entes.

-¡Arriba veo los demás pisos! – advierte Zack, pensando en su hermano - ¡Son como más de diez!

-¿Subirás? – le pregunta Syrinne, con inseguridad.

-¡Claro que lo haré!

-Espero que no nos vengan problemas. – se dice Abraham, con desdén.

Pero para su desgracia, un disparo les impide avanzar a todos en cuanto vuelven a correr. Un disparo proveniente de uno de los pisos superiores.

-¡Diablos! ¡Es Xenophim! – maldice el muchacho.

-Hasta aquí llegas, Zachary Anderson – le aclara la agente mientras lo apunta con su rifle, acompañada del nervioso Gladio de hace un rato, que parece sorprenderse. – ¡Un paso más y serás comida para canes!

-¡Syrinne, quédate a mi lado! – le pide el corredor rápidamente a su amada.

-¡Sí! – acata con miedo ésta.

-Lo mismo va para ustedes, quienes quiera que seáis.

-¡Yo me encagagué de ella! – avisa el detective, que rápidamente nota un factor que juega en su contra - ¡Oh no, hay luces aquí! ¡No podré sumegjigme en las sombuas!

-¿Qué haces qué? – le pregunta Helena, extrañada.

-¡No hay tiempo para explicaciones! ¡Debo ig a pog una sombua!

Sin embargo, el Ángel de la Vigilancia se lo prohíbe con otro disparo.

-¡UN PASO MÁS Y MUERES! ¡A TU LUGAR! SCHNELL, SCHNELL! (¡Rápido, rápido!) – le amenaza, perdiendo la paciencia.

-Sacre merde

-¡Xenophim! ¡Déjanos ir!

-Nie! (¡Nunca!) ¡Ahora mismo Quinquel está viniendo a por ti, junto a varios Gladios! ¡Y EN CUANTO LLEGUEN…UGH! – comienza a avisarle a Zack, hasta que es inesperadamente noqueada por el propio soldado de negro que estaba a su lado.

-¿¡Qué!? – se sorprende Zack - ¿¡Por qué hizo eso!?

Dejando de estar nervioso, ese Gladio, encontrándose a pocos metros de distancia del piso, decide saltar, sin ningún riesgo a lastimarse. Hecho esto, se acerca lentamente hacia el muchacho, quitándose la máscara y los visores con mucha prisa, como si quisiera librarse de una vez de todo un peso de encima.
Cuando todos le ven la cara, no tardan mucho en quedar perplejos, sobre todo Zack, ya que esa persona comparte su mismo rostro, sus mismos ojos, su mismo color de cabello, su misma voz...

-¡Es idéntico a Zack! – nota Syrinne.

-¡Pero tiene el cabello es más corto! – añade Soleyu.

Y en medio de tanta sorpresa, Jerome finalmente se reencuentra con su hermano después de tantos años sin verse.

-¿ZACK? ¿ERES…ERES TÚ? – le pregunta éste, emocionándose.

-...¡JEROME! – lo llama feliz su gemelo, abrazándolo entre lágrimas.

Ya juntos, los hermanos Anderson finalmente comparten el mismo llanto, frente a los sonrientes amigos y acompañantes de Zack. La cantidad de días, semanas y meses que no se ven es compensada por la fuerza que sus mutuos abrazos realizan.

-¡Creí que no te volvería a ver! – le dice Jerome, también feliz.

-¡Yo siempre pensé lo contrario!

-¿¡Por qué te fuiste, Zack!? ¡Desapareciste de la nada! ¡Y poco tiempo después desaparecí yo! ¿¡Qué fue lo que pasó!?

-Yo…desaparecí junto a los Fragmentos Blancos, que ya debes de conocer… Accedí a irme con ellos…para encontrar a Ray…

-¿¡Ray!? ¿¡Acaso sigue vivo!?

-¿¡No te han dicho nada!? ¡Sigue vivo! ¡Está con los Fragmentos de Omega, y yo lo voy a sacar de allí!

-¿¡Qué!? ¿¡Y cómo se hace llamar!?

-Railo del Rayo... El Cuervo Eléctrico.

-¡Pero Zack! ¿Si él es un Fragmento de Omega, entonces eso quiere decir…?

-¡No! ¡Él no mató a ninguno de nuestros compañeros…! ¡Mira, te lo explicaré más tarde! ¡Ahora salgamos de aquí, junto a mis compañeros!

-¡Estoy de acuerdo! ¡Ya no quiero estar más aquí!

-¡No tan rápido! – interrumpe al instante, alguien de la nada.

-¿¡Quién dijo eso!? – pregunta Data.

-¿Ese? – señala Abraham, descubriendo debajo de la enorme pantalla, por encima de una plataforma, a un aparente hombre de cabello blanco y azul, color que comparte también en su piel, junto a algunas manchas oscuras como pecas. Sus ojos dorados y su anormalmente largo diente llaman la atención.

-¡Por fin te he encontrado, Isaac! ¡Aunque no esperaba hacerlo! – pronuncia Piercivals a Zack, aunque rápidamente se confunde y sorprende a la vez cuando ve a Jerome - ¿¡Qué, dos Isaacs!?

-¿¡Otro más que me llama Isaac!?

-¿Isaac? – pregunta su hermano gemelo, igual de confundido.

-¡Es el supuesto nombre del Zorro Blanco, el asesino del anterior líder de esta base! ¡Por esa persona nos capturaron, Jerome! ¡Simplemente por parecernos físicamente a él!

-¡No es en serio!

-¡Lo que no es en serio aquí es que existan dos Isaacs! – vuelve a interrumpir el homúnculo - ¡Pero me da igual! ¡Ambos serán creedores de una muerte al ritmo de mi diente!

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