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21-Fracaso

4:35 de la tarde

Ante el grupo, el misterioso líder de los Fragmentos de Omega, Stroyer, hace su aparición. Nada más mirarlo, casi todos sienten una gran inseguridad, puesto que su serio y tranquilo rostro les provoca un gran miedo. Sólo uno del grupo mantiene la calma, creyendo firmemente que podrá salir de esta situación.

-¿Fragmento de Fuego? ¿Acaso puedes quemar las cosas, o te quemas tú solo? – comenta sarcásticamente Soleyu, un poco temerario.

-Sí. Puedo quemar las cosas – afirma el líder, indiferente, con su tranquila voz – Mi elemento es el Fuego. Puedo crearlo y manipularlo a mi libre elección. Nosotros, los Fragmentos de Omega, controlamos los doce elementos de la naturaleza. Fuego, Agua, Tierra, Aire, Rayo, Hierba, Luz, Hielo, Hierro, Gravedad, Sangre y Alma, aunque no tenemos por el momento a quienes controlen la Tierra y la Luz.

-¿Entonces has tenido algo que ver con las explosiones de anoche y de hoy? – le demanda saber Fred.

Mirándola, Stroyer comienza a caminar hacia ella, para sorpresa de todos. Ante esto, Zack intenta detenerlo.

-¡No le hagas daño! – le grita mientras intenta levantarse, sólo para ser arrastrado por un torbellino del Payaso volátil. Al mismo tiempo, el misterioso Fragmento de Omega que ríe de manera desquiciada, observa atentamente a Lara, quien de alguna forma le llama la atención.

-¡NO LE HAGAS DAÑO, JEJEJE! – le repite Fuunra sus propias palabras de forma burlona.

Llegando ante la oficial, el líder toma su placa de policía, que se le cayó en el momento que Vortaxio la tumbó contra el suelo por medio de una fuerza gravitatoria.

-Me sorprende que te preocupes por la gente, Zorro Blanco – le confiesa a Zack, sin cambiar su rostro – Sueles ser despiadado y cruel incluso con aquellos que te ayudan en tu búsqueda por matarnos. Pero no te preocupes, por ahora no pienso hacerle daño. ¿Por qué no utilizas tu máscara? Railo te descubrirá. En fin. En cuanto a ti, policía, responderé a tu pregunta. Yo he causado la explosión que acabó con la vida del alcalde de la ciudad y el resto de su familia, a excepción de sus nietos, pero no he tenido nada que ver con la explosión del casino de la ciudad, cuyo impacto dejó a Railo, mi mano derecha, amnésico. Aunque, gracias a su dispositivo elemental, despertará y recobrará la memoria en cuestión de unos segundos.

-¿¡QUÉ!? ¡No! - exclama alarmado el muchacho, que mira cómo el Cuervo Eléctrico dejó de gritar.

-Mierda… ¿Cómo es que su “dispositivo elemental” lo ayuda a recobrar su memoria? – pregunta el corredor.

-Él crea y controla el elemento Rayo por medio de su dispositivo elemental, que encierra electricidad que nunca se acaba. Puede crearla y manipularla de manera consciente e inconsciente. Desde el momento que Railo se la injertó en su brazo, la nanomáquina creó por si sola una cantidad mínima y no letal de voltios que comenzaron a recorrer su cuerpo. Esa cantidad de voltios viaja incluso por su cerebro, lo cual le ayuda a pensar con más claridad, a desarrollar tal vez más reflejos que el resto de nosotros, y a recuperar la memoria en caso de perderla. Sería como recargar una batería descargada, o a lo mejor, potenciarla.

-¿Por qué has ocasionado la explosión que acabó con los Rosemberg? ¿Qué es lo que te han hecho ellos? – le espeta Fred.

-Se interponían mayormente en mis objetivos aquí, en esta ciudad.

-¿Interponerse...? ¿Cuáles son tus verdaderos objetivos? ¿Qué es lo que quieren?

-Estamos en busca de piedras preciosas, que en realidad son llaves para un lugar donde mora algo que me ayudará en mi búsqueda por revivir a La Última Vida. – le contesta.

-¿Qué es exactamente La Última Vida? ¿Es esa cosa grabada en las piedras?

-No, no está grabado en ellas. No me entenderías si te dijese lo que es en realidad, así que me expresaré con palabras que una policía como tú entenderá. La Última Vida es un dios, creador de este mundo, cuyo poder puede poner fin a todas las cosas, por más duraderas que sean. Necesito su poder con el fin de lograr mi misión, pero para poder adquirirlo, con el cual salvaré este mundo, debo revivirlo, reuniendo “ciertas reliquias” para ello. De ser necesario, aplicaré cualquier método para lograrlo, inclusive la violencia y el asesinato. Pero yo no mato a cualquiera porque sí. Sólo acabo con mis enemigos, y con aquellos que interfieran constantemente en mi misión.

-Canalla. Te crees un mesías, un salvador, ¡pero eres un asesino! ¡Yo no permitiré que mi amigo siga bajo tus órdenes! ¡Lo sacaré de tus manos! – le grita Zack.

-Sí, seré un asesino, pero todos mis crímenes tienen justificaciones. Todos aquellos que he matado, inclusive los Rosemberg, interferían con mi misión. Sin importar cuántas vidas he tomado, salvaré este mundo. Traeré la verdadera justicia, y entonces todo lo que haré habrá valido la pena.

-¿Ah, sí? - lo interrumpe el corredor - ¿Y cómo es que te hacen llamar?

-Si tanto deseas saberlo, el Gobierno Astral que tanto me teme me conoce con el nombre de “Águila ardiente”,  por dos razones. Una, el adjetivo “ardiente” se debe a mis poderes piroquinéticos. Y dos, se me dice águila por esta ideología, por mi idea de justicia. Dicho animal suele utilizarse para representar la libertad, el poder y la justicia. Y hablando de poder, ya saben que soy el líder de esta organización y que controlo un elemento de la naturaleza. Es más, debo recordarte otra vez - dirigiéndose a Zack - que tu amigo se ha unido por decisión propia a mi organización, y le advertí de las consecuencias y de lo que tendría que sacrificar a cambio de salvar este mundo. Aún así, desconociendo lo que pasaría ese “día”, aceptó.

-¡El no sabía lo que hacía! ¡Ray solía ser muy inseguro de sus decisiones, cosa que siempre le causó problemas, aunque no tan terribles como éste! ¡Yo lo traeré de vuelta a casa! ¡Se lo prometí a ella, a su hermana menor!

-Claro. La propia hermana que él mismo mató.

Todos los miembros del grupo se sorprenden en demasía por lo que escuchan.

-¡F-Fue un accidente! – dice Zack, mirando con frustración el suelo - ¡El no quiso matarla!

-¿Cómo es que lo sabes? ¿Lo has visto? De todos modos lo sé. Yo lo he visto en ese momento desde lejos. Quería matarte a ti, porque no parabas de preguntarle por qué nosotros matamos a sus compañeros. Por qué él estaba con nosotros, mientras ignorabas cuan nervioso y asustado estaba tras haber asesinado a sus compañeros Morbor, Flashodan e Hydrust, con el fin de salvar tu vida y la de su hermana. Ignoraste tanto su propio estado mental, que terminaste por volverlo loco. Y en consecuencia, intentó matarte para que cerraras la boca. Sin embargo, su hermana, quien quería que todo terminara, no soportaba la discusión que estabas teniendo con él, así que se metió entre los dos para detenerlo, sin imaginar que tomaría lo que debió de ser tu destino final. Pero aún así, Railo siguió con nosotros. Sacrificó, aunque involuntariamente, a sus seres queridos. Y los sacrificios son inevitablemente necesarios en una misión así.

-¡No es cierto!

-Oh, sí lo es. Aunque suela ser en vano, la mayoría de las personas suelen sacrificar algo que valoran en el cumplimiento de sus objetivos. Dime, ¿qué has sacrificado para buscar a tu amigo? Yo lo adivinaré. Tu familia. Tu futuro. Tus sueños. Lo has dado todo por buscar, en vano, a quien decidió por cuenta propia renunciarlo a todo, en lugar de seguir con tu propia vida.

-¡Lo que hago no es en vano! ¡No conseguirás torturarme emocionalmente, Stroyer!

-¿Torturarte? Simplemente estoy diciendo la verdad, por más dolorosa que pueda ser.

Las sinceras y crueles palabras de Stroyer asombran a todos. Aunque no tanto como lo que pasaría a continuación.

-...Agh. ¿Qué demonios ocurrió? – pregunta repentinamente el Cuervo Eléctrico, despertándose para sorpresa de todos. - ...¿¡Q-QUÉ!? ¿¡ZACK!? ¿¡QUE DEMONIOS HACES TÚ AQUÍ!?

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