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22-Adelantados

Luego de haber huido de los mercenarios, y sobre todo, de Lazarus y Tabnir, quienes lo engañaron todo el tiempo para llevarlo hasta la Secta Astral Europea a base de mentiras y engaños, como el de ayudarlo a sacar a Railo de la organización de Stroyer, Zack corre y corre con una total indignación. Piensa además en cómo desperdició todo el tiempo con ellos, habiendo querido desear otra forma de ir tras Railo sin ser usado ni tomado por un criminal en el acto.

-¡Maldita sea! ¡Fui engañado y no me he dado cuenta! ¡MALDITA SEA! ¡Lo peor de todo es que fue sencillo dejarme engañar!

A la vez que hace un esfuerzo por no ser encontrado, él se pone a recordar los momentos que vivió junto con sus dos compañeros, o mejor dicho, captores.
Primero vuelve a recordar la vez en la que los conoció a ambos, mientras se encontraba lamentándose frente al monumento en honor a sus compañeros de clase, asesinados por los Fragmentos de Omega hace cuatro años, construido sobre el lugar donde solía estar la mansión Akatoikitos después de su demolición. Un mural de piedra, ornamentado con flores, con las fotos de cada una de las víctimas de la masacre y con la frase “Siempre presentes en nuestros corazones” grabada en sí. 

-Sarah…Dime qué debo hacer… - le imploró en lágrimas, a la vez que la miraba a través de una foto suya pegada en el mural - …Por favor…dime qué es lo que debo hacer… ¿Por donde tengo que empezar…para buscar a Ray…? ¿Por qué no me dices algo…desde donde quiera que estés…? ¡Aunque sea sólo una palabra…!

Recordó cuán triste estaba en aquel entonces, ya que se sentía muy culpable por la muerte de su amiga. Culpable por haber enloquecido a Ray hasta el punto de llevar a intentar matarlo con la intención de callarlo de una vez, mientras escapaba con él y Sarah de la mansión, ya que éste estaba tan enloquecido como él el día de la tragedia. 
Enloquecido por haber matado por primera vez no a una, sino a tres personas, siendo éstas personas sus compañeros en la organización de Stroyer, Flashodan de la Luz, Hydrust del Agua, y Morbor del Hierro, que en el momento de sus muertes ignoraron su presencia al creerlo débil, e incluso ignoraron también que la chica y el chico que encontraron escondidos eran de hecho sus seres más queridos, aunque de haberlo sabido, no le hubieran importado en absoluto a los tres Fragmentos de Omega matarlos.
El haber ignorado cuán nervioso y demente se estaba volviendo Ray esa noche le llevó a creer sellarle a Sarah, sin quererlo, su destino, al interponerse ésta entre ambos amigos para evitar en vano otra muerte más. 
A causa de este error se maldijo a sí mismo por perder la cordura, aún sabiendo que no fue su culpa. Por exigirle a su amigo el por qué estaba con los asesinos de sus compañeros, sin deseo alguno de esperar hasta después una respuesta. Y más aún sin tener en cuenta la situación en la que estaba. Y sin tener en cuenta que el mismo mató a tres de esos asesinos para salvarlos a él y a su hermana.

-…¡S-Si tan sólo…! ¡Si tan sólo no hubiera enloquecido…! ¿¡Por qué!? ¿¡POR QUÉ HA PASADO ESTO!? ¡NO LO ENTIENDO!

Sumiso en pura frustración él golpeó el suelo con furia, ignorando o soportando el dolor que ganó en sus puños al hacerlo. Y fue en ese momento, cuando sintió que de algún lado lo estaban observando, cosa que lo incomodó mucho, ya que creía estar solo.
Con muchos nervios, Zack se limpió rápidamente los ojos con sus manos, para luego dar la vuelta y encontrar cara a cara por primera vez, a Lazarus y a Tabnir, con sus chalecos blancos.

-¿Quienes son ustedes? – preguntó nervioso.

-...Lamentamos molestarte en un momento como éste. – se disculpó Tabnir, antes de presentarse – Soy Tabnir, y él es mi compañero, Lazarus. Ambos somos agentes al servicio del Gobierno Astral.

-¿Qué? ¿Gobierno Astral? ¿Qué es eso?

-¡Así es! – le afirmó Lazarus, para luego explicarle - ¡El Gobierno Astral es la organización más poderosa del mundo, existente desde el momento que los Entes llegaron a la Tierra, hace más de 6000 años! 

-…¿Eh?

-¿Eh? ¿Cómo que “eh”? ¿Acaso no me has oído? ¡Estamos detrás de los Fragmentos de Omega!

-…Lazarus, mejor déjamelo a mí.

-Bah, adelante.

-Escucha. Me disculpo nuevamente por interrumpirte, pero hemos venido para encontrarte…Zachary Anderson.

-¿C-cómo saben mi nombre?

-El Gobierno Astral lo sabe todo. Nosotros lo sabemos todo de ti, hasta tu fecha de nacimiento. Podemos rastrear la identidad de cualquier persona en el mundo en cuestión de segundos. Pero ahora volvamos al tema. Como te ha dicho mi compañero, estamos tras los Fragmentos de Omega, ya que de todos los grupos terroristas que el Gobierno Astral ha enfrentado en años, ellos se han convertido en los más peligrosos por la capacidad de crear y manipular los elementos de la naturaleza. 

-¿Manipular los elementos de la naturaleza? ¿Entonces aquello no era magia? – se cuestionó el muchacho, recordando cómo en aquella fatídica noche Stroyer y sus esbirros masacraron a sus compañeros de clase.

-No… Los Fragmentos de Omega pueden crear los elementos de la naturaleza por medio de sus dispositivos elementales.

-Espera un momento, ¿acaso dijo si hacían magia? ¡Ellos no son magos con varitas!

-¡Lazarus!

-¡Oigan! ¿De qué va todo esto? ¿Por qué me buscan?

-Pues…porque tú eres el único sobreviviente de la masacre de la mansión Akatoikitos. Y por eso mismo nos será más “fácil” buscar a los Fragmentos de Omega.

-¿Facil? ¿Cómo que fácil? ¿Acaso soy una especie de guía?

-No, no. Pero por lo que sabemos, tú conoces a uno de ellos… ¿verdad?

Zack se sorprendió mucho.

-…¿Ray?

-Exacto. El Fragmento de Rayo, Railo. 

-¿Railo? 

-Todos los Fragmentos de Omega poseen un nombre en clave. Y en el caso de Elijah Raymond Corwin, el suyo es Railo. Sabemos que se trata de él, en base a los encuentros que tuvimos con él y Stroyer, el líder de la organización, y además, por la mera casualidad de que parte de los nombres reales de los Fragmentos de Omega estén presentes en sus alias. Él es…tu mejor amigo, ¿verdad?

-¿Cómo lo saben?

-Te lo acabo de decir. Lo sabemos todo de ti. Y también de él, así como el hecho de que tenía una hermana menor, asesinada de manera trágica por su propia mano. Y aún así, eligió seguir allí, con tal de cumplir los objetivos principales de su líder, matando a todo aquel que se interponga en su camino.

-¡No! ¡Fue un accidente! ¡No la quiso matar! ¡Es que yo…!

-¿Qué tú qué? – interrumpió Lazarus.

-¡Sarah murió por mi culpa! ¡Yo intenté discutir con Railo, ignorando lo loco que se encontraba! ¡Con tal de cerrarme la boca él intentó matarme, pero entonces ella…Sarah…se interpuso entre nosotros dos y…! ¡Maldita sea…yo…!

-…Entiendo. Con que ella intentó razonar con su hermano, protegiéndote...

-¡No sólo eso…! ¡Ella me pidió que lo sacara de esa organización!

-¿Qué? – se sorprendió Tabnir.

-¡Eso mismo! ¡Me hizo jurar que lo regresara a casa...!

-…Ya veo. Pero aún así, eso no quita ni cambia el hecho de que la mató, y de que sea ahora una amenaza tanto para el mundo como para nosotros.

-¿¡Qué quieren decir!? ¿¡Van a matarlo!?

-…Sí. Tenemos que detenerlos, tanto a él como a los otros Fragmentos de Omega, a como dé lugar.

-¡No! ¡No lo hagan!

-…Aunque tal vez, no tengamos que hacerlo…Si es que lo capturamos.

-¿Capturarlo?

-Exacto. Y qué mejor forma de capturarlo…contigo mismo.

-¿Yo?

-Así es… Por eso es que vinimos por ti. ¿Quieres sacarlo de esa organización, verdad? Pues entonces únete a nosotros. Somos lo contrario a los Fragmentos de Omega, y nuestro deber es ir tras ellos e intentar detenerlos.

-¡Aunque vas a tener que dejar de lado a tu familia y amigos para ir con nosotros!

-¡Lazarus!

-¿¡Qué hice ahora!?

-¡No tenías que ser tan directo!

-¿¡Abandonar a mis seres queridos!? ¿¡Están los dos locos!?

-¡PUES SI QUIERES UNÍRTENOS, NO TIENES ELECCIÓN! – le hace saber Lazarus - ¿QUIERES IR A POR TU AMIGUITO, VERDAD? ¡NOSOTROS SOMOS TU ÚNICA OPCIÓN!

-…Maldita sea…

-…Como sea. Te daremos una semana para pensarlo. – le dijo Tabnir – En siete días, volveremos a estar aquí, a la misma hora, para escuchar tu respuesta. Vámonos ya, Lazarus.

-¿¡LE DISTE UNA SEMANA!?

-Así es. Ahora cállate. ¿Acaso estas olvidando nuestro trabajo?

-…De acuerdo. – contestó rezongando.

-…Con que una semana… - se había dicho a sí mismo, poniéndose a pensar en dicha oferta.

Y fue así, que los dos agentes, tras conocerle en persona le invitaron, aunque no de la mejor manera, a “unírseles” para ir detrás de Railo, sabiendo ahora que era un truco para alejarlo de sus conocidos y familiares con tal de llevarlo hacia la Secta Astral Europea. Habiendo caído en dicho truco, Zack evidentemente se reunió con ellos una semana después, de vuelta en el mismo lugar, accediendo a irse con ellos a por los Fragmentos de Omega y a por su mejor amigo, abandonando tanto a su familia y amigos, como a sus hermanos Jerome, Isabella, y su amiga Nidia, como a su pueblo natal, e incluso sus sueños y objetivos para el futuro.

Pasado el tiempo, junto a Lazarus y Tabnir, y sin marcharse de América, conoció sus verdaderos nombres, y también a los demás miembros de la organización de los Fragmentos Blancos, entre ellos al líder, Saecar Imperius, miembro de alto rango del Gobierno Astral. Aprendió junto a ellos la historia de los dos Entes, Alfa y Omega, las deidades progenitoras del planeta. Aprendió como luchar y moverse con cautela, y también a cómo utilizar las granadas de luz para cegar a sus enemigos y escapar.
Sin embargo, siempre sintió que le faltaba algo más por saber como “Fragmento Blanco”, como por ejemplo aprender idiomas como el francés o el alemán dada la situación actual. Saber más sobre la historia de los Entes y el Gobierno Astral. O incluso saberlo exactamente todo sobre los Fragmentos de Omega, ya que hasta los eventos de hace tres meses, no conocía la identidad de Stroyer. Y sus supuestos compañeros, conocedores de ambas cosas, no se molestaron en decirle en ningún momento la mayoría de las cosas.

Volviendo al presente, Zack se frustra nuevamente.

-¡Maldita sea! ¡Debí sospechar que algo andaba mal! ¿¡Pero por qué entonces no me llevaron tiempo atrás hacia la Secta Astral Europea!? ¿¡Y qué cosas le habrán hecho a Jerome una vez que lo retuvieron!? Espera…

Justo en ese instante, vuelve a recordar la vez que Soleyu le dijo que hace tres meses, poco después de haberlo conocido en Nueva York, que un tipo idéntico a él y con el cabello ordenado le intentó matar por confundirlo con los Fragmentos de Omega, por el que también supo del objetivo primordial de la organización. “Revivir” a La Última Vida, es decir, al Ente Omega.

-Tiene sentido si Soleyu me lo dijo antes que ellos…¡pero es imposible! ¡Sé que no estoy loco! ¡Y tampoco puede ser que Jerome sea él!

A la vez, continúa corriendo de manera constante entre los árboles del Campo de Marte, para ahora huir por la izquierda, sobre las avenidas Joseph Bouvard y Emile Deschanel, a fin de meterse por entre los edificios que ve allí, para interceptar desde allí a cualquier vehículo andante como un autobús francés o un taxi y montarse encima, colgándose de cualquier barandal que tuvieran estos. Aunque dada la situación y la madrugada, la suerte no parece estar de su lado. 

-Maldición… Ni siquiera sé hacia donde voy. ¡Pero no puedo detenerme! ¡Si dejo que me tomen no podré cumplir mi promesa! – se dice, antes de seguir corriendo una vez más hacia los edificios, intentando perderse en ellos. 

Y es ahí, cuando se da cuenta de dos cosas importantes. De que Jane y Nala pueden rastrearlo tanto por su mente como por su olor. Teniendo en cuenta eso, se frustra todavía más. Piensa en quitarse el chaleco y parte de su ropa, pero hacerlo no evitaría que la mujer loba no lo hallase, ya que cree que ella puede oler hasta su sangre. Y aunque la cosa pasara al revés, no tendría forma de engañar a Jane y su habilidad mental.

A la vez, desde debajo de la Torre Eiffel, y tapándose la nariz con un pañuelo, Lazarus mantiene un rostro lleno de ira y resentimiento por la inesperada y merecedora golpiza que Zack le dio por hablar mal de Sarah. Por otro lado, mientras el resto de los mercenarios que están allí se muestran algo alarmados por la huida del muchacho, Geremaia mantiene la calma como si no le importase tanto el asunto, mirando con seriedad hacia el Campo de Marte.

-…Jefe, ¿no deberíamos haber perseguido todos al supuesto “Zorro Blanco”? – le pregunta Stefan - No quiero que la lobita se quede con esa presa.

-Gere está seguro de lo que hace, no te preocupes tanto. – le contesta Laimar.

-A ti no te he preguntado, ciego.

-Seré ciego, pero soy más fuerte que tú.

-…Lo preguntaré de nuevo. ¿No deberíamos haber ido tras ese muchacho, jefe?

-¡TIENE DAZÓN! ¡DEBIMOZ DE ID TODOZ A POD EZE MANIÁTICO, EZPEZIALMENTE YO! ¡QUIERO HAZEDLE PAGAD POD DOMPEDME LA NARIZ! – aclara con furia Lazarus, aún con el pañuelo en su nariz.

-Ya, ya... – calla a todo el mundo Geremaia – No hacía ninguna falta. Además, Zachary no puede ir muy lejos. Lo sé.

-¡P-PEDO PAPÁ! ¡ÉL EZ EL ZODO BANCO! 

-… ¿Podrías cerrar la boca, Dean? Pareces un pingüino cuando hablas así.

-¡P-PE…! ¡HMPH! - ante el osado comentario de su padre, Dean se ve obligado a callarse con razón, reconociendo lo mal que suena hablando. Y es ahí, cuando él escucha un ruido similar al de una campanada, que parece repetirse una y otra vez.

-¿Qué es ese ruido, y de dónde viene? – dice Tabnir.

-¡Descuiden, soy yo! – aclara Gere, quitando de su bolsillo su teléfono móvil. - ¿Quién habla…? Oh Akins, eres tú…ajám…sí… ¿Qué, lo dices en serio?

-¿Akins?

-¿P-POQUE PAPÁ ESTÁ SOGPENDIDO?

-¿Pero cómo es…? – cuestiona sorprendido - …De acuerdo. Debí de imaginármelo. Entonces ya nos moveremos.

-¿Señor Friedkin? ¿Quién es Akins?

-Es mi informante – contesta más serio que antes – Y me acaba de decir…que los Fragmentos de Omega están por llegar a París…

-¿¡Q-QUÉ!? – se sorprende nuevamente Lazarus, dejando de cubrirse la sangrante nariz por unos segundos - ¿¡Pero no acaban de llegar por mar hasta no sé donde!?

-Así es, y se ve que de allí han de haber buscado otro avión u helicóptero hasta el aeropuerto de Paris-Orly. Y pensar que de verdad llegarían por tierra hasta aquí…Bueno no importa. Tenemos que prepararnos de inmediato.

-Pero señor, ¿qué hay del muchacho y de los demás mercenarios? – pregunta Connor.

-Tienes razón, Connor. Los necesitamos para estar a la par con Steven y sus Fragmentos. De lo contrario seremos superados en número y fácilmente eliminados.

-No diga idioteces jefe. Déjeme a mi solo contra todos ellos. – interrumpe Stefan – Sobre todo contra el samurai y ese vampiro…

-¿Así como has podido contra Stroyer? Recuerda que él te cogió desprevenido cuando intentaste atacar a Tetsu.

-Eso sólo ha sido un descuido. No volverá a pasar.

-¿Y cómo puedo estar tan seguro de eso, Stefan? ¿Puedes darme una razón?

-…Bah, está bien. ¿Entonces que haremos?

-Hasta que Jane y los demás encuentren a Zachary, tan sólo nos limitaremos a vigilarles cuando lleguen. Es lo más prudente ahora mismo. Además, como Steven está seguro de que él es el Zorro Blanco, le será fácil eliminarnos si no está él presente a nuestro lado, ya que siempre que lo está, Steven nunca ataca de manera temeraria o sorpresiva.

Habiéndolo escuchado, los dos Fragmentos Blancos y los tres mercenarios planifican entonces su siguiente movimiento, pensando en contactar más tarde con Jane y los demás. 
Y cuando proceden a moverse, al mismo tiempo que la telépata y su equipo va en busca de Zack, un avión cruza por encima de París a eso de las seis y media de la mañana, en dirección hacia el sur. Dentro de él, los Fragmentos de Omega le ordenan a un piloto al que han tomado de rehén que se dirija hacia el aeropuerto de Paris-Orly, ubicado al sur de la ciudad.

-¡CONTINÚA PILOTANDO, MALDITO BASTARDO! ¡CONTINÚA! – amenaza con rudeza Lucifer al piloto.

-HAHAHAHAHA – ríe Finem, asustando con su risa al pobre hombre.

-¡Oigan, no sean tan crueles con él! – les pide Louis a sus compañeros. 

-¿¡POR QUÉ!? ¡ES NUESTRO REHÉN, CONEJO DE PASCUA!

-¡No soy un conejo de pascua!

-¡París, vamos a llegar a París! ¡Ouiiiiiiiiiii! – grita de la emoción Horus.

-¡Vamos a llegar a París! ¡Wiiiiii! – repite con un tono burlón Fuunra - ¡No me digas, pequeño mequetrefe! ¡Yo pensé que íbamos a ir a Italia!

-¿Acaso iremos a Italia, maestro Fuunra? – le pregunta más emocionado.

-¿Eh? ¡No! ¡La Secta Astral está en Alemania, tonto! ¡E Italia se encuentra muy al sur de ese país! ¿¡Acaso te piensas que en Italia hablan en alemán!?

-¡Tiene mucha razón, jajaja! ¿A propósito, ya llegaremos al aeropuerto?

-Qué imbécil es… - se decepciona Glacius – Nosotros no iremos allí.

-¿Ehhhh? ¿Cómo que no, maestro Glacius?

-¿Acaso malinterpretaste lo que dijo nuestro líder? Él planea llevar este avión hacia el aeropuerto para distraer a nuestros enemigos, mientras nosotros nos bajamos aquí, en París.

-¡Oh, eso es muy cierto! ¡Jajaja!

-¿¡QUÉ!? ¿¡NO VAMOS A ATERRIZAR, DEENEAC!?

-¡PARECE QUE NO, DUMINIC!

-JAJAJA, ESTAMOS EN FRANCIA MARCH, JAJAJA. – dice Max alegremente.

-Santo cielo…

-Silencio – ordena Stroyer – Estamos por encima de la Torre Eiffel…Ya es hora de bajarnos…

-…Steven.

-¿Qué sucede, Heather?

-Sé que es muy importante ir a por el tesoro que mora en la Secta Astral de Alemania…pero una vez que pisemos esta bonita ciudad… ¿no te apetecería pasear por aquí…y de paso comer algo? Como en los viejos tiempos…

-No necesitamos comer mientras poseamos los dispositivos elementales. Ni tampoco necesitamos dormir, ni pasear por Francia, ya que no estamos de visita.

-Lo sé…pero solo tú y los que tienen esa nanomáquina en sus cuerpos. En cambio yo y mis hermanos no poseemos eso, como sabrás… 

-Por supuesto que lo sé. ¿Pero acaso no han descansado por un tiempo durante el vuelo o siquiera durante el viaje por mar? Recuerdo que Duminic y Deeneac comieron unas ostras.

-Sí…pero por lo menos…quisiera hacer esto…aunque claro, si tú no lo deseas, no soy quien para protestar.

-…Bien. Ya que el avión atraerá a nuestros enemigos hacia el aeropuerto tendremos algo de tiempo para “descansar” como sugieres, una vez que toquemos tierra. 

Ante su respuesta, Heather esbosa una sonrisa. Y cuando el aeroplano sobrevuela París, es ahí cuando todos se equipan con paracaídas, para luego saltar del vehículo aéreo hasta el campo de Marte. Con muchísimos nervios, para sorpresa de la mayoría, Glacius abre la puerta. El aire que entra a continuación es tan fuerte, que Horus casi se resbala.

-V-Vamos…s-salten… - pide el frío y extrañamente tembloroso Fragmento…

-¿Por qué te comportas así, Glacius? – pregunta Fuunra

-T-Tan solo salta, idiota…

-¡Oh, cierto! ¡Lo he olvidado! ¡Le tienes miedo a las alturas!

Al escuchar su respuesta, Glacius no le responde. En cambio, le da indirectamente la razón al payaso, empujándolo con ira hacia el exterior.

-¡AAAHHHHHHHH! – grita del susto, usando al instante su paracaídas.

-…Hmph…

-Supera tu miedo, Glacius. – le ordena Stroyer, antes de saltar junto con Heather – Heather, sujétate fuerte de mí.

-…Si no enfrentas tu miedo, no serás fuerte. – le advierte Tetsu con tranquilidad, antes de saltar.

-¡FUERA ABAJOOOOOOOO! – exclama Horus antes de saltar temerariamente.

-¿Dominas al miedo, o el miedo te domina a ti? – le pregunta ahora Gliam.

-Tan sólo salta… - dice enojado.

Luego del Gato Sonriente, los demás Fragmentos se marchan también del avión, quedando únicamente a bordo tanto Railo y Glacius como el amenazado piloto.

-R-Railo…ahora vas t-tú… - le dice su compañero, con más nervios que antes por elegir ser el último en saltar.

Sin embargo, su compañero no le presta atención, ya que se encuentra mirando con bastante preocupación y pesimismo la ciudad de París, pensando, al igual que Zack, en la promesa que había hecho junto con él, Sarah, Jerome y Nidia de visitar la capital de Francia, estando también seguro de que su mejor amigo debe pensar, o debió haber pensado en lo mismo. Y que tal vez, cuando se reencontraran aquí, cosa que no desea, utilizará la misma promesa como una herramienta para intentar convencerlo otra vez de volver a casa.

-Railo…

-¿Eh? ¿Glacius? ¿Qué sucede?

-I-Idiota…debemos salir de este avión… ¿O-Olvidas el plan?

-Tienes razón… ¿Dónde hay un paracaídas?

-Toma. Tengo uno para ti.

-Gracias, ya saltaré… ¿Estás asustado?

-N-No… Tan sólo…salta…

-…Bien.

Extrañado por la actitud de su compañero, Railo decide saltar del avión, divisando al resto de los Fragmentos caer hacia la ciudad parisina , esperando el momento oportuno para utilizar los paracaídas. 
Y pasado casi un minuto, ese momento llega, haciendo que cada uno de ellos use sus respectivos paracaídas, brincando en el aire al hacerlo. Y en el tiempo que todos continúan descendiendo, Fuunra ve a Lucifer con un rostro bastante arruinado y débil, sin tardar mucho en darse cuenta de lo mareado que se encuentra.

-¡JAJAJAJAJA! ¿¡NUNCA HAS VIAJADO EN UN AVIÓN, LUCIFER!? – se le burla mientras cae - ¡AHORA ERES TODO UN ANGELITO CAÍDO DEL CIELO!

-¡C-Cálla…te! ¡A-Al menos…nunca me han em…pujado como a t….! ¡BLAAAARRRGGGHH!

A causa del mareo y del consecuente aire que se mueve por su cabeza, el metalero finalmente vomita, asqueando a la mayoría de sus compañeros, evitando por pura suerte también manchar a alguno de ellos con su vómito. 

-¡AHHHHH! ¡PERO QUÉ REPUGNANTE! – exclama Louis.

-¡AHHH, NOOO! ¡QUE NO ME TOQUE! ¡QUE ESA COSA VISCOSA NO ME TOQUEEE! – grita aterrorizado Max, aferrando a March.

-…Ni que fuera ácido sulfúrico, Maximilian… - le dice Gliam.

-¡O-Ojalá…lo fuera! – añade Glacius, sin tolerar al Sombrerero y sin mirar hacia el suelo a causa de su temor.

Pasado un corto tiempo, todos aterrizan ya sobre París.

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