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25-Oruga por las calles

7 de la tarde.

La población neoyorquina camina inquieta por las calles a causa de todo lo sucedido en este día. También, la policía patrulla en busca del Cuervo Eléctrico, creyendo que pudiera ser autor de las explosiones de la casa del alcalde, del casino de la ciudad y del asesinato de Raimundo Cortez. Pero además, algunos policías y detectives buscan a su camarada Winifred Burkle, quien fue raptada por los Fragmentos de Omega.

Sin embargo, ellos no son los únicos que patrullan. 

Un escuadrón de misteriosos "soldados de negro" patrulla sigilosamente cerca del casino ya en ruinas, en busca de Stroyer y de sus sirvientes. El capitán del escuadrón, a pesar de la distancia, contempla de entre los escombros algunas máquinas de tragaperras destruidas, así como el pedazo de una mesa de billar.

-Stroyer es bastante sanguinario. - se dice a sí mismo el capitán, observando los restos del casino de Manhattan, custodiado por la policía. - No dudó ni un segundo en acabar con este edificio.

-Señor, no parece haber rastro de los Fragmentos de Omega por aquí.

-Sí. Eso debí suponerme. ¿Para qué volverían aquí al fin y al cabo...? Esperen un momento...

Después de sus palabras, éste de pronto comienza a escuchar un ruido. Un ruido del movimiento de un vehículo, que se aproxima a gran velocidad,. 

Al acercarse a la calle para echar un vistazo, cree ver a lo lejos un "gusano", con lo que parece una pipa delgada en su boca, andando por las calles. Pero cuando utiliza sus visores para ver más de cerca, descubre que en realidad es un vehículo, con Glacius, Fuunra, Vortaxio en él, junto a una mujer maniatada.

-¿Qué clase de vehículo es este? ¡Gladios, vengan aquí de inmediato!

Escuchando la orden, los soldados la cumplen a los pocos segundos.

-¡Allí se aproximan el Lobo Gélido, el Payaso Volátil y el Búho Perspicaz! ¡Disparen a las ruedas del vehículo en el que andan! ¡Parece que tienen a una rehén, así que tengan cuidado!

Sí señor! - acatan los soldados, apuntando con sus rifles hacia sus enemigos, abriendo fuego.

-¿¡Qué!? ¿¡Qué hacen los "Gladios" aquí!? - advierte con alarma Fuunra.

-¡Siempre nos siguen! ¡No me sorprende que se aparezcan ahora! - responde Vortaxio.

-Ya están aquí... y nos están disparando. Será mejor que se preparen para recibir el mismo fuego con el que nos atacan. - añade con crueldad Glacius, accionando una especie de palanca del vehículo.

Nada más hacerlo, de la "pipa" de la Oruga Azul, que en realidad es una metralleta, salen cientas de balas, tan delgadas como un palo pero destructivas como una bomba, que alcanzan algunos automóviles por en medio, destruyéndolos. 
De suerte, el escuadrón los esquiva a tiempo, aunque pierden de vista a los Fragmentos de Omega, que siguen de largo.

Hijos de la chingada! - maldice el líder del escuadrón tras esquivar de suerte los disparos - Son bastante cautelosos... ¡Comuníquense con los Gladios que se quedaron con el vampiro!

Los Gladios obedecen, y con sus propios transmisores, intentan comunicarse con sus compañeros sin éxito, escuchando nada más que ruidos extraños, como los de alguien masticando.

-¡Señor, no responden!

-¿No responden? ...Algo debió de ocurrir entonces. ¡Volvamos con ellos de inmediato!

-¡Sí señor! - responden, volviendo con su superior hacia donde Finem yacía agonizando, con la mayoría de sus huesos rotos tras haber caído desde 10 metros de altura.

Sin que lo sepan, el vampiro aún sigue allí, devorándose de manera desquiciada los restos de los Gladios tras asesinarlos brutalmente. Despedazando los miembros de los soldados con sus garras, el gozo que siente al hacerlo es enorme. Mientras "come y come", pese a haber recuperado sus energías, Finem recibe en su radio un mensaje de Stroyer:

-Finem, sé que estás ahí. 

-¿EH? 

-Railo está cautivo en un edificio no muy lejos de donde te encuentras. Responde de inmediato, así podré decirte su ubicación.

-HAHAHAHAHA, PUEDO OÍRTE, HUMANO. IRÉ HACIA ALLÍ EN CUANTO TERMINE MI "COMIDA".

-Bien. Te diré a cuánto estás de allí. Luego me reuniré contigo...

Y tras haber perdido de vista a los soldados de negro, Glacius se detiene en una esquina sin gente, junto a sus compañeros, quienes se bajan de la Oruga Azul con Fred.

-Vayan hacia el apartamento donde el otro Cortez está. Yo iré en busca de nuestros nuevos compañeros... - contesta el Lobo Gélido, abandonándolos.

-Ha hablado como si no supiéramos que hacer. ¿Quién se cree que es? ¡Su hielo no es nada comparado con mi gravedad! - habla Vortaxio.

-Deberías saber que Glacius es así de frío siempre, como el elemento que controla. - responde Fuunra.

-Vaya vaya, ¿quieres parecer un poeta o qué?

-¿Quieres un poema? Te dedicaré uno. 

Y con una pomposa tos hecha a propósito, el payaso recita su poema:

"Vorty Vorty. 
De grandioso intelecto 
pero también tan desagradable como el recto, 
que me tiraría con gusto una flatulencia 
para contaminar su inteligencia".

-¡YA...MEJOR VÁMONOS ANTES DE QUE TE MATE! - contesta el Búho enfadado, quien escucha a la oficial reírse, aun sin haber tenido la intención de hacerlo.

-¡Jajaja! ¡Admite que soy un buen poeta!

Por otro lado, mientras continúa conduciendo, Glacius vigila de no cruzarse con ningún policía, o con alguno de aquellos Gladios que lo persiguen a él y a sus compañeros. 
De repente, un transeúnte que ve pasar de largo le llama la atención, cambiando su rostro frío y sin emociones para su sorpresa. El color de cabello y la forma de la nariz se asemejan a los de Froid, quien alguna vez fue el mejor amigo del Lobo Gélido en el pasado, pero que ahora está muerto. Muerto a causa de su propio amigo.

Siguiendo adelante, el Fragmento de Hielo revive recuerdos de su vida en Canadá, su país de origen. Allí, en un pueblo normal, solía ser un muchacho llamado Kelvin, de carácter insensible, pero que ayudaba a los demás cuando lo necesitaban. Pero pese a sus esfuerzos, no conseguía ganarse el cariño de aquellos a los que prestaba su voluntaria ayuda, siendo lo contrario en el caso de su amigo Froid, que rápidamente hacía mas amigos que él.

A pesar de la amargura que sentía, Kelvin no se dejaba molestar por esto, incluso luchaba contra sus crecientes celos. Pero cuando se enamoró de una joven atractiva, también lo hizo su mejor amigo de la misma. Un día, Intentando de todo para quedarse con su mano, consiguió hacerlo. Pero poco después, descubrió que su amor lo engaño con Froid, quien consiguió provecho de esto. 
Furioso, pero sin mostrar expresión alguna de ira, Kelvin juró vengarse. Y con el pasar del tiempo, la frustración se apoderó de él luego de que el resto de sus conocidos y familia no lo ayudasen a matar a su "mejor amigo", razón por la cual decidió marcharse para siempre, no sin antes esperar hasta los 21 años para abandonar el país. Lo cual logró, marchándose a Nueva York, donde viviría como otro de los varios delincuentes que existen allí, pero no sin antes matar él mismo a Froid y a la joven que le fue infiel.

Finalmente deja de recordar, volviendo a poner el mismo rostro indiferente de siempre. Deteniéndose en una esquina, el Lobo Gélido sale del vehículo, aproximándose a un callejón, donde ve a un hombre joven de unos raros ojos color aguamarina y cabello con forma de cresta.Y a su lado, a un sujeto de aspecto oriental, cabello azul oscuro con coleta, y unos mechones con aspecto de "orejas", esperándolo...

-¿Son los que desean ingresar a la organización de Stroyer? - les pregunta Glacius.

-¡SIIIIIII, Somos nosotros! ¡Quiero ser un superhéroe, salvar el mundo, y demostrar que no soy ningún tarado! - responde alegremente el hombre más joven.

-Sí. Somos nosotros. - responde con tranquilidad el hombre asiático, ignorando a su compañero.

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