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20-Incógnita

A eso de las cuatro y media de la mañana, aproximadamente por una de las varias rutas de Inglaterra, caminando sin cansancio alguno, tras haber cruzado prados, árboles y paisajes habitados por muchos o pocos animales, y mientras los automóviles pasan por al lado suyo, el enmascarado en ningún momento sudó, descansó, y ni siquiera comió. 
Luego de su derrota a manos de Tetsu, se vio obligado a huir para evitar cualquier otra confrontación contra los Fragmentos de Omega y continuar siguiéndolos desde lejos, ya que sabe que se marcharán hacia Alemania en busca del tesoro de la Secta Astral Europea.
Y nada más salir del Bosque de Wanderland, de aquel lugar que consideró hace tiempo como su “hogar” , el intruso caminó junto con su pica hacia Londres por horas y horas, donde espera encontrar un barco que lo lleve hacia Francia, o un avión que lo lleve hacia Alemania.

Con tal de no perder tiempo, pensó en ir corriendo hacia su destino, ya que nunca se cansaría, pero teme que al hacerlo, sus enemigos lo puedan coger de sorpresa en algún momento. Incluso pensó en pedir a algún conductor automovilístico que lo llevara hacia allí, pero es muy amable como para obligar a quien se negara a hacerlo. Y también como para robar un vehículo, por lo que no tuvo otra opción que ir caminando con mucha cautela.
Durante el viaje, pensó en lo ocurrido ayer. Para él era inevitable encontrarse con los Fragmentos de Omega, ya que esa era su intención. Quería encontrarse con ellos personalmente, sobre todo con el líder de la organización, con el fin de exigirle la ubicación del “verdadero líder”. De aquel, que le arrebató todo lo que apreciaba, en su intento de borrar su existencia. Su padre. Su amada, y a todas las personas que le enseñaron a vivir, o literalmente, a toda su “familia”. 

Sin embargo, si bien se encontró con ellos, no sólo fracasó en averiguar el paradero de su archienemigo, sino que además no esperó encontrarse a tres miembros de los llamados "Fragmentos Blancos", al servicio del Gobierno Astral. Y entre ellos, a aquel que permitió que toda su familia pereciera. A aquel que juró ser su “hermano”, y que por su culpa lo perdió todo. A aquel, que le sirve al hombre del que quiere tomar venganza, bajo el nombre de “Zorro Blanco”.
El odio que le tiene es tal, que nada más verlo, intentó matarlo con su fuego azul, sólo para terminar sorprendido y confundido, no porque él haya conseguido evitar su muerte otra vez, sino porque en aquel momento no parecía saber quien era. Ni mucho menos, parecía saber que podía crear fuego. 

Y mientras continúa caminando, de pronto se detiene. Deja de moverse, ya que presiente que alguien lo está observando, o que alguien se le está acercando por detrás. Dicha presencia parece acercársele cada vez más rápido, por lo que el enmascarado se alarma, y dando la vuelta, rápidamente empuña su pica con la mano derecha, al mismo tiempo que abre su mano izquierda para crear llamas.
No obstante, al girar, no ve a nadie de frente, pero vuelve a sentir a esa misma presencia a su costado, perdiéndose entre los árboles.
Sin saber qué es lo que acaba de pasar, de repente piensa que tal vez esa presencia que lo acecha pueda ser uno de los Fragmentos de Omega, aunque no está completamente seguro, teniendo en cuenta que ahora mismo ellos deben estar en Londres o en Francia. Pero como no sabe quién es, y sobre todo, como esa presencia lo está siguiendo por alguna razón en especial, decide a última instancia adentrarse en el bosque, en su busca.

Una vez dentro, descubre que las hojas de los árboles, junto con algunos arbustos, obstaculizan la vista. Y normalmente, al pasar a través de ellos, una persona ordinaria sufriría rasguños en la cara por parte de las ramas. Pero eso no le preocupa en absoluto al piquero, ya que con su máscara, no sufriría ni siquiera una cosquilla. En cambio, lo que parece preocuparle es el hecho de que las hojas de los árboles y arbustos no permitan detectar con sus ojos a aquel que lo estaba siguiendo. 
Por unos segundos, piensa en quemar los árboles, para conseguir ver a esa persona, pero al instante se niega a hacerlo, por temor a crear un incendio forestal como el que inadvertidamente creó en el Bosque de Wanderland, y en el acto, matar a algunos animales inocentes.

Desechando la idea del fuego decide observar el suelo, y halla en la tierra unas huellas casi invisibles, a tal punto que no parecían serlo, probablemente porque el individuo es muy rápido. Entonces, guiándose por dichas huellas, el enmascarado se adentra en el bosque, apartando de en medio los arbustos y ramas con su pica. Y pasados unos cinco minutos, llega a una zona del bosque abierta donde las huellas acaban.
Al llegar, observa los árboles a su alrededor para encontrar al sujeto, pensando que podía haberse escondido. Tan sólo encuentra a algunas ardillas en ello, y a unos zorros en el suelo, mirándolo con timidez. Sintiendo que de alguna forma pudo haber caído en una trampa, el piquero vuelve a mirar el camino por donde vino, sólo para no ver nada raro, ni a nadie.

-…Cálmate. No es una trampa. – le avisa de la nada alguien, cuya voz rápidamente le es reconocida.

Dándose la vuelta otra vez, descubre ante sus ojos, a la vez que algunos de los animalitos huyen, a su supuesto “hermano”. Al responsable secundario de que su familia muriera... Al propio Zorro Blanco.

-¡ISAAAAAAAAAAAAAAC! – le grita el enmascarado, que rápidamente crea una llamarada con su mano izquierda. Sin embargo no consigue darle, ya que éste rápidamente desapareció, para reaparecer en un parpadeo a sus espaldas, tirándolo forzosamente contra el suelo y apagando las llamas en un segundo.

-¡Oye, cálmate! – le pide “Isaac”, que todavía lo mantiene inmovilizado - ¡Te he traído hasta aquí porque tengo que hablarte! ¡Imaginé que crearías un alboroto si me veías frente a las personas, pero cielos! ¿¡No te importa matar a estos animalitos!?

-Vete al diablo...¡MALDITO! ¿¡QUÉ HACÍAS EN EL BOSQUE DE WANDERLAND AYER!?

-¿¡Qué!? ¡Tan sólo escúchame! ¡Quiero ayudarte a perseguir a los Fragmentos de Omega!

-¿¡Ayudarme!? ¿¡Así como dijiste que me ayudarías a salvarlos a “ellos”!? – le recuerda, enfurecido.

-¡No podía hacer nada! ¡Estaba fuera de mi alcance! ¡Si lo hubiera hecho, mi jefe y mis compañeros descubrirían quién soy en realidad!

-¿¡Que quien eres en realidad!? ¿¡Y yo qué!? ¡Dijiste que eras mi “hermano”! ¡Los hermanos se cuidan los unos a los otros!

-¡Así es! ¡Y por eso sigues vivo!

-Grrrrrr...

-¡Adivinaré! ¡Como en nuestros anteriores encuentros, me volverás a decir que preferirías haber muerto, con tal de que tu “familia” viviera! ¡No seas canalla!

-Tú eres el canalla…y un traidor. - le responde con ira.

-¡No tenía opción! ¡Estoy algo demente, eso sí! ¡Admito que odio a todo el mundo, sobre todo a los del otro mundo, pero cuando se trata de los de nuestra sangre, hago lo que sea para que vivan! Cosa que no quiere mi jefe, claro.

-…Al grano, ¿¡qué es lo que quieres!?

-¡Ayudarte! Sé que andas tras los Fragmentos de Omega, con tal de llegar a mi jefe. Pese a que ellos no tienen ninguna conexión con él, cosa que no crees, si lo sigues eventualmente te encontrarás con algunos agentes que podrían llevarte hacia el mismo. O incluso puedes encontrártelo en persona si la suerte está de tu lado, pese a que es más peligroso que yo, o que el bastardo de Stroyer.

-Ahora yo adivinaré…¿utilizarás ese dispositivo otra vez?

-¿Te refieres al Fragmentador? ¡Pues sí! Como Guardían de la Historia, ¿¡cómo viajo a través del espacio y del tiempo si no lo tengo en mis manos!?

-¿¡Porqué entonces no lo usas para llevarme de vuelta con mi familia!?

-¡Porque seré descubierto! ¡El Fragmentador registra automáticamente cada era o lugar al que transcurro, como ahora mismo! ¡Estamos en el Bosque de Dina, al lado de Wootton Road, al sur de Northampton, Inglaterra, 19 de octubre de 2009, 04:36 de la madrugada!

-¡Está bien, está bien! ¿¡En dónde están los Fragmentos de Omega!?

-¡En Francia, en la región de Caen!

-¿¡Qué!?

-¡Me has oído! Y ahora mismo se dirigirán hacia París, así que levántate, que crearé un portal para ti.

-Si quieres que me levante, ¡quítate de encima!

-Oh, casi lo olvido…je.

Poniéndose ambos de acuerdo, Isaac deja de inmovilizar a su “hermano”, ayudándolo a levantarse, para luego revisar su mano izquierda, en la cual se revela el Fragmentador, un guantelete de metal, con una especie de consola pequeña ajustada en la parte superior, notándose en ella una pantalla y un par de botones, entre los mismos las letras de la A a la Z, y los números, del 0 al 9. 
Acto seguido, el Zorro Blanco escribe con dicho teclado la dirección a la que enviará al enmascarado.

-¿A dónde me enviarás? – pregunta éste.

-¡A Francia, concretamente a París!

-¿¡Por qué allí!? ¡Acabas de decir que los Fragmentos están en Caen!

-¡El portal que crearé te llevará unas horas al futuro, concretamente cuando ellos ya estén allí! ¡En otras palabras puede que te los encuentres en persona, así que ten cuidado! ¡Y antes de que te vayas, toma esto! 

-¿Qué se supone que es?

-¡Pastillas para controlar tu cordura! ¡Las necesitarás de lo gruñón que eres!

-…De acuerdo. Ahora hazlo. Llévame a Francia.

Ya preparado, él comienza a ver cómo Isaac pulsa de nuevo los botones, alzando la mano izquierda hacia delante, abriéndola por completo. 
En ese momento, de su guantelete salen, de forma instantánea, unos rayos negros que parecen “tocar” el aire, como si hubiera algo invisible en medio, creando en cuestión de segundos un portal espacio temporal, en el cual el piquero mira con sorpresa su destino, como si el portal fuera una especie de ventana o puerta a otro mundo surgido del suelo o de la oscuridad misma del bosque.

-¡Ya está! ¡Ahora ve! – le avisa.

-…No creas que te perdonaré. – le recalca su "hermano", antes de atravesar el portal como si se tratara de un hoyo, el cual es cerrado por el propio Isaac poco después.

-…Vaya…Olvidé preguntarle si sabía francés… Bah. De todas formas, siempre se las arregla solo.

El tiempo pasa. Y a eso de las 10:30 de la mañana, él se encuentra ahora en otro bosque, sólo que éste no está en una ruta, sino en el Jardín del Luxemburgo, un gran parque público muy conocido por su teatro de títeres y sus zonas de juego, en donde los niños por ejemplo, juegan con barcos y veleros en miniatura en el estanque que queda frente al mismísimo Palacio de Luxemburgo, que mora al norte del Jardín.
Dentro de dicho bosque, él se reúne con lo que parecen ser sus dos camaradas. Un "hombre" bastante alto y una mujer bastante baja que no tienen pinta de ser siquiera franceses, ni de pertenecer a esta época.

-Finalmente el tan dichoso guardián aparece. – comenta el hombre corpulento, semidesnudo, y de más de dos metros de altura, cuya cara está cubierta con una máscara de ogro de color verde, estando apenas vestido con unos pantalones, cinturones y botas. Porta además una especie de garrote gigante como arma.

-¿Por qué haces lo que te da la gana, Isaac? – lo reprende seriamente la mujer, de cabello lacio y de color plata, y con un parche que tapa su ojo izquierdo, dejando el otro intacto. Curiosamente, el color de su ojo derecho es de un rojo tan puro como el de los Fragmentos de Omega cuando éstos ejecutan sus respectivos elementos.

-Pues porque es la mano derecha del Comandante, pese a su edad. Tanto le gusta viajar por la corriente temporal, que pronto se perderá en la Historia para crear alguna paradoja.

-¡Pero claro, Oni! ¡En mi obsesión por viajar en el tiempo me he perdido hasta que he logrado dar con ustedes! ¡Pero ahora aparecerá mi yo del futuro o del pasado en un minuto, y te pateará el culo!

-...¡Lo va a hacer de nuevo! – dice el corpulento agente, a punto de darse la vuelta.

-¡Isaac, no juegues con el Fragmentador! ¡Puedes alterarlo! – le advierte la mujer, llamada Odín, creyendo que él se aparecerá al instante detrás de Oni por medio de otro portal.

-…¡JAJAJAJAJA! – se echa a reír el Zorro Blanco de manera maniática, o burlona.

-¿Qué…? Maldito imbécil…

-Debiste ver tu cara. ¡Cielos, qué estoy diciendo! ¿Cómo vas a verte la cara con esa máscara de ogro que tienes? Y eso que nunca te la he visto, y no quiero imaginarme tampoco cómo luce tu rostro.

-Por lo menos no tengo una vergonzosa cicatriz en el ojo como tú. Será falsa, pero es también un golpe duro para alguien "perfecto" como tú. - contesta, fingiendo quitarse una basura de un ojo.

-¡C-Cállate! …Cielos. Esto de reunirnos en cada momento para asegurarnos de no habernos perdido en la corriente temporal me es aburrido. ¿No lo creen? Seguro que no.

-No es sólo por eso. Es también para reunirnos y hacer las misiones juntos, como equipo. Por más que ostentes el cargo de General, ya que tengo que recordarte que quieres ser tratado de la misma forma que el resto de los Guardianes. Ahora lo que tendríamos que hacer es patrullar París en busca de aquellas “abominaciones de la vida” que han escapado a este mundo.

-… ¿Abominaciones de la vida? – se sorprende Isaac, sabiendo de quiénes habla. – Oh, claro… ¡pero prefiero seguir a Stroyer! ¡Es lo que más deseo!

-¡Pero…!

-Odín, déjalo. El avaricioso prefiere hacer las cosas solo. Y parece que al Comandante no le importa en absoluto, siempre y cuando no se pierda en el tiempo ni provoque nada en su contra.

-…Mmph.

En medio de la discusión, un indiferente Isaac revisa sus bolsillos, buscando algo que le es de vital importancia. Y en cuestión de segundos, parece alterarse al no encontrarlo.

-Mierda, mierda…. ¿¡DÓNDE ESTÁN!? ¿¡DONDE MIERDA ESTÁN MIS PASTILLAS!?

-¿Qué es lo que le ocurre? – pregunta Oni – Ah, cierto…él está loco.

-Parece…que se le acabaron las píldoras para su cordura. – responde Odín – El haber usado con frecuencia el Fragmentador y perseguir a los Fragmentos de Omega por su cuenta parece estresarlo enormemente hasta el punto de enloquecerlo.

-¡OIGAN! ¿¡DONDE ESTÁN MIS PASTILLAS PARA LA CORDURA!?

-¡Ve a buscarlas al cuartel general si ya no las tienes!

-¡ESTOY SEGURO DE QUE LAS TENÍA! ¡LO ESTOY! Espera un minuto… ¡MIERDA, MIERDA, MIERDA! – se maldice, pisoteando el suelo con furia, al recordar que le dio las pastillas a su hermano.

-Jajaja. En ese estado, más que un zorro, parece un perro rabioso…

-¡MIERDA, MIERDA! – continúa maldiciendo Isaac, que sin pensárselo dos veces, utiliza el Fragmentador para ir en busca de más pastillas.

-¡Isaac, espera! – intenta detenerle Odín, sin éxito.

-…Bueno. Con él fuera, imagino que podremos ir en busca de esas “abominaciones”, sin tener que soportar sus actitudes en el intento. Además, cada vez que los tres trabajamos en equipo, siempre pero siempre él recibe el crédito por su fama.

-Oni, estás siendo rencoroso. Como cierta persona...

-¿Y cómo quieres que no lo sea? En fin, salgamos de aquí. No perdamos tiempo. Pero qué digo. Si lo perdemos simplemente podemos volver atrás con el Fragmentador, aunque no deberíamos usarlo para retroceder unos segundos o minutos atrás en el tiempo a menos que sea importante.

-Por supuesto. Vamos…

Los dos guardianes proceden a marcharse con la total cautela del Jardín de Luxemburgo, en ese momento, repleto de gente.
Y de vuelta al pasado, a eso de las seis menos cuarto de la mañana, Jane continúa discutiendo enormemente con los dos Fragmentos Blancos, Lazarus y Tabnir, al descubrir que han engañado a Zack para sus fines luego de que éste aparentemente desapareciera.

-¡D-Dean, cálmate! – callaba Tabnir a su compañero, retomando la charla, asombrado al igual que el resto por la desaparición de Zack -…Jane…dado el caso, te diré porqué lo convencimos de unirsenos a nosotros hace tres años…

-Hazlo. Y cuéntamelo todo.

-Lo haré, ya que de no hacerlo, me leerás la mente. En fin, aquí voy… Hace cinco años, el líder de la Secta Astral Europea, Bertram Wermond, anunció frente a miles de Gladios, Ore Gladios, y agentes del Gobierno Astral su abdicación al cumplir ochenta años. Sin embargo, durante su ceremonia de despedida, algo inesperado y cruel ocurrió. Un joven, habiéndose infiltrado dentro como un Gladio, pese a la máxima seguridad que había, dio un paso al frente. Y a continuación se quitó el traje enfrente de todos, para aparecer luego con un chaleco emplumado semejante al de los Fragmentos de Omega. Con una sonrisa malévola, este joven le dijo al líder que era hora de morir, sacando de su bolsillo una espada de luz. 

-¿Espada de luz?

-Sí. Una espada de luz. Y en ese momento, con tal de proteger a su máxima autoridad, los Gladios y Ore Gladios se abalanzaron juntos contra el joven, sólo para que la gran mayoría terminara sin vida. Él demostró ser mucho más rápido que cualquiera, más atacando que esquivando. Y finalmente, tras abrirse camino entre ellos, acabó despiadadamente con la vida del líder, al atravesar su corazón con su arma. Luego escapó para jamás ser encontrado. Ni siquiera las cámaras de la Secta pudieron registrarlo en su huida. Lo más confuso de esto, es que no se sabe el por qué del asesinato.

-…Y ese asesino es…

-Sí. Aquel al que los Fragmentos de Omega llaman Zorro Blanco. Aquel que pudo despertar una personalidad asesina tras la masacre de la mansión Akatoikitos… Zack Anderson.

-¡Pero no es él…! – refuta Jane, creyendo en la inocencia de Zack.

-¡ABRE LOS OJOS, JANE! ¡TE ESTÁS ENAMORANDO DE ÉL! ¡EL AMOR NUBLA EL JUICIO COMO DICE MI PADRE! ¡Y ME DICES A MÍ QUE ME MIRE EN UN ESPEJO!

-¡No es cierto!

-¡SÍ! ¡HA ESCAPADO GRACIAS A TI DE NOSOTROS! ¡MIENTRAS SIGUIERA CREYENDO QUE ERA UN FRAGMENTO BLANCO, MIENTRAS SIGUIERA BAJO ESA PERSONALIDAD BUENA QUE TENÍA, PENSÁBAMOS LLEVARLO HASTA LA SECTA ASTRAL EUROPEA, DONDE SERÍA RETENIDO! ¡SÓLO ÉL PUEDE SER EL ASESINO, NI SIQUIERA SU HERMANO, QUE ESTÁ ALLÍ!

-¿Jerome...? ¿¡Cómo que está allí!?

-Poco después de haber “reclutado” a Zack como un Fragmento Blanco, nuestro líder, Saecar Imperius, nos dio la orden de secuestrarlo, con tal de comprobar si podría ser él el asesino de Bertram Wermond. Sin embargo, mientras era retenido, el verdadero Zorro Blanco sorprendió varias veces a los Fragmentos de Omega, hasta hace tres meses, en Nueva York, de acuerdo a las cámaras de vigilancia de la ciudad...

-¿Y entonces, lo han dejado ir?

-No. El hermano de Zack sigue retenido hasta el día de hoy. Incluso…se lo ha convertido en un Gladio, al servicio de la Secta Astral Europea. El asunto es tan confuso, que el Gobierno Astral no piensa dejar libres tanto a Jerome, como a Zack…

-¿¡QUÉ!?

Todos se sorprenden, sobre todo los dos Fragmentos Blancos y Jane, al escuchar ese grito, ya que proviene de nada más ni nada menos que de Zack, quien decidió regresar de tomarse un respiro por la parte norte del Campo de Marte bajo los árboles que hay allí, al notar la fuerte discusión que se está llevando a cabo.

-¡Zack! – lo llama Jane, tan contenta como sorprendida.

-Dean…Vince…¿¡CÓMO QUE MI HERMANO ESTÁ RETENIDO!? ¿¡QUE SIGNIFICA TODO ESTO!?

-¡Z-Za-Zack! – titubea él, sorprendido al igual que su compañero.

-¡I-IMPOSIBLE! ¡DEBERÍAS DE HABERTE ESCAPADO! – le reprocha Dean.

-¡DÍGANME LA VERDAD! ¡AHORA! – exige, enojado.

-…Carajo… Escucha…esto no es lo que parece… Todo lo que has escuchado…

-Zack. – le interrumpe Jane – Ellos te han engañado. No eres realmente un “Fragmento Blanco”. Creen que eres Zorro Blanco, y pensaban llevarte como “uno de los suyos” hacia la Secta Astral Europea, donde serías detenido junto con tu hermano gemelo por la muerte del líder de ésta hace cinco años.

-¿¡P-PERO CÓMO ES QUE JEROME ESTÁ ALLÍ!?

-¡LO HEMOS SECUESTRADO, POCO DESPUÉS DE HABERTE “RECLUTADO” A TI! – le revela Lazarus - ¡Y HASTA EL DÍA DE HOY SIGUE ALLÍ, ASÍ QUE SI QUIERES VERLO NO TIENES MÁS OPCIÓN QUE SEGUIR CON NOSOTROS, ZORRO BLANCO!

-¡U-USTEDES…! – comienza a decir el muchacho, frustrándose. - ¡YO NO SOY EL ZORRO BLANCO!

-¡LO ERES! ¡ME APUESTO A QUE ESTUVISTE POR HUIR AHORA MISMO DE NOSOTROS, PARA LUEGO OPTAR POR REGRESAR AQUÍ PARA CONFUNDIRNOS!

-¡NO ES CIERTO! ¡FUI A TOMARME UN PEQUEÑO RESPIRO! ¡ADEMÁS, EL ZORRO BLANCO DEL QUE HABLAN TIENE UNA CICATRIZ EN EL OJO IZQUIERDO! ¡Y YO NO!

-¡CLARO QUE LA TIENES! ¡QUÍTATE ESE MAQUILLAJE COLOR PIEL DE TU CARA AHORA MISMO EN ESTE INSTANTE!

-¿¡DE QUÉ HABLAS!? ¡YO NO TENGO NINGÚN MAQUILLAJE!

-¡NO NOS MIENTAS! – le calla de manera impaciente. Luego se le acerca, y con sus manos intenta “removerle” el maquillaje con el que él supuestamente cubre su cicatriz.

-¡EY, QUÉ HACES! ¡DÉJAME EN PAZ!

-¡NI LO SUEÑES!

-¡Oye, déjalo! – le recrimina Jane, furiosa, dándole una gran bofetada para apartarlo de Zack. El golpe es tal que él no sólo retrocede, sino que por probable torpeza, cae al suelo.

-¡AUCH!

-¡Dean!

-¡V-VINCE, AYÚDAME CON ESTO!

-…Z-Zack. Escúchame…

-¿¡QUÉ TENGO QUE ESCUCHAR DE USTEDES!? ¡ME HAN ENGAÑADO TODO EL TIEMPO! ¡DEJÉ A MI FAMILIA PARA IR EN BUSCA DE MI AMIGO, PENSANDO QUE ESTO VALDRÍA LA PENA! ¡Y AHORA JEROME ESTÁ INVOLUCRADO EN ALGO QUE NO DEBÍA!

-¡Escucha...! Sé que Dean piensa que eres el Zorro Blanco, y que decidiste regresar sólo para hacer alguna especie de actuación. Pero si de verdad fueras él, ¡te habrías ido de inmediato en busca de los Fragmentos de Omega, sea cual sea el motivo! Así que yo creo…que no eres él…

-¿¡VINCE!?

-¡Usa el sentido común, Dean! ¡Cuando estábamos en el Bosque de Wanderland, él no cambió de personalidad en ningún momento, ni siquiera cuando Railo lo torturó emocionalmente! ¡Y no olvidemos que él me ayudó a seguir de pie luego de que ese sombrerero me disparase! ¡O que incluso cuando lo hicimos parecer a un Fragmento de Omega hace tres meses en Nueva York!

-¿¡Y QUÉ!? ¡PUEDE SER UN GRAN ACTOR! 

-¡Yo no creo eso! Simplemente…no creo que sea él.

-¿¡TE HAS VISTO EN UN ESPEJO, VINCE!?

Zack mantiene el silencio, mirándolos a ambos con rencor y tristeza.

-…Zack, sé que quieres sacar a Railo de la organización, por más que haya asesinado a su hermana, a alguien muy querido para ti, y por más que haya sido cómplice en la muerte de tus compañeros. Y a diferencia de Dean, yo respeto eso, por más ridículo que pueda parecer. Siempre lo hice por un lado. Pero escúchame, por lo menos a mí. Ven con nosotros hacia la Secta Astral Europea. Una vez que estés allí te juro que no sólo te reunirás con tu hermano, sino que también podrás seguir en busca de tu amigo, junto a él…como un Gladio.

Ante la propuesta de Tabnir, Zack no sabe qué responder. Si accede a ir hasta Alemania, hacia la Secta Astral Europea, podría ver de nuevo a Jerome, y también podría seguir en busca de Ray como un Gladio. Pero eso significaría que de hacerlo, no encontraría a su amigo para rescatarlo, sino para matarlo, al ser éste un enemigo del Gobierno Astral, ya que un Gladio existe para cumplir órdenes, no para sus propios objetivos. Y de convertirse en uno, sin duda, recibiría la orden de matar a su mejor amigo junto al resto de los Fragmentos, cosa que no desea por nada en el mundo, por lo que sin mucho pensar tiene ya en claro qué va a decir al respecto.

-¿Y bien, qué me dices?

-¿Para qué quiero ir allí, con ustedes después de ser engañado?

-¡Zack!

-¡Dímelo Vince! ¡Dame una verdadera razón para ir allí!

-¡YO TE LA DARÉ! ¡SI DECIDES ESCAPARTE AHORA MISMO, SERÁS PERSEGUIDO POR NOSOTROS Y POR TODAS LAS FUERZAS DEL GOBIERNO ASTRAL, Y EVENTUALMENTE SERÁS CAPTURADO! ¡Y UNA VEZ QUE TE TENGAMOS, PUEDES IRTE OLVIDANDO TANTO DE TU PEQUEÑA E INSIGNIFICANTE PROMESA COMO DE VER LA LUZ DEL DÍA JUNTO CON TU HERMANITO!

-¡Y qué si voy allá! ¡Aún como un Gladio, no lograré sacar a Ray de la organización de Stroyer! ¡Ustedes mismos me lo han dicho! ¡Un Gladio sólo existe para cumplir órdenes absolutas! ¡No tiene caso que sea uno de ellos si sé que mi objetivo será el de acabar con él!

-¡JAJAJA! ¡NO TIENES OPCIÓN! ¡AHORA TE VAS CON NOSOTROS! ¿¡NO DEJARÁS A TU HERMANO SOLO A MANOS DEL GOBIERNO ASTRAL, VERDAD!?

-¡Son... realmente despreciables! ¡Me imaginé que pasaría por muchos problemas al querer ir detrás de Ray, pero no creí que fueran así! ¡Y por supuesto que no quiero abandonar a Jerome, pero si me reúno con él, entonces no podré cumplir la promesa que le hice a Sarah luego de todo lo que he hecho!

-¡NO VALE LA PENA CUMPLIR LA PROMESA DE AQUELLA PEQUEÑA MOCOSA, SOBRE TODO SI SU HERMANO LA MATÓ!

Al escuchar el osado y cruel comentario de Lazarus sobre Sarah, Zack no se contiene y le da un puñetazo directo en el rostro. La fuerza del golpe es tan grande como el enojo que siente, que el Fragmento Blanco cae al suelo nuevamente con dolor. Rápidamente, una asombrada Jane lo contiene, mientras el muchacho se lamenta por dentro de haberlo hecho, ya que es la primera vez que lastima a alguien, se lo mereciera o no, dejándose llevar tan así por la ira.
Y los demás mercenarios se sorprenden por este inesperado golpe, sobre todo Byron, que queda con la boca abierta. Sin embargo, a Geremaia no parece importarle mucho que Zack haya golpeado a su hijo. Pareciera en realidad, como si de algún modo, lo viera venir.

-¡D-Dean! – grita Tabnir, que lo ayuda a levantarse.

-¡Ghhh…! ¡M-MI NARIZ! ¡ME ESTÁ SANGRANDO LA NARIZ! ¿¡L-LO VES, VINCE!? ¡SU FUERZA ES BRUTAL! ¡ES EL ZORRO BLANCO! 

-¡Cállate un momento! ¡Te ha golpeado porque te atreviste a hablar mal de su amiga!

-¿¡ACASO LO ESTÁS DEFENDIENDO!?

-¡Idiota! ¡Yo habría hecho lo mismo de lo terco que eres!

-¡Ya basta! – los calla Zack - ¡A…a partir de ahora, seguiré mi camino solo! ¡Iré en busca de Ray por mi cuenta, y también conseguiré sacar a Jerome de las manos del Gobierno Astral! ¡De alguna forma lograré ambas cosas por mí mismo! ¡Yo elegí tomar este camino, aún si fui engañado, y lo cumpliré!

Dicho esto, el muchacho se quita de encima a Jane para abandonarla tanto a ella como a los demás, echando a correr con todas sus fuerzas hacia el Campo de Marte, precisamente por los árboles que hay en éste en un intento de desaparecer su rastro.

-¡ZACK! – grita Jane, que intenta detenerle en vano.

-¡SE ESTÁ ESCAPANDO OTRA VEZ! – advierte Lazarus.

-Ay, Zachary… - suspira Geremaia, aparentemente decepcionado.

-¡PAPÁ, AYÚDAME! ¡NO LO DEJES ESCAPAR!

-Es tu trabajo, no el mío. No estoy afiliado al Gobierno Astral, pero bueno…tú y Vincent no pueden hacer nada por sí solos ya… Jane, ve con tu equipo a por él.

-…Sí. – obedece la telépata, apenada - ¡Byron, Nala, Katran, Thomas, acompañenme!

Los cuatro mercenarios se juntan con su líder y proceden a abandonar la Torre Eiffel, a Geremaia y al resto para ir tras Zack. Al momento de marcharse, Byron mira a Dean por unos instantes.

-¡Ohhhhhh! – le alcanza a decir, antes de marcharse, por el golpe que recibió a manos de Zack.

-¡MALDITO…! – intenta insultarle Dean, tapándose la nariz.

-¡Dean, cálmate! ¡Todavía te está sangrando la nariz!

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