Corriendo por el bosque, en dirección hacia la mansión
Heart-King, Railo utiliza el poder de su dispositivo elemental para intentar
ver de lejos a Zack y al resto de sus compañeros. Sus ojos se tiñen de
rojo brillante, como si fuesen rubíes, pero al primer intento no consigue
divisar a nadie mientras corre. Y al segundo intento, apenas ve detalladamente desde su
posición a unas pequeñas ardillas subiendo y bajando de unos árboles, junto a
algunos pájaros.
Y al tercer intento, finalmente lo ve a él, a Tabnir, y a Lazarus,
quien está encima de uno de los cinco mercenarios, sorprendiéndose por su gran
altura. Pero se sorprende aún más, cuando reconoce de inmediato a la ex oficial,
Winifred Burkle, con ellos, ya que fue otro dolor de cabeza hace tres meses. Nada más verla se esconde detrás de un árbol, con
fin de no dejarse ver ya que se estaba aproximando a ellos.
-¿ELLA? – se dice, dejando de suponer ya que está
siendo retenida como pensó hace tiempo - ¿CÓMO MIERDA NOS HA SEGUIDO? …Maldita
sea. ¿Por qué has tenido que regresar Zack? ¿Qué es lo que quieres de mí?
¿Quieres matarme? ¿No te das cuenta de que ya estoy tan muerto como un cuervo?
-El humo desapareció. ¿Qué habrá pasado? – comenta Jane,
llena de curiosidad, regresando con el resto hacia el sur en busca de la zona
del incendio.
-Tal vez ese enmascarado murió o
se marchó… - responde Tabnir.
Y aún escondido, Railo observa cómo se acercan hasta la
misma altura en la que se encuentra él. Y cómo la mercenaria de cabello blanco
y ojos marrones comienza a oler algo como si fuese un perro rastreador.
-Deteneos… Huelo a alguien – avisa Nala, preocupando a Railo
al mismo tiempo.
-¿Cómo que hueles a alguien? – pregunta Zack, curioso.
-Nala tiene un buen sentido del olfato. Ella es capaz de
olfatear a una persona y detectar con facilidad dónde se esconde. – explica
Jane, aterrorizando más a Railo.
-Vaya. Eso es genial. Es como si fuera una loba en busca de
su presa.
-Agradezco el halago.
-¿Estará oliendo a Ray? – pregunta de la nada Zack, sin saber que se encontraba justo a un metro y medio de distancia de su mejor amigo, quien
lo escucha con bastantes nervios.
-Quién sabe, o a alguno de los Fragmentos de Omega… - le
dice Thomas.
-Ya está…me encontrarán. Para colmo aún no he pensado qué
hacer para obligarlos a irse – piensa con resignación el Fragmento, dejando de
mirarlos.
-¡Nala puede encontrar hasta un hueso enterrado en la
tierra! ¡Ella es nuestra querida perrita! – agrega con sarcasmo Byron, para
luego recibir un puñetazo por parte de su compañera. Cayendo al suelo, vuelve a
levantarse con dolor. – Auuu….
Los Fragmentos Blancos contemplan sorprendidos cuán de
fuerte resultó ser el golpe propinado al mercenario, sobre todo Lazarus, que
sin poder hablar se traga su propia saliva, teniéndole más miedo a ella que a
los Fragmentos de Omega. Y dada la fuerza del puñetazo, él y sus compañeros se
quitan ya de la cabeza al instante la duda que tenían de que Nala no era una
hábil y sanguinaria luchadora, justo como les había dicho la ex oficial.
-La próxima vez te arrancaré los huevos. -le responde la
mujer con desprecio, que vuelve a hacer uso de su nariz, sorprendiéndose. - ¡La
persona a la que olí está con nosotros!
-¿De verdad? ¿Dónde? – pregunta Zack
-Aquí mismo… ¡debe estar escondido en alguno de estos
árboles!
-¿Podrá ser uno de los Fragmentos de Omega? ¿Pero de ser
así, por qué Nala solo huele a uno de ellos? A menos que… - empieza a decir Fred, hasta que de repente se calla, y hace uso de su telepatía para detectar a Railo por medio de sus pensamientos.
-¿Será posible…?
-No me digas que es el Cuervo Eléctrico…– dice Tabnir.
-…Ray, ¿eres tú? ¡Sal, por favor! – le pide Zack a su amigo,
consciente de que está allí.
Escuchándolo, el Fragmento tan sólo guarda silencio, pero su mejor amigo mira y mira entre los árboles junto a los demás en su busca, hasta encontrarle de espaldas, ignorando inicialmente que por pasar tiempo sin hacer uso del dispositivo elemental él había aumentado un poco de estatura y desarrollado además una barba igual de amarilla que su cabello.
Escuchándolo, el Fragmento tan sólo guarda silencio, pero su mejor amigo mira y mira entre los árboles junto a los demás en su busca, hasta encontrarle de espaldas, ignorando inicialmente que por pasar tiempo sin hacer uso del dispositivo elemental él había aumentado un poco de estatura y desarrollado además una barba igual de amarilla que su cabello.
-… ¿Por qué me has seguido otra vez, Zack? – responde Railo
– Contéstame.
-¿Acaso lo has olvidado? ¡Quiero sacarte de esa
organización! ¡Lo hago por Sarah!
-¿Por Sarah? ¿Acaso por ella quieres cortarme la cabeza?
Ante las palabras de la Mano Derecha de Stroyer, todos
se sorprenden, sobre todo el muchacho, que rápidamente se siente confundido
ante lo que oye.
-R-Ray… ¿Q-qué es lo que dices? - contesta con una leve risa
de incredulidad.
-Vamos Zack. Tú en realidad quieres matarme. Quieres matarme
por haber matado a Sarah en tu lugar. Su muerte te afectó tanto que
desarrollaste una personalidad psicópata para vengarte de mi, y de no ser así,
entonces eres un excelente actor, persiguiéndome para de igual manera, acabar
conmigo. Pero, ¿acaso olvidas que fue por tu culpa que maté a mi hermana? ¿A MI
PROPIA HERMANA?
-R-Ray...no… - niega a la vez que intenta mantenerse fuerte
– ¡Me culpo todo los días por ello, y por eso quiero sacarte de esa
organización! ¡Pero yo no soy el…!
-¿Si no eres él, por qué mataste a Vortaxio? Tú, que no
quieres matar a nadie…
-¡No quería matarle, si bien estaba loco! ¡Tenía que
salvar a Jane! ¡Yo…!
-¡Ya, detente! ¡Él no es el Zorro Blanco! – interrumpe Jane,
preocupada.
-¿Jane?
-¿Y tú que haces aquí, oficial? ¿Acaso eres más que una
simple mujer policía? ¿O acaso recurriste a medios ilegales para vengarte de
nosotros?
-Da lo mismo cómo los he encontrado. Y sí, quiero vengarme
de todos ustedes. Mancharon mi reputación y me involucraron en el incendio que
han cometido en el casino de la ciudad.
-Nosotros no hemos tenido nada que ver en esa explosión.
Stroyer no nos asesinaría a menos que lo traicionemos, y además sus llamas no
son verdes, por lo que él no hizo estallar ese casino.
-Como sea. Por más que lo nieguen o en realidad no hayan
tenido nada que ver, el punto es que arruinaron mi vida, y arruinarán la de
cualquiera con la que se topen, y por eso no descansaré hasta detenerlos. Pero
ahora no permitiré que juegues con la mente de tu mejor amigo, que aún cree que
puedes ser salvado, decisión que respeto por más incoherente que parezca…
-¡Así es! ¡Lo que suceda después de que te saque lo
arreglaré de alguna forma, pero tú no tienes que seguir con Stroyer, Ray!
Vuelve a casa…
-…Vaya. – comenta sorprendido, dándose la vuelta y
revelando su aspecto actual – Puede que no seas él...
Viendo ahora su rostro, Jane, Tabnir, un incapacitado
Lazarus, y sobre todo Zack, finalmente se sorprenden al darse cuenta que Railo
envejeció, o en cierto sentido, creció desde la última vez que lo vieron hace
tres meses. Al mismo tiempo, Lazarus se mueve bruscamente en un intento vano de
librarse.
-Mírate Ray...Ya tienes barba, como yo. Si no la tuvieses, parecerías
algo más joven que yo, aún habiendo crecido un par de centímetros, jeje.
-Parece que no has usado el dispositivo elemental por un
tiempo. – le dice Jane.
-Quería dormir un largo rato…
-De acuerdo… ¿pero por qué torturar emocionalmente a Zack con esas crueles palabras para saber si es el dichoso
asesino? Si bien le tienes aún algo de aprecio, como él lo sigue teniendo hacia
ti, no cabe duda de que eres un grandísimo desgraciado, Railo. – responde, enojada.
-Han aparecido de repente, no tuve tiempo para pensar mejor
el cómo verificar que él no era Zorro Blanco… - contesta con algo de nervios - Pero
de todos modos, ¿por qué los demás, excepto Finem, afirman que eres tú, Zack? Espera… ¿Podría ser que Jerome…?
-¿¡QUÉ!? ¡J-Jerome no es un asesino! – exclama Zack, recordando ahora a su hermano gemelo, a quien dejó de ver hace tiempo - ¡Él ni
siquiera sabe donde estoy! ¡Y es un bocón!
-¡Yo no conozco a nadie en este mundo que sea igual a ti
como lo es Jerome! ¡Después de todo, es tu hermano gemelo! Si bien ellos no
mencionaron que fuese bocón…
-¡Él no es un…!
-¡Jane! ¡Estoy oliendo a más de una persona! – interrumpe Nala,
totalmente seria y algo alarmada, clavando sus ojos hacia el sur del bosque de
Wanderland.
-¿¡Qué!? – contesta Railo, sorprendido.
-¿A más de una persona? ¿Puedes decirme a cuántas exactamente?
– pregunta Jane, igual de alarmada
-Diría… ¡que son diez!
-Mierda… seguramente son los Fragmentos de Omega…
¡larguémonos!
-Espera, ¿no prefieres que luchemos contra ellos, o que
tomemos a ese Fragmento de Omega como rehén? – sugiere Nala, alarmando a la
vez a Railo.
-Sólo por ahora prefiero no tomar ningún riesgo… Además,
Railo es muy peligroso. Bueno, no tanto. Aunque pueda crear electricidad y
freírnos vivos con ella, entre todos podríamos vencerlo y tomarlo de rehén, pero
como los Fragmentos de Omega ya vienen en camino, ¡es mejor no arriesgarse e
irnos de este lugar! ¡Luego les seguiremos el rastro!
-Como quieras…
Alarmados por la situación, los mercenarios y los Fragmentos
Blancos huyen a toda prisa hacia el norte del bosque, para luego tomar otro
camino e ir hacia el sur. Zack es el último en marcharse, puesto que
intercambia una mirada seria con Railo por unos segundos antes. Saliendo de su escondrijo, y viéndolos perderse en el camino, de repente
el Fragmento se queja.
-¡Mierda! – maldice al mismo tiempo que camina en círculos - Tal vez todos crean que los ayudé a escapar… ¿Qué debo hacer para que no
crean nada de eso? ¿Qué debo hacer? ¿Qué debo…? ¡Ahh!
Sin darse cuenta, mientras estaba sumiso en su problemática,
Railo tropieza con un objeto de hierro que se encontraba apenas en el suelo,
cayendo sobre unas hiedras venenosas que se hallaban al lado de los árboles.
Levantándose, y queriendo encontrar qué es lo que lo hizo
caer, él encuentra una de las máscaras de los Fragmento Blancos. No tardó ni siquiera un segundo en comprender
que se le debió caer, tal vez, a su amigo de manera descuidada, pero si tardó
unos segundos en comprender que a causa del tropiezo, había caído sobre las
hiedras venenosas. Y cuando ya se percató, ya era tarde.
Para cuando el resto de los Fragmentos de Omega llegaron, lo
encontraron rascándose con mucha rabia.
-¡AGHHH! ¡MALDITA SEA! ¡MALDITA SEAAAA! – grita mientras
combate inútilmente la comezón en su piel.
-¡Railo! ¿Estás bien? – pregunta preocupado Horus, libre de
la comezón.
-¡SÍ, ESTOY MUY BIEN! ¡TAN SÓLO ESTOY LIMÁNDOME LA PIEL , IDIOTA! ¡AGHHH!
-¿Él también? – comenta Glacius, algo sorprendido.
-¡Parece que al Cuervo el culo le han pateado, Deeneac!
-¡No, a las hiedras lo han tirado, Duminic!
-Louis, ¿aún tienes el antídoto? – pregunta Stroyer,
descubriendo la máscara de hierro.
-Sí, Steven. Ahora se lo aplicaré. – contesta el Conejo
Blanco, el cual quita una jeringa de su bolsillo con la que le inyecta a Railo
el antídoto a través de su cuello – Intenta estar lo más quieto que puedas para
que no agujeree por error tu vena yugular…
-¡HAZLO RÁPIDO!
Pasados unos minutos, la comezón disminuye y Railo se
recupera. Jamás había sentido tanta picazón en toda su vida.
-Dime, ¿qué ha pasado, Railo? ¿Por qué no nos seguiste?
-Bueno…Como sabrás, el enterarme de que Zack volvió aquí me
consternó un poco…y cuando los seguí, me los encontré a él, junto a los otros
dos Fragmentos Blancos y a otras cinco personas. Y una de ellas es…la oficial
Burkle.
-Ya veo… - contesta el líder, sin mostrar tanta sorpresa. –
Continúa.
-Zack intentó convencerme de abandonar la organización.
Luego hablamos y hablamos, y me enfureció…Luché contra todos, y perdí en cuanto
me empujaron contra las hiedras...
-Entiendo. Aunque de igual forma, no debiste quedarte atrás
solo.
-Lo siento. No volverá a pasar.
-Bien. Todos, volvamos hacia la mansión. Debemos prepararnos
para partir en cuestión de tiempo hacia Londres, y reunirnos con Broken,
Fuunra, Finem, y tal vez un nuevo miembro.
-¡S-Steven, Heather está sola en la mansión! – se alarma
Louis - ¿Qué pasa si las escorias van hacia allá y la toman de rehén? O peor
aún… ¿¡Y si ese enmascarado la toma de rehén!? ¡Puede controlar el fuego como
tú, de alguna forma!
-No ocurrirá nada de eso, Louis. Recuerda que ella está con
Max y su liebre, March, y sabe defenderse muy bien aún si pierde los nervios.
Además, que yo sepa, esa liebre no es como cualquier otra, ya que es capaz de
poner trampas. Y por más loco que sea, ambos sabemos que tu hermano es un
mortífero pistolero, que casi siempre da en el blanco. Así que si nuestros enemigos
son vistos por ellos, dudo que logren escapar en caso de hacerlo, sin herida
alguna.
-Oh, cierto…
-Sueles ser olvidadizo, pero eso no te quita lo sabio.
Todos los Fragmentos de Omega obedecen y se marchan de
regreso hacia la mansión. Habiendo escuchado a su líder, Railo se muestra
visiblemente preocupado por la suerte que pueda correr Zack.
Y a la vez, mientras él huye hacia el norte, divisa la
mansión Heart-King junto con sus compañeros. De pronto se deleita con su
aspecto, comparándolo al de un palacio real, pero deja de pensar eso en cuanto
descubre a una mujer pelirroja junto a una liebre y a un hombre con un gran
sombrero. Antes de seguir avanzando, se detienen para evitar ser vistos por las
dos personas.
-¿Cómo puede ser que hayas perdido tu máscara de hierro,
Zack? ¡Tendremos que buscarte otra! – le reprocha Tabnir
-¡Yo no he perdido mi máscara! ¡Aún la tengo conmigo! – aclara
el muchacho.
-¿Qué? ¿Entonces a quién se le…? ¡Dean! – reprende Tabnir a
su incapacitado compañero, que en su intento de librarse de Katran, dejó caer
inadvertidamente su máscara de hierro.
-¡Oigan! ¿Han visto a esa mujer pelirroja, junto a una
liebre marrón y a un tipo con un sombrero bastante grande?
-¡Sí, está ardiente! – responde sin vergüenza Byron – Sus
labios son muy carnosos y…
-Cierra la boca, Byron. – lo calla Nala.
-Pero si tú también estás ardiente Nala, ¡jaja!
-¡Cállate!
-¡Ya basta, ambos! – los calla Jane, dirigiéndose después a
Zack – La hemos visto. De acuerdo a la información que Geremaia nos ha dado,
ella es Heather Taylor.
-En efecto. Es ella. – le confirma Tabnir – Pero no sé quien
es ese tipo, y creo que el sombrero que lleva le queda demasiado grande.
-Esperad – interrumpe Thomas, con incredulidad ante lo que
ve - Esa liebre… ¿¡acaso lleva ropa!?
-¡Sí, lleva ropa!
-¿Quién dice que los animales no son geniales? – comenta
Byron.
En ese mismo momento, la nariz de Nala vuelve a olfatear
algo, como si actuara por sí misma. Percatándose de su sentido del olfato, la
mercenaria mira hacia atrás, y a lo lejos, divisa a los Fragmentos de Omega,
dirigiéndose a toda prisa hacia la mansión. Con sorpresa, divisa a dos gemelos
corpulentos tomar la delantera, que a la vez chocan las mitades de sus máscaras
mientras corren a toda velocidad. Pero antes de que pudiera alertar a Jane y al
resto, escucha una voz a su lado, proviniendo de uno de los árboles.
-¿Te has perdido?
Cuando da la vuelta, descubre una gran sonrisa,
caricaturesca, pero aún así inquietante. Tanto, que tuvo suerte de no suspirar
del susto, aún habiéndose percatado de que se trataba de una máscara de gato a
los pocos segundos.
-¡Jane, uno de ellos está aquí! – advierte con seriedad
Nala, que no duda en atacar al Fragmento, sólo para descubrir, con más sorpresa
de la que acaba de tener, que desapareció al momento en que ella apartó la
mirada. Sin embargo, el resto de sus compañeros lo han visto también.
-¡Larguémonos cuanto antes! – ordena Jane, echando a
correr con todos hacia el norte del bosque, pasando por la gran mansión y
exponiéndose ante dos de sus propietarios.
-¡JAJAJA, HERMANA, MIRA, SON LAS ESCORIAS! – exclama
Maximilian con despreocupación, revoleando su revólver con la mano izquierda.
-¡Ustedes! ¿Qué hacéis en mi residencia, y por qué
iniciasteis un incendio en mi amado bosque? – les exige saber Heather, pasando
a adoptar una actitud autoritaria e iracunda.
-¡Mierda, nos descubrió…! – maldice Zack, mientras corre -
¡Nosotros no incendiamos el bosque! ¡Fue un sujeto enmascarado y…!
-¡SILENCIO! ¡Responded mis preguntas!
-¡Zack, no tiene caso! – dice Jane, quien comienza a huir y a la vez, a quitar de su abrigo una pistola - ¡Huye!
¡No perdamos más tiempo!
-¡JAJAJA, FELIZ NO CUMPLEAÑOS! – grita Max, disparando con
rapidez hacia unos centímetros delante de Jane, impidiendo que
avance por unos segundos.
Ésta, en cambio, responde con otros disparos que atraviesan su enorme sombrero, asustando tanto a él como a su hermana.
-¡AHHHHHHHHHHHHHHHH! ¡LAS PAGARÁS, MUJER MALA!
-¡Madre santa! – grita Thomas del susto.
-¿¡FELIZ NO CUMPLEAÑOS!? – pregunta Byron, más confuso que alarmado.
-¡Demonios, aléjense lo más rápido que puedan! – exclama
Tabnir, que corre hacia el norte, intentando evitar al mismo tiempo los
disparos del Sombrerero, que jala del gatillo varias veces hacia el grupo enfadado. Si bien no le dispara a nadie a propósito, con los disparos que efectúa
impide que sus enemigos hagan un solo movimiento.
-¡Rápido! - pide Jane, que ferozmente dispara una y otra vez.
-¡Rápido! - pide Jane, que ferozmente dispara una y otra vez.
Y en medio de la balacera, Tabnir recibe como consecuencia un
disparo en su pierna izquierda.
-¡AGH!
-¡Vincent! – grita con preocupación Zack, que se agacha a su
lado para ayudarlo a andar. Y al hacerlo, pisa sin saberlo una superficie muy
blanda como para ser de tierra. A los pocos segundos, la camuflada bolsa de
aire que había pisado estalla violentamente, brincándolo contra el suelo.
-¡ZACK! - grita Jane
-¡ZACK! - grita Jane
-¡JAJAJA, MARCH, CAYERON EN TUS TRAMPAS! – le elogia el
Sombrerero a su mascota, la cual hace gestos de victoria, pese a ser
simplemente una liebre.
-¡Hay trampas en el suelo! – grita Tabnir con dolor.
-¡Byron! ¡Katran! – les grita Jane a sus compañeros.
-¡De acuerdo, de acuerdo! – obedece el mercenario, quitando
una especie de dispositivo electromagnético de aspecto rectangular y con una
pantalla radar de tres pulgadas, cuya función consiste en detectar objetos
invisibles, tales como las trampas que se acaban de encontrar él y el resto.
Ya en la pantalla, descubre la ubicación de todas las trampas repartidas por el terreno que rodea a la mansión. Por otro lado, el gigantesco mercenario carga ahora a Tabnir en su único hombro libre, llevando aún a un enmudecido Lazarus.
Ya en la pantalla, descubre la ubicación de todas las trampas repartidas por el terreno que rodea a la mansión. Por otro lado, el gigantesco mercenario carga ahora a Tabnir en su único hombro libre, llevando aún a un enmudecido Lazarus.
-¿¡Y!?
-¡Ya las tengo en el radar! ¡Tan sólo seguid mis
indicaciones!
-Si tan sólo se hiciera de noche, le arrancaría los sesos a
ese sombrerero loco… – se dice Nala con total desprecio e ira.
-¡HERMANA! ¿PUEDO MATAR AL ZORRO BLANCO? ¿PUEDO? – pregunta
con impaciencia Max, apuntando hacia Zack.
-¡NO! ¡HIÉRELO, A ÉL Y AL RESTO! ¡QUIERO CORTAR CADA UNA DE SUS CABEZAS MIENTRAS ESTÉN CON VIDA! – añade con frialdad Heather, que saca de
dentro de su vestido una espada medieval.
-¡ESTÁ BIEN! – responde con mal humor.
Mirando hacia sus dos enemigos, Zack reacciona y quita una
granada de luz de su bolsillo. Al levantarse del suelo, en medio del tiroteo, rápidamente la arroja
hacia ellos antes de correr con el resto.
La granada se detona durante el lanzamiento, liberando un destello tan blanco que ciega temporalmente al Sombrerero, a su liebre y ala
Reina.
La granada se detona durante el lanzamiento, liberando un destello tan blanco que ciega temporalmente al Sombrerero, a su liebre y a
-¡AAAAAAHHHH, NO PUEDO VER!
-¡HUYAMOS! – grita Zack, que echa a correr hacia el norte
junto al resto.
La intensidad del destello provocado por la granada de luz
bastó para incapacitar visualmente al Sombrerero, a la Reina de Corazones, y a la
liebre por un minuto. Los dos hermanos tuvieron que taparse los ojos contra sus
brazos en un intento de quitarse la luz de sus ojos, mientras que la liebre
cavó un hoyo y metió su cabeza en ella para aislarse de la luz.
Una vez que todos recuperaron la vista, descubrieron ya al resto de los Fragmentos de Omega con ellos, menos al resto de los intrusos, que ya escaparon como si fueran ciervos.
Una vez que todos recuperaron la vista, descubrieron ya al resto de los Fragmentos de Omega con ellos, menos al resto de los intrusos, que ya escaparon como si fueran ciervos.
-¡Hermana!, ¿estáis bien? – pregunta Louis, preocupado.
-¡MARCH, MARCH, MARCH! ¿DÓNDE ES….? ¡OH, YA SACA TU CABEZA
DE LA TIERRA ! –
le pide Maximilian a su mascota, la cual obedece y se sube a sus brazos.
-¿Se han cruzado cara a cara con los intrusos? – le pregunta
Stroyer.
-¡SÍ! ¡YO LE DISPARÉ A UNO DE ELLOS! ¡PERO CUANDO ESTABA
POR LIQUIDAR AL ZORRO BLANCO, ÉL NOS LANZÓ UNA GRANADA QUE NOS CEGÓ
TEMPORALMENTE! ¡LO DETESTO, LO DETESTOOO!
-¿Donde…están? – pregunta Heather, parpadeando débilmente.
-…Si ya no están aquí, entonces ya se han marchado.
-… ¿¡SE HAN MARCHADO!? ¿¡TRAS HABER PISADO MI JARDÍN E
INCENDIADO MI BOSQUE, ESAS ESCORIAS SE HAN MARCHADO!? ¡Y YO QUE LOS TENÍA JUSTO
ANTE MÍ! ¡CUANDO ME LOS ENCUENTRE, CORTARÉ SUS CABEZAS! ¡DE VERDAD QUE LAS
CORTARÉ! ¡Y LUEGO LAS CLAVARÉ EN ESTACAS Y LAS EXPONDRÉ EN MI MANSIÓN COMO
TROFEOS! – grita estando totalmente fuera de sí, haciendo movimientos con su
espada. Su repentino trastorno sorprende al resto de los Fragmentos. Sólo Stroyer y Tetsu se mantienen con
calma en la situación.
-¡AHHHHH! ¡ES UN DEMONIO! – exclama Horus horrorizado,
poniéndose detrás del Lobo Gélido, el cual simplemente ignora a su torpe
compañero y mira con sorpresa a la mujer, a la vez que tiembla un poco ante su
actitud.
-¡Es...peor que…Morbor!
-¡MARCH, TENGO MIEDO! – le dice Max a su liebre, igual de
aterrada que su dueño.
-¡Hermana, cálmate ya, por favor! – le pide Louis sin
éxito.
-¡Uwaaaaa! – gritan horrorizados los gemelos Duminic y
Deeneac, abrazándose con fuerza.
-Tenías razón... – le replica Railo a Gliam, sin aterrarse
tanto ante la ira de la Reina.
-Pues sí. Y debo calmarla antes de que nos decapite mientras
esté presa en su ira – contesta el Gato Sonriente, que termina acercándose
hacia su hermana hasta ponérsele enfrente.
-¡MALDITOS ENGENDROS, LOS VOY A…! ¿A…? ¿A? – contesta Heather,
conmocionada por la sonrisa caricaturesca grabada en la máscara de Gliam. -
¿C-Cooper?
De pronto, nada más ver dicha máscara, la Reina vuelve a recordar a su
hermano menor, Cooper, al mismo tiempo que su ira parece comenzar a cesar
Habiendo nacido con un cuerpo frágil, pero con una mente
brillante, el joven, igual de pelirrojo que ella, había creado un día por mano
propia una máscara de gato caricaturesca a base de cerámica y pintura, la cual se
la obsequió como un regalo de cumpleaños hace tiempo. Dicho obsequio significó
mucho para ella, ya que por su condición, él era prácticamente incapaz de
fabricar cualquier cosa. Y también, por que el propio Cooper lleva muerto hace
tiempo.
Tras desvanecerse dicha memoria de su mente, la Reina recupera la cordura, y
vuelve a guardar su espada dentro de su traje.
-Perdón por mi actitud…jejeje – se disculpa con una
sonrisa - Así que han huido…
-Así es, han huido. – le contesta Steven – Pero no son más
que unos cobardes. Y Zorro Blanco…bueno, da igual. Preparémonos para marcharnos
a Londres y reunirnos con Fuunra, Finem y Broken. Debemos juntarnos para ir a
por la próxima reliquia que guardan los cerdos de las Sectas Astrales.
-De acuerdo, Steven… No tiene caso seguir aquí con ese enmascarado.
Mientras el líder y la Reina discuten, Louis le agradece a Gliam el no
haberse ido con los otros tres Fragmentos hacia Londres.
-Es un alivio que te hayas negado a ir, Gliam. Si lo
hubieras hecho habríamos tenido que soportar a nuestra querida hermana hasta el
amanecer…o hasta que decapitara una estatua o un animal…
-Eres listo pero muy olvidadizo Louis. ¿Acaso todos
habíais olvidado que mi máscara…no, la máscara que hizo Cooper era la única
cura contra su rabia? Tenéis suerte de que yo no lo haya hecho.
-Ups… - se dice avergonzado.
-…Y me dices a mí de ser perceptivo, ¿eh? – le responde
Glacius al Conejo Blanco con cierta ironía, luego de calmarse por la actitud de
Heather, con un aterrado Horus aún a sus espaldas.
-¿¡Y-YA PASO!? – exige saber el cobarde.
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