Luego de un largo viaje por
tierra, en Jeep y en Porsche, y mientras las nubes casi invisibles del oscuro
cielo cubren la luna, el grupo de Zack, Lazarus y Tabnir, mezclado con el de
Jane, Nala, Byron, Thomas y Katran llegan finalmente a un silencioso Westminster,
con poquísima gente deambulando aún en las calles.
Y una vez que los vehículos estacionan en una esquina, el muchacho despierta tras dormirse durante el viaje, levantando su cabeza del hombro de la recién despierta telépata. A la vez, la mercenaria mira molesta el firmamento, aparentemente por el tortuoso recorrido.
Y una vez que los vehículos estacionan en una esquina, el muchacho despierta tras dormirse durante el viaje, levantando su cabeza del hombro de la recién despierta telépata. A la vez, la mercenaria mira molesta el firmamento, aparentemente por el tortuoso recorrido.
-Mierda… Hacedme recordar en todo
momento que no mire hacia arriba. – pide con algo de preocupación.
-En ese caso, creo que deberías
usar esto, Nala – le contesta Thomas, dándole unas gafas de sol tan negras como
el azabache.
-Gracias, Tommy.
-¿Mirar hacia arriba? ¿Por qué? –
pregunta inocentemente Zack.
-No querrás saberlo…
-¡Por fin hemos llegado, ya me
estaba por dormir! – añade con alivio Lazarus, que sale de su Porsche junto a
su compañero - ¡Además, ya no soportaba ya que ese mercenario retrocediera con
tal de asustarme!
-Mejor no hables, te puede
escuchar. – le aconseja inútilmente Tabnir.
-¡Me importa un comino! Además… ¡estamos en
Londres, jajaja! ¿A QUÉ NO ES FABULOSO, VINCE? ¡ESO DE ALLÁ ES EL BIG BEN, Y…!
-¡Si, lo sé! ¡Pero no vinimos de
visita aquí! Por más triste que suene…
-¡Jajaja! ¿Qué ocurre nenaza?
¿Queríais conocer la torre del reloj? – le pregunta Byron, burlonamente,
saliendo de su jeep.
-¡Cállate!
-¡De acuerdo, me callo! ¡Entiendo
que no quieres hablar por que puedes llorar, jajaja!
-¡Arrrgh! – gruñe enfadado,
apretando los puños con fuerza.
-Cálmate, Dean…
Y aún sentado en el vehículo de
los mercenarios, e ignorando a sus dos compañeros, Zack, que se encontraba algo
dormido por el largo recorrido, recupera rápidamente las energías por su propio
asombro. Muy fascinado, divisa el Big Ben, con sus cuatro relojes iluminados,
mostrando la hora actual, exactamente las dos de la mañana, en cada uno de sus
lados.
-¡Vaya, jamás había visto en
persona el Big Ben, más que en revistas y en libros!
-Yo tampoco Zack, y la verdad
que es muy bonito. – le dice Jane, igual de encantada.
-¡Pues ahora lo estáis viendo, en
todo su esplendor! – les afirma Byron - ¡Cuando yo era un crío, logré la hazaña
de subir hasta la cima de la torre del reloj! Aunque el castigo que recibí
luego no fue muy compasivo que digamos…
-¿Qué, tú vives aquí, Byron?
-¡Vivía, chico! Y si bien me he
mudado a otro sitio tiempo después, evidentemente he regresado, aunque no para
quedarme como tu sensible compañero.
-Sino para reunirse con nosotros.
– dice de la nada alguien, que se aparece lentamente ante el grupo, junto con
sus guardaespaldas.
-¡Así e…! ¿Qué?
Escuchando dicha voz, y sobre
todo Lazarus, todos se paran como si fueran a recibir a alguien respetable, ya
que de hecho, reciben a alguien. Alguien a quien Fred y los mercenarios no ven
desde hace poco. Y alguien a quien Zack y sus compañeros no ven desde hace
tiempo.
Alguien, acompañado por otros tres mercenarios, cuyos rostros reflejan enormemente lo poco amigables que pueden ser. Alguien, que en realidad es el “jefe” de todos los presentes.
Alguien, acompañado por otros tres mercenarios, cuyos rostros reflejan enormemente lo poco amigables que pueden ser. Alguien, que en realidad es el “jefe” de todos los presentes.
-¡Geremaia Friedkin! – responde
Zack, sorprendido tras volver a verle.
-Buenas noches a todos. – habla
el hombre, vestido totalmente de negro, con gabardina y zapatos. – Sobre todo a
ti, Jane.
-Gracias, Gere. Como verás, ya llegamos. – sonríe la ex oficial.
-¡Eh, jefe! ¿Qué tal? – saluda
Byron.
-Oh, Byron. Parece que se te
creció un poco el cabello desde la última vez que te vi. Imagino que has sido
muy pícaro con mi hijo hasta ahora.
-¡Jajaja, y vaya que sí, pues lo
sigo siendo!
-¡Papá! – se queja Lazarus,
siendo ignorado.
-Bueno... Antes de marcharnos,
debemos discutir un par de cosas. Pero primero, Zachary, te daré un látigo de
cuero, con una muy buena consistencia, capaz de azotar y de inmovilizar hasta
el hombre más corpulento. No es muy seguro tener como arma solamente una granada
de luz. – le dice Geremaia, mirando por un segundo a Tabnir y Lazarus.
-No, pero me da igual usarlas.
Muchas gracias. – agradece el muchacho, recibiendo su obsequio.
-No hay porqué. Segundo, haré el
honor de presentarles a Zachary y a sus compañeros a los tres caballeros que me
acompañan, ya que ellos son los únicos que no los conocen, a diferencia del
resto...y de Dean, que ya conoce a dos de ellos.
-¡Oye, esos son Connor y el tío
Laimar! ¡No los había visto desde que era joven!
-…Dean. No seas descortés. Deja
que se presenten.
-¡Hazle caso a tu padre, nenaza!
-¡TÚ CÁLLATE!
Haciendo una reverencia, e
ignorando nuevamente a su hijo, Gere les pide a sus acompañantes que se
presenten ante Tabnir y Zack. El primero de ellos en presentarse es un hombre
corpulento y afroamericano. Casi igual de alto que Katran. Y a diferencia de
éste, es calvo, usando unos anteojos de sol como los que usa Nala en este
momento, pese a que no es de día aún.
-Mi nombre es Connor Silverman.
Soy el guardaespaldas personal de Geremaia.
Luego pasa el segundo hombre, casi de
la misma edad que Gere, pelirrojo, alto, corpulento y vestido con una bufanda oscura,
unos pantalones formales y una gran chaqueta, que deja entrever por debajo una
camisa verde, abotonada casi hasta el final. Lo que más le llama la atención a
los dos Fragmentos Blancos es el hecho de que él mantenga en todo momento los
ojos cerrados, sin abrirlos aunque sea para parpadear.
-Laimar.
-¿Eres el hermano de Geremaia? –
le pregunta Zack, curioso por haber oído a Lazarus mencionarle como tío.
-…Hermanastro – responde serio
antes de permitir que su otro compañero se presente.
Finalmente, el tercer hombre se
presenta, siendo el único mercenario, además del más joven, que no conoce
Lazarus. Su apariencia de por sí, inquieta un poco a todos los tres agentes del
Gobierno Astral, al vestir una gabardina verdosa, portar en su espalda una
metralleta y una espada medieval, y poseer un rostro algo más que inexpresivo,
con ojos rosados y un cabello tan castaño y desordenado como el de Zack.
-Stefan…Gordon. – se presenta,
revelando un par de colmillos al hablar. Luego, mira por unos cortos segundos a
Nala, aparentemente con algo de desprecio, mientras retrocede.
-Bien. Ya que han conocido a
mi querido hermanastro y a mis dos guardaespaldas, vayamos ahora al grano. –
habla Geremaia – Jane.
-Los Fragmentos nos han
descubierto en la mansión Heart-King. – empieza a explicar Jane - Pero de
acuerdo a Zack, Lazarus y Tabnir, alguien más fue descubierto antes… Un
enmascarado que portaba una pica, y tenía además la capacidad de crear y
manipular el fuego...
-Oh… ¿será él?
Todos se extrañan
por la falta de sorpresa de Geremaia.
-Papá… ¿Sabes quién es?
-Bueno… ¿Ese enmascarado lucía un
traje negro y rojo, y una máscara blanca con el aspecto de la cabeza de un
dragón con la boca abierta?
-¡Sí…!
-Entonces sé quién es el
misterioso piquero. Bueno, no sé realmente quién pueda ser la persona que se
esconde detrás de esa máscara, pero sé de quién están hablando.
-¿Geremaia, cómo es que sabes
sobre él? – pregunta Zack, sorprendido.
-Ay Zachary, creo haberles dicho
en mi casa, exactamente hace tres meses, que vigilaba las calles de Nueva York
gracias a varias cámaras que se hallan aún hoy en día por la ciudad, y por las
cuales he visto a los Fragmentos de Omega.
-Ehh, sí. ¿Pero y qué con eso?
-Bueno...sucede que por la
ciudad, también he visto a ese sujeto, merodeando por los callejones. Y
teniendo en cuenta lo sucedido en la mansión Heart-King, me supongo que este
sujeto anda tras los Fragmentos de Omega, incluso desde hace tres meses.
-¿¡De verdad!? ¡Cielos!
-Cuando supe por boca de los tres
que dicho enmascarado había irrumpido en el bosque de Wanderland – interrumpe
Jane, citando a los Fragmentos Blancos - yo me supuse que era él, ya que me lo habías
mencionado hace meses. Pero Gere, ¿acaso tú también sabías que él…puede
controlar el fuego, como Stroyer?
-…No. Y eso me sorprende mucho de
él, ya que no es un simple piquero. Ni siquiera le he visto crear fuego en
ningún momento a través de las cámaras de Nueva York.
-¿En serio? ¿Y qué hay de la
explosión del casino de la ciudad? – pregunta el muchacho - ¡Ray casi muere por
ello!
-No lo sé, Zack. El fuego que ese
sujeto puede crear es de color azul, ¿verdad? Y las llamas que consumieron el
casino…eran verdes. No estoy diciendo que él no haya sido el responsable de la
explosión, pero…
-¡Quizás de algún modo las llamas
se volvieron verdes! Es lo único que se me ocurre…
-¡De cualquier forma no lo
sabemos! – calla Lazarus, procediendo a hablar - ¿Papá, porqué no nos has dicho
nada mientras aún estábamos en América?
-Porque estaba investigando por
mi cuenta, y además, tú y tus compañeros debían ir en busca de esa chica de
cabello negro. La que había sido raptada por Steven y sus esbirros, cuyo novio
me llamó mucho la atención.
-Syrinne y Soleyu… - añade Zack,
pensando en ellos y echándolos de menos - … ¿pero porqué el interés en él?
-Pues porque ese chico tiene
habilidades sobrehumanas, ¿no es así?
Recordando a Soleyu, y las
habilidades que éste poseía de engañar a su cerebro con tal de obtener una
fuerza y velocidad mayores, Zack, Jane, y los otros dos Fragmentos Blancos se
sorprenden por cómo Geremaia sabe sobre el corredor.
-¡S-Sí! – afirma asombrado - ¿Pero
cómo lo sabes?
-Bueno…el tatuaje en su mano
izquierda, el de una serpiente engullendo su propia cola, la cual forma un
círculo que encierra las letras HH, es una prueba de ello.
-¿Una prueba? ¿Y por qué? –
pregunta Jane.
-Veréis…existe una organización
clandestina en el mundo, situada en la isla de Groenlandia, especializada en la
alquimia y en la tecnología, llamada Hidden Heaven.
-¿Hidden…Heaven? ¿De ahí las HH?
-Así es. Dicha organización posee
en sus manos un “poder” con el que pretende conquistar el mundo, pero para controlarlo
en su totalidad, comenzaron a experimentar con varios conejillos de indias
humanos, generalmente obteniéndolos por medio del secuestro, insertándoles a
éstos parte de dicho poder.
Los resultados obtenidos fueron variables. Varios de esos sujetos de prueba fallecieron durante las experimentaciones, ya que no pudieron resistirlo. Sin embargo, otros sí, presentando en sus cuerpos un único tatuaje, o símbolo...
Los resultados obtenidos fueron variables. Varios de esos sujetos de prueba fallecieron durante las experimentaciones, ya que no pudieron resistirlo. Sin embargo, otros sí, presentando en sus cuerpos un único tatuaje, o símbolo...
-¿Quieres decir…que Soleyu era
uno de esos conejillos de indias?
-Es. Y siguieron experimentando
con él, al igual que con las personas que fueron capaces de resistir el
fragmento del poder insertado en sus cuerpos. Pero antes de que estos
experimentos terminaran, ocurrió cierto incidente, hace tres años, en el que se
vieron involucrados los Fragmentos de Omega...y ese piquero con máscara.
-¿De verdad? ¿Y qué fue lo que
pasó?
-Bueno…creo que si se lo dijera
ahora, perderíamos más tiempo.
-¿Qué…? ¡Claro, tenemos que ir a
por los Fragmentos de Omega!
-Así es. Se los contaré más tarde.
Tenemos que apresurarnos en llegar a la estación de Charing Cross. Los
Fragmentos de Omega se reunirán allí con el resto de los que estaban aquí en
Westminster para marcharse a Francia.
-¿Estaban? ¿Quiénes estaban aquí?
-Fuunra, Finem, y un extraño
Fragmento llamado Broken. Fueron enviados aquí a reclutar a un nuevo miembro
para la organización. Y ahora se reunirán con los demás. Ahora vayamos antes de
perder mas tiempo. – les ordena Gere a todos, quienes acceden con firmeza.
-¿Broken? ¿Quién será él? – se
pregunta Zack mientras se mueve.
Y ya en camino hacia la dichosa
estación, y tras haber hablado de Hidden Heaven, Geremaia vuelve a recordar con
seriedad el momento en el que hace apenas una media hora, aproximadamente, antes
de reunirse con Zack y Jane, y los respectivos equipos de éstos, él y sus tres
guardaespaldas encontraron, en la calle de Victoria Embankment, los cadáveres
de los soldados de esa organización, a quienes Broken había “deprimido” hasta
el punto de llevarlos al suicidio, y al líder de éstos, aún vivo y solo, al
borde de la locura. Alarmándose, y creyendo que pueda ser alguna especie de
trampa, Connor desenfunda y carga su pistola, actuando con cautela.
-Geremaia, mira eso. – le avisa
Laimar, “mirando” hacia los cadáveres con los ojos cerrados.
-Pero qué tenemos aquí... –
añadió ante semejante escena, al mismo tiempo que Stefan registró con cierta
crueldad los cadáveres de los soldados, al patear a algunos con tal de dar
vuelta los cuerpos, y olerlos como si fuese un perro, o más que un simple
perro.
-…T-Tú…eres…”él”… - dice el
líder del acabado escuadrón.
-¿Qué fue lo que te ha ocurrido?
– le pregunta indiferentemente Gere.
Al principio, el soldado líder se
negó a contestarle, sabiendo que era enemigo de su organización, pero aún así,
preso del dolor emocional, decide que ya nada le importa en este mundo, por lo
que cede.
-Intentamos…detener a los
Fragmentos de Omega…pero el Fragmento del Alma…Broken…nos derrotó a todos con
su poder… entristeciéndonos…hasta el punto de recurrir al suicidio…
-Ya veo… ¿Y cuántos de los tuyos
hay por aquí?
-…Estamos por toda Europa…je je je…
incluso hasta la muerte…no revelaré ninguna información a NeptoTec…
-Oh…bueno. Debo decirte que de
hecho, me has revelado información, mi querido amigo. Connor, baja el arma, no
hay nada por qué preocuparse, por ahora.
-Entendido, señor Friedkin. –
obedece el corpulento agente, guardando su arma.
El soldado se
extraña por la actitud de su enemigo.
-… ¿Qué? ¿Cómo que yo he…?
-Pues sí. Acabas de confirmarme
que estáis por toda Europa, aunque me lo suponía. Eso me bastará para mantener
los ojos abiertos en todo momento.
Al haber escuchado la respuesta,
el soldado líder deja de hablar, mirando con más tristeza el suelo. Sin
siquiera pensar en su familia, si es que la tiene, pierde definitivamente las
ganas de vivir, mientras Geremaia se marchaba junto con sus acompañantes a
reunirse con los Fragmentos Blancos y los otros mercenarios.
Y tras haberse alejado varios metros, pudo escuchar un disparo proveniente de donde se encontraba aquel soldado...
Y tras haberse alejado varios metros, pudo escuchar un disparo proveniente de donde se encontraba aquel soldado...
Tras viajar por debajo de la
tierra en el Zanco Panco, Stroyer, Heather, Railo, Horus, Glacius, Tetsu,
Gliam, Louis, Maximilian, su liebre March, y los gemelos Duminic y Deeneac llegan
finalmente a la estación de Charing Cross, aprovechando justamente el horario
de cierre de la misma con tal de no ser interrumpidos por la seguridad de dicha
estación ni por ningún transeúnte.
Una vez que todos salen, Louis,
quien es el último en abandonar su propio tren, quita una especie de
control remoto de su bolsillo, con el cual oprime uno de sus varios botones. Al
hacerlo, activa el piloto automático del Zanco Panco, dándole la orden de
regresar por donde vino hasta su guarida, en Mirror’s Abyss, para que en medio del túnel se autodestruya, a fin de no volver a ser usado otra vez.
-Ahí va otro de mis inventos - se dice con pesar.
Todos entonces se marchan hacia el exterior, quitando las verjas que se encuentran de en medio hasta llegar a la calle de Northumberland Ave.
-Ahí va otro de mis inventos - se dice con pesar.
Todos entonces se marchan hacia el exterior, quitando las verjas que se encuentran de en medio hasta llegar a la calle de Northumberland Ave.
-¡Ohhh, algún día quisiera volver
a andar en ese tren! – exclama muy fascinado Horus.
-¿Sabes que va a destruirse, verdad?
-¿Acaso…tenía piloto automático?
– pregunta Glacius, notablemente sorprendido.
-¡Así es! – le afirma Louis – Mis
inventos son sumamente maravillosos como verás. Y yo soy sumamente maravilloso
también.
-Mmph, supongo que sí,
“conejito”. Eres más genio que lo que era Vortaxio. Él no inventó siquiera un
vehículo que pudiera sernos útil, ya que nos decía, a espaldas de Stroyer, que
no era un corredor de carreras, sino un genio. Un genio que merecía ser adorado
como un rey.
-Qué arrogante fue en vida. Pero
bueno, si Steven me lo permitiera, iría con vosotros a cualquier lado, y quien
sabe, quizás podría hacer uso de un dispositivo elemental.
-Como quieras, me da lo mismo.
-…Steven, finalmente hemos
llegado. – le dice Heather - ¿Ahora tan sólo tenemos que salir fuera y esperar
a que lleguen los demás?
-No tendremos que esperarlos. Ya
están aquí, junto al nuevo miembro de la organización.
-¡Me pregunto quién será nuestro
nuevo amigo! – se pregunta Horus - ¡Railo! ¿Tú que opinas?
-No lo sé. Ni siquiera sabemos
cómo es de aspecto el nuevo Fragmento. Pero tan sólo me da lo mismo, aunque
tengo la sensación de que no será alguien amigable. Además, no tiene que ser un
“amigo".
-¡Yo creo que será alguien
genial, jajaja!
-¡Tú siempre crees cosas así,
idiota! La verdad es que no tienes remedio…
-Silencio. – calla a todos el
líder – Ahora…dirijámonos hacia el muelle de Embankment, que está muy cerca de
la estación de trenes. Allí esperaremos a los que faltan. Y luego, busquemos el
vehículo marítimo que Louis ha fabricado para poder partir hacia Francia.
-¡Vamos allá! – replican
simultáneamente los gemelos Twidlecutt.
-¡SIIIIIIII, VAMOS MARCH, JEJEJE!
– le dice Max a su liebre, teniéndola en brazos.
Todos los Fragmentos obedecen. Sin
embargo, antes de seguir al resto de sus compañeros hacia la calle de Victoria
Embankment, Railo se detiene repentinamente.
Se detiene porque comienza a
sentir algo extraño a su alrededor. Como si fuera obra de alguien, que ocasiona
algún ruido para llamar su atención, él empieza a sentirse observado, sólo que
no se ha escuchado nada, ni parece ver la silueta de nadie cuando éste se da la
vuelta, en dirección a la estación.
Molestándose por lo que pueda ser
algún producto de su imaginación, causado por los nervios, decide seguir de
largo. Pero antes de hacerlo, escucha un “aleteo”, que proviene de los árboles
que se encuentran en la calle de Northumberland Ave.
Al mirar hacia allí, la sorpresa que recibe a continuación es tanta, que abre la boca de la incredulidad, y los ojos del terror, al encontrar parado, sobre uno de los árboles, al misterioso ser alado que había visto hace tres meses en la ciudad de Nueva York.
Al mirar hacia allí, la sorpresa que recibe a continuación es tanta, que abre la boca de la incredulidad, y los ojos del terror, al encontrar parado, sobre uno de los árboles, al misterioso ser alado que había visto hace tres meses en la ciudad de Nueva York.
Había vuelto a ver a la enigmática
criatura, igual que desde la primera vez, en la que ésta parecía acecharlo,
minutos antes de que el casino de la ciudad explotase. Con sus ojos rojos, y
unas alas tan oscuras como su apariencia, dicha criatura se va al instante,
volando como un ángel…o como un demonio.
-¡AHHHH! ¡CUERVOS! ¡ODIAMOS LOS CUERVOS! - gritan Duminic y Deeneac, que aparentemente divisan a la criatura alada antes de irse con el resto. Sin embargo, Railo pronto descubre a una bandada de cuervos ordinarios volar desde los árboles.
-¡AHHHH! ¡CUERVOS! ¡ODIAMOS LOS CUERVOS! - gritan Duminic y Deeneac, que aparentemente divisan a la criatura alada antes de irse con el resto. Sin embargo, Railo pronto descubre a una bandada de cuervos ordinarios volar desde los árboles.
-¡Oye, Railo! ¿Por qué te
quedaste atrás? – le pregunta Horus a unos metros de distancia.
-¡Mierda, lo siento! – se
disculpa el Fragmento, regresando con los demás...
Y de camino hacia la estación de
Charing Cross, a un par de manzanas de distancia, Broken, Fuunra, Finem y
Lucifer se mueven a toda prisa por las calles londinenses, tras haber perdido
el tiempo con el corredor de Parkour, a quien todos habían vuelto a ver, a
excepción del nuevo Fragmento de Omega. El enfado que el Fragmento del Alma
siente es tal, que siente remordimiento en haberle preguntado primero a Soleyu
si le recordaba, en lugar de llevarlo directamente al suicidio con su poder.
-¡HAHAHAHAHA! – ríe Finem, al
notar la ira de su compañero humano.
-¡Tenemos que llegar lo antes
posible! – grita Fuunra, apresurado.
-¿¡Cuando obtendré mi poder,
payaso!? – se le queja Lucifer.
-¡CUANDO LLEGUEMOS CON EL RESTO!
– contesta bruscamente, sin parar de correr. - ¡Broken! ¿¡Quiénes eran esas
tres personas con ese corredor!? ¿¡Y qué hace él aquí!?
-S-Son...g-gente…que
yo…d-desprecio…
-¿¡Pero quién mierda son!? ¿¡Son
de la Secta Astral !?
-N-no… No p-pertenecen…a-allí…
s-sino a…la o-organización…Stroker… P-Pero no…r-recuerdo bien…
-¡Mierda! ¿¡Y cómo es que los
conoces!?
-E-el del…s-sombrero…era
A-Abraham…Mi…m-maestro…E-el albino…Stuart… Mi compañero de celda…e-en
Hidden…Heaven…Y la c-chica…L-Laia…
-¿¡La chica qué!?
-…Y-Yo… la…a-amaba… - dice con
amargura - …hasta q-que…me botó…p-por…”él”…
-¿Él? ¿Te refieres a ese
corredor? ¡Dime cómo es que lo conoces!
-E-era…mi único…a-amigo…y
d-decidió…d-dejarme de l-lado…t-también…con tal…d-de estar…c-con ella…
-¡Oigan, estamos a unos metros de
la estación de Charing Cross! – interrumpe Lucifer, señalando la entrada de la
misma - ¡V-Veo a los demás allá!
-¡Déjame ver! ¡Tenemos que ser
cautelosos!
Sin estar seguro, Fuunra se pone
delante de sus tres compañeros para divisar a las personas que están en la
estación de Charing Cross, esperándolos. Usando el poder de su dispositivo
elemental, tiñe sus ojos de rojo con tal de amplificar su sentido de la vista,
viendo desde su posición a lo que parecen ser el resto de sus compañeros, a
Stroyer, Railo, Horus, Tetsu, Glacius, Heather, Max, Louis, Gliam, los gemelos
Tweedle, incluso hasta la liebre March, hablando entre sí, de espaldas.
-¡Sí, son ellos! ¡Están
esperándonos!
-¿De verdad? ¡Genial, ya poseeré
mi propio elemento!
-¡Apresurémonos!
Los cuatro Fragmentos de Omega
corren al confirmar la presencia del resto de los miembros de la organización
en la estación. Y moviéndose por algunos de los árboles de la zona, sobre todo
de Northumberland Ave, llegan a Charing Cross. Pero rápidamente, antes de salir
de los bosques, el vampiro comienza a sentirse como asqueado al verles a todos
ellos.
-HEHEHEHEHE – ríe como si
estuviera en realidad, gruñendo.
-¿Finem? ¿Q-Qué te ocurre?
De repente, la radio de Fuunra
suena. Con cierta inquietud, el payaso la saca de su bolsillo y contesta.
-Aquí Fuunra.
-Fuunra, estamos esperándolos en
el muelle de Charing Cross. Está al este de la estación, sobre la calle de
Victoria Embankment. – le avisa Stroyer, asustándolo de manera no intencional.
-¿Q-Qué…?
Todos se
alarman por la reacción de Fuunra.
-¿¡Oye, qué ocurre!? – demanda
saber con preocupación Lucifer.
-¿Qué sucede, Fuunra?
-S-Stroyer… ¡llegamos a la estación
de Charing Cross, y los vemos a todos allí!
Y sin que los cuatro se lo
pudieran esperar, uno de los supuestos Fragmentos de Omega en la estación saca
una especie de interruptor con su mano derecha, alzándola luego hacia arriba.
Broken consigue ver esto, y rápidamente presiente que ha caído en una trampa.
-¡S-Salgan…! – grita con
esfuerzo.
De no ser por su aviso, todos
podrían haber salido lastimados seriamente por la explosión que se desató
súbitamente en el bosque en el que se encontraban. Tras salir de los árboles,
todos se salvan de sufrir algunas heridas, tanto graves como leves, a excepción
del metalero, que cae de cara al suelo por la prisa, sufriendo por consecuente
unos leves golpes faciales.
Y encontrándose enfrente de los
falsos Fragmentos de Omega, Fuunra, aún con su radio en mano, ignorando las
voces de Stroyer y los demás, ve cómo los impostores se deshacen de sus
chalecos emplumados y de sus pelucas. Y se sorprende aún, de ver nuevamente a
dos caras conocidas, desde la última vez en Nueva York.
Ve con asombro a Zack, a quien identifica como el "zorro acosador", y a la ex oficial Winifred Burkle, que aunque su identidad actual sea la de Zoe Dominé, su nombre real es Jane Damon.
Ve con asombro a Zack, a quien identifica como el "zorro acosador", y a la ex oficial Winifred Burkle, que aunque su identidad actual sea la de Zoe Dominé, su nombre real es Jane Damon.
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