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4-En aprietos

¿¡Q-QUÉ DEMONIOS HACES TÚ AQUÍ!? - Fue lo primero que gritó Lazarus al volver a ver a la ex oficial luego de tres meses, acompañada de tres hombres y una mujer. Su expresión de sorpresa y enfado sobrepasó su pánico tras ver junto a sus compañeros al Fragmento de Omega Tetsu, pelear contra un misterioso intruso que como Stroyer, podía crear y manipular el elemento Fuego. Aunque eso no significa que su comezón se fuese. - ¡AHHHHH, ME PICA MUCHO!

-¡Thomas, utiliza tu spray! - ordena Jane a uno de sus acompañantes.

-¡Enseguida madame! - obedece el joven hombre, de cabello negro peinado para atrás y ojos pardos con un acento británico, quitando de su mochila un rociador amarillo cuyo contenido aplica sobre las pieles de cada uno de los Fragmentos Blancos como si se tratase de un desodorante. A los pocos segundos, la comezón que los tres sufren desaparece.

-¡Vaya! - comenta con sorpresa Zack - ¡Muchas gracias!

-¡Esto funciona! ¡Ya no me pica la piel! - contesta Tabnir, respirando con alivio.

-¡AHHHHH! - suspira Lazarus eufórico - ¿¡Q-QUE ESTOY DICIENDO!?

-Tengo algo pendiente contigo Dean... No, también con ustedes dos. No debieron dejarme en Nueva York hace tres meses - les dice la mujer con un poco de rencor - Pero ahora no es el momento de discutirlo.

-¡J-Jane! ¿Cómo es que estás aquí? - interrumpe el muchacho, sorprendido y a la vez contento de volver a verla, pese a que junto con sus compañeros evitó que ella les siguiera el rastro hace tres meses.

-Estoy aquí gracias a Geremaia. He viajado con él, y con varios de sus mercenarios a Gran Bretaña en busca de los Fragmentos de Omega y de ustedes.

-¿¡QUÉ!? - exclama Dean con incredulidad

-¿Geremaia también está aquí? - pregunta Tabnir, sorprendido como sus compañeros.

-No con nosotros en este mismo momento, pero está en Londres, esperándonos. - responde Jane.

-¿Y cómo nos han encontrado? ¿Quienes son ellos por cierto? – pregunta Zack nuevamente.

-Podría decirse que los encontramos gracias al “informante” que Geremaia posee. Aunque en realidad, sabía que los encontraríamos aquí, ya que seguirían al igual que nosotros a los Fragmentos de Omega.

-Oh, cierto…

-Y con respecto a tu otra pregunta, los mercenarios que me acompañan son - empieza a presentarlos uno por uno - Byron, experto en tecnología. Nala, hábil y sanguinaria luchadora. Katran, otro hábil y poderoso luchador, y finalmente Thomas, que posee conocimientos tanto medicinales como tecnológicos.

Viendo el aspecto de los mercenarios, Zack se inquieta un poco con la apariencia del gigantesco Katran, que mide más de 2 metros de altura, y presenta un cuerpo musculoso, piel morena, y una mirada poco amigable de ojos verdes y oscuros como su cabello, peinado y sujeto hacia atrás. El mercenario simplemente lo mira a él y a sus compañeros sin siquiera decir nada, manteniendo los brazos cruzados, que llevan inscriptos al costado de cada uno una palabra diferente en hindi.

-¡La has escuchado, hombre! - exclama Byron, que viste un traje azul de aspecto militar, poseyendo además los mismos ojos verdes y una gran cabellera rubia como su barbilla, con una coleta - ¡Estamos al servicio de Gere!

-Ya veo. Es un placer...

-¡Sí si, como sea!

-Decidme una cosa. - empieza a preguntar la mercenaria Nala con descortesía, a la vez que los tres agentes admiran su esbelta figura y su largo y precioso cabello blanco, mostrándose algo escépticos de su profesión como mercenaria de combate - Me supongo que vosotros sabíais que el bosque está repleto de hiedras venenosas...

-Así es... – contesta Tabnir.

-¿Entonces porqué acabasteis así? ¿Tirados como retrasados mentales en el suelo con cerebros de pollo, víctimas de la comezón?

-¡OYE! – exclama Lazarus, ofendido.

-¡No es que nos olvidásemos de eso, pero...! - interrumpe Zack

-Cierra tu maldita boca, bastardo. No es a ti a quien le estoy hablando.

-¡Ups! - se sorprende el muchacho ante el vocabulario de la mujer.

-¡Nala! ¡Contrólate! - la reprende Jane, sintiéndose algo indignada por el trato hacia Zack.

-Mmph, perdón. - se disculpa la mercenaria.

-¡Jajaja, Nala y su dulce forma de hablar! - expresa Byron con sarcasmo, burlándose. - ¡Es la mujer perfecta!

-Si vuelves a decir eso te mataré. - le replica a su compañero con frialdad.

-¡Jajaja, vamos, yo sé que tú me quieres!

-¡Basta, los dos! - los reprende su líder - ¡Dejen de perder el tiempo!

-Grrr... lo siento. – se disculpa nuevamente Nala, dirigiendo la mirada hacia Tabnir - ¿Y bien, de qué estabais huyendo si se puede saber?

-E-Esto… verán... Íbamos hacia la mansión donde los Fragmentos se encontraban y… -intenta decir él.

-¿Hay un incendio en el bosque? ¿Con un extraño sujeto que es capaz de manipular el fuego al igual que Stroyer? – pregunta Jane, sorprendiendo a los tres agentes.

-¿¡QUÉ!? ¿Cómo lo...? Ah, ya…lectora de mentes – responde Lazarus, sabiendo que como los mercenarios, Jane posee una especialidad, siendo en su caso la de la telepatía.

-S-Sí…así es…

-Siendo honesta…me supuse que habría problemas…pero que hubiera alguien más capaz de crear y manipular un elemento sin ser un Fragmento de Omega es totalmente increíble… ¿Qué fue lo que pasó?

-Nos dirigíamos hacia la mansión Heart-King, moviéndonos con cautela entre las hiedras. –explica Tabnir - Fue entonces que, en cierta parte del bosque, encontramos un incendio, con las llamas azules consumiendo los árboles como si se tratara de ácido corrosivo. Y al mirar de cerca, hallamos al Fragmento de Hierro, Tetsu, combatiendo contra el misterioso pirómano, que lucía una máscara blanca que se asemejaba a la cabeza de un dragón. Vestía además un largo traje negro y rojo, y portaba una especie de pica...

-¿Y ellos los han visto?

-Bueno… - habla Zack –…sí. Mientras atacaba a Tetsu, el enmascarado nos vió y comenzó a acercarse a nosotros. ¡De la nada, extendió su mano izquierda y creó una llamarada azul para calcinarnos! Y fue entonces que el samurai apareció y nos salvó a los tres, diciéndonos que luego se encargaría de nosotros…Tras esto, echamos a correr…

-Imbéciles… - los insulta Nala - Ahora los Fragmentos de Omega sabrán que están aquí…si ese samurai sobrevive al encuentro.

-¡OYE, NO ME LLAMES IMBÉCIL! –exige Lazarus.

-¡No lo llames imbécil, llámalo nenaza, Nala! –se burla Byron

-¿¡Q-QUÉ!?

-¡Exacto, nenaza! ¡Por no decir marica! ¡Apuesto a que casi te meas!

-¿¡QUIÉN TE CREES QUE ERES!? ¿¡ACASO SABES QUE SOY EL HIJO DE TU JEFE!?

-¿Y qué? ¡Tu padre nos ha enviado aquí para salvarte el culo a ti y a tus amigos! ¡Él también cree que eres una nenaza, jaja!

-¡MALDITO…!

-¡Dean, para! ¡No es momento de perder los nervios! –le detiene Tabnir.

-¡Mmph!

-¡Basta! - exclama Fred, harta - Zack, Dean, Vince, ¿les parece si nos unimos y vamos hacia la mansión donde los Fragmentos se encuentran? Sin tener que atravesar esa parte del bosque, claro.

Ante la oferta que les ofrece la ex-oficial, Zack y Tabnir lo piensan bien, debido al riesgo que puede presentar regresar, pero Lazarus se anticipa a dar su respuesta con horror y sin pensárselo bien.

-¿¡P-P-PERO QUÉ DICES…!? ¡NO QUIERO VOLVER…! ¡VAMOS A SER CARNE VIVA PARA EL MATADERO!

-¡Nenaza! –le llama otra vez Byron

-¡NO SOY UNA NENAZA!

-La madame no habla de regresar a la zona del incendio –interrumpe Thomas – sino de ir hacia la mansión Heart-King. Sin tener que pasar por dicha zona, obviamente.

-¡ME DA IGUAL!

-Mmph, maldita sea. Nó solo eres el hijo de Geremaia Friedkin. Eres un agente al servicio del jodido Gobierno Astral, ¿y no quieres arriesgarte a ir hasta la mansión, aún sabiendo que era el motivo por el que has venido aquí? Maldito imbécil. –lo insulta Nala.

-¡SIMPLEMENTE NO ESPERABA QUE APARECIERA OTRO “STROYER” AQUÍ!

-¡Dean, ya! –lo calla Zack- ¡Vayamos juntos, Jane!

-¿¡EH!?

-De acuerdo. –contesta Jane, satisfecha - Dirijámonos ya hacia la mansión.

-¡Yo me quedo aquí!

-…Katran…

Sin decir nada, el enorme mercenario la escucha, y acto seguido, carga a Lazarus en contra de su voluntad, comenzando a caminar en dirección hacia la mansión Heart-King con el resto.

-¡O-OYE, BÁJAME! ¿¡QUIEN TE CREES QUE ERES!? – contesta en vano el agente, siendo ignorado.

-¡Jajaja, esto es un espectáculo! –añade Byron ante lo que sucede.

-Podría llamar la atención con sus quejas. Hay que cerrar su bocota. –añade Nala con decepción.

-¡Yo me encargo!- responde el mercenario, que se quita un pañuelo de su bolsillo y se lo mete en la boca a Lazarus, silenciándolo- ¡Agradece que no sea un calcetín apestoso, nenaza! ¡No intentes quejarte! ¡No puedes ni hablar!

Y a medida que todos avanzan nuevamente por el bosque de Wanderland, divisan un gran humo que proviene de la parte del bosque donde está ocurriendo el incendio azul, y a la vez, donde el Fragmento de Hierro Tetsu y el piquero enmascarado aún continúan peleando. Evitando ir hacia allí, siguen de largo por otro camino, sin percatarse de que alguien los está observando desde uno de los árboles.
Mientras tanto, fuera de la mansión Heart-King, los Fragmentos restantes contemplan el humo que proviene del incendio. Al mismo tiempo, con sus sentidos del oído mejorados debido al uso de los dispositivos elementales, oyen el sonido de armas chocando, y el del fuego que consume parte del enorme bosque. 
Ante semejante situación, todos están alarmados y preocupados por el samurai, sobre todo dos hombres corpulentos que lucen idénticos, con el mismo pardo que tienen como color de ojos y cabello, y que utilizan la mitad de una máscara, aparentemente igual, aunque con los colores invertidos, en sus respectivos lados de la cara para diferenciarse.

-¡Espero que ojos rasgados no esté muerto! - comenta Duminic Twidlecutt, hermano gemelo de Deeneac, cuya máscara blanca, con ojo, nariz y boca negra, le cubre el lado izquierdo del rostro.

-¡Conocimos a orejas de perro hace poco y nos cae bien! – replica Deeneac Twidlecutt, hermano gemelo de Duminic, cuya máscara, idéntica a la de su hermano pero con los colores invertidos, le cubre el lado derecho del rostro.

-¿Ojos rasgados? ¿Orejas de perro? – pregunta extrañado Glacius - Imagino porqué llamarán ojos rasgados a Tetsu, pero ¿orejas de perro?

-Se lo dicen por los mechones parados de su cabello. ¿No los has notado en él? – le contesta y pregunta luego Louis.

-…Sí, ¿y qué tiene eso que...? Ya veo… tienen forma de orejas de perro. Mmph.

-Parece que no eres tan listo o perceptivo.

-El listo solía serlo Vortaxio, pero ahora está durmiendo con los gusanos.

-Qué cruel suenas. – le contesta con cierto desagrado.

-¿Acaso pretendes educarme o qué?

-Bueno, un par de modales no te vendrían mal.

Desde la puerta principal de la mansión, Railo comienza a temer de nuevo su más grande dolor de cabeza: que su mejor amigo todavía lo persiga.

-Que Zack no esté aquí. Que Zack no esté aquí… – piensa con muchos nervios, mientras contempla el humo.

-¡Oye Railo! ¿Crees que haya una fiesta allí como dice Max? – le pregunta Horus.

-¿Qué? ¿F-Fiesta? ¿PORQUÉ PIENSAS QUE HA DE HABER UNA FIESTA JUSTO EN CIERTO LUGAR DEL BOSQUE DONDE OCURRE UN INCENDIO?

-¡Bueno, quizás el humo se deba a que cualquiera que esté allí haya creado un fogón! – contesta decepcionando al cuervo.

-…Primero, un fogón sólo se hace de noche. Segundo, el humo que emana de allí es demasiado grande como para que provenga sólo de un fogón. Y tercero, ¡todo el bosque es propiedad de la Reina! ¡La Reina de Corazones! ¡Nadie tiene permitido ingresar sin el consentimiento de ella, ya que no está abierto al público!

-¡P-Pero Max dijo que había una fiesta!

-Jejeje, ya cállense por favor. – les pide Heather (o la Reina de Corazones) dulcemente - Mi hermano siempre denomina como fiesta a todo evento inesperado o importante que ocurre a su alrededor. Hablando de eso… ¿No deberías ir a ayudar a Tetsu, Steven?

-Nosotros iremos hacia allá en busca de las escorias. Pero si debemos ayudar a Tetsu, lo haremos cuando él lo requiera. – contesta el líder de la organización, mirando el humo.

-¿Qué? ¿Pero por qué?

-Él es un samurai. Los samuráis pelean por honor y por aquel al que han jurado servir. Si nos inmiscuyéramos en su pelea sin que él nos lo pida, aún si quisiéramos ayudarle, no se sentiría honrado en absoluto. Y si perdiese, se quitaría la vida tras asumir la derrota, con fin de salvar lo que le queda de honor. Aún así, yo confío en que va a ganar.

-De acuerdo. Si tú lo dices… pues yo también confiaré en él. Ten cuidado.

-Muy bien. Pues iré hacia allá. Debemos extinguir las llamas que consumen tu preciado bosque.

-¡Steven, espera! ¡Nosotros te acompañaremos! – le dice Louis, refiriéndose a sí mismo y al resto de sus hermanos. - ¡Ese intruso está incendiando nuestro “jardín”! ¡Y no nos quedaremos aquí de brazos cruzados!

-Muy bien. Pero la Reina y el Sombrerero se quedan aquí. Fragmentos, andando. – ordena mientras comienza a moverse.

Escuchando a su líder, Glacius, Railo y Horus, y los extraños hermanos de Heather, los gemelos Twidlecutt, y el Conejo Blanco, Louis, le obedecen de inmediato y se adentran al extenso bosque de Wanderland, dejando a Heather acompañada por Maximilian y March. Desde delante de su mansión, ella observa alejarse a los Fragmentos cada vez más y más hacia el sur.

-¡YO QUIERO IR A LA FIESTA! – le grita Max con tristeza a su mascota.

-Jeje, tranquilo Max. Puedes protegerme de los intrusos si es que llegan a aparecer aquí.

Ya en camino hacia el sur con los demás, y observando a los roedores huir de su presencia, Glacius le ordena a Horus que se encargue del incendio.

-Horus, no debería decírtelo, pero como eres un imbécil, te lo diré de igual manera. - le dice a su compañero con gran desdén. - Una vez lleguemos a la zona del incendio, utiliza tu poder elemental para extinguir las llamas de inmediato.

-¡Lo sé, lo sé! ¡Apagar el agua, y nada más!

-Bien. Y por cierto, no hagas ninguna tontería. No pases a través de las hiedras del bosque. Son venenosas. El simple contacto con ellas te ocasionará una gran comezón.

-¡Gulp!

-¡Ojos rasgados, pronto iremos a ayudarte! ¿Verdad, Deeneac?

-¡Claro que sí, Duminic! ¡Con nuestra fuerza machacaremos y aplastaremos al intruso hasta convertirlo en una alfombra, que añadiremos a nuestra habitación!

-Oigan, ustedes. No ayuden a Tetsu a menos que él lo pida. – les advierte el lobo gélido a los dos hermanos.

-¡Claro que lo haremos! ¡No lo dejaremos perder!

-¡También queremos acabar con el intruso!

-Dios mío…

-…Espero que no sea él… – se vuelve a reiterar Railo, mientras su compañero discute con los gemelos – Ya ha matado a Vortaxio, y hasta podría haber iniciado el incendio…

-¿Hablas del Zorro Blanco? – le pregunta Stroyer, que está a su lado.

-¿Eh? Bueno...

-Puede que sea él después de todo, ya que no para de seguirnos. Y ten en mente, que por más que los dos hayan sido amigos en el pasado, aunque pueda sufrir un trastorno de personalidad múltiple, ahora es nuestro enemigo. Tu enemigo. Y nos quiere a todos muertos como si nosotros fuéramos roedores, por más que desconozcamos del todo sus motivos.

-…De acuerdo. ¡Ey! ¡M-mira allá…!

-¡Allí veo el fuego! – avisa Louis, que junto al resto se acerca cada vez más a la zona del incendio - ¡Se está extendiendo!

-¡Esperen! Acaso ese fuego… ¿¡ES AZUL!? – avisa Railo, sorprendido.

Finalmente todos llegan hasta el lugar, donde contemplan el fuego azul esparciéndose por los árboles. Y también, al Fragmento de Hierro, aún peleando contra el misterioso intruso, que no para de atacarle con su pica. Sin inmutarse por el fuego, Stroyer observa atentamente el emblema que el enmascarado posee grabado en su espalda. Una estrella de tres puntas, blanco, y con un círculo en el medio.

-Vaya…no es Zorro Blanco…

-¿¡Qué!? ¿Quién es él? – responde Railo, sorprendido.

-¡Orejas de perro, te ayudaremos! – le grita al samurai Deeneac.

-No. Déjenme solo. – los rechaza Tetsu, a la vez que se defiende de los ataques de su adversario, quien al percatarse de la presencia de los demás Fragmentos, concretamente de Stroyer, parece volver a enfadarse al apretar con fuerza su puño izquierdo, pero sin distraerse de su pelea.

-¡Vaya! ¿Quien será ese enmascarado? ¿Un ninja? ¿O un…?

-¡Horus! ¡El incendio! – le recuerda Glacius, enojado.

-¡Cierto, cierto! – se percata con preocupación, utilizando el poder de su dispositivo elemental para crear agua y esparcirla por las llamas azules, como si sus manos fueran las bocas de unas mangueras - ¡Apágate yaaaa! ¡Tetsu, gana!

Y a la vez que Horus intenta apagar el incendio provocado por el intruso, éste ataca con más y más ferocidad al samurai, que evade con suerte su pica unas tres veces. Y a la cuarta, cuando no tiene tiempo de defenderse con su katana, es “atravesado” por la mortífera lanza del enmascarado.
Ante lo que sucede, los Fragmentos se quedan boquiabiertos, sin poder creerlo. Todos excepto Stroyer, quien parece enfocarse en el arma del enmascarado más que en su propio subordinado. 
Justo al momento de ser tocado, Tetsu utilizó el poder de su dispositivo elemental para convertir en hierro la carne de su abdomen, con el fin de evitar un daño mortal por parte de su adversario, que también se sorprende. Y en apenas unos segundos, el samurai contraataca. Sin haber soltado su katana, rápidamente empuja al intruso y procede a darle varios cortes, los cuales son esquivados con esfuerzo al retroceder. Pero a causa del nerviosismo, el misterioso piquero se cae. Y cuando intenta levantarse con rapidez, Tetsu lo pone de rodillas con el borde de su arma sobre su cuello, ganando así la pelea.

-Sólo yo puedo cortarme el abdomen. Cuando llegue el día en el que pierda mi derecho a servir. – le recalca al perdedor.

-¡SIIIIIIIIIII! ¡TETSU HA GANADO LA FIESTA! – exclama Horus, que ya apagó el fuego - ¡LE HAS PATEADO EL CULO!

-Qué bien que Tetsu haya ganado. – comenta Railo - ¿Pero aún así, quién es ese tipo?

-Lo averiguaremos ahora – responde el líder de la organización, quien se acerca al intruso con seriedad. - … ¿Quién eres y de dónde sacaste esa pica? ¿Acaso les sirves a las Sectas Astrales?

De pronto, todos escuchan una leve risa.

-…No soy nadie, ni le sirvo a nadie. – le contesta con seriedad el enmascarado, que comienza a expulsar de su cuerpo fuego azul, con el fin de hacerlo retroceder. Luego, crea una llamarada en el suelo para alejar a los Fragmentos de Omega, aprovechando así para perderse en el bosque y escapar. 
Todos, salvo Tetsu, rápidamente se sorprenden por su capacidad para crear y controlar llamas, como si fuera igual que Stroyer.

-¿¡PUEDE… CREAR… FUEGO!? – Louis, muy impactado.

-¡I-Imposible! – comenta con incredulidad Railo.

-¡Horus, apaga el fuego!

-¡Sí, maestro Glacius!

-…Stroyer-sama, durante la pelea, el intruso intentó atacarme también con su poder elemental… - le explica el samurai a su líder – Y probablemente, por accidente, quemó los árboles…

-…Con que así inició el incendio… - se dice, recordando, por alguna razón, el aspecto de la pica que poseía el extraño individuo, ya que parece ser evidente que la había visto hace tiempo.

-No sólo eso… El intruso también atacó con su poder a los Fragmentos Blancos, que han venido a seguirle el rastro otra vez. Así que puede que estén dirigiéndose a la mansión.

-¿¡Q-QUÉ!? – se sorprende Railo, aún más.

-…Muy bien. Has hecho un gran trabajo, Tetsu. Todos, busquen por los alrededores de este bosque. Puede que las escorias aún estén por aquí.

-¡Sí, Steve! - le obedecen los gemelos Twidlecutt, que continúan asombrados por el poder de aquel intruso.

-¿Pero donde precisamente pueden estar? – pregunta Horus.

-Creo que yo sé donde pueden estar. – empieza a explicar Louis, analítico – Teniendo en cuenta que esos Fragmentos Blancos, tras haberse cruzado con Tetsu y ese enmascarado, huyeron a toda prisa de la escena, imagino que por el grado de sorpresa y horror que se llevaron al descubrir el poder elemental de dicho sujeto, debieron de olvidar que no debían de chocarse con las hiedras venenosas del bosque de Wanderland, si acaso sabían que eran venenosas, por lo que es muy probable que estén rascándose como monos en el suelo por aquí cerca. ¿Sir Tetsu, podrías decirnos por donde han huido los tres agentes?

-Por allí. – le contesta el samurai, señalando al sur del bosque.

-¡Bien, pues vayamos en su busca!

-No está mal para ser un genio – lo elogia Glacius.

-Bueno, como te he dicho, no está mal ser listo y perceptivo.

-Mmph. Supongo.

Habiendo escuchado al Conejo Blanco, todos se mueven hacia el sur del bosque en busca de los Fragmentos Blancos. Todos excepto Railo, que se queda mirando hacia el suelo, totalmente consternado al enterarse que Zack consiguió seguirlo incluso hasta Londres, si bien se lo imaginó.
Y mientras sus compañeros se van alejando, él vuelve a recordar la vez en la que su amigo mató a Vortaxio de un disparo al corazón en el aeropuerto de Nueva York en medio de la caótica medianoche, donde lo abandonó tras ver lo asustado que estaba al haber matado, presuntamente, por primera vez. 
Sin embargo, al ser el dichoso Zorro Blanco, no sabe si en realidad estaba fingiendo. O, como dice Stroyer, padece del trastorno de personalidad múltiple, el cual supone que se inició desde el momento en el que Zack le vio matar a Sarah, su hermana menor, ante sus ojos.
Esta confusión atormenta y atormenta lentamente a Railo, provocando un gran enfado por no poder comprender nada acerca de su mejor amigo. Y en ese mismo momento, en medio de su ira, escucha un ruido extraño cerca.

-¿¡QUIEN ANDA AHÍ!? – exclama enojado.

-…Cálmate. No soy un enemigo. – le pide, con calma, un hombre británico, de baja estatura, rostro inexpresivo, cabello marrón desmechado y ojos verdes, que baja del árbol en el que se encontraba sujeto con sus filosas y plateadas garras de metal, las cuales consisten en un par de guanteletes de acero con tres filos sujetos en la parte superior del antebrazo. 

Una vez en el suelo, se pone una máscara que muestra la cara de un gato caricaturesco sonriendo, de ojos amarillos y piel blanca. Nada más verlo con el traje de la organización, Railo lo reconoce enseguida.

-¿GLIAM? ¿Qué haces aquí? ¿No te habías marchado con Fuunra, Broken y Finem a Londres?

-Iba a marcharme, pero elegí quedarme aquí para estar cerca de mi hermana, ya que temo por su salud. Además, qué mas da irse si no quieres hacerlo. - contesta.

-¿Su salud? Pero yo no la he visto en un mal estado. Además Stroyer y el resto de tus hermanos están ahí para ella.

-Lo sé. Pero yo soy el único que puede “sanarla” cuando pierde los nervios. Por que como verás, ella es la más peligrosa de todos nosotros, los dichosos Fragmentos Maravillosos. Puede incluso que sea más fuerte que Steven en cierto punto.

-¿P-Peligrosa? ¿Fuerte?

-Me refiero a que ella es la más fuerte y poderosa del grupo, sólo cuando su estado emocional cambia repentinamente. A partir de ahí, pasa de tener un corazón bondadoso a uno sanguinario y bestial. Precisamente por eso es la Reina de Corazones, no sólo por ser nuestra hermana mayor.

-¿Estado emocional? ¿O sea, qué? ¿Acaso ella también posee el trastorno de personalidad múltiple o algo similar?

-Padece del trastorno bipolar. Cuando se encuentra muy nerviosa, ansiosa, o encuentra a enemigos, o ve a alguien morir frente a sus ojos, su actitud cambia completamente a la de una bestia con una obsesión por cortar o decapitar a sus víctimas.

-V-vaya… Qué suerte que sea tan dulce… ¿Y por qué dices que eres el único que puede “sanarla”?

-Por mi máscara.

-¿Tu mascara de gato?

-Así es. Con sólo verla mi hermana vuelve en sí. Pero ahora dime, ¿por qué estás tan furioso? Steven y los demás se han marchado sin ti en busca de los intrusos. Pero no los encontrarán.

-¿Eh? ¿Cómo que no los encontrarán?

-No lograrán encontrarlos al sur del bosque, por que los he visto andar hacia mi hogar. He visto que iban acompañados, o tal vez retenidos, por un grupo de mercenarios, donde uno de ellos, un gigante por así decirlo, llevaba en sus hombros a uno de los tres agentes del Gobierno Astral en contra de su voluntad.

-¿¡Qué!? ¿Y cómo lucía ese agente?

-Era rubio como tú, pero tenía el pelo más prolijo, y ojos verdes.

-Ya veo… - responde, confirmando ya que Zack está en el bosque - ...debe de ser Lazarus. ¡Pero espera un momento! ¡Hay que avisarle a Stroyer de esto!

-Mantén la calma. No llegarán hacia la mansión.

-¿Y cómo estás tan seguro?

-Porque vienen directo hacia acá.

-¿QUÉ?

-Mientras los vigilaba desde los árboles, observé que la líder del grupo se percató de alguna manera de que las llamas estaban extinguiéndose, por lo que decidió regresar a echar un vistazo.

-¡Entonces hay que decirle a Stroyer!

-Cálmate. No será necesario en mi opinión. Pronto todos volverán aquí y los encontrarán, como ratones directo a la trampa de ratones. ¿Y por qué parece preocuparte dicho agente del Gobierno Astral?

-…Por nada. Es que no es nada. Mientras no sea Zack…o Zorro Blanco…

-¿Zack? ¿Zorro Blanco? ¿Es ese el verdadero nombre de ese asesino? ¿Cómo es que le conoces?

-Es mi mejor amigo... Le había dejado atrás hace cuatro años en cuanto me uní a la organización, pero de alguna forma me siguió el rastro. Aunque hace tres meses, descubrí que él podría ser el desquiciado asesino del que mis compañeros hablaban. Y no sé si creerlo por un lado, ya que por más que no lo crea en el fondo, él mató a Vortaxio en Nueva York. Además, durante toda nuestra infancia y adolescencia, no noté que fuera bipolar ni de personalidad doble, triple o cuádruple en ningún momento. Incluso Finem mencionó que no era él por no poseer “la misma sangre que el verdadero”, así que no sé qué creer…

-Oh…maravilloso. Así que es tu mejor amigo, y pese a todo lo ocurrido, te preocupas por él y quieres alejarlo de ti… Pero con respecto a su estado, yo me supongo… que pueden pasar dos cosas con respecto a él.

-¿Dos cosas?

-Primero: puede que Zack sea un excelente actor y que no padezca ninguna enfermedad, teniendo conciencia de todo lo que hace, y de las personas que según Steven ha aniquilado con fin de llegar hacia él o hacia ti en ocasiones. Y segundo: de acuerdo a Steven, él vio cómo mataste a tu hermana menor hace cuatro años, así que puede que a partir de esa trágica muerte, él haya desarrollado un trauma tan severo que lo llevó a una psicosis. Es decir, que para escapar de la realidad que no quiso, ni quiere, ni querrá aceptar, creó de manera inconsciente una nueva personalidad, la cual toma el control cuando Zack es brevemente incapaz de aguantar la gravedad de la situación en la que esté. Pero de todos modos, ambas posibilidades pueden tener un fin en común para él. La venganza. Matarte por haber aniquilado a tu propia hermana.

-¿T-Tú crees? – le pregunta con incredulidad y sorpresa

-Es una teoría. Pero ponte a pensar. Él la debió de querer mucho, ¿no es así?

-Sí...

-¿Habían sido…una pareja?

-No...

-¿Pensaste que alguna vez él podría haber sentido algo por Sarah?

-...No. - responde, con un breve silencio.

-¿Y si tal vez no tuvo las agallas de confesártelo con el fin de no perder tu amistad? ¿Tú cuidabas mucho a tu hermana?

-...Cuando éramos jóvenes, la protegía de varios idiotas que la querían como novia. Aunque solo uno de ellos terminó siendo su pareja. Gareth Stilson. Nos odiábamos mutuamente, pero luego de que Sarah gustase de él, comenzamos a “respetarnos”. Para mi sorpresa, él resultó ser un buen novio. Y ahora está muerto…

-Ya veo… Pero estamos hablando de Zack, no de él.

-Perdona… ¡Espera! ¡Si él viene hacia aquí, morirá! ¡Tengo que evitarlo!

-Puede que te mate, ¿estás seguro de lo que quieres?

-¡No quiero que muera!

-…Maravilloso. Pues…si vas en dirección a mi hogar, los encontrarás cara a cara. Ten cuidado…

-Maldición, ¿y cómo los confrontaré, Gli…am? – le pregunta Railo al Gato Sonriente, sólo para descubrir que éste desapareció en un segundo, mientras miraba hacia el camino por el que había venido. – Espero que no sea una alucinación…

Sin pensarlo muy bien, pero con mucha prisa, corre por el bosque en busca de su mejor amigo, como si fuera un perro en busca de su dueño. Por supuesto, evita cualquier contacto con las hiedras venenosas en el camino. Al mismo tiempo, los Fragmentos de Omega se hallan en un punto del bosque, totalmente quietos, como si algo los detuviera en medio de la búsqueda. 
Y en efecto, lo que los detiene es una cosa totalmente negligente por parte de uno de los esbirros de Stroyer. Habiéndolos encontrado, Gliam descubre esa razón.

-¡AAAAHHHHHHHHH! ¡PICA, PICA! – exclama Horus, sufriendo y rascándose.

-¿Gliam? ¿Qué haces aquí? – le pregunta Louis, sorprendido - ¿No te habías ido a Londres con los otros tres?

-Sabes por qué no me fui... ¿Acaso ese es el Halcón? ¿Cometió el error de tocar o atravesar las hiedras venenosas?

-Así es – contesta Glacius con decepción – En su afán por querer encontrar a los intrusos lo más rápido posible, el muy imbécil tropezó y cayó de cabeza sobre una de las tantas hiedras venenosas…Y yo ya le había dicho que no se acercara a ellas.

-Me lo imaginaba. No suele haber error sin ignorancia… No encontraréis a los intrusos así. Estaban en camino hacia nuestro hogar, pero están tomando la vuelta. Además, no son sólo los tres Fragmentos Blancos. Unas cinco personas más iban con ellos.

-¿Qué? ¡Pues confrontémoslos y machaquémoslos! ¿A que sí, Deeneac?

-¡Los trituraremos vivos, Duminic!

-Regresemos de inmediato. – ordena Stroyer, sin sorprenderse por la aparición de Gliam – Ellos nunca, pero nunca aprenden a no inmiscuirse en mi misión. 

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