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3-Infierno azul

A la vez que los Fragmentos de Omega, gracias a sus extravagantes aliados, se percatan de un extraño humo proveniente de una parte del bosque de Wanderland, donde precisamente el Fragmento de Hierro, Tetsu, se hallaba, en otra parte del bosque, un trío de agentes vestidos de blanco, y portando máscaras de hierro, se adentran con cautela sin darse cuenta de lo que está sucediendo.

Uno de ellos, en concreto el más joven, de pelo desordenado y parado de color marrón, con una notable barbilla en su pera, mira hacia el cielo, cuya vista se halla levemente obstruida por las hojas de los árboles del bosque. 
Mientras divisa las nubes, piensa en su desaparecido mejor amigo. En aquel hermano del alma al que ha vuelto a ver tras cuatro dolorosos años de su partida luego de haberse unido a la organización de Stroyer sin pensar en las consecuencias, como el verse forzado a renunciar a su vida normal luego de matar accidentalmente a su propia hermana menor, Sarah. 
Recuerda el momento en el que recobró la memoria y se aterró de volver a verle; la vez en el que le recriminó por ir a “sacarle de la organización”. Y más que nada, cuando Railo, su amigo, le explicó que las promesas, además de cumplirse, “están tambn hechas para romperse”.

Dichas palabras le duelen, pero aún así le motivan por un lado a seguir, ya que sabe en el fondo que su mejor amigo no es del todo malvado, y que por más pequeñas que parezcan, todavía tiene posibilidades de volver a tener una vida normal.

-¿Qué es lo que estás buscando, Lazarus? - pregunta Tabnir, uno de los agentes del grupo, extrañado.

-Veamos… ¡Aquí están! ¡Las llaves de mi auto! – dice su “líder”, tras fisgonear con frecuencia en sus bolsillos.

-¿Qué? ¿Y para que las quieres ahora?

-¡Quería asegurarme de que no las había dejado en el vehículo!

-¿E-Es en serio? ¿Aún si te las hubieses olvidado en tu auto, sabes que nadie se adentra aquí verdad?

-¡No me importa, nunca quiero dejar las llaves allí!

-Oigan, colegas, ¿a cuánta distancia estamos de la base de los Fragmentos? – pregunta Zaran, o mas bien Zack, interrumpiéndolos.

-¡Ya llegaremos, tan sólo se paciente! – le exclama Lazarus, que de pronto está a punto de atravesar una hiedra en medio del camino - ¡Ay, santo cielo!

-¿Qué sucedió?

-¿¡Que qué paso!? ¡Estaba a punto de chocar contra una hiedra del bosque!

-¿Y?

-¿¡Y!? ¿¡CÓMO QUE…!?

-¡Ya, Lazarus, cálmate! ¡No lo sabe! – interrumpe Tabnir

-¿¡QUÉ…!? Oh, cierto, no se lo he dicho.

-¿Eh? ¿Saber qué?

-En el bosque de Wanderland moran hiedras venenosas. Si pasas por encima de ellas, o si las tocas y atraviesas, serás víctima de una insoportable comezón, que durará por horas.

-Oh, ya veo… ¿Será por eso que nadie se adentra aquí?

-No lo creo. Bueno, quizás sí, pero más que nada es por que este bosque es muy grande, tan grande como un laberinto. Cualquiera podría perderse en este lugar, que a la vez sería el perfecto escondite para los Fragmentos de Omega.

-¿Y cómo están seguros de que los Fragmentos están aquí?

-Por que en medio del bosque existe una gran mansión, conocida como la mansión Heart-King, que fue propiedad de un criminal europeo conocido como Ephraim Decken.

-¿Ephraim Decken?

-Sí. Él era un peligroso y sanguinario mafioso de posible origen inglés, ya que fue encontrado y adoptado en Cambridge de niño por un capo de la mafia italiana, al cual asesinó para tomar su lugar una vez de adulto. Además, afirmaba poder ver el futuro…

-¿Ver el futuro? ¿Pero está muerto? ¿Qué conexión tiene él con los Fragmentos de Omega?

-Bueno… Está desaparecido. Pero estamos seguros de que sigue con vida porque no tenemos registros de su muerte. Y con respecto a los Fragmentos de Omega, sabemos que era la pareja de una mujer llamada Heather Taylor, la actual propietaria de la mansión. Y la misma era amiga de Stroyer en la universidad de Oxford, por lo que quizás él y Ephraim se debieron de conocer en el pasado…

-Vaya, y puede que porque esa mujer conozca al líder de la organización le de hospitalidad aquí.

-Exacto.

-¿Pero acaso ustedes saben cómo orientarse aquí?

-¡Claro! ¡La Secta Astral Europea nos ha indicado a mí y a Lazarus cómo avanzar hacia la mansión!

-¿Y por qué yo no sé algo al menos? Digo, por si me llegase a perder…

-¿¡Perderte!? ¡Pero tú…! – contesta Lazarus.

-¡D-Debe ser por que no te tienen en cuenta aún! Tú sabes… - le interrumpe su compañero, que lo mira con enojo por unos segundos.

-Está bien… ¿Qué ibas a decir, Dean? – pregunta Zack con cierta desconfianza.

-¡E-EHHH…IBA A DECIR QUE TÚ NO TE IBAS A PERDER, PORQUE ESTÁS CON NOSOTROS! ¡Y YA QUE HE MENCIONADO LO DE LAS HIEDRAS VENENOSAS, ES IMPOSIBLE QUE DESEARAS INCLUSO PERDERTE!

-De acuerdo, ya cálmate. Sigamos…

Finalizada la discusión, los tres agentes continúan su camino. Y pasados unos pocos minutos, Lazarus comienza a sentir un mal presagio, y a oler lo que le parece ser, algo quemándose, por lo que se adelanta, sin pensar siquiera en el peligro que lo podría estar aguardando.

-¡Oye, Lazarus! ¿A donde vas? – le pregunta Tabnir

-¡Creo que he encontrado a los Fragmentos de Omega! ¡Estoy oliendo fuego!

-¿Fuego? ¿Acaso Stroyer…? ¡También estoy oliendo lo mismo que tú!

-¡Yo también! ¡Es como si algo estuviese incendiándose! – comenta el muchacho, volviendo a recordar al nefasto líder de los Fragmentos de Omega, cuya mirada estoica e indiferente lo intimida más que cualquier otra persona que haya conocido. De hecho, hace tres meses, el mismo intentó matarlo.

-¿Puedes ver desde donde estás qué se esta...? ¡Oh, mierda!

-¿Q-Qué ocurre?

-¡Se ha ido! ¡Vamos, tenemos que seguirle! ¡Ten cuidado con las hiedras!

Alarmados, los dos agentes se mueven a toda velocidad por los árboles en su busca, teniendo cuidado de no pisar ni atravesar las hiedras venenosas en su camino. A medida que se van acercando a su compañero, comienzan a oler con más intensidad el fuego, como si estuviera quemando el mismo aire. 
Dicho fuego proviene de un repentino incendio en una zona del bosque de Wanderland, donde Lazarus se encuentra totalmente sorprendido, ya que presencia cómo dos individuos pelean a muerte: un samurai con una katana, contra un hombre enmascarado que porta una especie de pica, en medio de los árboles que se consumen por un fuego azul.

-¡A-Allí está! – contesta Tabnir, que llega a la escena junto con Zack, sorprendiéndose rápidamente como sus compañeros - ¿¡Q-QUÉ!?

-¡S-Son Tetsu…y...! – exclama el muchacho - ¿¡Y quién es él!?

Frente a los tres agentes, se encuentran en plena pelea el Fragmento de Hierro, el samurai Tetsu, y un misterioso sujeto enmascarado al que nunca habían visto. Vestido con un traje negro y rojo, con detalles de flamas, y portando no sólo una pica grisácea, sino también una máscara blanca con el aspecto de la cabeza de un dragón, este individuo ignora la presencia de los Fragmentos Blancos, concentrándose sólo en su oponente.
Su arma choca constantemente con la katana del samurai, gracias a la buena precisión de éste sin hacer siquiera uso de su dispositivo elemental. Y cuando los filos de ambas armas chocan otra vez, Tetsu intenta contraatacar, utilizando el mango de su arma para empujar a su enemigo. Y si bien el enmascarado lee su movimiento y lo esquiva, se ve forzado a retroceder para evitar el contacto con dicho mango.

-¿¡Quién demonios es él!? – pregunta Zack

-¡No lo sé! ¡Quizás sea otro enemigo de los Fragmentos de Omega! – responde Tabnir - ¡Mantengámonos distanciados, Stroyer puede estar aquí también!

-¿¡Lo dices por el fuego!?

-S-Stroyer no está aquí… - interrumpe Lazarus, aún sorprendido e inmóvil.

-¿¡QUÉ!?

Al momento que retrocede, el piquero divisa a los tres agentes totalmente sorprendidos e inmóviles ante la pelea que lleva a cabo contra su enemigo. Al principio no parece importarle tanto, pero cuando mira a Zack, fijándose en su color de cabello y de ojos, pero sobre todo en su rostro, comienza repentinamente a enfurecerse. Apretando con ira su mano izquierda, al mismo tiempo que diversos recuerdos nublados hacen presencia en su mente, el sujeto ignora al Fragmento de Hierro. Y enfocándose ahora en el trío, alza contra ellos su mano izquierda, generando una llamarada de fuego azul sin moverse de donde está.

-¡M-MIERDA! ¡CUIDADOOOOOOOOOO! – grita Tabnir, cayendo al suelo junto a sus compañeros, salvándose de suerte del fuego.

-¿¡Q-QUÉ FUE LO QUE PASÓ!? ¿¡PUDO CREAR FUEGO!? – exclama asustado el muchacho.

-¡TENEMOS QUE LARGARNOS DE AQUÍ! ¡YA!

Sin embargo, cuando se levantan, descubren al misterioso atacante acercarse, pretendiendo utilizar su pica para acabar con ellos, especialmente con Zack.

-¡MALDICIÓN!

Pero para sorpresa de todos, más del piquero, Tetsu aparece en medio, deteniendo el ataque de su oponente con su arma, salvándoles la vida a sus enemigos.

-¡T-TETSU! ¡T-TÚ…!

-Me encargaré de ustedes más tarde – responde calmadamente el samurai, dirigiéndose hacia su oponente – Y tú, no olvides con quién estás peleando.

-¡RAPIDO, VAYÁMONOS DE AQUÍ! – ordena Lazarus, que se va de inmediato junto a sus colegas de la zona, perdiéndose en medio del bosque y atravesando sin parar los árboles y las hiedras venenosas.

Mientras corren y corren a toda velocidad, los tres empiezan a sentir leves molestias en sus cuerpos, que a gran paso comienzan a aumentar como el miedo que cogieron de repente al encontrarse a alguien que al igual que Stroyer puede crear y controlar el fuego, siendo en su caso uno de color azul, a diferencia del líder de los Fragmentos de Omega, cuyo fuego es de color rojo.

-¿¡CÓMO ES QUE PUEDE HABER ALGUIEN MÁS QUE PUEDA CREAR EL ELEMENTO FUEGO!? – pregunta Zack mientras corre, shockeado.

-¡NO LO SÉ! ¡A LO MEJOR ESTÁ USANDO UN DISPOSITIVO ELEMENTAL! – responde con nervios Lazarus - ¡COMO SEA, TENEMOS QUE IRNOS! ¡NO NOS HAN DICHO NADA DE ESE SUJETO! ¿¡HABRÁ APARECIDO AL MISMO TIEMPO QUE NOSOTROS!?

-¡MUCHACHOS, DETÉNGANSE! ¡AYYYYY! – interrumpe Tabnir, que rápidamente rueda en el suelo, víctima de una gran comezón.

-¿Q-QUÉ? ¡AAHHHHHHHH! ¡MI CUERPO! – cae ahora Zack, que comienza a rascarse compulsivamente el cuello y el abdomen.

-¡NOS HEMOS OLVIDADO DE LAS HIEDRAS VENENOSAS! ¡AHHHH! – cae de rodillas el otro agente, rascándose las orejas.

Ya víctimas del veneno, que entró en sus cuerpos por medio del imprudente contacto físico con las hiedras, los tres se rascan sin parar, encontrándose incapaces de continuar con su huida. Y quedando así vulnerables, son vistos desde lejos por un grupo de sujetos al que no consiguen distinguir bien a causa de las máscaras que llevan puestas. Pensando que pudieran tratarse de los Fragmentos de Omega, Lazarus comienza a rezar con mucho estupor, estando cerca de lagrimear.

-¡Oh, por favor! ¡Que no nos maten, QUE NO NOS MATEN!

-¡Maldita sea, si no fuera por esta comezón…! – maldice Tabnir.

A medida que el grupo se acerca cada vez más, Zaran consigue ver al menos cuántos son.

-¡S-Son cinco personas! – exclama el muchacho - ¡No parecen Fragmentos...!

-¡Se están acercando!

Finalmente, el grupo llega ante ellos. Y la líder de esta se agacha ante Zack, mientras sus cuatro compañeros miran con indiferencia a sus compañeros.

-…Finalmente los he encontrado – les dice ésta mujer, de lacio cabello castaño y ojos verdes, cuya voz les es bastante familiar. Sobre todo a Zack.

-¡No me hagan daño, por…! ¿Q-QUÉ?

-¿F-Fred? – responde Zack – Digo… ¡JANE!

-Hola de nuevo – contesta con calma la ex oficial.

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