Sobre un
gran bosque repleto de hiedras, el sol del atardecer brilla, alimentando con
sus rayos de luz a todas las plantas del lugar y las de todo el país de
Inglaterra, dotándolas de más vida y energía.
También, en dicho bosque, la luz ilumina una gran mansión de tres pisos, roja como una manzana y grande como un castillo.
También, en dicho bosque, la luz ilumina una gran mansión de tres pisos, roja como una manzana y grande como un castillo.
Dicho
establecimiento es la morada de un grupo de individuos “extravagantes”, que
permanecen ocultos de la sociedad, y no porque no pertenezcan a ella, sino
porque prefieren la soledad.
Prefieren la armonía del aislamiento luego de haber pasado por ciertos eventos traumáticos y dolorosos en relación a su benefactor. Y además, porque no necesitan nada del exterior. Lo tienen todo consigo mismos. Los residentes de la mansión Heart-King, un grupo de seis hermanos, viven en tranquilidad y en paz.
Prefieren la armonía del aislamiento luego de haber pasado por ciertos eventos traumáticos y dolorosos en relación a su benefactor. Y además, porque no necesitan nada del exterior. Lo tienen todo consigo mismos. Los residentes de la mansión Heart-King, un grupo de seis hermanos, viven en tranquilidad y en paz.
A fin de sobrevivir, cada uno de los hermanos posee un trabajo propio de acuerdo a sus aptitudes, ya que consideran que se vive bien haciendo lo que a uno le agrada. Aunque por el momento, todos alojan a un grupo de individuos desde hace tres meses, que al igual que ellos, eligen alejarse de la sociedad, con la única diferencia de que ésta los quiere vivos o muertos.
Dentro de una de las habitaciones del segundo piso, un hombre joven, de aproximadamente veinticinco años por su apariencia, pelirrojo y de ojos verdes, se encuentra mirándose al espejo. Viéndose a sí mismo ciegamente, como la persona que cree ser pero que en realidad no es, planifica su siguiente movimiento a fin de llegar hacia su siguiente destino final. Y mientras se toca el pelo con los dedos de la mano, no se percata de una extraña marca o cicatriz que posee en su nuca, la cual brilla intensamente como si fuese de neón.
Dentro de una de las habitaciones del segundo piso, un hombre joven, de aproximadamente veinticinco años por su apariencia, pelirrojo y de ojos verdes, se encuentra mirándose al espejo. Viéndose a sí mismo ciegamente, como la persona que cree ser pero que en realidad no es, planifica su siguiente movimiento a fin de llegar hacia su siguiente destino final. Y mientras se toca el pelo con los dedos de la mano, no se percata de una extraña marca o cicatriz que posee en su nuca, la cual brilla intensamente como si fuese de neón.
De pronto,
alguien entra a su cuarto. Una bella mujer, de labios carnosos, con el mismo color de
cabello rojizo, pero más largo, y unos ojos azules como el propio cielo, que lo
conoce desde antaño, creyendo en el fondo que sigue siendo esa educada y gentil persona pese a su actual actitud.
-¿Todavía
te ves al espejo, Steven? – le pregunta Heather Taylor, la dueña de la mansión
Heart-King, con un acento que la delata como una mujer británica.
-No me
había visto tan pálido en estos tiempos. - responde Steven, que al contrario que su amiga, posee un acento norteamericano.
-Oh, tan
pálido no estás. Pero de todos modos, ¿por qué no te has quitado ese aparato
que tienes encima? Podrías haberlo hecho en el momento que llegaste aquí.
Mírate, no sólo estás pálido, sino también joven. Comparado conmigo, pareces un
niño, y yo la madre que cuida de él…
-No soy un
niño. Sólo parezco más joven por los efectos de mi dispositivo elemental. En
realidad soy un año más viejo que tú, mi querida amiga.
-Lo sé. No
quise ofenderte, Steven.
-No lo has
hecho. De hecho, ni tú ni tus hermanos me ofenden en absoluto.
-Sí. Yo por
que te conozco desde hace tiempo, cuando estudiábamos en la universidad de
Oxford junto a Carl, Friedrich y Anthony… Pero con mis hermanos en cambio, no sólo por que
eres mi amigo…
-Me adoran
como si fuera un héroe. Todo por apartar a quien se suponía que era su “benefactor”, aunque no era más que un completo imbécil arrogante, que
creía que podía controlar sus vidas por siempre.
-Sí…Ephraim
era muy cruel con ellos. De hecho, odiaba a mis hermanos, y tan sólo accedió a
llevárselos con él cuando me sacó del orfanato de Londres a mis diecisiete años,
con la intención de desposarme. No lo hubiera hecho si me hubiese negado a ir
con él sin ellos, pero quién sabe… Quizás, pese a la vida monótona que solíamos
llevar allí, sin sorpresas ni tantas aventuras, y si también yo, Gliam, Louis,
Max, Duminic, Deeneac y Cooper nos hubiéramos percatado de quién era en
realidad él, tal vez hubiera sido mejor que no nos hayamos ido. Pero bueno,
ahora ya pasó. Lo tengo todo. Fortuna, conocimientos, y casa. Somos una
familia otra vez, aún con la ausencia de Cooper…y todo gracias a ti.
-No tienes
que agradecerme. Sólo les he quitado a ese loco de encima. En cambio, el resto
te lo has ganado tú sola, junto a tus hermanos.
-Eres tan
altruista y valiente. Te atreviste a enfrentar a Ephraim aún sabiendo lo
peligroso que era, y ganaste. Es un milagro que no me haya casado con él.
-No me
importó en absoluto que fuera el hijo de un mafioso. Además… tu experiencia de
vida es algo similar a la historia de Oliver Twist, en el sentido de que has
pasado por mucho para lograr aferrarte con éxito a la vida. Aunque sé que prefieres compararte a cierto personaje de cierto cuento.
-Oh, cuánta
verdad tienes… – le afirma Heather, tocando sus manos – Vaya. Creo que tus
manos están más pálidas que tu piel.
-Así es,
por que son mis “armas”.
-¿Armas?
Oh, cierto… Tienes enemigos… Pero bueno, sabes que todos nosotros estamos
contigo y con Anthony. Váyase a saber donde está él… Y si Carl aún estuviera
vivo, también te apoyaría, al igual que Friedrich.
-Anthony
está en el país, aunque bastante lejos de aquí. De todos modos, nos
reencontraremos con él muy pronto. Pero con respecto a Carl, no lo creo. Él
rechazó ayudarme con mi organización, si bien me deseó mucha suerte. He
conocido a su hermana menor en América, y la invité a formar parte de la
organización. No pude convencerla. Se ha vuelto en mi contra. En cuanto a Fredrich, creo que sabes cómo es él.
-Sí... ¿Por
qué no te das una ducha? Si calientas tu piel, tal vez puedas sacarte algo de
esa palidez que tienes. Luego podrías dormir.
-Me daré
una ducha, pero no necesito dormir. – le responde Stroyer, quitándose el
dispositivo elemental de su brazo para dárselo a su amiga.
Marchándose
a su baño, ubicado justo en su propia habitación, el líder de la organización
cierra la puerta y comienza a desvestirse. Heather, en cambio, lo ve por el
cerrojo, contemplándolo de espaldas y en pleno acto de desnudez.
Por otro
lado, despertándose, y viendo el exterior por la gran ventana de su habitación, un muchacho rubio y de ojos azules, y unos años más joven que Steven, piensa si acaso vive en un mundo de fantasía en un sentido sarcástico, donde cualquier tipo de sucesos puede darse a lugar.
Railo, la mano derecha de Stroyer, y el Fragmento de Rayo de la organización de éste, Los Fragmentos de Omega, piensa en los eventos ocurridos hace tres meses. Piensa en el momento que se reencontró con su mejor amigo, Zack, creyendo que él pueda ser el extraño y desquiciado asesino conocido como “Zorro Blanco”, que siempre les siguió el rastro portando una máscara de dicho animal y una espada de luz de acuerdo a sus compañeros, ya que él nunca estuvo presente en el momento que dicho asesino hizo sus apariciones.
Railo, la mano derecha de Stroyer, y el Fragmento de Rayo de la organización de éste, Los Fragmentos de Omega, piensa en los eventos ocurridos hace tres meses. Piensa en el momento que se reencontró con su mejor amigo, Zack, creyendo que él pueda ser el extraño y desquiciado asesino conocido como “Zorro Blanco”, que siempre les siguió el rastro portando una máscara de dicho animal y una espada de luz de acuerdo a sus compañeros, ya que él nunca estuvo presente en el momento que dicho asesino hizo sus apariciones.
Empezando
por ahí, se pone a pensar qué será de la vida de Jerome, el hermano de Zack, y
de Nidia, la persona que él más ama en el mundo, ya que solía salir con ellos
junto a su mejor amigo y Sarah, su hermana menor, a la que él mismo mató por
accidente en un acto de rabia ciega contra Zack.
A causa de esto, perdió la posibilidad de llevar una vida normal, que irónicamente era lo que quería una vez se unió a la organización, al sentirse inconforme con ella. Y al final, como propio castigo, se juró “salvar el mundo” junto a Stroyer en un intento de redimirse, y de purgar a todas las personas crueles o iguales a él.
A causa de esto, perdió la posibilidad de llevar una vida normal, que irónicamente era lo que quería una vez se unió a la organización, al sentirse inconforme con ella. Y al final, como propio castigo, se juró “salvar el mundo” junto a Stroyer en un intento de redimirse, y de purgar a todas las personas crueles o iguales a él.
Sus pensamientos sin embargo cesan, cuando
alguien entra a su cuarto.
-¿Qué tal,
Railozín? – lo saluda Horus, el Halcón Cobarde y el Fragmento de Agua de la
organización, conocido y a la vez despreciado por sus compañeros por su
excéntrica e inmadura personalidad.
-¿Qué
mierda quieres Horus? – le pregunta, molesto.
-¡Vine a
verte! ¡Eres el único que en estas horas se encuentra dormido! ¡Has estado
así desde hace tres meses!
-Por que
quiero. Y seguiré así al menos hasta que nos vayamos de aquí.
-¿Pero por
qué? ¡Dime!
-¿Por qué?
No me creerías si te lo dijera.
-¡Dimelo,
porfa! ¡Dimelo! ¡Dimelo!
-¡Ay, ya
cállate! ¡De acuerdo!
-¡Wiii!
-…Cuando
estábamos en Nueva York, he visto más de una vez a una misteriosa
criatura alada, oscura y de ojos rojos. Desde el momento en el que salí del casino
de la ciudad tras haber tomado de allí una de las llaves para ingresar a la Secta Astral Americana.
En efecto, esa misma criatura, semejante a un cuervo, acechó a Railo hace meses, perturbándolo varias veces, sin llamar la atención de ninguna otra persona a su alrededor.
-¿De
verdad? ¡Yo no la he visto!
-Ni tampoco
los demás.
-¡Debes de estar alucinando!
-…Puede ser… ¿Sabes las propiedades del dispositivo elemental?
-¡Oh sí!
¡Me lo ha explicado Stroyer! ¡Mientras lleve insertada la nanomáquina en mi
cuerpo, puedo crear y manipular un elemento de la naturaleza! ¡Y además me vuelvo fuertecín!
-Y algo más…
De acuerdo a él, el dispositivo elemental encierra en sí una misteriosa energía,
la cual cubre por completo el cuerpo del usuario. Esa energía es más benigna
que maligna, ya que en lugar de intoxicar los intestinos o los huesos, los fortalecen,
y también nos vuelve eternamente activos.
-¿Eternamente
activos? ¿Cómo un robot?
-Sí. Nunca
nos cansaremos, ni nunca dormiremos mientras usemos las nanomáquinas. El no
haber dormido no nos perjudicará en ningún momento. O al menos a mí sí…
-¿Eh? ¿Por
qué dices eso?
-Varios de
nuestros compañeros llevan meses sin dormir, y no se han vuelto locos ni han sufrido un cansancio extremo.
Desconozco por qué, pero es así. Pero por otro lado, creo que el no dormir,
tenga o no la nanomáquina, me perjudicará de todas formas.
-¡Por esa
criatura alada que me estás mencionando!
-Si sólo yo
la pude ver y los demás no, entonces debía y debo de estar alucinando. Y por eso mismo
me la he pasado durmiendo desde que llegamos aquí. Aunque veo...que he envejecido
un poco.
-¡Sí, ya no
parecemos de la misma edad! ¡Cuando te conocí desconocía que tenías en realidad veintidós
años, y que siempre mantuviste la apariencia que tenías a los dieciocho a causa
de los efectos secundarios del dispositivo! ¡Ahora has crecido unos
centímetros, e incluso te ha crecido una barba! Aunque de igual forma no pareces de
veintidós o más…
-Sí…
Supongo que la juventud perdura.
-¡Sí,
jóvenes por siempre! ¡Como Peter Pan!
-Ya me
estás hartando. Mejor vete y déjame dormir.
-¡Jeje, de
acuerdo! ¡Oh! ¿Te has percatado de cuán grandes son las ventanas de esta
mansión?
-No me
importa. ¡Tan sólo vete!
-¡Me iré
por aquí! ¡Las ventanas están simétricamente una encima de la otra, y al ser
muy grandes están como casi unidas entre sí!
-¿Qué?
¡Horus, esto no es rápel, escalada o lo que sea!
-¡Wiiiii!
Saliendo
por la ventana, el Fragmento se mantiene pegado por la pared exterior de la
mansión, justo en el lado donde se encuentra la entrada principal. Para su
desgracia, cuando ve que se encuentra a aproximadamente dos pisos de distancia
del suelo, comienza a aterrarse, habiendo olvidado la gran distancia de altura con respecto al suelo.
-¡A-AAAYYYY!
¡MAMÁ!
Intentando
volver por donde salió, siendo visto por su sorprendido compañero, Horus siente
un gran golpe en su espalda. Como si alguien le lanzase algo a propósito. Y por
dicho impacto, cae estrepitosamente al suelo, aunque no se hace tanto daño al
tener su resistencia potenciada por el dispositivo elemental.
-¡Auch!
¡Eso dolió!
-Dios santo... – suspira con decepción Railo, que vuelve a dormir.
-Eres
bastante molesto. Lárgate de aquí ahora. – le ordena Glacius, el Lobo Gélido y el
Fragmento de Hielo, que le lanzó a su compañero una bola hecha de hielo para
hacerlo caer.
-¡Mocoso
insolente! ¿Cómo te atreves a jugar a ser el Hombre Araña en mi hogar? – le
exclama enojado un hombre con una chaqueta, conformada por la misma gama de colores que su chaleco emplumado. Este sujeto porta también, por alguna razón, una máscara de conejo, con unas orejas tan largas como sus brazos.
-¡Louis! ¡JAJAJAJAJAJA!
¡P-Perdona! ¡Pretendía ba… ¡Maestro Glacius! ¿¡Ha sido usted el que…!?
-¡Lárgate
ahora!
-¡JAJAJ…AAAHH!
– huye con horror, dejando de reírse del otro hombre.
- Hmph… de
verdad que detesto a ese crío.
-Todos lo
odiamos. No te preocupes.
-¡No tiene
respeto alguno por mi casa! ¡Cree que todo es un juego! – responde el sujeto, quien es
en realidad Louis Carrot, hermano menor de Heather – ¡Cuando nos conoció por primera
vez, se rió de nosotros, y sobre todo de mí por usar esta máscara!
-¿Y para
qué demonios la usas? Ustedes son tan extraños.
-¡Por que
me gusta! ¡Nosotros, los Fragmentos Maravillosos, queremos ser "únicos" en la
organización en la que nos metió Steven!
-¿Únicos?
Pues tienes toda la razón. Eres el único tonto que he visto hasta ahora por esa estúpida máscara. Quiero creer también que tú tal vez podrías hacer ver
a la organización como un hazmerreír.
-¡Yo no lo
creo, y Steven tampoco! ¡Él tiene confianza en nosotros, y nosotros le debemos
demasiado! ¡Nos quitó de encima a alguien que odiábamos en absoluto!
-¿Y ese
alguien era como Horus?
-¡No! ¡Era
grosero, cruel y sádico! ¡Mató a nuestro hermano menor, Cooper, en un acto de
rabia! Debido a eso, Steven lo confrontó y nos lo quitó de encima para siempre.
-Ya veo.
Interesante historia.
-Hmph… Eres
frío, como el elemento que puedes controlar. A propósito, ¿por qué es que siempre
estás afuera y solo? ¿Te gusta tomar aire?
-…Me gusta
estar solo, ya que siempre lo estaré.
-¿Qué? Eres
muy negativo.
-No lo soy.
Fui abandonado por mis seres queridos hace mucho tiempo. Por culpa de alguien
que solía ser mi mejor amigo. Intenté recuperar amistades y relaciones
familiares, pero no lo conseguí. Ellos decidieron obviar mi existencia, así que
yo hice lo mismo. No los necesito. Tener amistades me volverá débil. Yo quiero
ser poderoso, y por eso sirvo a Stroyer. "Salvando al mundo", podré demostrar que
no necesito de amigos para lograr mis objetivos, sino mi propia confianza.
-Vaya… No
eres negativo. Eres parlanchín y bastante cínico.
-Así es. ¿Y
qué?
-Y nada más
he de decir ya.
-¡DONG DONG
DONG!
Una serie de campanadas suenan desde lo alto de la mansión para la atención de todos.
-¿Qué?
¿Campanadas? – se muestra sorprendido Glacius
-¡Debe de
ser Max! – responde Louis, mirando hacia el balcón más alto de su hogar
Con un gran
sombrero verde a rayas de dos cabezas de alto doblado, y mirando hacia cierta zona del
bosque de Wanderland a la vez que toma una taza de té, junto a una liebre
domesticada en una mesa redonda, Max, otro de los hermanos de Heather, nota en risas que en la dirección
donde tiene fijada su vista emana humo, como si alguien estuviera iniciando un
incendio.
-¡Jajaja,
mira March! ¡Fuego! ¡Fuego! ¡Hay una fiesta, jajaja! – le exclama con alegría a
su mascota - ¡Debo de avisarle a Louis! ¡LOUIS! ¡LOUIS! ¡LOUIS!
-¡Max! ¿Qué
ocurre?
-¡HAY UNA
FIESTA EN EL BOSQUE! ¡DEBEMOS DE IR ALLÁ JAJAJA! – exclama el sombrerero
apuntando a la dirección en la que el humo sale.
-¿Fiesta?
¿Qué fiesta? – pregunta con curiosidad el Fragmento de Hielo.
-Debe de
estar ocurriendo algo. Que yo recuerde, vuestro compañero, ese samurai japonés,
siempre medita allí… ¡Max, sabes que hacer, ve y avísale a Steven y a nuestra
hermana de esto!
-¡DE
ACUERDO! ¡VEN MARCH, VAMOS A POR STEVEN Y MI HERMANA JAJAJA! ¡FELIZ NO
CUMPLEAÑOS!
-¿Feliz no
cumpleaños?
-Siempre
suele decir eso. Desde el momento en el que Ephraim le hizo inhalar un poco de
mercurio.
-Qué
molesto. Parece ser igual… a Horus. Igual de imbécil y loco.
-Mi hermano
puede estar loco, pero no es ningún imbécil. Yo que tú mostraría algo de
respeto. Tenéis suerte de que Stroyer sea nuestro “amigo”, y que por eso mismo os ayudamos a refugiarse.
-Mmph, de
acuerdo. "Siento lo que dije" - se disculpa con cierto aire de sarcasmo.
Metiéndose
dentro de la mansión, Max baja del tercer piso, deslizándose por las escaleras
de éste hasta llegar al pasillo del segundo piso, repleto de puertas y cuadros
de aspecto victoriano, teniendo al fondo las escaleras hacia el primer piso.
-¡JAJAJA,
COMENZEMOS A BUSCAR MARCH!
Con prisa y
alegría, él y su liebre abren una puerta y otra como si estuviesen jugando a
las escondidas, sin encontrar a nadie hasta el final. Cuando llega a la última
habitación, precisamente a la de su “héroe”, Stroyer, encuentra a su hermana
mayor, su Reina de Corazones, aún viendo el interior del baño a través del
cerrojo de la puerta. Al parecer, ignoró el sonido de las campanas.
-¡HERMANA!
-¡Oh! –
exclama del susto, colorada como su cabello - ¿Q-Qué ocurre, Maximilian?
-¡HAY UNA
FIESTA EN EL BOSQUE DE WANDERLAND! ¡ALGUIEN ESTÁ CREANDO HUMO! ¡VAYAMOS A
CELEBRAR!
-¿Qué?
¡Le avisaré a Steven! ¡Yo les diré al resto que vayan también!
-¡IUPIIII!
Hecho esto, Max se retira.
Hecho esto, Max se retira.
No hay comentarios:
Publicar un comentario