Aún encerrada, y habiendo dormido
un largo rato a causa del hombre albino, Syrinne abre los ojos nuevamente, tras
escuchar unos fuertes pasos provenientes de fuera de la habitación en la que se
encuentra. El miedo y los nervios vuelven a invadirla, sumado a la inquietud
que el completo silencio del ambiente provoca. Sin poder hacer nada, y sin
saber qué pasará a continuación, la joven sólo puede permanecer inmóvil frente
a lo que pasará, esperando no salir herida de algún modo.
La puerta se abre. Y habiéndoselo
supuesto, Syrinne ve nuevamente a Stuart en el silencioso cuarto, pero queda
asombrada y preocupada a la vez, al descubrir que éste carga a su shockeado
Soleyu, para luego dejarlo en el piso.
-¿¡S-Soleyu…!? ¿¡QUÉ LE HAS
HECHO!? – le pregunta Syrinne con ira y tristeza.
-Nada. – responde el hombre
cloroformo, que procede a liberarla de sus ataduras, sorprendiéndola.
-¿S-SOLEYU…? ¿QUÉ TE OCURRE? …¡D-DIME
QUE LE HA PASADO A SOLEYU! – le exige saber nuevamente, poniéndose al lado del
corredor tras ser liberada.
-…Él logró liberarse de sus
ataduras. Y cuando salió de aquí, fue interceptado por los Fragmentos de Omega. Y uno de ellos lo ha torturado emocionalmente con el elemento Alma, hasta el punto
de arrebatarle las ganas de vivir.
-¿Q-Qué…?
-Tu novio está muy traumatizado.
En lugar de continuar preguntándome qué le pasó, concéntrate en darle una nueva
razón para seguir adelante, ya que después de todo, lo amas. - le recalca
Stuart, antes de marcharse de la habitación.
-¡E-Espera! – intenta pararlo la
joven, persiguiéndolo inútilmente, al darse cuenta de que su captor cerró
firmemente la puerta. - ¡Mierda!
Sin poder abrir la puerta, ella
decide volver junto a su afectado y callado amado, quien permanece en el suelo
con un perturbador silencio, y sin pestañear.
Al verle el rostro, se percata de
que tiene las mejillas húmedas a causa de haber llorado con mucha fuerza, y de
que su mirada, además de estar perdida, está también vacía, como su rostro, sin
haber siquiera luz en sus ojos.
-¿S-So…leyu? Aquí estoy… -
comienza a hablarle, con un beso - Lo que sea que te haya pasado…ya no temas…ya
estoy aquí…
Soleyu no le
responde.
-S-Soy yo…Syrinne…Syrinne O’kein…
la chica que te ama…la mujer de tus sueños…así que…por favor…háblame… - le
replica su amada, acariciando su cara.
Soleyu sigue
sin responderle.
-¿P-Puedes…decirme que te pasó?
¿Quién te hizo esto…mi amor?
Soleyu continúa sin darle una respuesta.
-S-Soleyu…por favor…háblame… Me
duele verte así… Por favor…dime algo… - contesta, lagrimeando.
Soleyu
todavía mantiene su silencio, inquietando mucho a su amada.
-¡Soleyu, háblame! – se
desespera la joven, que lo abraza con fuerza a la vez que llora más, apoyando
su rostro en su pecho, en un inconsciente intento de iluminar nuevamente su
hueco corazón.
-…No hablará.
-¿Qué? – se alarma Syrinne,
dejando de sollozar.
-No hablará. Está ya hueco.
-¿Quién anda ahí? - pregunta
confusa, sin ver a nadie más en la habitación, aún abrazada a su amado.
-…Yo, mi amor.
-¿Q-Qué?
De pronto, cuando cierra los ojos
al parpadear, la joven se halla en medio de una oscuridad total, frente a una
presencia que parecía estar esperándola. El aspecto serpentino de esta
presencia, junto a su rojo cuerpo, su larga cola, su tenebrosa sonrisa y sus
ojos blancos la aterran bastante.
-¿E-En donde estoy?
-Esto es…el fondo de mi corazón,
mi vida. – le responde Ouroboros, presentándose ante ella con cortesía. – Me
sentía solo por no tenerte aquí, pero ahora puedes verme…como soy realmente.
-…T-Tú no eres Soleyu… - le
replica Syrinne, quien, por intuición, adivina con quién está hablando. - Acaso eres… ¿Ouroboros?
-…Sí y no. – contesta con cierta
decepción, pero manteniendo su sonrisa.
-¿C-cómo que si y no?
-Me dejo llamar Ouroboros por ese
“Soleyu” con tal de marcar una diferencia, pero en realidad, soy su verdadera
alma. Él en cambio, es mi cuerpo físico, y nada más que eso. Yo soy en realidad
el verdadero Soleyu. Yo soy quien te ama de verdad, Syrinne. Yo soy aquel que ha
sufrido contra los Fragmentos de Omega. Yo soy quien ha luchado sin descanso
por rescatarte de ellos hace tres meses.
-T-Tú…no...no puedes ser él… -
responde con incredulidad.
-Por favor, créeme. ¿Sólo porque
no luzco como mi cuerpo te niegas a aceptarme como el verdadero Soleyu?
Adentro, no tenemos que lucir igual que afuera. Lo más importante es
cómo somos nosotros por dentro, ¿o no es así?
-…S-Sí…pero… - intenta hablar,
escuchando un suspiro de decepción por parte del ser.
-¿Entonces, ahora me crees?
-…Y-yo…
-Parece que no. Pero está bien,
no te culpo por nada. Algo en tu interior te dice que tal vez yo no sea de
verdad Soleyu Van Helsing, pero déjame decirte que eso se debe a la impresión
de ver mi verdadero aspecto, claro. Dicha impresión de mí te genera miedo e
inseguridad, lo entiendo. Pero no temas. Te quitaré ahora mismo esa
incertidumbre…
-¿C-Cómo?
-Así. – le explica Ouroboros,
apareciéndose en un parpadeo ante ella, tocando su frente con uno de sus largos
y filosos dedos.
El impacto tan inesperado no le
da tiempo a Syrinne de gritar. Y de no haber sido tan rápido, tampoco hubiera
gritado, ya que increíblemente, no sufre ningún daño por parte del ser rojizo.
En cambio, dentro de su propia
cabeza, comienza a recordar varios momentos que vivió junto a Soleyu en el
pasado, como el día que se conocieron en Blind River de adolescentes,
encontrando por primera vez a éste, sobre la rama de un árbol; las veces que
salían juntos a la escuela, y a otros lugares más; los momentos en los que se
besaron; las veces que ella lloraba por no querer dejarle; por recordar la
muerte de su hermano mayor, siendo consolada por él; etc.
El volver a vivir todos los recuerdos compartidos con su amado parece hacerle perder el sentido común. Le hace ver al propio Ouroboros como a su propio Soleyu.
El volver a vivir todos los recuerdos compartidos con su amado parece hacerle perder el sentido común. Le hace ver al propio Ouroboros como a su propio Soleyu.
Y al terminar de recordar, la joven mira al alma con consternación, quien le sigue sonriendo.
-¿Q-Qué ha sido…eso?
-Espero que no te haya dolido
nada. Yo nunca sería capaz de lastimarte, mi amor. - responde Soleyu, u Ouroboros.
-¿P-pero que…?
-Te he hecho revivir algunos
recuerdos que vivimos juntos en el pasado. Recuerdos que tú y yo, especialmente
YO, poseemos en lo profundo de nuestras almas. Hice esto con tal de que me
creas que soy realmente tu Soleyu. Aquel que no te dejaría ir por nada en el
mundo. Aquel que se culpó por haber tenido que abandonarte hace años, aunque me
hubiesen secuestrado. Aquel…que prometió estar siempre contigo.
-…E-entonces…
-Sí…Soy yo, Syrinne. Y ahora
estaré siempre contigo. Dentro de ti, así.
-¿Q-Qué? ¡No! ¿Por qué
simplemente no reaccionas? ¡He…he intentado despertarte! ¡Y todavía no sé que
fue lo que te ha pasado!
-Debí empezar por ahí... Verás.
Logré librarme de mis ataduras, y corrí desesperado por toda la casa en tu
busca, sin ser capaz de encontrarte. Además, soy incapaz de utilizar mis
poderes…
-¿Qué, y por qué no puedes?
-Porque nuestros queridos
captores han inyectado una droga en mi cuerpo, que me prohíbe utilizarlos. De
no ser por ello, te habría encontrado más rápido, ya que puedo sentir tu
presencia con facilidad. Pero bueno, al no encontrarte por dentro, intenté
hacerlo por fuera, sin éxito. Y justo al salir al exterior, descubrí dos cosas.
Primero, que ya no nos encontramos en Manhattan. Y segundo, que cuatro de los
Fragmentos de Omega, que parecían dirigirse hacia algún lugar, se cruzaron
conmigo.
-Así que “Stuart” tenía razón… ¿y
entre todos te han…lastimado?
-No. Solo peleé contra uno de
ellos. Y mi sorpresa fue tanta al descubrir que era una persona que intentó
matarme hace tres años. Una persona que creí muerta. Brook Van Helsing… -
menciona el verdadero nombre de Broken con desprecio.
-¿Qué? ¿Van Helsing?
-Sí, Brook Van Helsing. Conocido
ahora como Broken, el Erizo sin Corazón, y usuario del elemento Alma. Un
elemento, con el que es capaz de manipular y dañar las esencias de casi todo
ser vivo en este mundo… Aunque sumado al hecho de que es como yo, su dominio en
dicho elemento es enorme. Maldito desgraciado...
-Pero… ¿es un pariente tuyo?
-…No es mi hermano, pero no lo sé
realmente, ya que compartimos el mismo apellido, y el mismo color de ojos y
cabello. Pero el caso es que inútilmente intenté deshacerme de él, y debido a
la anulación de mis poderes, logró no sólo derrotarme, sino que también logró
traumatizarme. Bueno, en realidad traumatizó, hasta el punto de la
desesperanza, a mi cuerpo. Tanto, que éste ya no tiene salvación alguna, aún
siendo salvado de morir por nuestros captores, quedando como un cascarón vacío
que ya no puedo controlar. Pero no debemos temer, porque continuaré viviendo
dentro de ti.
-…Yo creo que volverás a ser como
antes.
-¿Qué dices?
-Yo siempre creeré en ti,
aunque…tú no seas capaz de creer en ti mismo… Quiero decir que en el fondo, sé
que algún día, volverás a ser capaz de utilizar tu cuerpo. No sé qué ocurrió
exactamente con ese Fragmento de Omega llamado Broken, pero me alegra saber que
sigues vivo, y como eres fuerte, sé simplemente, que volverás a estar como
antes...
-…Tienes razón, mi vida. Tienes
razón. – le responde Ouroboros, con cierto “escepticismo”.
Dejándose creer con cierto
escepticismo también, Syrinne lentamente junta sus manos sobre él. A la vez,
fuera de su mente, sobre su antebrazo derecho, aparece el tatuaje de una
serpiente roja, engulléndose la cola y formando un círculo que encierra las
letras “HH” en sí, sin que se dé cuenta, en el dorso de su mano derecha.
Volviendo a la realidad, ella ve
con preocupación el cuerpo de su amado, aún vacío, pero con vida. Tras lo
acontecido, apoya la cabeza sobre su hombro, mirando a la pared con algo de
angustia.
Por otro lado, afuera, Stuart
observa con tranquilidad las estrellas del oscurecido cielo londinense, en medio
del silencio y apoyándose sobre una de las columnas de la entrada de la casa. Sin
pensar en nada en especial, espera pacientemente hasta la hora de irse de
Londres, teniendo como objetivo actual el ir detrás de Broken.
-¿Allí? – parece decirse a sí
mismo, cuando divisa a lo lejos del cielo una especie de helicóptero oscuro
aproximarse hacia su ubicación.
Nada más ver la aeronave, se da
cuenta de que el compañero de sus superiores, Data, está a unos metros de llegar, y se mete de
nuevo a la casa para avisarles de esto...
Al mismo tiempo, astante lejos
de la ciudad de Londres, un grupo de cinco hombres vestidos con traje y sombrero
negro, como si estuvieran de luto, caminan por un campo pastoso juntos, bajo el
firmamento. Éstos siguen y siguen moviéndose, hasta llegar a una zona
recientemente abandonada, donde aparentemente se dio lugar un trágico accidente
aéreo.
Hace tres meses un avión,
descrito por la gente que lo vio, como un dragón real, estrelló contra el
suelo, explotando y dejando nada más que fragmentos de sí que ya no existen
ahí. Sin embargo, la consecuente explosión que se desató marcó y aniquiló la
mayoría de la vegetación de la tierra, oscureciéndola hasta el día de hoy.
Estos hombres son conscientes de
lo que ocurrió. Y saben también, que extrañamente no se encontraron ni
siquiera cuerpos calcinados. Aunque no tan lejos de donde se estrelló dicho
avión, se halló a una persona malherida, al borde de la muerte, ya que estaba
tan pálida como un cadáver.
Pensando que tendría algo que ver con la caída del vehículo aéreo, se la llevaron hacia un escondrijo, el cual está ubicado cerca de donde la encontraron, donde la mantuvieron retenida y aislada del resto del mundo, con la intención de saber quién es, de dónde es, y si tuvo algo que ver con lo que ha pasado exactamente.
Pensando que tendría algo que ver con la caída del vehículo aéreo, se la llevaron hacia un escondrijo, el cual está ubicado cerca de donde la encontraron, donde la mantuvieron retenida y aislada del resto del mundo, con la intención de saber quién es, de dónde es, y si tuvo algo que ver con lo que ha pasado exactamente.
Ahora, tiempo después, estos
hombres vuelven al escondrijo, ubicado bajo tierra, al lado de uno de los
varios árboles de la zona que no se vieron afectados por el fuego de la
explosión. Removiendo las hiedras que ocultaban la entrada, entran por medio de
ella a una oscura cámara, apenas iluminada por unas antorchas sujetas en las
paredes.
Caminando por los tenues y alumbrados pasillos, los cinco sujetos llegan hasta una celda, con sus paredes manchadas de sangre, y teniendo clavados en ellas algunos grilletes ya estropeados. Allí, se encuentran con siete más de los suyos, vestidos con lo que parecen ser armaduras oscuras, con yelmos (o más bien, gorros semejantes a yelmos) con forma de corazón o de pica, quienes parecen investigar el homicidio de los captores de la persona en cuestión, cuyos cuerpos presentan la carencia de algunas extremidades, como manos o pies.
Caminando por los tenues y alumbrados pasillos, los cinco sujetos llegan hasta una celda, con sus paredes manchadas de sangre, y teniendo clavados en ellas algunos grilletes ya estropeados. Allí, se encuentran con siete más de los suyos, vestidos con lo que parecen ser armaduras oscuras, con yelmos (o más bien, gorros semejantes a yelmos) con forma de corazón o de pica, quienes parecen investigar el homicidio de los captores de la persona en cuestión, cuyos cuerpos presentan la carencia de algunas extremidades, como manos o pies.
-Hemos venido con Caraquemada. – avisa uno de los hombres que acaban de llegar, para luego preguntar - ¿Hace cuánto ha pasado
esto?
-¿Dónde está Caraquemada en
primer lugar? – contesta primariamente uno de los investigadores, contestando la
pregunta en segundo lugar. –…Sucedió hace dos días. Parece que de alguna forma,
la persona se ha librado de sus grilletes, o ha llamado la atención de nuestros
compañeros con tal de hacerlos entrar. Luego, logró masacrarlos
violentamente...lo cual es sumamente increíble, considerando el deteriorado estado
de salud en el que se encontraba.
-Caraquemada está en uno de sus
varios “ritos”… Y la verdad que sí, que esto es increíble. Dicha persona estaba
muy moribunda. Ni los medicamentos que se le suministraron hicieron efecto
alguno, y además vomitó todos los alimentos que consumió…
-Sí... Juzgando por lo
estropeados que están los grilletes, y los ataques brutales que recibieron
nuestros compañeros, se podría decir que es un…
-¡Monstruo, jajajá! – grita y ríe
psicóticamente, con un tono descarado, y un notable acento europeo, alguien
desconocido, detrás de ellos. Mostrándose indiferente por lo grotesco de la
escena, y vistiendo un traje formal, cubierto por una ancha capa azulada, que
cubre parte de su quemado rostro, “Caraquemada” se hace presente en el lugar,
ante la sorpresa de sus subordinados.
-¡Señor!
-¡Ahorraros la molestia de
saludarme con respeto! Con que ha escapado…
-¡Así es! ¡A juzgar por la
descomposición de los cadáveres, y el momento que nuestros compañeros dejaron
de contactarse de nosotros, esto sucedió hace dos días!
-Entiendo… ¡E imagino que se
libró por su propia cuenta, matando a sus captores como si fuese un perro
salvaje! ¡Jajajá!
-S-Sí… - confirma uno de sus
subordinados, sin siquiera haberle dicho nada.
-Yo sabré, sé, y siempre he
sabido que esa “cosa” era más de lo que aparentaba. Si bien podría haber ido o
no en ese avión, en ESE avión, que se estrelló hace tres meses por aquí, es
completamente irrelevante. Ni siquiera me importa en lo más mínimo que no pueda
ser de nuestra especie. Lo único que me importa es…que estuvo con los
Fragmentos de Omega.
-¿Qué…? ¿De verdad, señor?
-¡Claro que sí! ¡Lo sé todo sobre
ellos! ¿Acaso me cuestionas? ¡Recuerda que yo tengo gran poder e intelecto, y que
gracias a mí puedes mantenerte económicamente!
-…No. Siento la duda.
-¡Como sea! ¡Y ya que sé esto,
también sé a dónde se ha escapado, pero no me preocupa en absoluto!
-¿C-cómo que no?
-¡No, no me preocupa, es más, ni
me importa! ¡Porque lo que sí me importa ahora, es que los Fragmentos de Omega
están por marcharse ahora mismo a Francia! Y debemos preocuparnos por no seguir
perdiendo el tiempo aquí. El tiempo es muy valioso, como la fortuna de todo el
mundo, e incluso mucho MÁS que mi gran fortuna. Cada vez que hacéis algo, no
importa lo que sea, gastáis parte de él como si estuvieseis comprando algo. Nunca
lo olvidéis. ¡Y me da lo mismo que puedan controlar y manipular los elementos
de la naturaleza! ¡Cuando nos los encontremos, no os preocupéis en absoluto por
sus habilidades! He conocido a varias personas que pueden lidiar contra
ellos...
-P-Pero señor… ¡Ni siquiera le he
preguntado esto! ¿Por qué nos lo cuenta?
-Porque sé que me lo habrías
preguntado. Con el apenas mencionar a dichosos Fragmentos. Ahora, permitidme
que os presente a uno de mis socios... ¡OFIDIUS!
Con el simple gritar de su
nombre, Caraquemada llama a dicho socio, ordenándole que viniera a presentarse
de inmediato ante sus subordinados. Sin embargo, nada parece ocurrir. Y en
lugar de escucharse pasos, se escucha un leve siseo…y un gran reptar, detrás de
uno de los presentes en la celda.
-¡M-MIERDA! – grita del susto el
hombre - ¡ES UNA SERPIENTE!
Todos retroceden y sacan sus pistolas, apuntando al reptil, mientras Caraquemada observa sin preocupación a la intimidante
serpiente de cascabel, que es algo más grande comparándola con otras. Sus raros
ojos dorados y su oscura piel escamosa le dan un aspecto algo aterrador.
-No le disparen, que él ya está
aquí. – ordena el extraño líder, que muestra tener razón ante sus subordinados,
quienes ven con asombro a un misterioso sujeto, cubierto con un manto de color
verde oscuro, cubriéndole toda la cabeza a excepción del rostro, que a su vez
está cubierto por la mitad por otro manto de color azul, poseyendo también el
mismo color dorado de ojos que la serpiente. Su serpiente.
-Guantelete, ven aquí. – le
ordena a su inquietante mascota, la cual le entiende, deslizándose hasta
subirse a sus hombros como si fuese una bufanda viviente. – Zoy Ofidiuz Zlyzer. Lamento que mi zerpiente…ze haya prezentado primero.
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