EL DISEÑO DEL BLOG ESTÁ AÚN EN RENOVACIÓN. GRACIAS POR LA PACIENCIA

Capítulos

2-Refugiados

Sobre un gran bosque repleto de hiedras, el sol del atardecer brilla, alimentando con sus rayos de luz a todas las plantas del lugar y las de todo el país de Inglaterra, dotándolas de más vida y energía. 
También, en dicho bosque, la luz ilumina una gran mansión de tres pisos, roja como una manzana y grande como un castillo.
Dicho establecimiento es la morada de un grupo de individuos “extravagantes”, que permanecen ocultos de la sociedad, y no porque no pertenezcan a ella, sino porque prefieren la soledad. 
Prefieren la armonía del aislamiento luego de haber pasado por ciertos eventos traumáticos y dolorosos en relación a su benefactor. Y además, porque no necesitan nada del exterior. Lo tienen todo consigo mismos. Los residentes de la mansión Heart-King, un grupo de seis hermanos, viven en tranquilidad y en paz.

A fin de sobrevivir, cada uno de los hermanos posee un trabajo propio de acuerdo a sus aptitudes, ya que consideran que se vive bien haciendo lo que a uno le agrada. Aunque por el momento, todos alojan a un grupo de individuos desde hace tres meses, que al igual que ellos, eligen alejarse de la sociedad, con la única diferencia de que ésta los quiere vivos o muertos.
Dentro de una de las habitaciones del segundo piso, un hombre joven, de aproximadamente veinticinco años por su apariencia, pelirrojo y de ojos verdes, se encuentra mirándose al espejo. Viéndose a sí mismo ciegamente, como la persona que cree ser pero que en realidad no es, planifica su siguiente movimiento a fin de llegar hacia su siguiente destino final. Y mientras se toca el pelo con los dedos de la mano, no se percata de una extraña marca o cicatriz que posee en su nuca, la cual brilla intensamente como si fuese de neón.
De pronto, alguien entra a su cuarto. Una bella mujer, de labios carnosos, con el mismo color de cabello rojizo, pero más largo, y unos ojos azules como el propio cielo, que lo conoce desde antaño, creyendo en el fondo que sigue siendo esa educada y gentil persona pese a su actual actitud.

-¿Todavía te ves al espejo, Steven? – le pregunta Heather Taylor, la dueña de la mansión Heart-King, con un acento que la delata como una mujer británica.

-No me había visto tan pálido en estos tiempos. - responde Steven, que al contrario que su amiga, posee un acento norteamericano.

-Oh, tan pálido no estás. Pero de todos modos, ¿por qué no te has quitado ese aparato que tienes encima? Podrías haberlo hecho en el momento que llegaste aquí. Mírate, no sólo estás pálido, sino también joven. Comparado conmigo, pareces un niño, y yo la madre que cuida de él…

-No soy un niño. Sólo parezco más joven por los efectos de mi dispositivo elemental. En realidad soy un año más viejo que tú, mi querida amiga.

-Lo sé. No quise ofenderte, Steven.

-No lo has hecho. De hecho, ni tú ni tus hermanos me ofenden en absoluto.

-Sí. Yo por que te conozco desde hace tiempo, cuando estudiábamos en la universidad de Oxford junto a Carl, Friedrich y Anthony… Pero con mis hermanos en cambio, no sólo por que eres mi amigo…

-Me adoran como si fuera un héroe. Todo por apartar a quien se suponía que era su “benefactor”, aunque no era más que un completo imbécil arrogante, que creía que podía controlar sus vidas por siempre.

-Sí…Ephraim era muy cruel con ellos. De hecho, odiaba a mis hermanos, y tan sólo accedió a llevárselos con él cuando me sacó del orfanato de Londres a mis diecisiete años, con la intención de desposarme. No lo hubiera hecho si me hubiese negado a ir con él sin ellos, pero quién sabe… Quizás, pese a la vida monótona que solíamos llevar allí, sin sorpresas ni tantas aventuras, y si también yo, Gliam, Louis, Max, Duminic, Deeneac y Cooper nos hubiéramos percatado de quién era en realidad él, tal vez hubiera sido mejor que no nos hayamos ido. Pero bueno, ahora ya pasó. Lo tengo todo. Fortuna, conocimientos, y casa. Somos una familia otra vez, aún con la ausencia de Cooper…y todo gracias a ti.

-No tienes que agradecerme. Sólo les he quitado a ese loco de encima. En cambio, el resto te lo has ganado tú sola, junto a tus hermanos.

-Eres tan altruista y valiente. Te atreviste a enfrentar a Ephraim aún sabiendo lo peligroso que era, y ganaste. Es un milagro que no me haya casado con él.

-No me importó en absoluto que fuera el hijo de un mafioso. Además… tu experiencia de vida es algo similar a la historia de Oliver Twist, en el sentido de que has pasado por mucho para lograr aferrarte con éxito a la vida. Aunque sé que prefieres compararte a cierto personaje de cierto cuento.

-Oh, cuánta verdad tienes… – le afirma Heather, tocando sus manos – Vaya. Creo que tus manos están más pálidas que tu piel.

-Así es, por que son mis “armas”.

-¿Armas? Oh, cierto… Tienes enemigos… Pero bueno, sabes que todos nosotros estamos contigo y con Anthony. Váyase a saber donde está él… Y si Carl aún estuviera vivo, también te apoyaría, al igual que Friedrich.

-Anthony está en el país, aunque bastante lejos de aquí. De todos modos, nos reencontraremos con él muy pronto. Pero con respecto a Carl, no lo creo. Él rechazó ayudarme con mi organización, si bien me deseó mucha suerte. He conocido a su hermana menor en América, y la invité a formar parte de la organización. No pude convencerla. Se ha vuelto en mi contra. En cuanto a Fredrich, creo que sabes cómo es él.

-Sí... ¿Por qué no te das una ducha? Si calientas tu piel, tal vez puedas sacarte algo de esa palidez que tienes. Luego podrías dormir.

-Me daré una ducha, pero no necesito dormir. – le responde Stroyer, quitándose el dispositivo elemental de su brazo para dárselo a su amiga.

Marchándose a su baño, ubicado justo en su propia habitación, el líder de la organización cierra la puerta y comienza a desvestirse. Heather, en cambio, lo ve por el cerrojo, contemplándolo de espaldas y en pleno acto de desnudez.

Por otro lado, despertándose, y viendo el exterior por la gran ventana de su habitación, un muchacho rubio y de ojos azules, y unos años más joven que Steven, piensa si acaso vive en un mundo de fantasía en un sentido sarcástico, donde cualquier tipo de sucesos puede darse a lugar. 
Railo, la mano derecha de Stroyer, y el Fragmento de Rayo de la organización de éste, Los Fragmentos de Omega, piensa en los eventos ocurridos hace tres meses. Piensa en el momento que se reencontró con su mejor amigo, Zack, creyendo que él pueda ser el extraño y desquiciado asesino conocido como “Zorro Blanco”, que siempre les siguió el rastro portando una máscara de dicho animal y una espada de luz de acuerdo a sus compañeros, ya que él nunca estuvo presente en el momento que dicho asesino hizo sus apariciones.

Empezando por ahí, se pone a pensar qué será de la vida de Jerome, el hermano de Zack, y de Nidia, la persona que él más ama en el mundo, ya que solía salir con ellos junto a su mejor amigo y Sarah, su hermana menor, a la que él mismo mató por accidente en un acto de rabia ciega contra Zack. 
A causa de esto, perdió la posibilidad de llevar una vida normal, que irónicamente era lo que quería una vez se unió a la organización, al sentirse inconforme con ella. Y al final, como propio castigo, se juró “salvar el mundo” junto a Stroyer en un intento de redimirse, y de purgar a todas las personas crueles o iguales a él.

Sus pensamientos sin embargo cesan, cuando alguien entra a su cuarto.

-¿Qué tal, Railozín? – lo saluda Horus, el Halcón Cobarde y el Fragmento de Agua de la organización, conocido y a la vez despreciado por sus compañeros por su excéntrica e inmadura personalidad.

-¿Qué mierda quieres Horus? – le pregunta, molesto.

-¡Vine a verte! ¡Eres el único que en estas horas se encuentra dormido! ¡Has estado así desde hace tres meses!

-Por que quiero. Y seguiré así al menos hasta que nos vayamos de aquí.

-¿Pero por qué? ¡Dime!

-¿Por qué? No me creerías si te lo dijera.

-¡Dimelo, porfa! ¡Dimelo! ¡Dimelo!

-¡Ay, ya cállate! ¡De acuerdo!

-¡Wiii!

-…Cuando estábamos en Nueva York, he visto más de una vez a una misteriosa criatura alada, oscura y de ojos rojos. Desde el momento en el que salí del casino de la ciudad tras haber tomado de allí una de las llaves para ingresar a la Secta Astral Americana.

En efecto, esa misma criatura, semejante a un cuervo, acechó a Railo hace meses, perturbándolo varias veces, sin llamar la atención de ninguna otra persona a su alrededor.

-¿De verdad? ¡Yo no la he visto!

-Ni tampoco los demás.

-¡Debes de estar alucinando!

-…Puede ser… ¿Sabes las propiedades del dispositivo elemental?

-¡Oh sí! ¡Me lo ha explicado Stroyer! ¡Mientras lleve insertada la nanomáquina en mi cuerpo, puedo crear y manipular un elemento de la naturaleza! ¡Y además me vuelvo fuertecín!

-Y algo más… De acuerdo a él, el dispositivo elemental encierra en sí una misteriosa energía, la cual cubre por completo el cuerpo del usuario. Esa energía es más benigna que maligna, ya que en lugar de intoxicar los intestinos o los huesos, los fortalecen, y también nos vuelve eternamente activos.

-¿Eternamente activos? ¿Cómo un robot?

-Sí. Nunca nos cansaremos, ni nunca dormiremos mientras usemos las nanomáquinas. El no haber dormido no nos perjudicará en ningún momento. O al menos a mí sí…

-¿Eh? ¿Por qué dices eso?

-Varios de nuestros compañeros llevan meses sin dormir, y no se han vuelto locos ni han sufrido un cansancio extremo. Desconozco por qué, pero es así. Pero por otro lado, creo que el no dormir, tenga o no la nanomáquina, me perjudicará de todas formas.

-¡Por esa criatura alada que me estás mencionando!

-Si sólo yo la pude ver y los demás no, entonces debía y debo de estar alucinando. Y por eso mismo me la he pasado durmiendo desde que llegamos aquí. Aunque veo...que he envejecido un poco.

-¡Sí, ya no parecemos de la misma edad! ¡Cuando te conocí desconocía que tenías en realidad veintidós años, y que siempre mantuviste la apariencia que tenías a los dieciocho a causa de los efectos secundarios del dispositivo! ¡Ahora has crecido unos centímetros, e incluso te ha crecido una barba! Aunque de igual forma no pareces de veintidós o más…

-Sí… Supongo que la juventud perdura.

-¡Sí, jóvenes por siempre! ¡Como Peter Pan!

-Ya me estás hartando. Mejor vete y déjame dormir.

-¡Jeje, de acuerdo! ¡Oh! ¿Te has percatado de cuán grandes son las ventanas de esta mansión?

-No me importa. ¡Tan sólo vete!

-¡Me iré por aquí! ¡Las ventanas están simétricamente una encima de la otra, y al ser muy grandes están como casi unidas entre sí!

-¿Qué? ¡Horus, esto no es rápel, escalada o lo que sea!

-¡Wiiiii!

Saliendo por la ventana, el Fragmento se mantiene pegado por la pared exterior de la mansión, justo en el lado donde se encuentra la entrada principal. Para su desgracia, cuando ve que se encuentra a aproximadamente dos pisos de distancia del suelo, comienza a aterrarse, habiendo olvidado la gran distancia de altura con respecto al suelo.

-¡A-AAAYYYY! ¡MAMÁ!

Intentando volver por donde salió, siendo visto por su sorprendido compañero, Horus siente un gran golpe en su espalda. Como si alguien le lanzase algo a propósito. Y por dicho impacto, cae estrepitosamente al suelo, aunque no se hace tanto daño al tener su resistencia potenciada por el dispositivo elemental.

-¡Auch! ¡Eso dolió!

-Dios santo... – suspira con decepción Railo, que vuelve a dormir.

-Eres bastante molesto. Lárgate de aquí ahora. – le ordena Glacius, el Lobo Gélido y el Fragmento de Hielo, que le lanzó a su compañero una bola hecha de hielo para hacerlo caer.

-¡Mocoso insolente! ¿Cómo te atreves a jugar a ser el Hombre Araña en mi hogar? – le exclama enojado un hombre con una chaqueta, conformada por la misma gama de colores que su chaleco emplumado. Este sujeto porta también, por alguna razón, una máscara de conejo, con unas orejas tan largas como sus brazos.

-¡Louis! ¡JAJAJAJAJAJA! ¡P-Perdona! ¡Pretendía ba… ¡Maestro Glacius! ¿¡Ha sido usted el que…!?

-¡Lárgate ahora!

-¡JAJAJ…AAAHH! – huye con horror, dejando de reírse del otro hombre.

- Hmph… de verdad que detesto a ese crío.

-Todos lo odiamos. No te preocupes.

-¡No tiene respeto alguno por mi casa! ¡Cree que todo es un juego! – responde el sujeto, quien es en realidad Louis Carrot, hermano menor de Heather – ¡Cuando nos conoció por primera vez, se rió de nosotros, y sobre todo de mí por usar esta máscara!

-¿Y para qué demonios la usas? Ustedes son tan extraños.

-¡Por que me gusta! ¡Nosotros, los Fragmentos Maravillosos, queremos ser "únicos" en la organización en la que nos metió Steven!

-¿Únicos? Pues tienes toda la razón. Eres el único tonto que he visto hasta ahora por esa estúpida máscara. Quiero creer también que tú tal vez podrías hacer ver a la organización como un hazmerreír.

-¡Yo no lo creo, y Steven tampoco! ¡Él tiene confianza en nosotros, y nosotros le debemos demasiado! ¡Nos quitó de encima a alguien que odiábamos en absoluto!

-¿Y ese alguien era como Horus?

-¡No! ¡Era grosero, cruel y sádico! ¡Mató a nuestro hermano menor, Cooper, en un acto de rabia! Debido a eso, Steven lo confrontó y nos lo quitó de encima para siempre.

-Ya veo. Interesante historia.

-Hmph… Eres frío, como el elemento que puedes controlar. A propósito, ¿por qué es que siempre estás afuera y solo? ¿Te gusta tomar aire?

-…Me gusta estar solo, ya que siempre lo estaré.

-¿Qué? Eres muy negativo.

-No lo soy. Fui abandonado por mis seres queridos hace mucho tiempo. Por culpa de alguien que solía ser mi mejor amigo. Intenté recuperar amistades y relaciones familiares, pero no lo conseguí. Ellos decidieron obviar mi existencia, así que yo hice lo mismo. No los necesito. Tener amistades me volverá débil. Yo quiero ser poderoso, y por eso sirvo a Stroyer. "Salvando al mundo", podré demostrar que no necesito de amigos para lograr mis objetivos, sino mi propia confianza.

-Vaya… No eres negativo. Eres parlanchín y bastante cínico.

-Así es. ¿Y qué?

-Y nada más he de decir ya.

-¡DONG DONG DONG!

Una serie de campanadas suenan desde lo alto de la mansión para la atención de todos.

-¿Qué? ¿Campanadas? – se muestra sorprendido Glacius

-¡Debe de ser Max! – responde Louis, mirando hacia el balcón más alto de su hogar

Con un gran sombrero verde a rayas de dos cabezas de alto doblado, y mirando hacia cierta zona del bosque de Wanderland a la vez que toma una taza de té, junto a una liebre domesticada en una mesa redonda, Max, otro de los hermanos de Heather, nota en risas que en la dirección donde tiene fijada su vista emana humo, como si alguien estuviera iniciando un incendio.

-¡Jajaja, mira March! ¡Fuego! ¡Fuego! ¡Hay una fiesta, jajaja! – le exclama con alegría a su mascota - ¡Debo de avisarle a Louis! ¡LOUIS! ¡LOUIS! ¡LOUIS!

-¡Max! ¿Qué ocurre?

-¡HAY UNA FIESTA EN EL BOSQUE! ¡DEBEMOS DE IR ALLÁ JAJAJA! – exclama el sombrerero apuntando a la dirección en la que el humo sale.

-¿Fiesta? ¿Qué fiesta? – pregunta con curiosidad el Fragmento de Hielo.

-Debe de estar ocurriendo algo. Que yo recuerde, vuestro compañero, ese samurai japonés, siempre medita allí… ¡Max, sabes que hacer, ve y avísale a Steven y a nuestra hermana de esto!

-¡DE ACUERDO! ¡VEN MARCH, VAMOS A POR STEVEN Y MI HERMANA JAJAJA! ¡FELIZ NO CUMPLEAÑOS!

-¿Feliz no cumpleaños?

-Siempre suele decir eso. Desde el momento en el que Ephraim le hizo inhalar un poco de mercurio.

-Qué molesto. Parece ser igual… a Horus. Igual de imbécil y loco.

-Mi hermano puede estar loco, pero no es ningún imbécil. Yo que tú mostraría algo de respeto. Tenéis suerte de que Stroyer sea nuestro “amigo”, y que por eso mismo os ayudamos a refugiarse.

-Mmph, de acuerdo. "Siento lo que dije" - se disculpa con cierto aire de sarcasmo.

Metiéndose dentro de la mansión, Max baja del tercer piso, deslizándose por las escaleras de éste hasta llegar al pasillo del segundo piso, repleto de puertas y cuadros de aspecto victoriano, teniendo al fondo las escaleras hacia el primer piso.

-¡JAJAJA, COMENZEMOS A BUSCAR MARCH!

Con prisa y alegría, él y su liebre abren una puerta y otra como si estuviesen jugando a las escondidas, sin encontrar a nadie hasta el final. Cuando llega a la última habitación, precisamente a la de su “héroe”, Stroyer, encuentra a su hermana mayor, su Reina de Corazones, aún viendo el interior del baño a través del cerrojo de la puerta. Al parecer, ignoró el sonido de las campanas.

-¡HERMANA!

-¡Oh! – exclama del susto, colorada como su cabello - ¿Q-Qué ocurre, Maximilian?

-¡HAY UNA FIESTA EN EL BOSQUE DE WANDERLAND! ¡ALGUIEN ESTÁ CREANDO HUMO! ¡VAYAMOS A CELEBRAR!

-¿Qué? ¡Le avisaré a Steven! ¡Yo les diré al resto que vayan también!

-¡IUPIIII!

Hecho esto, Max se retira.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores (¡Sigue este blog!)