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5-Gentileza

8.25 de la mañana.

Corriendo hacia su trabajo a toda prisa, Syrinne ignora a toda persona y objeto a su alrededor, enfocándose sólo en no llegar tarde al restaurante de Chips, donde trabaja de lunes a sábados desde las 9 de la mañana hasta las 15 de la tarde.

-¡Demonios! ¡La próxima vez me aseguraré de levantarme a las 5 de la mañana! - se dice a sí misma, mientras corre con todas sus fuerzas. También, esquiva con rapidez a la gente que pasa por al lado suyo, cuidando a la vez su cartera. 

Y cuando la toca, siente que la misma se mueve por sí sola, vibrando como un aparato eléctrico. Esto se debe a su propio teléfono móvil, el cual le está sonando desde el interior de su cartera.

-¿Hola? ¡Madre!, ¿qué ocurre? ¡Sí, llevo el collar de Carl conmigo! ¡No quiero dejarlo en casa! ¡Me da suerte! ¡Luego te llamo, madre! ¡Adiós...! ¡AHH!

Y al terminar la llamada, tiene, irónicamente, la mala suerte de tropezar con una baldosa floja, siendo lo único que no ha podido esquivar mientras corría. Aunque en realidad pudo haberla evitado, de no ser por el movimiento traicionero de su propio delantal, que ondeó hacia arriba de tal modo que bloqueó su visión.
De todas formas, cae contra el suelo. Pero por suerte, no se ha hecho daño alguno que la pudiese perjudicar en sus obligaciones matutinas. Pero cuando intenta levantarse, un individuo se pone delante suyo, y antes de que la joven pudiese fijarse en él, le ofrece su mano para ayudarla a pararse.

-¿Necesitas ayuda?

-Oh, muchas gracias - agradece con cortesía. Pese a lucir como una chica antisocial por su vestimenta, expresa sin problemas su amabilidad - Qué amable de su...

Al tomar la samaritana mano es cuando mira al sujeto. Antes de que pudiera terminar de agradecerle la cortesía, se queda atónita al descubrir su apariencia. Un rostro sin emoción alguna, ojos rojos, brillantes como el rubí, y un cabello rubio bastante desordenado, que rápidamente empieza a incomodar a Syrinne. Ya de pie, ésta se llena de nervios, hasta el punto de querer irse de inmediato hacia su trabajo.

-Ehh... Gracias por ayudarme... Ahora...si me disculpa....

Sin embargo, para su desconocimiento, el misterioso sujeto no tiene deseos de dejarla ir, puesto que ella le es de suma importancia para su misión. Justo cuando la joven suelta su mano para marcharse, el individuo de inmediato piensa en cogerla del brazo y llevársela por la fuerza. 

-Tú no te vas a ningún... - murmura, pero de repente, alguien lo sorprende a sus espaldas.

-¡Quieto ahí! ¡Deténgase con las manos arriba! - le ordena esa voz. No obstante, él se niega a levantar sus manos.

-¿¡Eh!? ¿¡Qué pasa aquí!? - exclama Syrinne, sobresaltada.

Se trata de la oficial Winifred Burkle, quien encuentra tanto al sujeto como a la joven a unas cuadras del callejón donde el criminal Raimundo Cortez fue asesinado. Con el arma en mano, rápidamente se sorprende de la apariencia del misterioso sujeto, ya que concuerda con la descripción que había tomado de los testigos. Ojos rojos, chaleco emplumado, y cabello rubio.

-¿Eres el Cuervo Eléctrico? - pregunta Fred al misterioso sujeto, mientras lo apunta con su pistola - ¡Habla!

Sin embargo, el individuo no le responde. Tan sólo se da la vuelta, la incomoda con su mirada, y tras unos segundos huye, sin que la oficial pudiese hacer algo como disparar, ya que no tenía intención de hacerlo frente a un montón de personas que de pronto la miraban extrañados, como Syrinne

-¿Qué...fue eso? - pregunta ésta.

En lugar de responder, Fred se aproxima hacia ella, llevándosela a la salida de un callejón adyacente para continuar la conversación.

-¿Ese tipo no te ha hecho nada?

-N-No. Me ayudó a levantarme del suelo cuando tropezé, tras aparecerse de repente...

-Que extraño... Aún así es una suerte que no te haya hecho nada... Tenía la corazonada de que iba a raptarte.

-¿¡QUÉ!? ¿¡Raptarme!? ¿Pero qué pasa aquí? ¿Acaso usted sabe quién era ese sujeto?

-Oh... ¿Tú tampoco has oído hablar de él?

-¿Por qué cree que pregunto?

-...Ese sujeto es un asesino, que ha estado matando criminales desde hace un año en esta ciudad. Es increíble que nadie se percatara de su presencia en las calles...o tal vez la ignoren a pesar de las noticias. - explica, sorprendiéndola - En fin, soy la oficial Winifred Burkle. Creo que ante lo sucedido, deberías venir conmigo.

-¿Venir con usted...? ¡Mire, encuentro esto confuso! ¡No sé que acaba de suceder, pero sí sé que llegaré tarde a mi trabajo, así que prefiero que me dejen en paz! - pide Syrinne, harta y con ganas de marcharse.

-Escúchame. Sé cómo te sientes, pero es probable que ese sujeto vuelva a perseguirte...

-¡Pues en ese caso llamaré a la policía! ¡O qué sé yo! ¡Tal vez usted me siga para encontrarlo a él y así detenerle! ¡De todas formas, quiero irme a trabajar, así que si me disculpa, me retiro! - vuelve a contestar la irritada joven, que finalmente se marcha.

-¡Espera, yo...! ¡Cielos! Realmente está nerviosa... - se dice a sí misma, comenzando a pensar en un detalle que descubrió mientras hablaba con ella - ¿Acaso llevaba un collar?

Retirándose del callejón, Fred se pregunta de brazos cruzados qué quería el asesino con ella. Sin encontrar una respuesta inmediata, decide seguirla desde una distancia prudente para intentar encontrar otra vez a aquel sujeto. Pero antes, mira hacia una cámara en un poste de luz en la calle, a la cual le hace un gesto con las manos. Como si intentara pedir, a quien sea que la controle, que siga los movimientos de Syrinne.

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