EL DISEÑO DEL BLOG ESTÁ AÚN EN RENOVACIÓN. GRACIAS POR LA PACIENCIA

Capítulos

32-Felicidad

En el castillo de Vincennes, la policía está analizando los cadáveres de los soldados de Ephraim asesinados por los Fragmentos de Omega en vida... y en muerte también. La gente alrededor habla además con los investigadores, declarando que ciertos eventos extraños como la detención del tiempo o la teletransportación se han dado lugar debido a las circunstancias por las que acaban de pasar.
Y a unos metros de distancia del histórico lugar, Geremaia y sus mercenarios contemplan con seriedad la situación, habiéndose enterado además del sismo que acabó con varias vidas y autos, de la desaparición de Zack y de la ida de los Fragmentos de Omega hacia Alemania.

-Se nos han adelantado…No tenemos tiempo que perder. – avisa el empresario, calmado, y en el fondo frustrado.

-Jefe, realmente deseo matar tanto a Stroyer como a su samurai. – le comenta Stefan, que observa el castillo.

-Señor Friedkin, en cuanto Jane y los demás lleguen aquí, nos piramos. ¿No es así? – le pregunta Connor. – No debería decirlo, pero yo quiero conocer Alemania.

-Si, Connor, si. Apenas Jane y su equipo regresen, nos piramos de Francia. Aunque de todos modos, una vez que lleguemos a Berlín no estaremos de visita.

-Lo entiendo, señor.

-¡Será el fin para el Zorro Blanco, Vince! ¡Nada podrá salvarlo ahora que nuestros compañeros saben la situación! – alardea Lazarus, cuya nariz dejó ya de sangrar.

-¡Puede que también sea el fin para nosotros, tonto! – lo insulta Tabnir - ¡Ahora que lo saben, Millos, o sobre todo el jefe pueden pulverizarnos por haber fallado en nuestra misión!

-¡Lo sé! Pero al menos estaré calmado…luego de que…ellos…terminen con… ¿¡POR QUÉ CARAJOS TUVISTE QUE MENCIONAR A MILLOS!?

-¡Porque él es muy brusco, y lo sabes! Pero en mi caso, yo le temo a Xenophim. Por más dulce que parezca, es también muy brusca…

-¡Yo no entiendo cómo Quinquel ama a alguien tan violento como Millos! Ella, además de hermosa, es toda una artista. ¡Realiza todas sus obras en segundos! Ayyy…

-¿Y qué me dices de Troval? ¡Él lee cualquier libro en corto tiempo también! Aunque suele molestarse cada vez que lo irrumpen en su “trance literario”…

-Callénse ya, mocosos. – les ordena Laimar, que espera con cierta impaciencia. – Sobre todo tú, Dean, que la cagas todo.

-¡PERO…! ¡Bah, como sea! – accede a callarse.

Al cabo de un rato, una muy apenada Jane, junto a su equipo finalmente se reúne con Gere y compañía. Nada más ver a Katran, los demás se alarman.

-¿Qué te pasó? – le pregunta Connor, sorprendido de la herida en su pecho.

-Fuimos…atacados por un misterioso tipo de capa. ¿No se los dijimos?

-No sabía que te hirió de esa manera.

-El bastardo…puede crear un elemento como los Fragmentos de Omega. En su caso, el hielo.

-Por lo menos están bien… ¿Algo más que decir? – pregunta Gere.

-Lo he detectado con mi nariz, junto a ese muchacho. – informa Nala a su jefe – Así que fuimos a toda prisa. Al principio lo encontramos solo, y no nos preocupamos tanto…hasta que finalmente lo vimos caminar hacia él…

-¡Esquivó todos los ataques de Nala y Katran! ¡Y nos congeló sin que pudiéramos hacer algo! – expresa Thomas.

-Y luego cogimos un buen resfriado, aunque ya se nos pasó. – declara Byron.

-Qué mal, lobita. – le dice Stefan, consiguiendo otra mirada de odio de su parte.

-Ya veo… Bueno. Ya no tenemos nada más que hacer aquí. Es hora de marcharnos hacia Berlín. Iremos hacia un terreno baldío, donde un avión privado nos llevará a nuestro destino. Yo les diré en un rato donde es, ya que no ha llegado aún. Hasta entonces, tomen un poco de aire.

-Entendido, señor. – obedecen los mercenarios, dejándolo.

Y mientras se marcha junto a sus tres compañeros, Nala mira con cierta preocupación a Jane, que mantiene su angustia por lo sucedido. Esto es notado también por Byron, quien piensa nuevamente en molestarla, en este caso, con tal de hacerla sentir un poco mejor.

-¡Eh, Nala! ¿Qué estás mirando?

-No empieces, Byron.

-¡Lo sé! ¡Miras al bosque! ¡Es uno muy lindo en realidad!

-¿Quieres que te golpee?

-¡Ya, vale, vale! ¡Esta vez es en serio! ¿Te preocupa Jane, no?

-Hmph… la compadezco. Jane de verdad ama a ese muchacho. Sin duda lo sabemos. Y no olvidemos el hecho de que ni siquiera sabe por dónde en el mundo puede estar su hermana mayor. Perder a tu hermana y al hombre que amas debe ser algo muy duro. Duro, como perder a toda tu familia a manos de un hombre lobo…

-Sí…lo siento. Ahora que viajaremos hacia Alemania, supongo que te pesará regresar a tu hogar.

-¿Quién dice que regresaré a mi hogar? Yo no vivía en Berlín, sino en Sajonia. En un bosque sajón, donde cierto día deambuló un maldito licántropo.

-Ay, sí. Pero lo bueno es que estás viva... Bueno, como sea. Creo que deberíamos dejarla a solas con el jefe. Él sabrá cómo reconfortarla. 

-…Sí. Pienso lo mismo. Aunque esos dos buenos para nada deberían marcharse también.

-¡Jajaja, mira! ¡La nenaza y su compañero están siendo echados ahora mismo por el jefe! – ríe, al ver cómo Lazarus discute con su padre para finalmente marcharse junto con Tabnir, el cual no se queja en absoluto.

-En fin. Tomemos aire.

-Sí, sí…

Y en cuanto los demás se van Geremaia se acerca a Jane, que mira con tristeza el suelo, pensando en Zack más que en su hermana. Si bien no llora, tampoco sonríe.

-Jane, no te pongas así. – le pide el empresario, sonriendo.

-…Gere… Lo he perdido.

-Lograste encontrarlo, así que no lo perdiste.

-Pero aquel tipo con la serpiente se lo llevó. Y no sé a donde.

-Lo sé, pero aún así mantén la esperanza de que lo volverás a encontrar. Así como crees que encontrarás a Aina algún día.

-…Es curioso, ¿verdad? Aina era la única persona de mi familia a la que realmente quise de verdad, y desapareció. Ahora, está Zack. Durante toda mi vida nunca he deseado enamorarme de alguien por lo de James, hasta que le conocí hace tres meses… No me imaginé nunca que se apareciera de repente ante mí, cuando aquel corredor intentó matar a Railo con mi arma. 

-La persona indicada suele aparecer cuando menos te lo esperas, en el momento menos esperado.

-Sí…Y a partir de allí nos comenzamos a llevar bien por así decirlo. Tenemos tanto en común…bueno, no. Aunque nuestros hermanos están desaparecidos, él sabe donde está el suyo. En cambio, yo no. Y él, además…tiene a su familia.

-Tú todavía tienes una familia, Jane. Tú lo sabes…

-Él…pese a no conocerlo, y a ser mucho más joven que yo, demostró ser cariñoso, amable, y muy altruista. Me habló de su vida y de su relación con Railo, aún cuando ni siquiera me conocía y mucho menos me parecía importar. Y me protegió de Glacius, de Vortaxio, y también de Stroyer, cuando éste nos emboscó en persona aquella vez…luego de que yo matase sin querer a Manuel Cortez con tal de escapar de Fuunra y Vortaxio.

-No sabías que iba a morir luego de manipular su mente, aún si era un criminal.

-Aún así…me siento responsable. Así como también me siento responsable de que matara a Vortaxio con tal de salvar a alguien como yo…O incluso de que Stroyer quemara a Zack, después de que éste se negara a unirse a su organización…frente a mí… Luego de que se marchara, apagué las llamas en su cuerpo, por que no quería que alguien más muriese… O eso…pensaba…

-Ay, Jane… - intenta consolarla Geremaia, manteniendo su sonrisa, sabiendo lo que va a decir.

-Eso pensaba… Pensaba que en aquel momento, no quería que muriera como murió Cortez, pero no es cierto… ¡Zack…Zack no es ningún criminal! ¡Y yo lo salvé…aún sin saberlo en aquel momento! ¡Yo lo salvé…porque no quería perderlo! No puedo...salvar a nadie... ni a un simple animalito...

Notando sus lágrimas, Geremaia se limita a darle unas palmadas en la espalda. Y cuando ésta consigue calmarse le mira a la cara, con sus ojos levemente enrojecidos y una débil sonrisa.

-Lo siento… Olvidé que él pueda ser Zorro Blanco para ti…jajaja. - ríe de manera tonta. 

-Da igual lo que yo piense. Lo que importa ahora es lo que tú piensas, Jane. Cuando dos personas se aman de verdad, no les importa lo que el mundo pueda pensar de ellas. Aún si me lees la mente en este instante, no debería de importarte mis pensamientos con respecto a Zachary.

-Sí...entiendo.

-Toma estos pañuelos. Necesitas limpiarte la cara. Nos vamos ya hacia Alemania, así que prepárate… Puede que lo encontremos de nuevo allí.

-¡Sí! No hay que dejar que los sentimientos interfieran, lo he olvidado.

-Muy bien… Ahora vámonos.

-Gere…gracias.

Escuchándola, él amplia su sonrisa, sólo para cambiarla por un rostro serio tras unos minutos. Y luego de limpiarse la cara con el pañuelo, Jane se marcha junto a él hacia el terreno donde el avión va a esperarlos...

Una de la tarde, o quizás las doce del mediodía o las dos de la tarde. En otro aeropuerto francés, los dos hermanos irlandeses esperan el vuelo que los llevará hacia Alemania, formando parte de una larga cola de gente que también espera dicho vuelo. 
Con un par de maletas, Allie nota que su hermano visiblemente está molesto por algo. Y cuando la aerolínea anuncia el próximo vuelo, que resulta ser el suyo, parece darse la supuesta explicación de tal temperamento.

-¡Allie, debes tomar este vuelo sin mí! ¡Yo tengo que hacer algo aquí aún…con respecto al trabajo! – le avisa repentinamente Alban, aún molesto por el combate contra Fireblast.

-¿¡Qué!? ¡Pero Alban! ¿¡A donde se supone que voy a ir apenas llegue a Berlín!?

-¡No te preocupes por eso! ¡Una persona de confianza te llevará hacia la habitación de un hotel que ya reservé allí para ti!

-¿Reservaste una habitación? ¿Y no me dijiste nada hasta ahora?

-¡Claro que sí! ¡Ahora vete!

-¡No, Alban! ¡Quiero que me acompañes!

-¡Haz lo que te digo! ¡No pierdas ese avión!

-¡No me dejes sola! – protesta, casi a punto de llorar.

-¡ALDA, HAZLO! – responde enfadado, para rápidamente arrepentirse. 

-Y-yo…lo siento. Ya me voy… – se disculpa apenada.

-¡Lo siento, Allie! ¡De veras! ¡Es que el trabajo me tiene así! ¡Ha ocurrido algo y me necesitan! ¡Pero te prometo que nos veremos allá en Berlín, de verdad!

-Está bien…adiós.

Dicho esto la joven se despide de Alban, llevándose consigo el equipaje hacia su vuelo. Viéndola marcharse, el agente encubierto se maldice a sí mismo por su actitud. 

Y ya en su respectivo vuelo, Allie sube junto a los demás pasajeros al avión. Pasada casi una hora, éste despega y viaja por los cielos hacia su destino. 
Sentada al lado de una ventana, lo único que la joven espera hacer hasta llegar a su destino es, o dormir, o ver una película o el exterior. Al final, opta por esto último. Asomándose, divisa las tierras, las lagunas, los prados, e incluso las ciudades. Como no sabe nada de geografía, piensa que las pequeñísimas ciudades que ve desde el cielo, como si fuese una gigante, puedan ser parte de Francia, o quizás de Alemania. No se atreve incluso a preguntarle a los demás pasajeros sobre dónde pueden estar ahora.

Un rato después de que su hermana tomase el vuelo hacia Berlín, Alban se toma, sin que ésta lo sepa, otro vuelo hacia el país germano con destino a la ciudad de Frankfurt. 
Y luego de subirse a su avión, y de que éste despegase rato después, se sienta como Allie al lado de una ventana, aunque rápidamente se levanta de su asiento para realizar una llamada. Pero debido a la cantidad de gente a su alrededor, capaz de escucharlo aún si no hablan o entienden su idioma, decide entonces ir a uno de los baños de la aeronave para hablar en privado.

-Wombat aquí.

-Wombat, soy Mantis. Estoy en camino hacia Frankfurt. Como sabrás también, Allie no viene conmigo.

-Era hora de que te lo tomaras. Sabes que allí emboscaremos a los Fragmentos de Omega. Me sorprende que no hayas viajado ya hasta aquí desde el Reino Unido.

-Lo sé, lo sé. Sucede que los Fragmentos de Omega estaban en Francia, y quería seguirlos por si tramaban algo…por no decir además, que desde niña, mi hermana quería conocer dicho país. De todas formas te lo he dicho todo en aquel hotel de París. 

-¡Seguir a los Fragmentos por tu cuenta es muy temerario!

-Sí, sí. Pero hablando de temerario, te diré algo que no te he dicho… Encontré al renegado de la Secta Astral.

-¿Renegado? - pregunta, exponiendo su curiosidad en plena llamada - ¿Te refieres al “Dragón”?

-El mismo. Ay, cómo explicarte esto…

-Tómate tu tiempo. Soy todo oídos.

-De acuerdo. Aquí va… Una vez en Francia, durante uno de mis seguimientos hacia la organización de Stroyer, encontré a un sujeto extraño, que al igual que los Fragmentos de Omega puede manipular un elemento. Y no sólo llevaba como compañera a una serpiente de cascabel muy extraña que podía entenderle, sino que poseía al chico buscado por el Gobierno Astral... Zack Anderson.

-¿En serio? ¿Y qué pasó?

-Me enfrenté a ese sujeto de ojos dorados. Y de no ser por las armaduras que poseemos, su serpiente me hubiera envenenado. La pelea duró poco. Se tuvo que marchar por órdenes de un tal Caraquemada, pero en cambio, abandonó al muchacho. Así que me lo llevé.

-¿Y eso es todo? ¿Lo tienes contigo?

-¡Ya quisiera! ¡En cuanto me marché con él hacia el hotel, el renegado apareció de la nada y nos encontró! ¡Y tras una dura pelea, me arrebató al Zorro Blanco! Ahora déjenme preguntarles, ¿ustedes sabían que podía crear un elemento también?

-…Sí. Y tú también deberías saberlo.

-¿Eh?

-La profecía de Damos, Mantis, ¿la has olvidado? Tendrás que leerla una vez más cuando regreses.

-Ay, es verdad… Aquel que dictó que aparecerían “humanos” con poderes de los Entes… ¿Pero no se referían a los Fragmentos de Omega? No, no solamente a ellos, sino a tipos como él y el de la serpiente…

En ese momento, alguien parece tocar la puerta del baño en el que se encuentra.

-¿Señor, se encuentra bien? – pregunta una de las azafatas - Lleva demasiado tiempo ahí dentro.

-¡Sí, ya me voy! – contesta Alban – Cielos…Wombat, nos vemos en Frankfurt entonces. Tengo que irme.

-De acuerdo. Nosotros te esperamos aquí. Adiós.

-Chao.

La llamada finaliza, y el agente sale del baño en regreso a su asiento, intercambiando una sensual sonrisa con la joven azafata que interrumpió su llamado, que se sonroja.
El tiempo pasa, y luego de viajar por los cielos, Allie finalmente llega a Berlín. Nada más bajar de su avión, se dirige hasta el lobby del aeropuerto de Tegel, donde escucha y ve los anuncios del lugar en alemán. Ahora espera a que la persona de confianza que mencionó su hermano se aparezca con tal de llevarla hacia el hotel. Dada su inseguridad y su pesimismo, imagina a tal persona como un hombre muy robusto, barbudo, de labios gruesos y con un rostro serio, como si nunca hubiera reído en su vida o incluso llorado.

-…Espero que esa persona no me hable en alemán. – espera la joven, nerviosa.

En efecto. Esa persona no sólo sabe hablar en alemán, sino que además la ha estado esperando.

-¡Holaaaa! – la llama, corriendo hacia ella.

-¿Quién eres tú? ¿Eres acaso…?

-¡Siiii, Allie! ¡Soy la compañera de tu hermano mayor! ¡Kaitlyn Layzem! – se le presenta Canguro, vestida formalmente con una chaqueta, falda y zapatos marrones, mientras salta de alegría como si fuese dicho animal. - ¡Te ves tan tierrrrna, como dijo Alban!

-Gracias… - contesta, feliz en el fondo de que sea una chica.

Ante su respuesta, Kaytlin no se pone conforme, y comienza a pellizcar sus mejillas de manera cariñosa.

-Au... eso dolió... - gime la joven, que sonríe para no preocupar a su escolta.

-¡Jeje, lo siento! ¡Ahora, déjame ayudarte con ese equipaje, que nos vamos hacia el hotel Rothaus! – le pide, dejando de saltar.

-Sí…

Las dos entonces se marchan del aeropuerto alemán, subiendo todas las maletas hacia un coche que la misma Canguro enciende para conducir hacia el hotel ya mencionado. 
Y durante el viaje en auto, Allie observa con admiración los bosques y edificios de la capital, como por ejemplo el Volkspark Rehberge y la Universidad de Medicina de Berlín.

-Señorita Layzem… - empieza a preguntarle.

-¿¡Señorita!? ¡Llámame Kaitlyn, o Kay si lo prefieres! ¡Jejeje!

-Lo siento…Kay.

-¡Así está bien! ¿Qué es lo que quieres preguntarme?

-Yo…quisiera visitar la Puerta de Brandenburgo…

-Oh, ¿quieres ir allá? Pero como sabes, tu hermano me pidió que te escoltara hacia el hotel…

-Entiendo…

-¿Pero sabes qué? ¡Tu hermano no está aquí! ¡Así que podemos ir! ¡Yeiiiii! – le contesta, con júbilo.

-¿Pero...no te meterás en problemas...?

-¡No mientras no lo sepan! ¡Así que vamos a la Puerta de Brandenburgo, y también al Reichstag y a la Potsdamer Platz! ¡Y si quieres, podemos comer algo por allí!

-¡Gracias, Kay!

Poniéndose de acuerdo, las dos entonces cambian la dirección, desplazándose hacia el famoso monumento alemán que sirve como símbolo representativo del país. La Puerta de Brandenburgo, construida entre 1788 y 1791 por Carl Gotthard Langhans, remodelada varias veces a lo largo de la historia e involucrada también en importantes sucesos en la misma, tales como la caída del Muro de Berlín y la Reunificación de Alemania.
Finalmente allí, las dos aprecian maravilladas la antigua puerta de entrada a Berlín. Con una cámara de fotos en mano, la agente se toma varias fotografías con Allie, tanto allí como luego en el Reichstag y en la Potsdamer Platz, sonriendo ambas como jamás lo habían hecho en sus vidas. Más tarde, irían a diferentes tiendas de ropa.

-¿Cuáles has elegido de tu agrado, Allie? – pregunta Kay, mientras le busca unos vestidos en uno de esos locales.

-Éstos. – contesta, enseñando unas faldas y unas camisetas de varios colores.

-Vaya… En mi opinión las camisetas no te quedarían bien, ya que no tienen mangas. Por no decir que expondrían además parte de tus pechos… ¡Oh mira, creo que éste te quedaría bien! – le dice, al mismo tiempo que le enseña un vestido de terciopelo negro con mangas.

-¿Tú crees? Pareceré una lolita… - asegura con nervios.

-¡Jajaja! ¡Créeme! ¿Y qué tal te parece éste? – le pregunta, enseñándole ahora una combinación de jean con un suéter verde, con unas mariposas rojas tejidas en él.

-¡Me gusta! ¡Lo quiero! O sea, el suéter…

-¡Muy bien! ¡Te compraré todo esto entonces!

-¿¡En serio!?

-¡Sí! ¡Necesitas dejar de lucir como una estudiante! ¡Oh, mira aquí! ¡Estas camisetas sí que te harían lucir bien!

Luego de comprar la ropa, Allie sale de la tienda ya cambiada, vestida con la combinación de suéter y jean que Canguro le recomendó. La siguiente parada de las dos ahora sería algún restaurante germano, entrando ambas al primero que encuentran.

-Wir möchten zwei Apfelstrüdels mit Orangensaft, bitte! (¡Queremos dos Strüdels de manzana con jugo de naranja, por favor!) – le pide la agente al mozo del restaurante, en alemán.

-Ja. Alsbald. (Sí, en seguida) – le contesta éste.

-¿Strüdels?

-¡Son unos deliciosos bocados de este país, con frutas como la manzana de relleno! ¡De hecho acabo de pedir dos de manzana, jeje! ¡En cuanto los pruebes, desearás más de esta comida alemana! Como los pretzels, el weißbrot, el Eisbein…

-¡Vaya! ¡Creo que me estoy impacientando, Kay!

-¡Jajaja!

Al rato, el mozo retorna a su mesa con los pedidos. Y en cuanto Kay se bebe primero el jugo de naranja, Allie prueba el famoso Strüdel de manzana.
El masticarlo le produce un gran gusto, que luego se transformaría en placer al tragarlo. Siente cómo el manjar cae por su garganta hasta descender al fondo de su estómago, a la velocidad de una pequeña bola que se desliza por el suelo.

-¡Sí que son deliciosos! – suspira la joven, que comienza a beber su propio jugo de naranja.

-¡Te dije que lo son, jaja! Y dime Allie, eres de Belfast, ¿no es así? - comienza a preguntarle, con las manos juntas, fijando así su atención en la joven.

-Sí, como Alban... Y por tu acento me supongo que eres también británica, ¿verdad?

-Jajaja. Lamento desilusionarte, pero yo soy de Canberra, Australia.

-¡Oh, ya veo! Perdona…

-No me pidas perdón. ¿Cuántos años tienes?

-¿No te lo dijo mi hermano? Tengo dieciocho…soy de Virgo. ¿Y tú, Kay?

-Yo tengo veintiséis, y soy de Sagitario.

-O sea, que cumplirás veintisiete.

-Así es, nada más que en dos meses. Precisamente en el cuarto día de Diciembre. ¿Y en qué día y mes naciste tú?

-3 de septiembre. Hace un mes atrás.

-Entiendo. Quiero creer que tuviste un buen cumpleaños. Los dieciocho suelen ser una edad bonita para nosotras, y no porque ya alcancemos la mayoría de edad.

-Eso dicen… Cuando el día de mi cumpleaños llegó, tan sólo recibí por correo un collar de perlas de parte de Alban. De todos modos ya me lo veía venir…

-¿Cómo que ya te lo veías venir?

-Debes saber que me crió desde que era una bebé, ya que nuestros padres murieron en un accidente. En los diferentes hogares por los que vivimos hasta que él cumplió la mayoría de edad, los cumpleaños no eran cosa para alegrarse. Nuestros tutores no nos querían, o no nos comprendían. Cuando Alban cumplía años o cuando yo cumplía años tan sólo nos reuníamos los dos y soplábamos velas.

-¡Qué triste!

-Sí…pero al menos estábamos los dos juntos. Y continuamos con eso a lo largo de nuestras vidas, hasta que mi hermano ingresó a la universidad. A partir de ahí, nuestros cumpleaños dejaron de tener tanto valor, limitándose él a enviarme regalos por correo, sin esperar nada a cambio por su propio cumpleaños.

-Lo entiendo… Ustedes han tenido una vida muy dura, sobre todo Alban. Él sólo se encargó de criarte, ya que eres su única familia. Tuvo que actuar de padre, madre y de hermano mayor a la vez. Por eso lo respeto tanto como persona.

-Lo sé. No me quejo de eso. Ni siquiera me opongo a todas sus decisiones, por más que no me gusten…como por ejemplo estar en la universidad de Oxford.

-Por suerte, él entendió finalmente que no te gustaba estar ahí, por lo que te sacó.

-Sí…aunque como sabemos, eso no significa que estará a mi lado siempre. Ni que salgamos ambos de paseo así como yo acabo de salir contigo, Kay… De hecho, nunca salí así. Ni siquiera cuando estuvimos en Francia hace unos días. Nunca tuve amigos. Ni siquiera un novio. Alban no me permitía salir con mis compañeros de la escuela. Prefería que me quedase a estudiar, bajo el pretexto de que él hizo todo eso para llegar a mantenerse a sí mismo y a mí en un apartamento pequeño.

-Es terrible, pero en parte tiene razón. Aunque pienso de todas formas que debió dejarte salir y hacer amigos. Encuentro irónico por un lado que te sobre-proteja del mundo, ya que en lugar de serlo éste, el responsable de tu actitud insegura lo es tu propio hermano, sin quererlo.

-…Puede que tengas razón. ¿Pero qué puedo hacer?

-Intentar disfrutar la vida, Allie, sin depender siempre de él. ¡Como ahora, conmigo! Tienes que ser tú misma la que dé el paso adelante. Nadie, ni siquiera tu familia, debe hacerlo por ti. Porque sólo nosotros mismos determinamos cómo serán nuestras propias vidas, hayamos pasado por muchas cosas o no... - responde, con una serena sonrisa.

-Kay…

Tras terminar de comer, las dos se van ya hacia el hotel Rothaus, dejando todo en la habitación reservada para la joven.

-¡Bueno, espero que te hayas alegrado mucho de conocer Berlín, Allie! ¡Y no te preocupes, yo también la pasé bien!

-¡Sí! ¡La verdad es...que jamás me había sentido tan feliz, Kay! Casi nunca pude visitar por mi propia cuenta ciudades como ésta. Ni siquiera pude conocer del todo París como sabes…

-Claro. Alban es muy sobre-protector contigo, te entiendo perfectamente. ¡Mi hermana solía serlo también, hasta que crecí! ¡Por esa razón accedí a llevarte a visitar la Puerta de Brandenburgo!

-Jaja…Yo…no sé como agradecerte esto…

-¡No tienes que hacerlo…! ¿Qué te ocurre?

La agente ve, con inicial preocupación, cómo Allie comienza a llorar de felicidad, sin que ésta se de cuenta al principio. Y cuando la joven se percata de sus lágrimas, abraza de inmediato a su escolta.

-Yo… apenas estoy conociéndote…pero ya estoy sintiendo…que ya somos amigas… ¡de verdad! ¡Gracias por hacerme vivir un día así, Kay…! ¡Gracias por ser buena conmigo! ¡Yo jamás….Yo jamás me había sentido así de feliz…! ¡Buahhhhh!

-Ay, Allie, no llores. – le sonríe Canguro, que comienza a abrazarla con ternura.

-¡Quiero vivir…más días así…! – murmura en su pecho, aún en sollozos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores (¡Sigue este blog!)