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8-Ocaso londinense

En medio de una de las varias rutas inglesas, luego de marcharse del bosque de Wanderland, y mientras el sol aún ilumina sobre ellos, pese a la creciente oscuridad que se está por avecinar, un Jeep y un Porsche blanco conducen a máxima velocidad hacia Londres.
Los dos coches se mantienen a distancia por unos dos o tres metros, estando el Porsche con Tabnir y Lazarus atrás, y el Jeep adelante, con los mercenarios, y con Jane y Zack en él. 
Tomando el volante, Byron, que con su notoria actitud conduce como le da la gana, aprovecha para frenar repentinamente con el fin de molestar al hijo de su jefe, molestando inadvertidamente o no al resto de sus compañeros mercenarios.

-¡Maldito sea ese tipo! – se queja Lazarus, que conduce su vehículo. -¿¡Por qué lo tuve que conocer!? ¡Ojala mi padre hubiera enviado a alguien menos… odioso!

-¿Cómo es que Zack está con ellos? – pregunta Tabnir, algo extrañado y preocupado.

Luego, dentro del Jeep, todos se molestan por la actitud del mercenario que toma el volante, excepto Katran, que se mantiene en silencio.

-¡BYRON! ¿¡ERES IMBÉCIL!? – le grita Nala.

-¡Ten cuidado, puedes matarnos! – le advierte Thomas.

-¡Eso si no lleváis puestos los cinturones de seguridad! – aclara Byron, que continúa conduciendo - ¡Es una suerte que no hayan encontrado el Jeep ni el Porsche de la nenaza! ¡Siempre hay que esconderlos entre los árboles! ¡Ahora poneros los cinturones!

-¡Los llevamos puestos! ¡Pero no lo hagas de nuevo! – se queja Zack.

-¿Los lleváis? ¡Entonces molestaré a la nenaza otra vez!

-¡No lo vuelvas a hacer, a menos que quieras que te manipule mentalmente o que te dejemos aquí! – le amenaza Jane, igual de enojada.

-¡Está bien, está bien! – se disculpa el algo engreído mercenario.

-Bien… Escuchen todos. Los Fragmentos de Omega se dirigirán hacia Alemania, donde se encuentra la base de la Secta Astral Europea. Como sabrán, quieren buscar algo de igual valor que lo que obtuvieron en la Secta Astral Americana. Ignoro qué es, pero de acuerdo a lo que me ha dicho Geremaia, ese objeto es primordial para el plan de Stroyer de traer de regreso al Ente Omega, o mejor dicho, a La Última Vida. Pero para ir hacia Alemania, él y sus esbirros no irán por avión, ya que eso implicaría el ser atacados por los misiles rastreadores de la base. Así que primero viajarán por mar hasta Francia. Y de allí, viajarán por tierra hacia Berlín. De modo que haremos lo mismo, ya que les estamos siguiendo el rastro.

-¿Has dicho que Geremaia está en Londres, verdad Jane? – le pregunta Zack tras su informe – ¿Iremos con él hasta allí?

-Exacto. Nos reuniremos con él y sus mercenarios, e iremos todos juntos hacia Alemania.

-¿Y qué hay de los idiomas? Digo, yo no sé hablar en francés ni en alemán…

-Nosotros sabemos esos dos idiomas, pero sobre todo, tus compañeros también… - le dice Jane, extrañada.

-¿De verdad? ¿Por qué no se molestaron en enseñarme si quiera unas cuantas palabras? – se pregunta el muchacho, con algo de decepción hacia ellos.

-Quizás…se les habrá olvidado, o no lo creerán necesario por alguna razón… - responde con cierta sospecha.

-Ya veo...

Terminada la conversación, Jane nota que Zack está visiblemente triste, mirando hacia los paisajes ingleses por los que pasa de largo, aunque no tanto como para ponerse a llorar. Por la actitud que adopta, pareciera como si el sólo nombramiento de dichos países europeos le causara el despertar de algún recuerdo de su pasado, tanto trágico como feliz. Estando sentada a su lado, con algo de preocupación decide llamar su atención, mientras Nala y Thomas hablan y discuten a la vez con Byron.

-¿Qué es lo que te ocurre, Zack? – le pregunta con preocupación.

-¿Eh? Oh, nada. Estoy aburrido…

-No me mientas, por favor. Sé que estás triste por algo. ¿Acaso dije algo malo?

-…No, no dijiste nada malo, Jane. Y perdona si estoy así... Sólo es que...siempre quise visitar París…

-Entiendo… ¿pero entonces, por qué estás triste?

-Porque quería visitar Francia con Sarah…pero está muerta.

-Oh… - contesta Jane, comprendiendo ahora su actitud - …Lo siento.

-¿Por qué lo sientes? No dijiste nada malo, jeje…je – ríe con su característica risa “estúpida”, sacando la lengua.

-Jajaja… qué risa tan tonta tienes.

-Siempre me criticaron por tenerla, pero ¿y qué? Nací con esta risa. No es mi problema si a nadie le agrada. Si supieras cómo ríe mi hermano…

-No lo quiero imaginar, jajaja. En fin…No estés triste, Zack. Ella aún sigue aquí contigo, dentro de tu corazón. Y lo seguirá estando mientras no la olvides nunca, cosa que sé que no harás, teniendo en cuenta que buscas sacar a tu amigo de la organización de Stroyer por ella…

-Así es. No la olvido nunca. Y sé que Ray tampoco.

-…Yo no conocí a Sarah, pero estoy seguro que ella debió de ser una gran persona, como tú lo eres. ¿Estoy en lo cierto?

-Sí. Era muy graciosa, tranquila, serena y jovial. Nos conocimos cuando yo estaba en sexto grado, poco después de conocer a Ray. Disfruté estar siempre con ella en todo momento, incluso cuando salíamos con Nidia, Jerome y Ray a ver películas al cine de nuestro pueblo natal, y a visitar parques de diversiones. Y en uno de ellos, los dos jugamos en el conocido juego del martillo, en el que mides tu fuerza golpeando un botón con un martillo de goma, cuyo impacto provoca que el medidor suba hacia arriba o hacia abajo marcando el nivel de fuerza que tienes. En aquel momento, la torre ornamental sobre la que estaba el medidor tenía la forma de la Torre Eiffel, y de la punta recuerdo que salían varias serpentinas sólo cuando dicho medidor alcanzaba el límite. Con tan sólo verla nos propusimos ir todos a París algún día…

-Entiendo… Yo por otra parte, detesté ese juego. Pero solía jugar a otros con mi hermana mayor cuando solíamos ir a ferias las dos juntas, como el de disparar dianas u otros objetos como botellas con pelotas de béisbol. Y también lanzábamos dardos a objetivos móviles. Tuvimos suerte de tener buena precisión las veces que ganamos. Con los boletos que adquiríamos, nos comprábamos peluches…

-Jajaja, yo también… Q-Quiero decir, que no compraba peluches para mí, sino que adquiría con los boletos otros premios como películas o guitarras. Pero también, yo y Ray ganamos peluches, los cuales les regalamos a Nidia y a Sarah.

-¿Nidia era la novia de tu amigo?

-Sí. Fue compañera nuestra en la escuela. La conocimos cuando empezamos la secundaria. Cuando aún tenía su largo y castaño cabello. Ella era también la mayor del grupo.

-¿La mayor del grupo?

-Sí. Entre yo, Ray, Sarah y Jerome, Nidia es la mayor en edad. Incluso es mayor que Ray por tan sólo un año de diferencia. Ella lo amaba tanto, que hasta se cortó el cabello para parecerse a la señora Corwin, o sea, a la madre de mi mejor amigo. Y hasta lo llamaba por su nombre original…Eli. Sufrió mucho cuando Ray desapareció, y estoy seguro de que hasta el día de hoy no deja de pensar en él y en mí, ya que me fui para ir a buscarle... Nosotros salíamos juntos constantemente. Éramos un círculo. Un grupo. Nos hacíamos llamar “los cinco”…pero ahora seríamos cuatro…

-…Siguen siendo los cinco, por más que ya no estén juntos. Todos ustedes siguen siendo los cinco, por los recuerdos que aún conservan de cuando salían en grupo a cualquier lugar… Y dime, ¿Sarah te gustaba mucho?

-Bueno…Sí. Aunque nunca me atreví a confesárselo, por temor a que Ray me menospreciase. Verás…cuando Sarah se convirtió en una adolescente, cualquier chico solía ir tras ella, y él, como su hermano mayor, la protegía mucho. Entre aquellos chicos, hubo uno que conquistó su corazón. Un antiguo bravucón nuestro, Gareth Stilson, que para sorpresa de todos nosotros, en el tiempo que salió con ella, fue un muy buen novio. De acuerdo a Sarah, él dejó de ser un bravucón tras conocerla, aunque nunca se juntó con nosotros, arrepentido por el daño que nos hizo en el pasado. Quien sabe, a lo mejor de haberlo hecho, seríamos “los seis”.

-Entiendo… ¿y cómo es que ellos dos… terminaron?

-Bueno, que yo recuerde... Sarah era de estudiar mucho, y le pidió a Gareth un tiempo para ambos, con fin de concentrarse en la escuela, prometiendo que volverían a estar juntos cuando se graduaran. Triste pero fiel, él aceptó. Y bueno...ambos están muertos…

-¿Qué? ¿Gareth murió?

-Lo mataron los Fragmentos de Omega en la mansión Akatoikitos hace cuatro años, junto con mis compañeros… En el momento de su muerte, Glacius, y los ex Fragmentos Morbor, Flashodan e Hydrust se acercaron a mí y a Sarah con la intención de matarnos. Y valientemente él los enfrentó para que los dos pudiéramos huir en el acto. Ella no quería dejarlo solo, así que tuve que tomarla por la fuerza al marcharme… Si Jerome y Nidia hubieran estado allí también…

-Pero gracias al cielo no estuvieron allí, sea cual sea la razón… Zack, ya no pienses más en eso. Los Fragmentos de Omega pagarán muy caro lo que han hecho, y cuando finalmente regreses a tu hogar, ellos, y el resto de tu familia te recibirán con los brazos abiertos.

-Gracias, Jane. – responde el muchacho con una lenta sonrisa.

Ante su respuesta y reacción, Jane le sonríe también, y continúan esperando con paciencia llegar a su destino. Las horas pasan, y el cielo se oscurece...

Londres. Capital de Inglaterra y del Reino Unido. Siendo también la ciudad más conocida a nivel internacional de dicho país, tiene también su gran reputación, ya que allí se encuentran tales edificaciones de suma importancia histórica y cultural que le dan riqueza. Como por ejemplo; la Torre de Londres, ubicada al lado del río Támesis, en el distrito de Tower Hamlets; donde solían estar los reyes y también los prisioneros en cierto momento del pasado; el Museo Británico, en Camden, donde moran muchas colecciones de libros que alimentan las mentes de aquellos que anhelan adquirir conocimientos; y en el distrito de Westminter, la gran Abadía de Westminter, donde se corona y entierra por tradición a los monarcas y a grandes íconos de la literatura y de la ciencia como Charles Dickens, Charles Darwin e Isaac Newton, y que además está situada al lado del Palacio de Westminter, que alberga las Cámaras del Parlamento del Reino Unido, la de los Lores y de los Comunes.
Y en el lado noroeste del palacio, a menudo usado como símbolo del país, se halla la famosa torre del reloj, conocida como el Big Ben, que posee un reloj en cada una de sus cuatro caras, dando la hora por norte, sur, oeste y este. Y justo al este, en una zona distante y algo oscura, dos sujetos vestidos con un chaleco emplumado discuten con un hombre británico, de pelo negro y ojos verdes, que se siente incómodo y molesto con ellos, tanto por sus apariencias como por sus apariciones. Su atuendo, consistente en una camiseta negra con una calavera grabada en ella, y una muñequera de color blanco y negro dan a entender que es un amante del Heavy Metal.

-¿Qué es lo que queréis, imbéciles de mierda? ¡Me venís siguiendo desde hace una hora! – pregunta de manera muy irrespetuosa Anton Black, cuyo rostro es tan blanco como una calavera por el uso de maquillaje, teniendo manchados de negro los labios y los párpados.

-¡Queremos que te unas a nuestra organización! ¡Necesitamos más personas que estén dispuestas a ayudarnos a salvar el mundo, utilizando los poderes elementales con el fin de traer de regreso a La Última Vida! – le pide Fuunra, el Fragmento de Viento, con seriedad, mientras su extraño compañero permanece de brazos cruzados y con la mirada hacia el suelo. Su aspecto no parece tan intimidante, ya que luce como todo un payaso por el uso de peluca y nariz roja.

-¿La Última qué? ¿Poderes elementales? ¡JAJAJA! ¡Besadme el culo! – contesta, enseñándoles a los dos Fragmentos de Omega un corte de manga - ¡No serviré a unos payasos idiotas! ¡Yo no sirvo a nadie más que a mí mismo! ¡Y me importa un carajo el mundo!

-¡Mira quién habla de payasos! ¡Con ese maquillaje que tienes pareces hasta una drag queen! ¡No, no! ¡Un satánico! ¡Debería decirte que te vayas a llorar con Satanás, pero no! ¡Te necesitamos!

-¡Vete al carajo! ¿¡Cómo osas burlarte de mí!? ¡Ser metalero no significa ser satánico! ¡Sólo porque usemos calaveras o demonios como símbolos no significa que adoremos al diablo!

-¡Como sea! – contesta el payaso, hartado - ¡El mundo debería de importarte! ¡Se va a acabar, y si se acaba, tú morirás! ¡Te demostraré mi poder elemental ahora mismo!

Llamando la atención del otro Fragmento de Omega, Fuunra extiende su mano derecha hacia Anton. Y cuando sus ojos brillan en rojo, crea un torbellino de aire que obliga al metalero a retroceder. Sin embargo, éste se mantiene de pie, sin caerse, mostrándose escéptico de lo que ve, pensando que tal vez el clima esté empeorando y que los ojos rojos sean algún truco de magia.

-¡No juguéis conmigo, imbéciles! ¡Ahora largaros antes de que os mate a golpes! – contesta Anton, procediendo a marcharse.

-Ay ay ay… Finem, ¿a dónde te has marchado? Con tu habilidad, podrías hacer que ese idiota se golpease a sí mismo… ¡o que se tocara los codos con los dientes de manera forzosa! Más que un vampiro, pareces un tiburón sin cerebro que va en busca de cualquier cosa como comida… Estúpido hombre pescado...

De pronto, el desconocido Fragmento de Omega deja de cruzar los brazos y alza sus extraños ojos, grises plateados, hacia el payaso.

-…E-Eres…m-muy…es-tu-túpido, Fu-Fuunra. – se le queja su desconocido, y tal vez tartamudo compañero. Pese a su revelado problema oral, su voz es tan monótona y vacía como su rostro, cuyo lado derecho está tapado por su largo flequillo negro, dejando expuesto sólo el ojo izquierdo. – Un…pa-payaso…no sirve…pa-para…reclutar…nuevos…mi-miembros.

-¿Eh? ¡Lo intenté, Broken! ¡Lo intenté porque tú no haces ni una puta cosa más que quedarte callado! Y si soy muy estúpido para esto, ¿entonces por qué no le convences tú? ¡Oh, ya se, no puedes hablar correctamente! ¡Eres más tartamudo que el cerdo Porky! ¡Ni hasta "Taz" te entendería! ¿E-E-Es-to-toy e-en lo co-correc-ec-to? - se le burla.

-Tra-tráelo…de…re-regreso. – le ordena, ignorándolo.

-¡Como quieras, a ver qué tal se te da!

Usando una vez más el poder elemental del aire, Fuunra trae de regreso al metalero, arrastrándolo hacia atrás con la manipulación del viento. Como si estuviese usando un látigo para atraparle. Siendo repentinamente empujado hacia atrás, hasta encontrarse otra vez con los dos Fragmentos, Anton culpa una vez más al clima, mostrándose aún más extrañado de lo que ocurre.

-¡Malditos vientos! ¡Maldito clima! ¿¡POR QUÉ ESTOY DE VUELTA CON VOSOTROS?

-…Con que…no…qui-quieres…unirte... – habla Broken.

-¡JAJAJA, ME DAS RISA, JAJAJA! ¿Quién se supone que eres, retrasado?

-S-Soy el…E-Erizo…sin Co-corazón…Bro-Broken del…Al-Alma…

¡JAJAJA! ¿Acaso estás deprimido por ser tartamudo? ¡No es mi puto problema que estés “roto del alma”, o que tengas el alma destruida!

-Así es… E-estoy…ro-roto… Roto...por…de-dentro…y po-por…fu-fuera…también… Por cu-culpa de ci-ciertas…perso-sonas…que mataré…de la pe-peor…manera…po-posible…

-¡JAJAJA! – sigue riéndose el metalero - ¿Y acaso cómo los vas a matar?

-¡O-Obligándoles…a pe-pedir…por…la…mu-muerte! ¡Pi-pidiendo…por el…fin…de sus…pe-penas!

El metalero, ante su respuesta, contiene no una, sino miles de risas.

-¡Yo que tú no me reiría, cara de zombie! – le advierte Fuunra.

-¡JAJAJA! ¡CIERRA EL CULO! ¡ME ESTOY DIVIRTIENDO CON TU AMIGO! – contesta, dirigiéndose nuevamente hacia Broken - ¿Y DIME, CÓMO VAS A HACERLES PEDIR POR LA MUERTE?

-A-Así…

Mirando fijamente a los ojos de Anton, el Erizo sin Corazón, sin siquiera alzar cualquiera de sus manos hacia él, activa su poder elemental. A la vez que ve los ojos de Broken teñirse de rojo, el metalero sigue sin sorprenderse por ello. 
Pero de pronto, en lugar de esperar recibir “por pura casualidad” otra ráfaga de viento, comienza a sentirse totalmente deprimido. Sin saber por qué, empieza a entristecerse más y más. Tanto, que el dolor emocional lo hace ir contra el suelo, siendo incapaz de levantarse. Como si estuviese soportando un gran peso encima de él.

-¿¡Q-QUÉ…ESTÁ…SUCEDIÉNDOME!? – exclama con tristeza, ante la mirada inexpresiva de Broken.

-T-Tu alma….está si-siendo…inva-vadida…por…el po-poder…de la…t-tristeza…misma... ¿Si-sientes…co-cómo…el dolor…corre…po-por tu espi-píritu...? ¿Co-cómo éste…o-obliga a tu…vo-voluntad…a rendi-dirse…? Es imposible…no ceder al…su-sufrimi-miento…si no…co-conoces…lo q-que…es…el verda-dadero…dolor…

-¡YA PÁRALO! ¡NO LO SOPORTO! – pide a gritos Anton tomándose la cabeza, casi a punto de sollozar.

-¿Q-Quieres…que…acabe…con e-esto? ¿Que…termi-mine con…tus pe-penas?

-¡SÍ! ¡PÁRALO! ¡ME UNIRÉ A VUESTRA ORGANIZACIÓN, LO JURO! ¡TAN SÓLO PÁRALO!

-…M-Muy…bi-bien….

Notando su pronta desesperación y su débil voluntad, Broken desactiva su habilidad especial, liberando al metalero de las penas que lo dominaban. Al poco tiempo, la víctima del cruel poder elemental del Fragmento recupera la calma, dejando de estar totalmente deprimido. Sin embargo, el miedo y los nervios abundan en él, producto de la “tortura emocional” que acaba de experimentar.

-¿Ahora te arrepientes de haberte reído? – le pregunta Fuunra, algo inquietado por la habilidad de su compañero, quien mira a Anton con seriedad.

-¡S-Sí, si! ¡Ya! ¡Mierda…!

-¿Y bien? ¿Cómo te llamarás? Una vez que entras en la organización, tienes que elegir un alias, o esperar a que nuestro líder te dé uno.

-¡Tan sólo déjadmelo pensar! ¿Y donde está vuestro líder?

-Llegará en cuestión de aproximadamente una hora a Westminter. Tendrás que ser paciente hasta el anochecer, cara de zombie.

-Mmph, ¡odio esperar!

-¡Pues esperarás! Ahora te contaré sobre los elementos de la naturaleza, La Última Vida, y los enemigos de nuestra organización…

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