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39-Gárgolas y cabezas

De nuevo en los bosques, Stroyer y los tres Fragmentos que lo acompañan, continúan siguiendo al pequeño lirón, que con su aguda y poderosa nariz sigue el rastro de la Reina de Corazones.

-¿Los demás estarán bien? – pregunta Railo, algo preocupado.

-Confío en todos ellos, así como también confío en ti, Railo. – responde el primer líder.

-¡Steven, este viaje es muy torrtuoso! – le dice Schlafdat, o Friedrich - ¡Ya estoy perrdiendo las ganas de caminarr!

-Pero continúas por Heather.

-Ja, ja! (¡Sí, sí!) ¡Porr eso es que me he unido a tu orrganización! ¡Aunque sé ya que no podrré volverr a casa!

-¿Oh, ya lo sabes? – se sorprende Antlar.

-¡Desde el momento en que me han invitado a unirrme hace diez años, tuve una idea así, porr lo serrio que es Steven! ¡Sincerramente no deseé unirrme en aquel entonces porrque me darría perreza abandonarr la orrganización! Perro bueno, ahorra ya está.

-¡Jejeje, ya veo! ¡Y vaya que has hecho bien en ayudarnos! Los cerdos del Gobierno Astral no saben aún que estás con nosotros, y por ende no saben que Allie está escondida en tu casa!

-¿Perro la buscarrás después de esto? ¡Soy perrezoso hasta para cuidarr niños o mascotas!

-¡Claro que la buscaré! ¡Y la meteré en esta organización!

-…No lo harás. – murmura en silencio el cuervo, sin que él lo escuche.

-Deténganse. – ordena Stroyer de repente.

-¿Qué ocurre?

Con seriedad y quietud, el Fragmento de Fuego observa cómo Gray se queda totalmente inmóvil en cierto punto del arbolado. Y no porque haya dejado de seguir el rastro, sino porque de hecho, está completamente quieto. Como una estatua.

-…Hemos llegado.

Con seriedad y avanzando por delante del lirón hacia un espacio extraño, los cuatro Fragmentos de Omega encuentran a tres gárgolas de piedra, completamente inmóviles, que parecen mirarlos.

-¿Qué no son las gárgolas del castillo de Vincennes? – pregunta Railo, sorprendido.

-¡No veo a Heather por ningún lado! – se alarma Antlar.

-¡Jajajá! ¡Sean bienvenidos aquí, amigos míos!

-¡Esa voz…!

Y apareciéndose detrás de un árbol, Ephraim, con los brazos en alto, saluda a los cuatro con una sonrisa malvada, poniéndose por delante de sus pétreas y ferales servidoras. Los cuatro se percatan entonces, de que el lirón no había olido el rastro de Heather, sino el del propio Ephraim.

-¡Anthony, Friedrich, ha pasado muuuuucho tiempo! ¡Sabía que acompañarían a Steven! ¿Les han gustado mis misiles?

-¿¡Misiles!? ¡Así que fuiste tú! ¿¡Pero cómo!?

-¡Jajajá! ¡Con mi poder del tiempo me infiltré sin ser detectado en la Secta Astral! ¡Robé algunos misiles y luego los lancé hacia la dirección por la que sabría que vendrían! ¿Pero quieren saber quiénes me ayudaron a moverlos?

-¡Ahórrate las palabras, bastardo de mierda! ¿¡DONDE ESTÁ HEATHER!? – le exige Antlar, perdiendo los estribos.

-¿¡Ese es Ephrraim!? ¿¡Porr qué tiene el rrostrro quemado!? – pregunta Friedrich.

-¿¡Acaso tú eres “Caraquemada”!?

-Cállense. – les pide Steven – Si continúan provocándolo, pueden arriesgar la seguridad de Heather.

-¡Steven tiene toda la razón, muchachos! ¡Aunque de todas maneras debería tener eso en cuenta! Pero como no es un buen líder…

-¿¡Qué no lo es!? ¡Tú…! – vuelve a enfadarse Antlar, siendo callado por Friedrich.

-¡No hay que prrovocarrle, Anthony!

-No veo a tu querido socio por aquí, ¿acaso planeas hacernos algo? – le pregunta su “rival”.

-¿Te refieres a Ofidius? ¡Ese sucio hijo de puta me traicionó, junto a esos dos malnacidos de Rangery y Piercivals! – aclara con rencor - ¡Si no hubieran encontrado a aquella persona que merodeó por donde ustedes estrellaron el Galimatazo, seguirían bajo mis órdenes!

-Qué pena por ti, perder a alguien comparable a nosotros, y al enmascarado que te hizo eso en la cara. Puede crear hielo, ¿verdad?, así como aquel puede crear fuego. 

-¡Así que lo sabes! ¡No me importa cómo, pero me vengaré de ellos en cuanto acabe contigo y todos tus esbirros!

-Con tu poder del tiempo, ¿no es así? Sigo sin entender aún cómo es que alguien como tú posee semejante poder. Y hablando de ello, quiero que ahora me devuelvas la Pluma Blanca.

-¡Te la devolveré en cuanto tome los poderes que encierra, vacía como una bolsa de calcetines!

-Vaya, y pensar que ya lo habías hecho. Qué tonto eres, y continúas siendo.

-¡Jajajá, es broma! ¡Ya lo hice! ¡Como pasó con la Pluma Negra, la misma me lastimó con su enorme poder al principio! ¡Ahora puedo controlar tanto el Espacio como el Tiempo!

-Entonces te la voy a arrancar de tus manos junto con Heather. – le asegura.

-¿Ves acaso a Heather aquí? ¡En cuanto despertó intentó matarme, por lo que la detuve como si fuera un video! ¡Y continuará siendo una bestia asesina en cuanto deje de ser una estatua viva!

-No juegues conmigo, Ephraim. ¿Dónde está ella?

-¿¡Vinimos aquí para encontrarlo sólo a él!? – pregunta el cuervo.

-¡MALDITO QUEMADO DE…! – maldice nuevamente Anthony.

-¡Anthony! – lo vuelve a callar Schlafdat.

-¡No estoy solo! ¡Tengo nuevas compañeras, que son mucho más útiles que mis propios sicarios! ¡Y las están viendo justo detrás de mí!

-No te lo volveré a preguntar... ¿DONDE-ESTÁ-HEATHER? - reitera, sin perder los estribos, con una mirada amenazante.

-Si tanto quieren saberlo, pues déjenme decirles que la devolví con sus hermanitos. – responde, nuevamente con una sonrisa siniestra. – Justo cuando estábamos hablando.

Escuchándolo, los cuatro rápidamente se sobresaltan. Y en medio de la caótica música tocada por Troval y de la lucha que se dan a lugar en la entrada de la Secta Astral Europea, donde los sordos y cientos de Gladios disparan a quemarropa a los Fragmentos de Omega, cuyos miembros con dispositivos elementales se defienden haciendo uso de éstos, algo  inesperado está por ocurrir.

-¡Vaya zorrito! ¡Por tus expresiones puedo encontrar que adoras la música de Troval! ¡Espera a oír sus canciones después! – continúa burlándose Millos, a la vez que inmoviliza a un sufriente Zack.

-Parece que mis disparos son inútiles… – analiza Xenophim, al darse cuenta de que el Fragmento de Gravedad creó un escudo invisible para proteger a todos, incluyéndose. - … ¿¡PERO DE DÓNDE HA…!?

La agente rápidamente se sorprende, puesto que desde su posición divisa cómo de la nada, entre los Gladios, aparece una mujer pelirroja totalmente furiosa, con una espada medieval en su mano izquierda.

-¡MUEREEEEEEEE! – grita la Reina de Corazones, completamente poseída o ciega por la rabia, ante los también sorprendidos soldados de negro, que uno por uno, comienzan a sufrir un tajo en sus pechos, o incluso la decapitación por su veloz manejo de la espada.

-MAMMA MIA! ¿¡QUÉ ESTÁ PASANDO AQUÍ!? – se espanta el Querubín, ante la masacre que se desata.

-¡HEATHER! – grita asombrado y también horrorizado Louis.

-¡HERMANAAAAAAAAAA! – llora alegremente Max, que es de inmediato detenido por Gliam y March.

-¡Max, no vayas! ¡Usa la cabeza, no la pierdas!

-¡PERO ELLA ESTÁ AQUÍ!

-¡Y totalmente cabreada!, ¿¡qué no lo ves!? ¡Espera a que su rabia cese si quieres acercártele!

-¿Y cómo vas a esperar a que pase eso, gatito? – le pregunta Glacius, asustado ante la sanguinaria mujer - ¿No ha sido tu máscara destruida?

-Sí, lo sé... Por eso digo que habrá que esperar a que su enfado cese…

-¡ME QUIERO IR DE AQUÍ! – solicita Lucifer, atemorizado.

-¡NOSOTROS TAMBIÉN! – exclaman Horus y Fuunra.

-Yo intentaré detenerla. – avisa Tetsu, esgrimiendo con valentía su katana.

-¡Y YO MANTENDRÉ MI BARRERA! – comunica Bouclier, audaz y asustado.

-¡HAHAHAHAHA, YO ME COMERÉ TODOS ESOS CADÁVERES! – informa Finem, extasiado con el olor de la sangre desprendida de éstos.

-Si quieres perder la cabeza adelante, Finem-san.

Y el vampiro, tal vez sin pensarlo bien, se arroja hacia los cadáveres de los Gladios, a la vez que hace de antemano unos gestos faciales bastante bizarros. Para cuando termina por encima de uno de ellos, la Reina rápidamente lo decapita.

-¡AHHHH, VOLVAMOS AQUÍ! ¡AQUIII! – gritan a la vez los gemelos Twidlecutt, reuniéndose con sus compañeros. Por alguna razón, ya no están inmovilizados.

-¡DUMINIC, DEENEAC! ¿¡CÓMO LOGRARON VENIR AQUÍ!? – les pregunta el Conejo, todavía horrorizado.

-¡ESA MELODÍA YA NO SE ESCUCHA! – responden simultáneamente.

A uno o dos metros de distancia de la carnicería, precisamente detrás del perfecto y enorme cuadro pintado de un árbol, el oculto Troval es dejado inconsciente por el detective Misora, quien aprovechó la sombra que su propio auto proyectaba desde abajo para buscarlo y así atacarlo por sorpresa.
Tras esto esconde su cuerpo detrás de un árbol real, y al no poder ver lo que se estaba desatando en plena batalla quita de en medio el óleo, pues se lo impedía.

-Sacre merde… - se dice, completamente estupefacto ante lo que descubre.

-¿¡DONDE ESTÁ, DONDE ESTÁ EPHRAIM!? ¡QUE DÓNDE ESTAAAAAAAA! ¡AHHHHH! – grita de ira, que continúa matando y decapitando hasta que eventualmente el samurai la confronta.

Levantándose del suelo, Fireblast observa perplejo a la monstruo cortacabezas, pero también encuentra a Millos, que pese al miedo que le crece, continúa inmovilizando a Zack.

-¡Hey, tú! ¡Él es mío! – le avisa, abalanzándose sobre el agente.

-¡Agh! – gime éste, quitándoselo rápidamente de encima, soltando al mismo tiempo a su presa - ¿¡Que haces aquí, renegado!? ¿¡Estás acaso con el Zorro Blanco también!?

-¡No! – le responde, chocando su pica contra su espada.

Apenas el murmillo y el piquero pelean, Zack recupera el control de su cuerpo, y quitando de su traje el látigo que Geremaia le brindó, ataca con él a su antiguo compañero a fin de ayudar al contrincante de éste.

-¿¡QUÉ CARA…!? ¿¡CÓMO TE LEVANTASTE!? – le exige saber, mientras su brazo derecho es atrapado por la correa de cuero.

-¡Ya no escucho la melodía de Troval!

-¿¡Qué dijiste!? – contesta con desconfianza. En ese momento, Fireblast lo empuja, derribándolo contra la entrada de la Secta Astral. 

Y es ahí cuando todos los intrusos se dan cuenta, luego de que la espada de Millos la atravesase, de que la cosa invisible que estaba allí no era más que una escultura perfecta de la entrada de la Secta Astral, colocada cuidadosamente de modo que nadie supiera que impedía el paso y protegía a la misma sede.

-¡Vete de aquí, Isaac!

-¡Soy Zack, y deberías darme las…! ¿¡PORQUE HAY TANTOS CADÁVERES!? – dice, comenzando a horrorizarse y sentir naúseas.

-¡QUE TE VAYAS!

-¡Zack, ven aquí! – lo llama Misora, desde su ubicación.

-¡SÍ! – empieza a correr entonces hacia él.

-¡MALDITO SEAS! ¡SE ME HA IDO DE LAS MANOS POR TU CULPA, DRAGÓN! – maldice Millos a su adversario.

-¡Te dije que era mío!

-¡EN CUANTO TE HAGA PEDAZOS, IRÉ A POR ÉL Y SU HERMANO! – promete, lanzando una rápida cuchillada que es pronto contraarrestada.

-¡La entrada está abierta! – avisa Louis - ¡Entremos ya, todos!

-¿¡Quieres perder también la cabeza, Louis!? ¡Si Heather nos ve entrar nos matará por más que seamos sus hermanitos! – le recuerda Gliam.

-¡Cielos!

Mientras tanto, cerca de allí, Stroyer y sus tres acompañantes continúan sorprendidos ante Ephraim y sus gárgolas.

-¡Sí, sí y sí, Steven! ¡Heather en este mismo momento debe estar desquitándose de ira con su propia familia, jajajá! Oh, y también con tus demás fragmentitos.

-Si uno de ellos muere en este instante, te prometo que tendrás una muerte agónica como la que le dí a mi familia. - le asegura, enfadado.

-¿Q-QUÉ? – se sorprende aún más Antlar - ¿¡STEVEN, QUE HICISTE QUÉ!?

-¿LO DIJO EN SERIO? – se sorprende ahora Railo, impactado.

-MEIN GOTT! (¡Dios mío!) – suspira Schlafdat, con las manos en el rostro, sin creerse lo escuchado.

-¡Familia, familia, familia! ¡Heather era mi familia! ¡Era mi todo! ¡Y en cuanto tú apareciste en su vida, la perdí!

-Ni siquiera te quería.

-¡PERO YO A ELLA SÍ! ¡Y la sigo queriendo, porque soy el único que puede domar a la bestia que encierra en el abismo de su mente!

-Sus hermanos lograban mantenerla a raya sin ti, gracias a la máscara que Cooper le fabricó. Y ahora que la has destruido no pueden hacerlo.

-¡Claro que no! ¡Y esa es razón suficiente por la que mi Heather me merece! ¡Amo a su verdadero yo más que a su falsa y bondadosa faceta!

-Eres un maldito enfermo.

-¡Jajajá! ¡Claro, y tú eres un maldito cuerdo! ¿¡No es así!? ¡Sabes perfectamente todo lo que haces! ¡No quieres mujeres en tu organización porque te parecen seres bellos que no quieres ver morir, algo irónico teniendo en cuenta que mataste a tu madre y a tus hermanas mayores!

-No eran seres bellos…

-¡Oh, claro que lo eran, como tu imaginaria Julia! ¡Y antes de que me digas que nunca las conocí, déjame decirte que gracias a mis visiones pude ver qué carácter tenían contigo durante toda tu vida! ¡Sinceramente, jamás había visto a tan preocupadas hermanas que no sabían que hacer ante el comportamiento extraño de su pobre hermanito! ¡Del mismo modo, Gilbert y Giselle Rosemberg pensaron enviarlo a Oxford en un intento de mejorar su cordura lejos de ellos!

-Pareces estar tan interesado en mi vida, Ephraim. ¿Qué quieres sacar de ella?

-¡De hecho, QUÉ SAQUÉ al hacerlo querrás decir! ¡Mientras viajaba con mis compañeras hacia aquí, utilicé mis visiones para buscar durante tu vida por qué recibiste la Pluma Blanca, en un intento de encontrar la razón por la que yo recibí la Pluma Negra! Sin embargo, no encontré nada… ¡aunque la cosa no termina aquí…!

-Basta de cháchara. – lo interrumpe, enojado – Fragmentos, mátenlo.

-Pero Steven, tú…

-¿Van a desobedecerme? – les pregunta a la vez que los mira con un rostro inexpresivo, y unos ojos llenos de ira, poniéndolos nerviosos.

-… ¡No! – obedece su mano derecha, que comienza a crear plantas del suelo a fin de atrapar a Ephraim de la misma manera que hizo con los Sin Nombre.

Pero en ese momento, las gárgolas, que para ellos parecían estar inmóviles, actúan de inmediato. Y Hugo, la más alta de todas ellas rompe cada liana y cepa con sus fuertes garras y su cola.

-¿¡TIENEN VIDA!? – se muestra incrédulo el cuervo.

-Nosotuas, las gágolas, nos movemos de noche. – le informa Hugo, calmo.

-¡Y HABLAN! – añade Friedrich.

-¡Jajajá! ¡Contemplen a mis compañeras nocturnas, Fragmentos de Omega! ¡Pensaba utilizarlas contra Ofidius y sus chicos, pero me da igual! ¡ATAQUEN!

-Nosotuas lo escuchamos, mon segnog – acata Pieter, que comienza a realizar gárgaras hasta escupir un gran chorro de agua suficientemente potente que termina tumbando a los Fragmentos de Tierra y Rayo.

-¡Diablos! ¡Controlan los elementos de la naturaleza!

-Nosotuas no lo hacemos. Lo que acaba de haceg Pieter fue escupig toda el agua que tomó del castillo de Vincennes, humano gubio. – le revela Gerard, que comienza a volar en dirección hacia Antlar, atrapándolo.

-¡GHH! ¿¡CREES QUE ME TIENES!? – le contesta éste, cortándolo con su potente guadaña. Pero al ser de piedra no se desmiembra, aunque sí retrocede.

-¡Ahh! ¡Yo quierro contrrolarr el mío ahorra! ¡Quierro ayudarr!

-Actúa como si de verdad creas y manipulas tierra y sólo así podrás, Schlafdat. – le indica Stroyer, que mira con desprecio al Rey de los Tahúres.

-Ehh... Land, zur mich! (¡Tierrra, a mí!) – grita el Fragmento, que logra manipular la tierra, usándola inadvertidamente contra sí mismo. - ¡Auch!

Con la guardia baja, Hugo corre hacia él, aprovechando que está indefenso. Sin embargo, aún en su intento de dominar el elemento, Schlafdat crea sin saberlo un bloque de tierra que termina golpeando a la gárgola, la cual cae contra el suelo.

-¡Bien hecho! – lo felicita Railo, que saca partido utilizando sus rayos a fin de electrocutar al monstruo. Pero nada termina ocurriéndole al mismo. - ¿¡Qué!?

-¡Jajajá! ¡Iluso! ¡No me imaginé que atacarías, pero las gárgolas son de piedra! ¡Y la piedra no conduce la electricidad!

Oyéndolo, él se sorprende. Y a la vez, Antlar y Schlafdat se levantan ante Caraquemada.

-¡Ahora prepárense que los acabaré yo mismo!

-Segnog, aún no hemos tegminado.

-Segnog, déjenos seguig atacando.

-Segnog, no pegdegemos fácilmente.

-¡Nah, no se preocupen, lo han hecho bien! ¡Ahora quitaros de en medio!

-Como desee.

-Como guste.

-Como vos quegáis.

-¿Vas a enfrentarnos TÚ solo? ¡Si no estuviera muy enojado contigo, sabes que me reiría!

-¡Sabía que me preguntarías eso, Anthony! ¿O debería decir Alban, o Mantis, o Anthony Alban Bileog Zanfield?

-¿¡También has visto toda mi vida!?

-¡Sí! ¡Y te recuerdo que es inútil enfrentarme a mí, a quien domina el tiempo! Además, creo que tu hermanita fue encontrada…

-¡CIERRA LA BOCA! – le responde, lanzándose con su arma, sólo para ser inmovilizado al igual que Heather hace rato.

-¡Se quedó quieto en el aire! - grita Railo.

-Scheiße! (¡Mierda!)

-¡Ustedes también quedarán así! – asegura su enemigo, utilizando también su poder contra ellos dos de un chasquido.

-…Si querías un duelo entre nosotros dos te hubiera dado el gusto al principio, Ephraim.

-¡Jajajá, deseo eso Steven, pero sabes, tengo un espectáculo sangriento que presenciar! 

-¿A dónde crees que te irás?

-¡Allí, con Heather! ¡Y es una pena que no me dejes terminar lo que te estaba diciendo, pero será para otra…! ¿¡QUÉ!?

Con sorpresa, Ephraim y su némesis descubren que Railo, a toda bravura, crea de su mano derecha una gran cantidad de electricidad, que termina lanzando en forma de un trueno hacia él.

-¡TOMA ESTO! 

-¿¡C-CÓMO ES POSIBLE!? ¡WAAAAAAARRRRRRRGGGGGGHHHHH! – cuestiona, siendo víctima del ataque del cuervo y de una consecuente electrocución. Increíblemente logra sobrevivir, aunque en un estado deplorable.

-Mon segnog, ¿se encuentra bien?

-…¡Si no fuera por los poderes de la Pluma Negra, hubiera muerto! ¡MALDITA SEA!

Aprovechando su estado, el líder de los Fragmentos se le acerca para quitarle algo que es suyo. Pero antes de que lo tocase, las tres gárgolas rápidamente alejan a su señor de sus manos. Aún así, del mismo se le cae lo que Stroyer quiere de regreso: la Pluma Blanca.

-Mon segnog, se le ha caído esa pluma.

-Mon segnog, yo puedo quitágsela si quiege.

-¡No! ¡Ya he tomado lo que quería de ella! ¡Ahora tan sólo sáquenme de aquí! ¡AHORA!

Con sus fieras obedeciéndole, Ephraim finalmente huye, abandonando a su más odiado enemigo, con su Pluma Blanca de regreso y con sus tres acompañantes “congelados”, o mejor dicho dos, que no tardan en volver a la normalidad una vez que se marcha, al igual que Gray.

-¿¡Qué acaba de pasar!? – cuestiona Antlar, muy sorprendido.

-Was war das!? (¿¡Qué fue eso!?)

-¿Cómo es que tú no fuiste inmovilizado, Railo? – le pregunta su líder.

-¿Eh? ¡No lo sé! ¡Cuando ha hecho ese chasquido, nada me ocurrió!

-Pero tú estabas totalmente quieto. Como en el castillo de Vincennes.

-¡No lo estaba!

-¿¡De qué están hablando, Steven!? ¿¡En dónde está Ephraim!?

-Él fue derrotado, aunque logró huir. Ahora volvamos con los demás cuanto antes.

-De acuerdo…

-Ja. (Sí)

-Sí… - acata el cuervo.

Nuevamente en la entrada de la Secta Astral Europea, de hecho, en los bosques de alrededor, una monstruosa Syrinne y un monstruoso Broken continúan su endemoniada pelea, con la diferencia de que el segundo está cuerdo por sí mismo, y la primera no.

-¡JAJAJAJAJA! ¡TAN SÓLO DÉJAME MATARTE, COMO DEBÍ HABER HECHO HACE AÑOS! – le pide Ouroboros, garra tras garra.

-¡Yo…d-debí…ha…cerlo…hace…tr-tres años…! – responde el Fragmento, con el cabello anormalmente crecido y de color violeta, que le lanza unas espinas materializadas.

-¡AGH! ¡PARECE SER QUE LILITH ES TODA UNA FIERA!

-¡LINDAS PALABRAS SALEN DE TU BOCA DE SERPIENTE! – le dice ésta, riendo malévolamente. - ¡VEAMOS QUÉ MÁS PUEDE SALIR DE TI!

-¿¡QUE TAL UNA CARTA DE AMOR!? – sugiere el rojizo eidolón, que ataca con su cola filosa de serpiente.

Pero para su desgracia, el erizo lo toma de la misma. Y de un puñetazo deja inconsciente a Syrinne, que cae al suelo. Así, termina éste con la victoria.

-BIEN HECHO, BROKEN. AHORA MÁTALOS, A AMBOS.

-¡GRRRR, MALDITOS GUSANOS! SI NO FUERA POR ESTA…

-S-sufi-ciente…ei…dolón… - lo calla, a punto de dar el golpe final, hasta que de pronto se ve interrumpido.

Alguien, corriendo desde lejos, lo patea a toda velocidad, salvando así a la joven irlandesa, y para su desagrado, al alma no convencional. Esa persona es, para sorpresa de Broken y de Lilith, Soleyu.

-¡NO VUELVAS A TOCARLA! – lo amenaza, completamente enojado.

-¿¡T-tú…!? – contesta Broken, nada más verlo.

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