En el muelle de Westminster ubicado entre las calles Bridge
St. y Victoria Embankment, y contemplando a la luna reflejada en el río
Támesis, cuya figura está siendo distorsionada por el movimiento de las aguas,
Broken espera en silencio la llegada de los demás Fragmentos de Omega. A su
vez, el nuevo miembro, Anton Black, espera a los mismos con una gran
impaciencia, vistiendo por primera vez el característico chaleco emplumado de
la organización, mientras que el payaso volátil, Fuunra, habla con ellos por
radio, avisando de su posición actual.
-¡Stroyer, estamos en el muelle de Westminster esperándote!
¡Y hemos reclutado a un nuevo miembro de la organización!
-Excelente, Fuunra. Cuando llegue conoceré al nuevo
voluntario a nuestra misión. Quédense los cuatro allí. De acuerdo a Louis,
llegaremos a la estación de Charing Cross en cuestión de minutos. Una vez que
nos reunamos, él quitará de su escondite el barco con el que zarparemos hacia
Francia. Estén alerta.
-Entendido. Cambio y fuera. – finaliza la charla el payaso,
dejando escapar una reflexión negativa - Voluntario…sí, claro. Si se llega a
enterar de que Broken casi lo traumatiza de por vida…
-¡Ya me da lo mismo! – le responde el metalero, habiéndolo
escuchado - ¡Esta chaqueta me sienta muy bien!
-¿Q-qué? ¿Cómo que ya te da lo mismo?
-¡Pues sí! ¡Jamás perdonaré a tu amigo por “deprimirme”
mágicamente, pero apuesto a que me darán un poder como el que vosotros dos
tenéis!
-Así es…pero no pienses que harás lo que te dé la gana
cuando recibas la nanomáquina que encierra el poder elemental que se te
designará…Lucifer.
-¡El nombre es de una banda de metal! ¡Lo escogí porque mola
bastante! – responde con confianza y arrogancia - ¡Y yo molaré bastante cuando
reciba mi elemento! ¡Nadie podrá detenerme, seré capaz de volar, de crear
energía, magia o como se llame!
-¿Magia? ¿Volar? ¡JAJAJAJAJAJAJAJAJA! ¿Crees que todo
será como en el mundo del Señor de los Anillos o como en el de Dragon Ball una
vez que recibas el poder elemental? ¡Sigue soñando! ¡JAJAJAJAJAJA!
-¡Cierra el culo, payaso!
-¡No! ¡Tú ciérralo! ¡Y no me hace ningún mal en absoluto que
me llames payaso, ya que lo soy! ¡El payaso volátil, Fuunra del Viento!
-¿Volátil? ¿Explotas? ¿Acaso puedes volar?
-¡Ojala pudiera, pero no soy un ave de verdad!
-¡JAJAJA! ¡Sí que eres un payaso! ¡Das risa, JAJAJA!
-¡Gracias por el halago, oso panda! ¡Me conmueven tus
palabras!
-¡Grr! ¡Soy un metalero, no un oso panda!
-¡Descuida, no voy a volver a repetir eso! ¡Dices ser un
metalero, pero cuando el resto de mis compañeros te conozcan, creerán que eres
un payaso más, o como dije hace una hora, un satánico que corre a llorar a los
brazos de Satanás!
-¡No lo creerán!
-¡Sí lo harán!
Y en medio de la discusión, cuando el nuevo Fragmento de
Omega desarrolla cada vez más un odio mutuo con el payaso, de repente deja de
hacerlo, sintiendo con él el mismo sentimiento terrible, cruel y pesado que
experimentó hace unas horas. El de la tristeza. A causa de su extrema
aparición, los dos Fragmentos se arrodillan contra el suelo, deprimiéndose como si fueran los seres más miserables del mundo, contemplando
al instante con total amargura al responsable, que si bien les mira con sus
ojos rojos y sin mostrar ninguna expresión en su rostro, se evidencia que está
molesto y cansado de su discusión.
-¡B-Broken…! ¿¡Qué carajo haces!? – le recrimina Fuunra,
triste.
-¡No otra vez…! – se queja Anton, o mejor dicho, Lucifer.
-S-Sufi…ciente…imbé…ciles… - les contesta el Erizo sin
corazón, deshaciendo ya su habilidad.
Y mientras sus ojos vuelven a ser grises, sus dos compañeros
recuperan el aliento al mismo tiempo que dejan de sentirse ya deprimidos, como
si hubieran aguantado por mucho la respiración. Luego, tanto Lucifer como
Fuunra dejan de discutir, aunque pasan a mirarse varias veces con desprecio.
Por otro lado, Broken se toma un tranquilo respiro,
volviendo a dirigir la mirada hacia la luna, con la diferencia de que ahora la
está observando arriba y no abajo, donde era reflejada en las aguas del río.
Comenzando a contemplarla junto a las estrellas del firmamento, y también para matar el
tiempo, él intenta buscar en su memoria qué es de su vida anterior, ya que no parece recordar casi nada.
No conoce casi nada de su propio pasado, ni de donde viene, ni
cual era su familia. No sabe nada, salvo su verdadero nombre, y el de ciertas personas. No
recuerda casi nada, a excepción de unos laboratorios totalmente tétricos donde
aparentemente residía, y en el cual los científicos vestían batas y máscaras
tan blancas como las salas. Y no recuerda a nadie más que a las personas que lo
lastimaron, sobre todo a ese alguien, que de acuerdo consigo mismo, solía
tener y apreciar como “amigo”. Ese
alguien, que casi lo mata, y que por consecuencia empeoró su habla para el
resto de su vida.
A partir de ese terrible suceso, ocurrido hace tres años,
estuvo a punto de morir. Pero cuando estuvo a punto de perder de manera
permanente la grisácea luz de sus ojos, milagrosamente sobrevivió, siendo salvado
por un ser bastante pálido, sin cejas, ojos rojos, y con unos dientes tan
afilados como los de un tiburón, que utilizó su poder elemental para regenerar como
pudo la herida fatal que había recibido.
Sintió nervios al ver a una bestia así, y de haberse asustado mientras ésta lo sanaba, no hubiese vivido para recordarlo. En ese momento conoció a Finem, que pensó en comérselo justo antes de proceder a tratarlo de mala gana por orden de su líder, quien se le apareció encima, rodeado por un asqueado Fuunra, un cínico Glacius, un sorprendido Vortaxio, y un aterrado Railo.
Sintió nervios al ver a una bestia así, y de haberse asustado mientras ésta lo sanaba, no hubiese vivido para recordarlo. En ese momento conoció a Finem, que pensó en comérselo justo antes de proceder a tratarlo de mala gana por orden de su líder, quien se le apareció encima, rodeado por un asqueado Fuunra, un cínico Glacius, un sorprendido Vortaxio, y un aterrado Railo.
-¿Q-Quienes…s-son….? – había intentado preguntar Broken con
fragilidad, sorprendiéndose mucho por descubrir su repentina incapacidad para
hablar de manera correcta, más que por la habilidad curativa del Vampiro Hambriento.
-No puede hablar correctamente…lo que sea que lo haya atacado dañó sus cuerdas vocales por lo visto. - añadió Glacius.
-¡Su herida ha sido más grave de lo que creímos, pero aún
así vive! – comentó con incredulidad Vortaxio, que en aquel entonces aún
vivía.
-Somos los Fragmentos de Omega. Somos los futuros salvadores
de este mundo. – le había respondido Stroyer a Broken, ignorando a sus demás
esbirros.
-¿S-Sal…va…dores…?
-Así es. Fuimos escogidos por el Ente Alfa para salvar el
planeta, luchando contra cualquiera que se oponga a nuestra misión. Y para
lograr nuestro objetivo, buscamos traer de regreso al Ente Omega, con el cual
podremos darle a esta era un “fin”, para luego crearle un nuevo “inicio”. Y en
este mismo momento, tú te has convertido en uno de los nuestros.
-¿U-Uno…d-de…los…s-suyos…?
-Sí. Tu vida me pertenece. Me debes un favor por haberte
salvado. Me ayudarás a salvar a este mundo de un gran mal. Y a cambio, yo
permitiré que hagas lo que desees. Una vez que entras a mi organización dejas de lado la identidad de la persona que alguna vez fuiste en el pasado,
para convertirte en un Fragmento de Omega. Un guerrero capaz de manipular uno
de los elementos de la naturaleza que lucha por la salvación mundial desde las
sombras.
-¿Y-Y…p-podré…ha-hacer…lo q-que….?
-Lo que desees…
El recuerdo se desvanece como un sueño al despertar. Tras la
presentación del líder, él aceptó ayudarlo en su misión, sin ninguna otra
alternativa, con tal de tener la chance de vengarse de las personas que lo han
lastimado. Debía saldar su deuda, ya que su vida fue salvada, aunque de todos
modos no siente ya ningún aprecio por ella. Porque tras perder sus recuerdos,
ser lastimado por la gente que creía que le quería, haber estado al borde de la
muerte, y ser dañada su capacidad normal del habla, el Erizo sin corazón se
cansó, literalmente, de “vivir”. Ahora él no está ni muerto ni “vivo”, sino
“roto”.
Y en medio de su amargura interior, él de pronto comienza a
desarrollar un mal presentimiento a su alrededor.
-N-no…me lo…d-digas…E-Ellos están…a-aquí… - dice de la nada,
sin dirigirse a nadie en específico al parecer.
-¿Qué? ¿Quiénes están aquí? – le contesta Fuunra, habiéndolo
oído.
-¿Hablas de tu líder y el resto de tus compañeros, señor depresión? – le responde Lucifer, con descortesía.
-¡No, idiota! ¡Ellos aún no han llegado a la estación de
Westminster! ¿¡De quiénes hablas, Broken!?
-P-Pre…páren…se…
Adoptando una posición seria y de combate, el Fragmento de
Omega clava sus ojos en dirección a la calle de Victoria Enbankment, situada
justo sobre el puerto en el que se encuentra. Ante la mirada de sus compañeros,
no hay nada más que unos pocos autos que siguen de largo por ésta.
Pero de repente, un diminuto punto rojo se hace visible en el chaleco emplumado del metalero, quien lo descubre con sorpresa.
Pero de repente, un diminuto punto rojo se hace visible en el chaleco emplumado del metalero, quien lo descubre con sorpresa.
-¡Oigan, un punto rojo! ¡Alguien me está apuntando con…!
¡MIERDA!
-¡Tírate al suelo, ahora! – grita Fuunra.
Demasiado tarde. Antes de caerse a propósito, sea al agua o
al piso, una bala eléctrica le alcanza, aturdiéndolo al instante. De pronto,
varios hombres armados con rifles hacen acto de presencia ante los tres
Fragmentos de Omega.
A excepción de su compañero, Lucifer y Fuunra se sorprenden por los blancos chalecos, armaduras y cascos con visores que visten estos sujetos, con las siglas “HH” grabadas en las partes frontales de estas últimas. Luego, cuando el payaso procede a contraatacar con su elemento, éste se detiene a tiempo al darse cuenta de los muchos puntos rojos que posee en su cuerpo por parte de las armas de sus repentinos enemigos.
A excepción de su compañero, Lucifer y Fuunra se sorprenden por los blancos chalecos, armaduras y cascos con visores que visten estos sujetos, con las siglas “HH” grabadas en las partes frontales de estas últimas. Luego, cuando el payaso procede a contraatacar con su elemento, éste se detiene a tiempo al darse cuenta de los muchos puntos rojos que posee en su cuerpo por parte de las armas de sus repentinos enemigos.
-¡Las manos en la cabeza, Fuunra del Viento! – le ordena uno
de ellos, siendo aparentemente, el líder del grupo, con el chaleco de color
negro.
-¿¡C-Cómo saben que yo…!? ¿Son de las Sectas Astrales? –
demanda saber con imprudencia.
-¡Las manos en la cabeza! – le repite el enigmático soldado,
amenazándolo con el rifle.
Ante semejante situación, el payaso comienza a levantar las
manos, complaciendo a su enemigo. Sin embargo, en lugar de ponerlas en su
cabeza, sigue alzándolas un poco más hacia arriba, hasta el punto de girarlas
lentamente junto con todos los dedos con tal de manipular el aire a su favor.
Pero para su desgracia, el hombre se percata de lo que intenta hacer al notar
cómo sus ojos brillan en rojo, y con rapidez le dispara en el pecho,
aturdiéndolo. Con la repentina electricidad pasando por todo su cuerpo como el
torrente sanguíneo, Fuunra cae al suelo junto con su nuevo compañero.
-¿¡Q-QUÉ ES LO QUE ESTÁ SUCEDIENDO, PAYASO DE MIERDA!?
¿¡ACASO ME HE UNIDO PARA QUE...!? ¡AHH! – exige saber con ira el metalero,
antes de ser golpeado por uno de los soldados.
En medio de la situación, sin haber apartado aún la mirada
hacia el río, Broken no parece sorprenderse por la identidad de sus misteriosos
enemigos. Sin siquiera mirarles, él sabe exactamente quiénes son ellos, y a qué
organización clandestina sirven. Y sólo es cuando el escuadrón de soldados y
el líder de éstos fijan su atención en él, que el Erizo sin Corazón les mira,
con total despreocupación.
-…H-Hidden…He-Heaven… - murmura sin moverse de su sitio.
-Al fin te hemos encontrado. – le dice con seriedad y algo
de satisfacción el capitán del escuadrón. – No puedes esconderte por siempre, número 41-B.
-¿¡Q-QUÉ!? ¿¡BROKEN…!? – intenta preguntar Fuunra, siendo ignorado
por su compañero y callado violentamente de un golpe por otro de los soldados.
-¿Y c-cómo…me ha-han…e-encontrado…? Q-Que yo…s-sepa…me
he…d-deshecho…d-del chip…r-rastreador…q-que…insertaron…en mi…cu-cuerpo…
-¿No puedes hablar correctamente? …Da igual. Con el fin de
encontrarte, no requerimos de tu chip. Simplemente, a base de varias
suposiciones e investigaciones, vigilamos los movimientos de nuestras
corporaciones rivales, y sobre todo de los Fragmentos de Omega. Y gracias a las
cámaras de vigilancia de nuestras instalaciones, descubrimos que fueron ellos
quienes te rescataron hace tres años, por lo que empezamos a seguir sus
movimientos, con nuestros agentes infiltrados tanto como Gladios que como
policías en la ciudad de Nueva York. Y durante los eventos de hace tres meses ocurridos
allí, esperábamos encontrarte desde las sombras. Por desgracia no pudimos
hacerlo, pero en cambio, encontramos de casualidad al número 0-S viviendo en la
zona de Manhattan.
-…C-Cero…Ese… - titubea con rencor.
-Parece que tienes aprecio por él. Fue capaz de evadirnos
por mucho tiempo. Hasta hace poco. Pero cuando intentamos llevárnoslo de su
hogar, esos malditos perros de la organización Stroker nos han ganado de
antemano, junto con el número 9-Y. De todos modos, quiero saber… ¿por qué no
estabas presente en los sucesos ocurridos en América por parte de tu
organización?
-¿S-Stroker…? – pregunta con algo de sorpresa.
-Te he hecho una pregunta, número 41-B. – repite con un leve
enojo.
-N-no…tengo…porqué…r-respon…derte…eso…
-Si intentas desobedecernos ahora que te hemos encontrado, te
aseguro que morirás, junto con tus compañeros. Te queremos vivo o muerto, ya
que en realidad estamos detrás del poder que llevas dentro de ti. Un poder que
pertenece legítimamente a los laboratorios. Un poder que hemos creado.
-Je… - finge reírse - ¿Y v-van…a
i-intentar…q-quitarme…di-dicho poder…?
-Mmph…no lo vamos a intentar. De hecho, TE VAMOS A QUITAR LO
QUE ES NUESTRO.
-E-En…ese…c-caso… t-tendrán…que ser…fu-fuertes…
-¿Fuertes…?
Y antes de que pudiese darse cuenta, el líder del escuadrón
de Hidden Heaven ve con horror y con sorpresa, cómo del agua del río Támesis
sale como un torpedo, o como un tiburón hambriento, “algo” que no logra ver con
total precisión, debido a la gran velocidad que adquiere. Sólo descubre que se
trata en realidad, del Fragmento de la Sangre , Finem, cuando éste aterriza sobre el
soldado que apunta a Fuunra, clavando sus afilados colmillos sobre su cuello,
matándolo al instante.
-¿¡Q-QUÉ MIERDA…!? ¿¡QUÉ ES ESO!? – pregunta Lucifer,
asustado por el aspecto del vampiro.
-¡E-Es Finem, el Fragmento de la Sangre !
Los demás soldados se inquietan y se sorprenden ante el
monstruoso Fragmento de Omega. Sin siquiera esperar una orden proceden a disparar, pero en ese momento, los
ojos del número 41-B se tiñen y brillan de rojo. Ante esto, el soldado líder, queda
muy confundido además de sorprendido.
-¿Qué? ¿Por qué sus ojos no se tiñen de blanco…?
-Ahh… ¡Ahhhhh! – solloza repentinamente uno de sus soldados,
mientras que el resto luchan contra la tristeza que comienza a invadir sus
almas.
-¡Poder elemental! ¡Maldito seas...! – maldice el capitán,
que demuestra una resistencia emocional contra la habilidad de Broken.
-D-Debo decir…q-que s-sólo tú….eres a-algo…f-fuerte… -
comenta el Fragmento de Omega –…pero da…igual…
-¡Acabaré contigo…desgraciado! – vuelve a maldecir el
hombre, que intenta utilizar su arma al mismo tiempo que lucha contra las penas
que lo corroen, de la misma forma que estuviese luchando por librarse de alguna
atadura.
Desafortunadamente no lograría ni jalar del gatillo. La
presión que sufre es tanta, que si bien no sucumbe aún, suelta
involuntariamente su rifle. Y al momento de levantarlo, observa con horror cómo
uno de sus soldados, ya victima de tanto sufrimiento emocional, pone fin a su vida a
través del suicidio, volándose los sesos sin pensárselo dos veces. Sin siquiera
considerar el daño que podría provocar a su equipo, o sin considerar tampoco,
su vida propia.
-¡AHHHH! ¿¡POR QUÉ SE MATÓ!? – grita Lucifer, asustado.
-¿¡P-Porqué crees!? – contesta Fuunra, aún contra el suelo e
igual de aterrorizado.
-¡HAHAHAHAHA! ¡RICA, RICA SANGRE! – grita con placer Finem, que
ve la sangre brotar de la herida autoinfligida.
-No… - titubea el capitán.
-S-Sí… - le corrige el Erizo sin Corazón, con frialdad. – T-Tan
s-sólo observa… M-Mira c-cómo…tus so-soldaditos…ponen fin…a
sus…penas…
-D-De… ¡Detente!
Haciendo caso omiso de su súplica, Broken mantiene activo su
poder. Con horror, el soldado líder observa cómo al igual que su apenas
fallecido compañero los demás soldados ponen fin al dolor emocional al que
sucumbieron con sus propios rifles de asalto, metiendo cada uno el cañón de su
arma dentro de su boca, apuntando al cerebro. Previendo esto, el payaso y el
metalero cierran los ojos y se tapan los oídos para no ver ni escuchar los
suicidios de sus enemigos, causados por el increíble y cruel poder del
Fragmento del Alma, que sin ninguna ayuda pudo dominar la voluntad de todo el
escuadrón que vino a por él por algún motivo no del todo esclarecido.
Los gatillos son jalados, y las potentes balas electrocutan
y atraviesan a gran velocidad el cerebro, causando una hemorragia rápida y una
muerte repentina en cada uno de los suicidas. Y a la vez, la sangre sale del
cuerpo, manchando a todos los presentes y excitando tanto al Fragmento
Vampiro que comienza a lamerla como si fuese un perro.
Tras presenciar el horroroso acto, el capitán parece ceder
ante el dolor, mirando con impresión el suelo.
-¿S-Se…se acabó? – pregunta temeroso Lucifer.
-¡Aún no abras los ojos! ¡Ni aunque Finem te mate los abras!
– advierte Fuunra, sintiendo la sangre en su vestimenta.
-…P-Parece que…por f-fin…c-cedes...a la tri-tristeza...
s-soldado… - le dice Broken al soldado líder.
-… ¿A…Acaso…has usado…tu poder?
-P-Parece…q-que aún…t-tienes algo…de…v-voluntad…- responde
con algo de sorpresa y decepción - …N-no…e-esta vez…s-sólo fui yo…P-Por mi
cu-cuenta…soy capaz…de d-dañar...el a-alma… p-pero con...s-su poder… p-puedo
hacer…q-que…la...g-gente…suplique…por la…m-muerte…
-¿S-Su…poder? ¿D-De qué…?
-A-Ahora…s-soy yo…quien hará…l-las p-preguntas…s-soldado…
¿Cu-cuántos... sois…por a-aquí…?
-…Je…je…je… - ríe con mucha tristeza, para confusión de
Broken.
-¿Q-Qué…te hace…g-gracia? – le pregunta a su enemigo,
levantando una ceja.
-…Puedes matarnos…o llevarnos al suicidio…pero aún así…NUNCA
te librarás…de nosotros…número 41-B. Somos muchos…Demasiados…Millones…Estamos
en todos lados. En cada rincón de este mundo. Siempre detrás de ti…y de los
otros que se nos han escapado…je…je…je
-T-te…he…hecho…una…p-pregunta… - le repite con enfado,
actuando con la misma actitud autoritaria que él hacía unos minutos.
-...Y te la he contestado...je…
-…V-Vaya…Con que…f-fiel hasta…la m-muerte… ¡L-Larguémonos… d-de inmediato! Y-Ya no…es seguro…e-esperar al resto…a-aquí…
-¿¡Y A DONDE COÑO VAMOS!? – pregunta el metalero, aún con
miedo.
-¡Pues a la estación de Westminster! – le responde el
payaso, que se levanta con los ojos cerrados, sin estar dispuesto a mirar los
cadáveres de los soldados. - ¿¡Hacia donde me tengo que mover!?
-HAHAHAHAHA, ¿ERES MI NUEVA COMIDA? – le pregunta con crueldad
Finem a su nuevo compañero, asustándolo aún más.
-¿¡Q-QUÉ ERES TÚ!? ¡NO SOY TU NUEVA COMIDA!
-I-Idiotas… - los insulta el Erizo sin Corazón, que pasa por
al lado de ellos, preparando para huir por la calle de Bridge St, junto a sus
dos compañeros, abandonando al soldado líder totalmente traumatizado y
acompañado por los cuerpos sin vida de sus esbirros.
Huyendo por dicha calle, los cuatro Fragmentos de Omega
hacen caso omiso de la poca gente que los mira con sorpresa, y que todavía
camina por allí en medio de la noche, al igual que los autos que circulan POR las
calles. Algunos conductores, al ver entre ellos al vampiro, se aterrorizan
tanto por su aspecto que aceleran. Y por la calle que se une con Bridge St., la
calle de Victoria Enbankment, el trío conformado por Abraham, Helena, y el
adormecedor Stuart ve por un corto instante, y con sorpresa, a los miembros de
la organización de Stroyer, cuya prisa es tanta que ignoran al resto del mundo.
Mientras tanto, dentro del parque St. James, estando solo, sin
nadie a su alrededor, y aún contra el suelo luego de caerse, Soleyu está a punto
de dormirse al pensar que nadie iría a por él. En medio de su cansancio,
piensa en Syrinne. Mantiene la esperanza de que ellos no la hayan lastimado, y piensa si la han dejado sola
dentro de su apartamento en Manhattan al creer que iban a por él por sus
habilidades, las cuales su amada no posee. Piensa tanto, que hasta se
preocupa de que tal vez la hayan matado. Pero no. Se niega a creerlo. Se
niega a dejarse vencer por su mal presentimiento.
-Imbécil…IMBÉCIL. No la han matado, imbécil.
-¿¡Quién anda ahí!? – grita Soleyu, cuyo cansancio
desaparece al instante. No escucha ningún ruido a su alrededor. Ni pisadas, ni
una respiración. Nada. Pero la voz vuelve.
-¿¡ACASO TE HAS OLVIDADO DE MÍ!? ¿¡HAS OLVIDADO QUE YO SOY
TU ALMA!?
Escuchando la voz una vez más, el corredor rápidamente
reconoce quién le está hablando dentro de su mente. Su propia “alma”. De cuerpo
rojo, ojos blancos, garras con dedos largos y con una cola muy larga.
-¿¡OUROBOROS!?
-¿¡QUIÉN MÁS SERÍA SI NO ERA YO, IDIOTA!?
-¡D-Dime! ¿¡Syrinne está viva!?
-¡Claro que sí! ¡He visto como retenían a nuestra amada
Syrinne mientras estabas inconsciente! ¡Lo único que no me esperaba, era que se
trataran de ellos tres!
-¿¡Qué!? ¿¡Hablas de nuestros captores!? ¿¡Son tres!?
¿¡Acaso los conoces!?
-Cómo no voy a conocerlos… - responde con rencor, mientras
se aprieta la punta de su cola con sus dientes.
-¿¡Quienes son entonces!?
-Son…los que han arruinado tu vida. Nuestra vida.
-¿¡Qué dices!?
-No puedo explicártelo ahora mismo. ¡Los tres desgraciados
han inyectado hace horas un suero en tu cuerpo que impide que utilice mis
poderes, y que tú tampoco los uses! Y sin mis poderes, no puedo comunicarme
contigo... Ni siquiera soy capaz de sentir la presencia de Syrinne en este
lugar…
-¿N-no puedes? – se sorprende el corredor, recordando la conversación
que tuvo en su mente con ese “alguien” - ¿Entonces cómo es que ahora sí? ¿Acaso
el efecto del suero acabó?
-¡No aún, pero se está por acabar! ¡Por eso puedo entablar
conversación contigo, pero nada más! ¡Mis poderes siguen anulados! ¡Y como te
acabo de decir, no puedes ni desatar las restricciones de tu cerebro! ¡Ni
siquiera puedes utilizar eso que llamas “exageración”!
-¡Maldita sea! ¿¡Cómo me libraré de aquí!?
-¡Cómo nos libraremos, querrás decir! ¡Es muy sencillo
hacerlo!
-¿¡Cómo que sencillo!?
-¡PRIMERO CÁLMATE, MALDITO SEAS! ¡Destruye la silla en la
que estás!
-… ¿Y cómo voy a hacer eso?
-Eres tan estúpido… - le critica con decepción Ouroboros,
tapándose el rostro con sus garras. – Levántate del suelo. Brinca, salta,
rueda, sacúdete. Haz lo que sea para pararte. Luego colócate contra la pared y
retrocede rápidamente. Cuando estés a punto de chocar contra la pared de atrás,
impúlsate hacia ella con fuerza a fin de quebrar la silla de madera en la que
estás.
-De acuerdo… Intentaré…levantarme.
Con las manos atadas en la parte posterior de la silla, el
brazo derecho aplastado contra el piso, y los pies arrodillados, el corredor
empieza a luchar por pararse. Intenta saltar, pero no lo consigue. Luego
intenta sacudirse, pero tampoco lo logra. Finalmente opta por rodar, esperando
no terminar por accidente de espaldas, ya que así perdería toda posibilidad de
levantarse. Arriesgándose, y con mucho dolor, termina boca abajo, con la cara
pegada al suelo. Entonces, con esfuerzo, intenta inclinar uno de sus pies. Lo
consigue. Lo inclina, aún atado a la silla, y por consiguiente se para.
-Bien hecho. ¡Ahora estréllate contra la pared!
Escuchando a su ser, Soleyu se pega a la pared que tiene
enfrente. Entonces, con bravura, empieza a retroceder contra la otra pared. Y
cuando está por llegar, se impulsa con todas sus fuerzas, cayendo de espaldas.
Sin embargo, el impacto no fue suficiente para destruir la silla.
-¡Inténtalo de nuevo! ¡Sigue hasta debilitar la madera y
hacerla pedazos!
Se para otra vez. Vuelve a pegarse a la pared de adelante.
Repite el mismo retroceso y el mismo impulso brusco. Sufre el mismo dolor.
Pero la silla sigue sin quebrarse, aunque va debilitándose. Pero no se rinde. Con
tal de escapar junto a Syrinne, con tal de regresar a casa, él repite todo de
nuevo. Y al estrellarse esta vez contra la pared, pese al dolor que ha estado
acumulando, escucha la fractura de las patas del asiento de madera, ya incapaz
de seguir resistiendo los impactos.
Termina hecha añicos. Soleyu cae al suelo, ya libre, y con
las cuerdas que lo retenían colgando de sus brazos.
-¡Lo hice! – grita con alegría.
-¡Fantástico! ¡Ahora ve a por Syrinne! ¡No pierdas más
tiempo!
Como si se estuviese liberando de una tortura, técnicamente,
el corredor se marcha de la habitación, para hallarse en un pasillo sombrío y
abandonado. Preocupado por su amada, y sin importarle el riesgo de poder
encontrarse con sus captores, corre por éste buscándola, hasta llegar al
comedor, a la sala de estar, y hasta entrar a cada una de las habitaciones
del primer piso. No encuentra nada a excepción de algunas decoraciones inútiles. Todo parece estar tan solo como
él en este momento.
-Debe de haber una cámara escondida por aquí… ¡Busca! – le
ordena Ouroboros.
Escuchando, Soleyu comienza a golpear las paredes con los
nudillos de su mano derecha, con el fin de encontrar algún sonido hueco que
indique una puerta y una habitación ocultas. Los sonidos que produce en las
paredes son fuertes. No hay nada del otro lado. No se rinde. Prueba a hacer lo
mismo con el piso. Lo golpea en distintos puntos de la casa, como las
habitaciones. El resultado es el mismo que en las paredes.
Aún así persiste, con ira. No quiere marcharse sin Syrinne. Decide salir para buscar por afuera. Sale por la entrada principal, y descubre con sorpresa que se halla en medio de un bosque desconocido bajo el cielo nocturno, y que había estado retenido en una casa abandonada. Sin embargo, él y Ouroboros aún no se percatan de que ya no están en Nueva York. Ni siquiera en América.
-¿En donde estamos?
-¡No lo sé, tonto! ¡No fui capaz de escuchar a esos tres
decir en qué lugar nos encontramos!
-¿Estaremos aún en Nueva York?
-No lo creo… ¡Oye, no pierdas el tiempo! Por lo que vemos,
la casa tiene un segundo piso. ¡Indudablemente debe de haber unas escaleras!
¡Sigue buscando!
-¡Cierto! ¡Syrinne debe estar allí!
Con prisa, Soleyu da vueltas alrededor de la casa en busca
de una entrada que lleve hasta las invisibles escaleras. Su frustración e ira
aumentan más, ya que no encuentra nada en los costados ni en la parte posterior
de ésta. Incluso intenta buscar un sonido hueco en las paredes exteriores, en
vano.
-¡No hay nada, Ouroboros! ¡Sigue sin haber nada! – se queja
- ¡Optaré por escalar hasta una de las ventanas del segundo piso!.
-Muy bien… después de todo, lo único que ellos no han podido
anular fue tu habilidad en el Parkour.
Buscando una plataforma de la casa por la que pudiera
escalar o subirse, el corredor ve el techo de la entrada principal, siendo
sostenido por unas columnas fuertes, dando un aspecto similar a la entrada de
un templo. Entonces, estirándose los dedos de las manos, decide escalar por
dichas columnas para llegar a la ventana superior de la vivienda, que da sin
duda alguna hacia el segundo piso. Como escalar una pared montañosa.
Sin embargo, antes de poder hacerlo, siente, además de la
tensa brisa y el movimiento de los árboles a su alrededor, una presencia a lo
lejos. No. Varias presencias, que rápidamente se aproximan hacia él. Y antes de
que pudiera esconderse de quienes quiera que fuesen, se da cuenta de que ya es
demasiado tarde cuando descubre que ya lo han visto.
-¿¡F-Fragmentos…de Omega!? – se dice Soleyu, bastante
sorprendido
-¡Maldita sea, que lento eres! – lo regaña crudamente
Ouroboros.
-¡Ese es el chico de Nueva York! ¿¡QUÉ MIERDA HACE AQUÍ!?
– exclama Fuunra, totalmente sorprendido.
-¡HAHAHAHAHA! ¡ME LO COMERÉ, ME LO COMERÉ! – añade Finem,
deseoso de verle otra vez
-¡Fuunra, Finem! – exclama el corredor, incrédulo y enojado
- … ¿¡Quiénes son los otros dos!?
-¿¡Y ahora qué!? – se queja Lucifer - ¡Nos metemos al parque
de St. James, huimos por los bosques de éste! ¿¡Y aparece algún que otro
enemigo vuestro!? ¡Ahora falta que el señor depresión lo mate…! ¿Eh? ¿Por qué
él...está inmóvil?
-¿Qué? ¿Broken? ¿Qué te ocurre? – le pregunta el payaso a su
compañero.
Ante la situación, y sin saber nada, un confundido Soleyu
observa al misterioso Fragmento de Omega, percatándose de que comparte su mismo
color de ojos y de cabello.
Con algo de nervios, y de miedo, mira la cara de Broken, que para sorpresa de sus compañeros, y de sí mismo, expresa una gran emoción. Sus ojos están muy abiertos, mostrando cuán sorprendido está de ver al corredor, y sus cejas están muy ceñidas, reflejando la rabia que comienza a apoderarse de él. Y poco a poco, deja expresar a la vista un gran desprecio.
Con algo de nervios, y de miedo, mira la cara de Broken, que para sorpresa de sus compañeros, y de sí mismo, expresa una gran emoción. Sus ojos están muy abiertos, mostrando cuán sorprendido está de ver al corredor, y sus cejas están muy ceñidas, reflejando la rabia que comienza a apoderarse de él. Y poco a poco, deja expresar a la vista un gran desprecio.
-M-Me e-encargaré…yo...mi-mismo…de él… - avisa.
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