EL DISEÑO DEL BLOG ESTÁ AÚN EN RENOVACIÓN. GRACIAS POR LA PACIENCIA

Capítulos

31-Cambio de planes

La situación en París pasó de mal en peor. Tras el ataque de los dos homúnculos hacia las calles por las que el detective Misora y sus tres acompañantes estaban, desde otra terraza, los Guardianes de la Historia, Odín y Oni, quedan perplejos ante semejante desastre, habiendo divisado al igual que el detective al dúo genocida. No obstante, parecen tener una problemática en perseguirlos.

-¡Por el martillo de Thor! ¡Esos dos homúnculos han creado un evento que difícilmente se olvidará! – exclama, enfadada. - ¡Pero aún así no podemos perder de vista a Isaac y sus acompañantes!

-Pero tampoco podemos permitir que esos dos se nos escapen, por más que el auto en el que nuestro colega se encuentra se haya sumergido por la calle. – contesta su compañero, asombrado.

-¡Oni, yo seguiré a los homúnculos, y tú a Isaac!

-…No. Seguiremos a esas dos abominaciones.

-¿Y qué hay de Isaac?

-Odín, él debe de saber lo que hace. Después de todo es el segundo al mando. Además, aunque yo sea el que siga a Isaac, esos dos podrían aniquilarte por más fiera que seas peleando. Mira lo que han hecho con esta pobre gente…

-…Si, tienes razón. ¡Vayamos a por los homúnculos!

-¡Claro que sí!

Ya decididos saltan sin ningún temor de la terraza hacia el suelo, sin preocuparse tanto por la gran altura en la que se encontraban como por ser vistos por los demás al caer a una zona despejada. Y al llegar, crean con sus botas metálicas un pequeño cráter a causa del impacto de la caída, sin sufrir ningún daño interno. Luego se movilizan a toda prisa. 

Por otra parte, encontrándose en un bosque parisino, muy lejano de la zona del incidente, Ephraim y Ofidius parecen esperar a alguien, a la vez que una inconsciente Heather reposa en un árbol y Guantelete sisea con aparente excitación, mirando en dirección hacia el lugar de la catástrofe.

-¿Tú también lo haz zentido, Guantelete? – le pregunta su amo, consciente de su actitud.

-¿Eh? ¿Sentir qué? – demanda saber Caraquemada, ignorante.

-Algo lejoz de aquí, ze ha dezatado una gran matanza… Varioz humanoz han perdido la vida, en medio de un zizmo y de exploziones…

-¿Un sismo? ¿Acaso ha ocurrido un terremoto? ¡Porque no sentí nada! ¡Jajajá!

-¿Qué ze zupone que vaz a zentir tú dezde aquí?

-¿¡A qué vienes con eso, Ofidius!? – le responde, sintiéndose intimidado.

-Hmph, da igual…Allí vienen…

-¿Eh? ¡Oh, por fin!

Llegando al bosque, se aproximan hacia ellos nada más ni nada menos que el vaquero y el director de orquesta vistos por el detective Misora. Los dos responsables de la destrucción vial de coches y de personas. Los dos homúnculos, a quienes Ephraim, y sobre todo Ofidius, conocen. El pistolero, Rangery Myrmekid, y su compañero, Piercivals Sonetusk.

-¡Yejaja, lamentamos la demora! ¡Quisimos divertirnos un rato! – declara Rangery, que como homúnculo presenta los ojos dorados cubiertos por un antifaz negro, que sumado a su joven apariencia, su camisa a rayas, su chaleco, y su bufanda peluda, le da un aspecto más de forajido que de vaquero.

-¡Dirígete con respeto, Rangery! – le reprocha Piercivals, dándole una tunda en la cabeza. Su piel azul, en conjunto con las varias pecas oscuras que posee en su cuerpo, y el anormalmente largo incisivo en su boca, recuerda indirectamente a un narval. Y pese a dicho diente, puede hablar con normalidad.

-¡Auch! ¡Ya, ya!

-Me da igual… Pareze zer que por máz que él zea tu líder, no dudaz en reprenderlo cuando ez nezezario, Piercivalz.

-¡Claro que sí, Lord Ofidius! ¡Bien sabrá que yo fui su líder y maestro anteriormente, y por ende aún me obedece, aunque sea ahora su súbdito!

-¡Ya, ya! ¡Era hora de que llegaran! – interrumpe Ephraim - ¡Decidme! ¿Habéis descubierto ya la morada verdadera de los de la Secta Astral Europea?

-¡Claro que sí! ¡Es en el Monte Grünmeer, al norte de Berlín!

-¡Perfecto, pues es hora de marcharnos hacia Alemania, jajajá! ¡Esta vez mataremos a los Fragmentos de Omega!

-¿Mataremos? - lo detiene Rangery - ¡Más bien NOSOTROS los mataremos, gusano! ¡Y seremos NOSOTROS quienes nos marchemos hacia Alemania!

-¿¡Eh!? ¿¡Con quién crees que hablas, Rangery!? ¡Soy tu jefe!

-¡YEJAJA! ¡Como si un sucio humano como tú fuera mi jefe!

-¿¡Qué quieres decir con eso!?

-Rangery... No zeaz canalla. – le pide Ofidius, recordándole con la mirada que de hacerlo no volverían a ver a la persona que estaba oculta en su calabozo.

-¡Lo insultaré y volveré a hacer si lo deseo! ¡Y usted también lo hará en cuanto sepa esto, Lord Ofidius! ¡Piercivals!

-¿Zaber…qué?

-¡Logramos encontrar a "Camaleón"! Aunque diferente… - revela el otro "vaquero", o tal vez director de orquesta.

-Oh…¿de verdad? – se sorprende, para luego mirar con una furiosa sonrisa malvada a Caraquemada, mientras Guantelete a su vez lo mira también.

-¡QUÉ SIGNIFICA ESTO, ESTÚPIDOS! – exige, ondeando su capa.

-Tú “rehén” ha zido encontrada ya, Caraquemada… - le empieza a responder, dejando ahora de lado la invisible sonrisa – Tú ni ziquiera zabíaz en dónde eztaba, ¿verdad? Con tal de continuar uzándome a mí y a Guantelete para tuz caprichoz… 

-¡CLARO QUE LO SÉ! ¡DE HECHO, SÉ QUE ESTÁ HACIENDO AHORA MISMO! – miente, sin éxito.

-Szszszszszszszszsz- ríe su socio, poniéndose frente a él junto a Rangery y Piercivals, mientras éstos intentan contener la risa. – No noz mientaz… No puedez zaber el pazado, prezente, ni futuro de ninguno de nozotroz. Ni ziquiera cuando me llamazte por tu radio haze horaz…

-¿¡CÓMO QUE NO PUEDO!? ¡CONTROLO EL TIEMPO! ¡SOY INVENCIBLE CON MI PODER! – grita enojado, haciendo uso de sus poderes para inmovilizarlos…pero nada ocurre.

En ese momento, los dos homúnculos finalmente se ríen a carcajadas de Ephraim. Y Guantelete se arrastra hacia su amo, subiéndose por su cuerpo hasta enroscarse en su cuello, mirando de nuevo al humano.

-Controlaráz el tiempo, pero ez inútil. ¡El tiempo no ez abzolutamente nada para nozotroz, loz homúnculoz! – le aclara Ofidius, rompiendo ya su "alianza".

-¿¡PERO CÓMO!? ¡TÚ TE QUEDASTE QUIETO CUANDO PELEAMOS CONTRA STEVEN Y SUS ESBIRROS!

-Oh, no. Nunca me quedé quieto… Nada me pazó, y tú no te dizte ni cuenta, zuzio humano…

-¡MALDITOS! ¡ASÍ QUE USTEDES DOS FUERON EN BUSCA DE AQUELLA PERSONA TAMBIÉN! – maldice Ephraim, al mismo tiempo que retrocede nervioso de los tres, que comienzan a acercársele lentamente.

-¡De hecho, hicimos lo que nos pediste! ¡Pero de no ser por “Los Dioses”, jamás hubiéramos podido hallar a nuestro colega! – declara Rangery, apuntándolo con uno de sus revólveres.

-¡Mientras les sirvamos, podremos realmente “existir” en este mundo! – habla ahora Piercivals, quitándose el gran diente para usarlo como un arma, o batuta.

-¿¡DIOSES!? 

-Azí ez. Aparezen cuando máz loz nezezitamoz. Graziaz a zu bendizión, zomoz fuertez. ¿Y quierez zaber algo máz? Tú erez una amenaza para elloz. Ahora…tú y eza mujer pueden dezpedirze de ezta vida, humano. – le dice su ex socio, alzando la mano izquierda hacia él, a la vez que la serpiente de cascabel vuelve a sisear con excitación. 

-¡MIERDA! ¡YO NO PUEDO MORIR AQUÍ!

En ese mismo instante, cuando los tres homúnculos se disponen a matar tanto a Ephraim como a Heather, una flecha de fuego irrumpe en plena escena, rozando a Rangery, y terminando justo por encima de la cabeza de la Reina de Corazones, como si tuviese una manzana encima a modo de diana.

-¿¡Qué está pasando!? – exclama el vaquero, dando la vuelta para descubrir junto a sus compañeros, a sus perseguidores, Odín y Oni.

-Ya tengo su atención. - se dice la arquera, que pese al parche de su ojo izquierdo posee una gran puntería.

-¡Que puntería la tuya, Odín! – le dice el ogro.

-¡Son ellos! ¡Debemos marcharnos! – advierte Rangery.

-¡Si matamos a estos dos, miles vendrán a por nosotros apenas lo hagamos! – avisa Piercivals.

-Si un Guardián muere, otro vendrá al mizmo tiempo de la muerte de dicho Guardián a travéz del tiempo y del ezpazio…qué moleztia. – se queja Ofidius, mientras Guantelete sisea con furia.

-¡Saben demasiado de nosotros! ¡Incluso sobre el registro automático que el Fragmentador hace de nuestras muertes! – los “elogia” Oni, esgrimiendo con fuerza su garrote. - ¡Ahora mueran, monstruos!

-¿¡Qué es lo que pasó!? – se asombra Odín, sorprendiendo a todos.

-¡Odín! ¿Qué…? – responde su compañero, percatándose al instante de que tanto Ephraim como Heather desaparecieron.

-¡Ese tipo de la cara quemada se ha ido a la velocidad del rayo, junto con aquella civil! ¡Se esfumaron!

Al oírla, Ofidius da la vuelta para comprobar que, sin duda, Caraquemada escapó, mientras el vaquero y el director continúan mirando a sus enemigos.

-Malditoz zean, humanoz…Todoz uztedez.

-¡Suficiente! – lo calla la arquera, que comienza a disparar flechas y flechas, cuyas puntas al entrar en contacto con la cuerda de su arma se prenden fuego, saliendo así a toda velocidad hacia los homúnculos. Previendo esto, Ofidius crea un muro de hielo verde para protegerse.

-¡Jajaja! ¡Fue inútil! – se burla Rangery.

-¡Esto no! – responde el ogro, que de un salto se aproxima hacia el muro, destrozándolo con su garrote. Teniendo ya a la vista a sus presas, el ogro las golpea con su arma. El único en salir herido es Rangery, ya que los otros dos se alejan a tiempo de ser tocados por el arma.

-¡AUCH! ¡ASQUEROSO HUMANO! ¡TIEMBLA ANTE MI PODER! – lo insulta con ira el vaquero, a punto de dispararle con sus revólveres. Pero para su pesar no lo consigue, ya que Odín lo hiere con sus flechas. - ¡ARRGHH!

-¡Rangery, tan sólo huye! – le pide Piercivals, arrojando su diente hacia los agentes, mientras inmediatamente le crece uno nuevo, igual de largo que el que lanzó.

-Has fallado, homúnculo. – avisa Odín, a centímetros de distancia del diente arrojado, el cual penetró el suelo.

-¡Claro que no! – contesta el director, que quitándose el nuevo diente de su boca, lo mueve como si fuese una batuta para que del diente arrojado, otros más surgiesen, saliendo así disparados como lanzas hacia todas las direcciones. Los dos agentes tienen suerte de esquivar dichos dientes.

-¡Mierda, eso estuvo cerca! ¿¡Estás bien, Odín!?

-¡Sí…! ¡Se están escapando!

-¡No…!

Tras el inesperado ataque, los Guardianes de la Historia contemplan cómo sus objetivos huyen a toda velocidad de ellos. Y sin dudarlo, los persiguen.
Cuando Rangery, aún con las flechas en su cuerpo, los ve correr, dispara con furia hacia el suelo con sus revólveres.

-¡MUERAN, MALDITOS GUSANOS! – maldice casi al mismo tiempo que dispara. Y mientras continúa huyendo, el suelo rápidamente comienza a temblar, a causa del repentino sismo provocado por el vaquero. Esta sacudida afecta a Odín y a Oni, ocasionando que caigan al suelo, que se habría compactado de no ser por su extenso espacio.

-¡No! ¡Se escapan!

-¡No lo harán! – asegura el ogro, a la vez que el leve terremoto termina. Dicho esto ayuda a su compañera a levantarse, para ir a por sus objetivos una vez más.

Y de manera simultánea, en otra parte de París, un furioso Ephraim mira hacia el norte, en dirección hacia Alemania, totalmente cubierto de sudor. A unos centímetros de él, Heather continúa inconsciente, aunque parece manifestar señales de que está por despertarse.

-¡MALDITO OFIDIUS! ¡MALDITO RANGERY! ¡MALDITO PIERCIVALS! – exclama con ira tras la traición, golpeando el suelo con sus pies - ¿¡POR QUÉ MI PODER NO LES AFECTA!? ¡OH, CLARO, LO OLVIDÉ! ¡NO SON HUMANOS! ¡ELLOS ME LO HAN DICHO…PERO DEBÍ SOSPECHARLO EN CUANTO CONOCÍ A OFIDIUS! ¡MALDITA SEA! 

Y al continuar pisoteando con más furia el piso, Caraquemada vuelve a recordar la vez que conoció a Ofidius hace casi un mes, cuando éste deambuló por una de sus tierras junto a Guantelete, mostrándose indiferente ante los jardineros, mayordomos, e incluso escultores.

-¡Quién es usted, y qué hace aquí con esa serpiente! – le preguntó uno de sus sicarios, a la vez que lo apuntaba con su pistola frente a los asustados trabajadores de alrededor, al haber notado tanto a la serpiente en su cuello, sisear con ira, como a su propio aspecto.

-Vengo a hablar con vueztro jefe. Él me…nezezita. – respondió el homúnculo, totalmente calmado.

-¿Y cómo puedo estar seguro de que realmente te necesita para lo que sea que tenga que hacer?

-Tan zólo déjame verlo, zuzio humano…- lo insultó.

-¡Mejor que no me provoques, maldito bastardo!

 -Yo no dizpararía zi fuera tú…Zería inútil contra mí…y peor para ti. – le advirtió.

-¡Tú…!

-¡Fredo! ¿¡Qué ocurre aquí!? – lo llamó Ephraim, habiendo aparecido repentinamente.

-¡Señor Caraquemada! – se sorprendió el sicario, que aún continuaba apuntando a Ofidius - ¡Este tipo dice que vino a verlo porque usted “lo necesita”! ¡Pero no me parece de fiar!

-¡Oh! ¿De verdad? ¡Jajajá! – respondió, acercándose a su futuro socio y ex socio a la vez, sin mostrarse asustado por fuera por la serpiente – Y dime tú, ¿qué es lo que quiero hacer? ¿Y por qué te necesito?

-Quierez ir en buzca de Zteven Rozemberg. Quierez zacarle hazta loz inteztinoz, traz buzcarle inútilmente en Groenlandia haze trez añoz. Pero no puedez hazerlo zolo, ya que aunque zepaz zu paradero, tiene a zuz ziervoz, que al igual que él y que tú, controlan un elemento.

-¿¡Eh!? ¿¡Y cómo se supone que sabes eso!?

-Porque yo también loz buzco, junto a miz propioz ziervos.

-¡Jajajá! ¡Pues mira tú! ¿¡Y por qué necesitaría tu ayuda, eh!? ¡Yo puedo controlar el tiempo! ¡Puedo inmovilizarlos y matarlos uno por uno! ¡Incluso puedo preveer sus futuras acciones! ¡Así que te lo vuelvo a repetir! ¿¡Por qué necesitaría tu cooperación!?

-Porque yo zoy como elloz. – le contestó, congelando con su mano izquierda al sicario, que aún continuaba apuntándolo con su arma. Ante esto, más que alarmarse, Caraquemada pareció regocijarse, importándole poco la vida de su esbirro.

-¡VAYA, VAYA! ¡ESTO ME LO ESPERABA! ¡JAJAJÁ! ¡ME LO ESPERABA! – mintió, para ocultar su sorpresa y estupor.

-Aún zigue vivo. Zi lo dezeas puedo dezcongelarlo. - preguntó con notable desprecio.

-¡No, no! ¡Déjalo como está! ¡Lo has convertido en una escultura perfecta para mi jardín! Aún así, ¿por qué alguien como tú quiere mi ayuda?

-Porque peze a tener zubordinadoz, no puedo hazerlo zolo. Y ademáz…ezcuché que tienez de rehén a zierto zer en algún calabozo…

-¡Oh, ya veo! ¡Hablas de aquella persona, que mis hombres encontraron cerca de donde los Fragmentos estrellaron ese avión! ¡Mi avión!

-Exacto… Yo la conozco perzonalmente. Y quiero reencontrarme con esa persona.

-¡Jajajá! ¡Ya veo! ¡Parece ser que eres amigo de esa cosa! ¡Pues, si tanto deseas verla, te llevaré! ¡Eso si! ¡Júrame que harás todo lo que yo te diga!

-…Por zupuezto. Acataré cualquiera de tuz órdenez, con tal de que ze me permita verla.

-¡Muy bien! ¡A partir de este momento, ya somos socios! ¡Y descuida, pronto verás a esa persona! ¡Muuuuuuy pronto!

Tras eso pasaron varios días, durante los cuales conoció a Rangery y Piercivals, hasta que finalmente llevó a Ofidius hacia el calabozo, donde descubriría que dicha criatura finalmente escapó. Y entonces, temiendo que con ello el homúnculo lo traicionase o se negara a seguir obedeciéndolo, optó por engañarlo, convenciéndolo de que el monstruo había dejado un rastro por el cual podría seguirlo.
Lamentablemente, todo se le fue al traste. Haberles dicho al vaquero y al director de orquesta que podía controlar el tiempo no sirvió para intimidarles, ya que ellos fingieron temerle por ello. Fue tan confiado de su poder elemental, que no se imaginó que además de ser ineficaz contra ellos, los dos homúnculos, al irse en busca de la sede de la Secta Astral Europea, también irían en busca de su colega, a quien finalmente encontraron con ayuda de sus mencionados “Dioses”.
Ante esto, Ephraim se frustra cada vez más, y pisotea con más rabia el suelo.

-¡MALDITOS BASTARDOS! ¡MALDITOS SEAN! ¡PERO ESTO NO QUEDARA ASÍ! ¡NO, POR SUPUESTO QUE NO! ¡TENGO PODER SOBRE EL TIEMPO! ¡CON ÉL PUEDO HACER LO QUE SEA, COMO POR EJEMPLO MOVERME A GRAN VELOCIDAD! Aunque terminé muy exhausto por ello… ¡PERO ME DA IGUAL! ¡LOS FRAGMENTOS DE OMEGA ESTÁN A MI MERCED POR MÁS QUE ME HAYÁIS TRAICIONADO! ¡PORQUE TENGO A SU “REINA” Y A LA PLUMA BLANCA!

-¡YO…TE MATARÉ! – le grita Heather, ya despierta y llena de rabia, apuntándolo con la propia navaja que éste usó contra sus hermanos.

-¡Oh, mi amor! ¡Ha pasado mucho tiempo! 

-¡TÚ….AAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHH!

La Reina de Corazones pierde finalmente la razón, y como una bestia asesina, intenta matar a su antiguo prometido. Pero éste la esquiva fácilmente, arrebatando el arma de sus manos.

-¡Jajajá! ¡Querida, es inútil tocarme!

-¡MALDITO, TE DECAPITARÉ AHORA MISMO! – le vuelve a gritar, quitando de su traje su espada medieval con el cual intenta matarlo a siniestra.

-¡Que bella te ves cuando te muestras como realmente eres! – le dice, para inmovilizarla de un chasquido. 

Hecho esto, Heather se queda quieta como una estatua, manteniendo el rostro enfurecido, los ojos llenos de odio, y la espada medieval en su mano izquierda. 

-¡Jajajá! ¡Debería hacer una estatua basándome en tu pose actual! ¡Esa atractiva mirada! ¡Esos ardientes ojos! ¡Esa zurdera! ¡Te llamaría la Hermosa Reina de la Masacre de ser de piedra, pero real eres mejor! Ahora…ya que no nos vemos desde hace mucho tiempo, tan sólo bailemos, cariño. Bailemos…antes de irnos hacia Alemania a reencontrarnos con Steven y tus hermanitos.

Sonriendo, Ephraim ajusta el brazo derecho de Heather de manera que le toque la espalda. Hecho esto, la abraza con su brazo izquierdo, y con el derecho la toma de la mano izquierda, sosteniendo también su espada. Luego comienza a moverse de izquierda a derecha, y de derecha a izquierda, siendo visto por un simple e inocente lirón…y desde un rincón sin luz por tres seres misteriosos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores (¡Sigue este blog!)