EL DISEÑO DEL BLOG ESTÁ AÚN EN RENOVACIÓN. GRACIAS POR LA PACIENCIA

Capítulos

23- La serpiente y la mantis

6:40 de la mañana. Mientras suda y lucha contra su propia fatiga tras haber corrido por varias manzanas parisinas, a fin de alejarse de Jane y los mercenarios que van en su busca, Zack desea no llegar a un camino sin salida. Y si bien aborrece a los Fragmentos de Omega por sus acciones, a excepción de Ray, desearía por un lado no cansarse nunca como ellos con tal de salir de su situación. Desearía poseer un dispositivo elemental por lo menos esta vez, aunque lo haga sentirse semejante al dichoso "Zorro blanco" mencionado por Stroyer y el resto del mundo.

-Ahh…ahh… ¿C-Cuánto…he…corrido? – se pregunta a sí mismo, ante el esfuerzo de haberse desplazado con todas sus fuerzas por los edificios y calles de París, mientras se arrastra aferrado a la pared. 

Y al mismo tiempo, junto a su equipo, Jane corre por las mismas calles que Zack pisó. 

-¡Zack! – lo llama en voz alta, muy preocupada.

-¡Realmente admiro a ese saco! ¡Golpeó a la nenaza frente a nuestros ojos! – expresa Byron, fascinado - ¡Oye, Nala! ¿De verdad vamos por el camino correcto?

-Sabes que mi olfato nunca falla. Él se ha ido por aquí. Y sí, vamos por el camino correcto. – le contesta la mercenaria, con rudeza.

-¡Ja, pues qué bien!

-¿Por qué siempre pareces dudar de mí, idiota?

-¡No dudo de ti! ¡Es que hago lo que sea para verte enojada, jajaja!

-…Lógico.

-¡Byron, Nala! ¡Dejen de perder el tiempo!

-La culpa la tiene Byron…

-Lo sentimos Jane…casi olvidamos que sientes cosas por el Saco. – se disculpa Byron, sarcásticamente.

-¿¡QUÉ!? ¿…BYRON?

-¡Los he oído a ti y al jefe hablar, jajaja!

-¡No estoy enamorada de él!

-¡Si pudiera leerte la mente sabría que mentirías!

-¡Tán solo sigamos buscándole! ¿¡Quieren!? ¡Tengo que intentar localizar su mente!

-¡Ey, recuerda también que tienes el olfato de Nala!

-¡Lo sé, pero juntas lo encontraremos más rápido si no nos distraemos, así que sigamos!

-Concuerdo con la jefa… - interrumpe Thomas.

-Yo también. – añade luego Katran.

-¡Está bien! – rezonga Byron.

-…Esperad. – interumpe Nala, olfateando con más seriedad.

-¿Nala?

-Jane, es Zack… ¡Él esta cerca!

-¡Tienes razón! ¡Estoy sintiendo su mente!

-¡Así es…pero eso no es todo!

-¿QUÉ? ¿CÓMO DICES?

-¡Alguien más está con él! ¡Huelo a otra persona!

-¿¡Será un Fragmento de Omega!? ¡Vayamos ya!

Y cuando se marchan a toda prisa, a la vez, Zack continúa marchándose a duras penas. Le falta el aire en gran cantidad, y el sudor le va manchando por cada pisada hecha gran parte de su ropa, motivo por el cual decide quitarse el chaleco de Fragmento Blanco de encima para quitarse al menos algo del calor que lo agobia.

-Ahh… No puedo hacerlo… Me atraparán… - se dice con razón, resignándose y deteniéndose en una pared del callejón por el que se halla. – Supongo que esto es todo lo que pude…hacer…ja... Al menos…al menos…p-podré ver a mi hermano…Sólo quisiera…Ray… Yo sólo quisiera…que algún día reflexiones…y vuelvas a casa…jajaja.

Con tristeza y a la vez, serenidad, el muchacho mira al cielo de Francia, estimando que tal vez estén a punto de ser las 7 de la mañana por el movimiento de las nubes y la lenta aparición del sol. Mientras espera a que lo encuentren, piensa en Sarah otra vez.

-Sarah…perdóname… No puedo hacer más nada… Ojalá nada de esto haya pasado…o mejor dicho…ojalá pudiera tener fuerzas…para seguir adelante… Pero no te sientas mal… He conocido el Reino Unido…y Francia… ¡Francia! Donde nosotros…queríamos ir junto con Ray…Nidia…y Jerome… He llegado a esos lugares gracias…a personas geniales…que he conocido…Pero sobre todo…a una persona en especial…jajaja… Si las circunstancias fuesen distintas…quisiera que formara parte de nuestro grupo…

En ese momento comienza a llorar nuevamente, mientras visualiza en su mente a dicha persona, recordando la vez que se conocieron hace tres meses.

-El nombre…de esa…persona… es…Jane… Si bien…no la conocí de la mejor manera…ni aún la conozco completamente...ella es alguien…muy importante para mí…ahora… Yo…yo… ¡No quiero perderla como a ti!

-¡ZAAAAAAAAAAAAAAAAAACK!

-¿Eh...?

Al oír esa voz, él mira hacia su derecha. Y como se lo suponía, ve a lo lejos, sobre una calle muy distante a Byron, Nala, Katran y Thomas. Pero sobre todo, a Jane, muy por delante de su equipo, y corriendo con mucha preocupación y rapidez hacia él, habiéndolo encontrado finalmente, mientras los mercenarios se abstienen de avanzar con tal de que ambos tengan un momento a solas. 
Y viéndola más de cerca, el muchacho descubre a la telépata, además de alarmada, alegre, sonriéndole con ternura, y con los ojos algo brillosos, como si se negara a llorar con éxito. 

-Jane… - la llama por su nombre, limpiándose los ojos.

Y ya con él, Jane se agacha para mirarlo, y luego abrazarlo con todas sus fuerzas, causando que otras lágrimas broten de los ojos del muchacho.

-No vuelvas a irte. – le pide Jane, tomándolo aún con sus brazos – Yo no dejaré que te lleven a la Secta Astral Europea. 

-…Lo siento…Jane…yo…

-No digas nada. Sabes que puedes contar conmigo, ¿sí? Yo ya te he dicho…que no creo que seas el Zorro Blanco…

-¿No lo crees? ¿Y qué hay…de…?

-No te preocupes por Dean y Vincent, o por todo el mundo. Mientras estemos juntos, no dejaremos que nada nos detenga… 

-…Jane… Yo…..Yo…te…amo.

Al escucharlo, Jane se ruboriza, aunque casi al instante se calma, ya que, después de todo, Byron, Geremaia e incluso Dean tenían razón. Ella se estaba enamorando de él. Pero esto ya no le preocupa en absoluto. Cree firmemente que Zack no es el Zorro Blanco, no sólo porque sabe que dice la verdad, sino porque simplemente, lo sabe. Y que el gran afecto, ahora amor, que siente hacia él no le hace creer eso.

-…Zack. Yo…Yo también te amo… No quiero….que te vuelvas a alejar de mí…

Completamente felices, ambos se dejan de abrazar. Así como Zack lloró al verla, ella, que se negaba a aceptar sus sentimientos, finalmente los acepta, y deja escapar esas lágrimas de felicidad retenidas en sus ojos. Y al volver a mirarse, comienzan instintivamente a hipnotizarse con la mirada. A cautivar el alma del otro con sus propias miradas. Como si se vieran a sí mismos, o a sus verdaderos yos, a través de un espejo.

Sin embargo, dicho momento no terminaría de la mejor manera para ambos…ya que de acuerdo a Nala, alguien más estaba con Zack. Y el muchacho, quien estuvo a punto de besar a Jane, divisa una silueta detrás de ella. Una silueta de alguien a quien nunca antes había visto, pero cuyo aspecto, sobre todo su rostro, que al estar cubierto tanto por una capucha como por una bufanda, exponen una piel blanquecina y unos ojos dorados que atemorizan como un fantasma.

-¡JANE! 

-¿Qué es lo que…? – alcanza a decir, antes de ser atacada súbitamente por una serpiente de cascabel, que de un coletazo la arrastra contra el suelo, donde la mira y la sisea intensamente, asustándola.

-Guantelete, no lo hagaz. – le ordena su dueño, quien estando ahora frente a Zack, y sin apartar su encapuchada mirada de él, extiende su mano izquierda hacia la telépata, congelando su cabeza de manera instantánea, incapacitándola. El hielo que crea se caracteriza, así como su misteriosa capacidad de crearlo, por su color verde jade.

-¿¡QUÉ!? ¿¡PUEDE…CREAR UN ELEMENTO!?

-Claro que puedo, y lo zabez muy bien, Izaac…

-¿¡I-ISAAC!? ¡ME LLAMO ZACK! ¡LIBERA A JANE DE INMEDIATO!

-¿Zack? Bueno…Para ti ez un buen nombre, aunque en realidad, la zimilitud de ézte con tu verdadero nombre te delata en absoluto…

-¡NO ME LLAMO ISAAC! ¡LÍBERALA DE INMEDIATO!

-¿Por qué? Zi ez una azqueroza humana que quería raptarte…pero no te preocupez…no morirá… Ez a ti a quien buzco…Zi la matara ahora mizmo, loz del Otro Mundo o loz de la Zecta Aztral podrían encontrarme…

-¿¡PERO QUÉ DICES!?

En ese mismo momento, los cuatro mercenarios llegan a la escena, descubriendo a su líder y compañera congelada, y a Zack frente al misterioso ser encapuchado, que los mira con sus ojos dorados con total indiferencia.

-¡J-JANE! ¿¡QUIÉN ES ÉL!? – grita Byron, muy sorprendido.

-¿¡ACASO LA HA CONGELADO!? – exclama Thomas.

-¡NO ES MOMENTO DE HABLAR! ¡ESTÁN EN PELIGRO! – interrumpe Nala.

-¡NOSOTROS NOS PIRAMOS! - vuelve a gritar Byron, corriendo junto a Thomas.

Lamentablemente, tan pronto como apareció, el sujeto congela a los mercenarios sin dudarlo. 

-¡NO! - grita Zack, horrorizado.

Sólo Katran y Nala consiguen esquivar su ráfaga de hielo por los pelos, quienes miran por un segundo a sus incapacitados compañeros. 

-Nala, ayúdame. – le pide Katran a su compañera. – Matemos a este tipo.

-¡Sí!

Luego, trabajando en equipo, se lanzan al ataque contra él, quien no se preocupa en absoluto por su ofensiva. De hecho, les asquea mucho verlos, como si fueran insectos. Y no se esfuerza demasiado en esquivar cada puñetazo y patada que sus atacantes le propinan.

-¡ESTE TIPO LEE NUESTROS MOVIMIENTOS! – grita la mercenaria.

-Hmph…malditoz humanoz… Como loz inzectoz que zoiz, merezéiz zer tratadoz como talez… - los insulta el atacante, que de pronto es tomado del brazo derecho por la mano derecha de Katran.

-Te tengo. – avisa el mercenario, que ve cómo su oponente parece sorprenderse.

-…Mi…brazo… ¿Por qué ziento…que mi brazo ze eztá…quemando? – declara, sintiendo como si su brazo estuviera sobre unas brazas.

-Con mi mano izquierda puedo enfriar…y con la derecha quemar. Ahora quemaré esa capucha tuya. – le esclarece su adversario.

-Ya veo…puez no dejaré que me zigaz quemando... - le contesta, para luego crear a partir de su mano izquierda una aguja de hielo que atraviesa su pecho a sangre fría.

-¡K-KATRAN! – exclama Zack, mientras Nala, silente, se detiene y ve cómo el gigantesco mercenario cae al suelo herido.

-…Veo que me he pazado… Puez ya no me importa. - se dice el sujeto, que procede a congelar a todos al instante.

-¿¡Q-QUÉ!? ¡NO, NO PUEDO…! – logra decir Nala antes de ser congelada por completo.

-¡NO! ¡CHICOS! – exclama ahora Zack, preocupado. 

-No te preocupez. Zi el hielo que loz inmoviliza ze deztruye cuanto antez, no morirán…aunque tengo miz dudaz zobre ezte humano corpulento. 

-¿¡QUIÉN ERES TÚ!?

Y al exigirle Zack con furia su identidad, la serpiente de cascabel se acerca a su dueño, siseándole con cierta tristeza mientras repta por el cuerpo de éste.

-No te atrevaz a quejarte, Guantelete. Cazi ziempre comez.

-¡OYE! ¿¡QUIÉN ERES!?

-…Vaya. Veo que no me recuerdaz…aunque puedo encontrarlo lógico al ver cómo eztuvizte a punto de bezar a ezta humana, lo cual también hallo irónico, zabiendo que odiaz a loz humanoz al igual que yo, zobre todo a loz Fragmentoz de Omega…por quienez eztoy también aquí en Franzia…

-¿¡VAS DETRÁS DE LOS FRAGMENTOS!? ¿¡NO ERES UNO DE ELLOS!?

-¡No lo zoy! Zoy diferente a elloz…no… Nozotroz zomoz diferentez a elloz y a todoz loz humanoz que niegan nueztra exiztenzia. ZOMOZ zuperiorez a todoz elloz. Y yo…yo zoy Ofidiuz Zlyzer. ¿Cómo puede zer que me hayaz olvidado a mí y sobre todo a Guantelete, Izaac, luego de todo lo que haz hecho?

-¿¡GUANTELETE!? ¿¡TE REFIERES A ESA SERPIENTE!?

-Vaya…zi de verdad tuviera zentimientoz, me reiría ahora mizmo… 

-¿¡DE QUÉ DEMONIOS ESTÁS HABLANDO!? ¿¡Y CÓMO ES QUE PUEDES CREAR Y CONTROLAR UN ELEMENTO!? ¿¡POSEES ACASO UN DISPOSITIVO ELEMENTAL!?

-¿Dizpozitivo…elemental? – se sorprende y decepciona Ofidius, abriendo mucho los ojos – No lo creo… Debieron de haberte hecho zufrir lo zufiziente como para borrar tu memoria.

-¡NO TE ENTIENDO!

-…No. No pozeo un dizpozitivo elemental. Ni lo nezezito para crear hielo. Eza ez la razón por la que zomoz zuperiorez a loz humanoz. Nozotroz pozeemoz el gaz Vexuz en nueztro cuerpo. En otraz palabraz, eztamos hechos de nueztroz propioz elementoz. Podemoz crear y controlar loz elementoz por nueztra propia cuenta. Y no zólo ezo, también pozeemos habilidadez únicaz, con laz que podemoz zometer a loz humanoz. Por tu habilidad única y tu increíble velozidad, te hizizte llamar “Zorro Blanco” en la azqueroza organizazión mundana del Ala Negra.

-¡ME ESTÁS CONFUNDIENDO CON ALGUIEN MÁS! ¡NO SOY ZORRO BLANCO!

-Lo erez. Y te ayudaré a recuperar tu memoria, lo quieraz o no. Quiero que lo recuerdez todo antez de que te mate. – le responde Ofidius, nuevamente extendiendo su palma izquierda hacia Zack, para incapacitarlo.

-¿¡MATARME!? ¡E-ESPERA…!

Luego de haber acabado con los mercenarios, Ofidius procede a congelar a Zack para llevárselo consigo, firmemente creyendo que es Isaac, el Zorro Blanco. Pero en ese mismo momento, cuando casi utiliza su poder crioquinético, Guantelete sisea y agita el cascabel de su cola con mucha frecuencia.

-¿Qué dizez, Guantelete? ¿Hay alguien máz aquí?

Y al pronunciar la pregunta, Ofidius y Guantelete son rodeados por un humo blanco, causado por una granada lanzada por un enmascarado que se presenta ante el sujeto, la serpiente, y el muchacho. 
Al contrario que su ceceante atacante, Zack se sorprende al ver a dicho enmascarado, quien no es el mismo que intentó atacarle en el Bosque de Wanderland, y que en lugar de una pica, porta una guadaña. Pero más aún, en lugar de usar una máscara de un aparente dragón blanco, porta una cuyo diseño se asimila mucho a la cabeza de una mantis religiosa, y cuyo color marrón combina con su chaleco y sus botas.

-Alto ahí. – le advierte este enmascarado, con un claro acento europeo. – Él es alguien muy importante para la Secta Astral Europea. ¡No permitiré que te lo lleves!

-¿¡ES DEL GOBIERNO ASTRAL!? – se sorprende Zack.

-Vaya. Con que importante para vueztra inzignificante organizazión. Y por lo que veo, con eze atuendo reprezentaz a la perfetzión lo que tú y el rezto de loz humanoz zoiz…INZECTOZ... 

-…Je. Puede que parezca un insecto, ya que ese es el motivo de mi vestimenta. Ni te diré quien soy, ya que como soy un “insecto” no tiene caso entablar una conversación. Pero sí te diré, que no soy un insecto torpe y ordinario. Soy un depredador veloz. Cuando voy en busca de mi presa la sujeto y me la devoro viva, aún si ésta lucha por escapar. Soy una Mantis.

-Con que una mantiz… Puez de todoz modoz tú erez un inzecto mizerable en ezte momento, ya que eztáz ante mí. Una Zerpiente… no. Eztáz ante doz zerpientes...

-Je. No deberías subestimarme. No soy una Mantis cualquiera. Y a decir verdad tampoco te subestimaré, ya que veo que puedes crear y controlar el elemento Hielo sin la necesidad de un dispositivo elemental, lo cual me sorprende mucho. Por lo que, cuando te derrote, te llevaré ante mi organización para descubrir esa cualidad tuya que te hace tan “ezpezial”.

-...No te moleztez en hazer ezo, humano. Ahora mizmo te convertiré en el dezayuno de Guantelete, pero primero, inmovilizaré a nueztro mizmo objetivo.

Dicho esto, procede a congelar a Zack, quien de lo cansado que está, no logra hacer mucho para evitar el hielo.

-¡Ja! ¡Venga pues, serpiente!

Y con muchas ansias de pelear, el agente del Gobierno Astral corre hacia Ofidius, atacándolo rápidamente con su guadaña, la cual es detenida por el mismo Guantelete, que hace honor a su nombre al actuar como un mismo guantelete tras reptar por el brazo izquierdo de su amo. La resistencia que la serpiente demuestra sorprende a Mantis.

-¡Vaya! ¡Esta serpiente no es una simple serpiente de cascabel!

-Zu cuerpo eztá hecho de Acero. Dezde zu nazimiento ha zido mi fiel compañero, apoyándome ziempre en toda zituazión.

En ese mismo momento, Guantelete salta del brazo de su amo hacia el agente, mordiéndole a éste en el brazo derecho. Alarmándose, Mantis se aleja un poco.

-Aghhh… ¿¡Veneno!?

-Azí ez. Laz zerpientez de cazcabel zon venenozaz de por zí, pero Guantelete ez “ezpezial”. Zu veneno ez capaz de matar y torturar al mizmo tiempo en cueztión de minutoz. Primero zentiráz nauseas. Luego tuz múzculoz ze paralizarán, y a la vez, tuz nervioz ze quemarán, por lo que zentiráz el máz grande dolor que jamáz hayaz sentido, hazta que mueraz por azfitzia, o por un paro cardíaco a cauza de la deztruczión maziva de tuz glóbuloz rojoz.

-… Ja... ¡JAJAJA! – comienza a reírse Mantis, enfadando a su enemigo.

-…Qué te haze tanta grazia…

-¡COMO SI ESTA MIERDA DE VENENO FUERA SIQUIERA ALGO PARA DEJAR DE PELEAR! 

Dicho esto Mantis, aparentemente bajo los primeros síntomas del veneno de Guantelete como las náuseas, esgrime su guadaña con firmeza, con la cual arremete un rápido y sorpresivo ataque, tanto contra su oponente que contra su serpiente, hiriéndolo. 
Recibiendo la herida, Ofidius retrocede, mientras que Guantelete sisea con rabia.

-…Maldito humano. Te haz atrevido a herirme…aunque debo dezir, al igual que tú, que ezta mierda de herida no ez ni ziquiera algo para temer.

-¿¡PERO QUÉ DICES!? – contesta el agente, que con su guadaña, rasga la parte de su uniforme que cubre su brazo derecho.

-Ez inútil. El veneno de Guantelete ez muy rápido…e incluzo zi lograzez azpirarlo, te quemaríaz por dentro, ya que ez como un ázido corrozivo. Ademáz…zi queríaz intentarlo, debizte de haberlo hecho en el mizmo momento de haber rezibido la mordedura. - le aclara, pensando que él intentará extraer el veneno de su cuerpo.

-¡JAJAJA! ¡CLARO, CLARO! – grita Mantis, más excitado que sufriendo, para gran confusión de su adversario.

-…A qué viene eza zatizfatzión…

-¡COMO TÚ, YO TAMBIEN SOY ALGUIEN “EZPEZIAL”! – exclama, revelando bajo su brazo rasgado una placa oculta y resistente, la cual los colmillos de Guantelete no han podido perforar - ¡Nosotros tenemos suerte de usar armaduras de metal sobre nuestras articulaciones y brazos! Aunque sinceramente, no puedo evitar sentir algo de escalofríos por haber estado cerca de ser envenenado…

-Hmph… metal… ¿te atrevez a burlarte de mi otra vez?

-¡”PUEZ CLARO QUE ZÍ”! – afirma el agente ceceando, enfadándolo aún más.

-¡OFIDIUS, OFIDIUS! ¿¡DONDE MIERDA ESTÁS!? – se escucha de la nada una voz, emitida por una especie de radio.

-¿¡PERO...!? ¿¡QUIÉN ANDA AHÍ!? – exige saber Mantis.

-No hay nadie máz aquí… - aclara Ofidius, mientras Guantelete, una vez regresa a él, coge con sus fauces una radio de dentro de su capa, que sostiene ante el rostro de su dueño – Zigo aquí en Franzia, Caraquemada, y lo zabez.

-¡JAJAJÁ, CLARO QUE SÍ! ¡DESPUÉS DE TODO, SÉ QUE NOS ENCONTRAREMOS PARA CUANDO LUCHEMOS CONTRA LOS FRAGMENTOS DE OMEGA!

-¿-LOS FRAGMENTOS DE OMEGA!? – grita sorprendido el agente.

-Lo zé… Lo zé…

-¡POR ESO ES QUE TE LLAMO! ¡PARA QUE REGRESES ANTES DE QUE VENGAN! ¡DE LO CONTRARIO, O LA POLICIA O LAS TROPAS DEL GOBIERNO ASTRAL TE ENCONTRARÁN!

-Yo zolito podré contra todoz loz que ozen dezafiarme…

-¡CLARO QUE SÍ! ¡PERO MIENTRAS HACES LO QUE TE DA LA GANA, LOS FRAGMENTOS SE IRÁN PORQUE NO ESTÁS CONMIGO! ¡ASÍ QUE REGRESA DE UNA PUTA VEZ, JAJAJÁ! ¡Y SÉ QUE NO PERDERÁS EL TIEMPO, SABES LO VALIOSO QUE ES PARA MÍ!

…Muy bien. Volveré. – obedece, terminando la conversación. – …Maldito humano…

-¡ESPERA! ¡NO HE TERMINADO CONTIGO! – intenta detenerle Mantis sin éxito, lanzándose hacia él.

-Puez por ahora yo zí, pero volveré en otro momento a por él… - se despide Ofidius, refiriéndose a Zack, mientras le congela rápidamente los pies a su oponente. – No, Guantelete…noz vamoz. Ya no podemoz “zeguir de pazeo” por aquí.

-¡MIERDA!

De esta manera, el misterioso “hombre” ceceante se marcha junto con su serpiente a reunirse con su socio, abandonando a Mantis, hallándose este solo junto al resto de los demás presentes congelados, pero aún vivos.

-…Maldita sea. ¿Va a por ellos? Tengo que informar esto, pero primero debo regresar con Allie. No puedo dejarla sola…

Decidido, Alban, aún bajo la máscara de Mantis, resquebraja con su guadaña el hielo que inmoviliza sus piernas, y luego el que cubre a los mercenarios, a Jane y a Zack, quienes quedan inconscientes por el tiempo pasado dentro del hielo.

-Oh, cierto. Debo encargarme también del Zorro Blanco. – se dice, tomando al muchacho consigo, marchándose de regreso hacia el hotel donde él y Allie residen.

Y luego de que lograse desaparecer, los mercenarios y la telépata recuperan la conciencia, alarmándose al instante.

-Qué... ¿¡QUÉ HA PASADO!? – exige saber Jane.

-¡Katran! – exclama Nala, recordando que aquel atacante lo había atravesado con su habilidad de hielo.

-…Estaré bien. – responde el mismo, que con su mano derecha, comienza a quemarse la herida para cauterizarla, aguantándose el dolor que se causa al hacerlo.

-¡Oigan! ¿Dónde está Zack? – pregunta Thomas.

-¡Eso! ¿¡Qué ha pasado con el Saco!? – demanda saber Byron.

-¿Zack...? ¡ZACK! – grita con más preocupación Jane, intentando sin éxito rastrear su mente - ¡MIERDA! ¡DEBIÓ DE HABÉRSELO LLEVADO!

-¡Intentaré rastrear su olor! – avisa Nala, aunque inesperadamente, no lograría hacerlo. - ¡ACHÍS!

-¿Nala?

-¡No es nada….ACHÍS, ACHÍS, ACHÍS! – estornuda una y otra vez, habiéndose resfriado por el hielo. - ¡MIERDA!

-¡MALDICIÓN, NO NOS PUEDE ESTAR…ACHÍS! – estornuda ahora Jane.

-¡Oigan, no nos contarían qué…ACHÍS! – estornuda Byron.

-¡No se preocupen, ACHÍS! – avisa Thomas - ¡Tengo la cura para esto…ACHÍS!

-Podría quemarles la nariz a todos. – interrumpe Katran con aparente sadismo - …Es broma. Danos la cura…..achís.

-Por un momento pensé que lo decía en serio… ¡achís! – comenta Byron, algo nervioso -¡Ahora démonos prisa, achís!

Haciéndole caso a Katran, Thomas quita de su botiquín varios antídotos contra el resfriado, brindándoles cada uno de ellos a sus compañeros, en medio de la confusa y amarga situación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores (¡Sigue este blog!)