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37-Batalla

10:50 de la noche

Mientras oscurece cada vez más en la ciudad de Nueva York, y la luna se deja revelar aún más en todo su nocturno esplendor, el muchacho, el corredor, la “ex-oficial” y los dos Fragmentos Blancos conversan durante el viaje:

-¿Y hacia dónde vamos exactamente? – pregunta Soleyu.

-Hacia el aeropuerto de la ciudad. Los Gladios estiman que los Fragmentos de Omega tomarán un avión hacia el desierto. – le revela Tabnir.

-Entiendo. ¿Y por qué ustedes se llaman Fragmentos Blancos y no “Fragmentos de Alfa” Zack? ¡Después de que me contaran esta historia de la creación del mundo y de los dos reinos hace unos minutos, creo que le veo algo de sentido!

-¡Pues no sé! ¡Supongo que será por ser lo contrario a los Fragmentos de Omega! ¡Y por ser lo contrario, imagino que llevamos capas blancas y máscaras para no dejarnos revelar! Pero bueno... ¿por qué nos llamamos así, Dean?

-¡POR QUE SOMOS BLANCOS, Y LLEVAMOS MASCARAS DE HIERRO! – exclama Lazarus mientras conduce - ¡NOSOTROS NO DECIDIMOS EL NOMBRE, FUE NUESTRO LIDER!

-E-En realidad no nos llamamos así... - intenta revelar Tabnir, siendo ignorado.

-¿QUÉ? ¿No me dijiste que tú eras el líder? – contesta el muchacho extrañado.

-Ehhh… ¿Lo dije? ¡NO RECUERDO HABERLO DICHO, PERO NOSOTROS TENEMOS UN LIDER QUE AHORA MISMO NO SE ENCUENTRA AQUÍ EN AMERICA! ¡SAECAR IMPERIUS! ¡ÉL ELIGIO ESTE NOMBRE!

-¡De acuerdo, de acuerdo!

-Hmph, olvídalo...

-¡MIREN, YA HEMOS LLEGADO! ¡ES HORA DE BAJAR!

Frenando a unas cuadras del aeropuerto de Nueva York, el grupo observa cómo la gente esta marchándose del lugar por orden de los Gladios, quienes son tomados por policías o agentes secretos por los ciudadanos, con el fin de evitar pérdidas inocentes a manos de sus enemigos. Caminando hacia el frente, Tabnir y Lazarus se adelantan, dejando al resto atrás, para hablar con los soldados. El primero les pide un favor a éstos:

-Él ya está aquí, actúen con normalidad. No tiene que enterarse de nada aún. No ahora.

-De acuerdo. – acatan los Gladios.

Tras la charla, Jane se acerca a los dos agentes con cierta intriga, contestándoles:

-¿Por qué se adelantaron?

-¡Perdona, es que teníamos que hablar con ellos!

-¡Ya han llegado! – anuncia alguien que lentamente se acerca al grupo. Sin su boina y sus visores, la persona en cuestión es Héctor.

-¿Y tú eres…? – pregunta ella.

-Soy Hector Gonzales, Ore Gladio al servicio de la Secta Astral Americana.

-¿Ore Gladio? ¿Qué es eso? – contesta Soleyu.

-Ejem… Soy un capitán que tiene el poder de comandar a otros Gladios, que son soldados rasos y obedientes del Gobierno Astral.

-Oh, ya veo…

-Bueno… Imagino que tendrán una razón para traer a gente que no tiene nada que ver con esta lucha, Tabnir, Lazarus. Pero no hablemos del tema ahora. Los Fragmentos han reunido todas las Tlasoltetl con el fin de ingresar a la Secta Astral Americana.

-¡Una pregunta! – interrumpe Zack - ¿Son las únicas llaves para ingresar allí? ¿No las necesitan ustedes también?

-No. Con el pasar de los años, la tecnología ha evolucionado hasta el punto de actualizar el sistema de ingreso de cada una de las bases del Gobierno Astral en el mundo. Los afiliados de las Sectas Astrales ya no necesitan llaves viejas como lo eran las Tlasoltetl para ingresar, aunque los intrusos…sí.

-¿Los intrusos?

-Sí. Hace unos años, unos dos agentes llamados Cortez llegaron a la Secta Astral Americana de alguna forma para tomar las piedras preciosas, y luego esparcirlas por algunos lugares, sin que sepamos porqué...

-Así…que no eran delincuentes después de todo. – confirma Jane – Creía que lo eran, ya que fueron asesinados por los Fragmentos de Omega como sabrán seguramente.

-Sí. Cuando supimos de la existencia de Stroyer y su organización, investigamos todos los movimientos que han hecho. Y descubrimos que al mismo tiempo que reclutó a algunos de sus miembros, tras regresar en secreto a Estados Unidos desde Gran Bretaña, encontró algunas Tlasoltetl.

-¿En serio?

-Sí. En el momento que reclutó a Finem, que no teníamos idea de que era un vampiro aquel entonces, encontró una Tlasoltetl en un terreno baldío de Pensilvania. Luego, al reclutar a Kelvin Glacier, conocido como el Lobo Gélido Glacius, halló otra en un bosque de Michigan. Y cuando reclutó a Elijah Raymond Corwin, es decir, el Cuervo Eléctrico Railo, encontró una piedra preciosa más en un parque público de Little Moon, un pueblito de Wisconsin.

-¡De donde él y yo venimos! ¿Así es como ellos encontraron a Railo, mientras buscaban la piedra? – pregunta Zack

-…Así es. ¿Conoces al Fragmento de Rayo?

-Soy Zaran. Y sí. Somos amigos. ¡Yo quiero sacarlo de la organización!

Al oírlo, Héctor se sorprende, y mira por unos segundos a Tabnir y Lazarus, quienes intentan fingir que no sienten algo de extraña vergüenza al respecto.

-¿Cómo que quieres sacarlo? ¿Sabes que él es un asesino, verdad?

-¡Por culpa de Stroyer y sus súbditos, no por elegir libremente!

-B-Bueno…eso podría ser comprensible… Ejem.

-¿Y qué hay de los otros Fragmentos? – interrumpe Jane, ganando la atención de nuevo – Digo, ¿sus verdaderos nombres, los tienen?

-Sí, a excepción de tres miembros. Steven Rosemberg, el Águila Ardiente, Stroyer. Joel Furton, el Payaso Volátil, Fuunra. Voris Allen, el Búho Perspicaz, Vortaxio. Y los ya fallecidos Morty Shanlou, la Bestia misógina, Morbor. Fletcher Lisuang, el Bicho Resplandeciente, Flashodan. Y Andrea Siciliani, la Cabra Hermosa, Hydrust.

-¿Y los tres que faltan?

-No sabemos sus nombres. Del primero, el Fragmento de Hierba, Antlar, sabemos nada más que está desaparecido desde la matanza de Hudson. Y con respecto a los otros dos…son miembros recién reclutados, a los que acabo de enfrentarme hace horas.

-¿Qué? ¿Más miembros? – comentan al mismo tiempo ella, el corredor y el muchacho, sorprendidos.

-Si. Y si ahora ellos irán hacia nuestra base a tomar una de las reliquias, entonces tendrán que tomar un avión para volar hasta allí. De lograrlo, estaríamos en un gran aprieto, ya que la reliquia astral está totalmente expuesta a ser robada con la misteriosa ausencia de sus "guardianes"... así que el punto principal sería este: Combatir contra Stroyer y sus lacayos sin lastimar a su rehén, para finalmente rescatarla. Pero tú y esos muchachos quedarán excluidos de la operación. – explica Héctor.

-¿Qué, por qué? – pregunta Zack - ¡Si yo soy un Fragmento Blanco!

-Escuche, ellos raptaron a mi novia. ¡Y he venido a por ella! ¡No pienso quedarme aquí sin hacer nada!

-¡Yo era una oficial de policía! ¡Y ellos me han incriminado con terribles acontecimientos ocurridos en la ciudad!

-Aún así, no hay nada que puedan hacer. Este asunto es nuestro y no les in...

De repente, una gran explosión interrumpe lo que el Ore Gladio iba a terminar de decir. Una explosión, provocada por Stroyer y los Fragmentos de Omega, que habiendo sido previsto por todos, llegaron al aeropuerto en la Oruga Azul, que dispara sin piedad a los Gladios que intentan detenerlo.

-¡HAN LLEGADO! ¡TODOS, A POR ELLOS! – ordena Héctor, movilizándose junto a los montones de soldados para atacar - ¡USTEDES QUÉDENSE AQUÍ!

-No dejen ni a uno vivo. Acaben con todos ellos. – ordena el líder a los Fragmentos de Omega, que bajan a atacar mientras él conduce, rompiendo la verja de seguridad, hasta la zona de despegue y aterrizaje de aviones con Syrinne. Y ésta, súbitamente despierta, comienza a aterrorizarse por los disparos.

-¿¡QUÉ ESTA OCURRIENDO!? – grita la joven, siendo ignorada por su captor.

-¡MIERDA, SON MÁS DE 100! – grita Railo - ¡Espera, esos de ahí...! ¿¡ZACK!?

-¡JAJAJA, COMAN ESTO, INSECTOS! – exclama Vortaxio, que haciendo uso del poder de su dispositivo elemental, crea varias bombas de gravedad, las cuales explotan al ser enviadas hasta los Gladios.

-¡N-No permitiré que nos disparen! – advierte Fuunra, que utiliza su Eoloquinesis
para desviar las balas que los cientos de Gladios disparan hacia cualquier dirección. 

A la vez, Horus alza su mano derecha hacia los Gladios, y crea una gran ola de agua tan fuerte que termina mojándolos tanto, hasta el punto de arrastrarlos por la corriente, o de ocasionar que se resbalen.

-¡COWABUNGA! – grita el Halcón Cobarde, bastante nervioso.

-Buen comienzo – lo elogia el Lobo Gélido, que procede a usar su habilidad para crear estalactitas a partir del suelo mojado, empalando a sangre fría a muchos soldados.

-¡Y-YO SÓLO QUERÍA DESARMARLOS! ¡NO MATARLOS!

-No seas como Fuunra, estúpido. Nosotros acabamos con aquellos que se entrometen en nuestro camino, sea amigo o enemigo. Ahora ataca, o te mato.

Asustado, Horus corre a ocultarse con Stroyer. Viéndolo huir de forma despavorida, Glacius se enfada, decepcionándose de los escrúpulos de su nuevo compañero.

-¡Maldita sea! ¡He visto a Stroyer de lejos! ¡Tiene a Syrinne! – contesta Soleyu, que sin pensarlo dos veces, decide ir a por los Fragmentos de Omega.

-¿¡QUE ES LO QUE HACES, QUIERES QUE TE MATEN!? – le cuestiona con asombro Lazarus.

-¡Debo ir a por ella!

-¡Maldita sea! ¡Soleyu, espera! – le dice Zack, que lo sigue también.

-¡Voy yo también! – avisa Jane, acompañándolo.

-¡Oigan, no! ¡Vuelvan aquí! – pide Tabnir, sin éxito.

-¡VAN A MATARLOS! ¡MIERDA, SOLO ESPERO QUE NO MUERAN! – comenta su compañero.

Dirigiéndose hacia la zona de despegue y aterrizaje, el corredor pasa de largo el enfrentamiento entre los soldados y los Fragmentos. Cuando atraviesa la destruida verja, se cruza con Tetsu, quien lo mira seriamente.

-No puedo dejarte pasar – le dice el samurái, blandiendo su katana – Retrocede, por favor.

-¿¡Quién carajo eres tú!?

-¡Debe ser uno de los nuevos Fragmentos de Omega que mencionó Héctor! – informa la ex oficial. – ¿Acaso posee una espada?

-¡Woah! – suspira Zack, que llega con los dos - ¿¡Eres un samurái!?

-Así es. Soy Tetsu, el Fragmento de Hierro. Ahora retrocedan, o me veré obligado a atacarles.

-Eres bastante educado en comparación con los otros Fragmentos de Omega – le elogia Jane, a la vez que saca su pistola – Pero de cualquier forma pasaremos. Tenemos que llevarnos a la chica que tu líder ha raptado, y no nos detendrás.

-Muy bien. Que así sea. – responde el caballeroso Fragmento de Hierro, activando su poder elemental a la vez que sus ojos se tiñen de rojo. Viéndolo mientras se defiende de los Gladios, Railo presencia lo que ocurre.

-¡MALDICIÓN! ¡TENGO QUE DETENER A TETSU! – se dice a sí mismo, echando a correr hacia el trío y su compañero.

-¡RAILO, QUE DEMONIOS HACES…! ¿¡QUÉ, ELLOS!? – grita Vortaxio bastante sorprendido, al ver de nuevo a Soleyu y Zack, y sobre todo a la mujer que se le escapó de las manos.

-¡Hey Vorty, no nos dejes a mí, Glacius y Finem solos! – le pide inútilmente el payaso.

-¡ESA PERRA… ME LAS PAGARÁ! – avisa de manera vengativa el genio, dirigiéndose hacia Jane.

-¡Mierda! ¡No te vayas…! Un segundo, ¿dónde está Finem? – se dice a sí mismo mientras manipula el viento para arrastrar a los Gladios hacia atrás.

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