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15-Identidad

11:25 de la mañana

Por unos segundos feliz de poder hablar con él, tras no verlo durante mucho tiempo, Zack de repente se siente frustrado de que Railo no lo recuerde.
¿Será que, durante el tiempo que desapareció de su vida, se ha olvidado completamente de Zack, de su aparente amistad? ¿Todo el tiempo que el muchacho ha gastado tratando de encontrarlo con el fin de traerlo de vuelta a casa, fue en vano? La verdad, es que no.

-¡Soy yo Ray, Zack! ¡Zachary! ¡Zack Anderson! ¿Recuerdas a Sarah, Jerome, Isabella...y Nidia? No puedes olvidarla a ella, sabes...

-¿Sarah, Jerome, Isabella, Nidia? - dice Fred, extrañada.

-¿Quiénes son ellos...? - responde Railo.

Escuchándolo, Zack mira hacia abajo, sin poder creer lo que acababa de escuchar de él. Hasta que recuerda la inesperada y trágica destrucción del casino de la ciudad, ya que siguió al Cuervo por medio de los callejones. Había visto cómo la fuerza de la misteriosa explosión empujó violentamente a Railo contra uno de los postes de luz, golpeándose éste la cabeza.

-¿Sabes quién eres?

-No... - confiesa Railo, amnésico.

-Amnesia... Debe de tener amnesia... ¡No debo perder la esperanza aún! Cuando recobre la memoria, seguro que me recordará. ¡Sí, estoy seguro!

-Oye oye, ¿que acabas de decir? ¿Acaso conoces personalmente a este asesino? - pregunta Soleyu, más asombrado que antes.

-Ehhh... Sí. - confirma Zack, habiendo metido la pata en ocultar su relación con Railo - ¡Se los contaré luego! ¡Tenemos que irnos de aquí! ¡Los demás Fragmentos de Omega vendrán a por él y ella!

Ayudando a un desconcertado Railo a levantarse, Zack procede a marcharse lejos, junto a la oficial Fred, a Syrinne, y Soleyu, con el fin de evitar que los otros "Fragmentos de Omega", que andan en busca del Cuervo y la joven, los encontrasen.

Y desde una distancia lejana, en otro callejón, la mujer de piel pálida que buscaba a Soleyu, finalmente lo ve de lejos, y va en su busca. Cansada de haber corrido tanto, saca su bebida especial. Una botella de plástico, con un líquido rojo en ella, del cual toma un poco de su contenido, sintiéndose fresca y con algo más de energías.
Volviendo a mirar al corredor, con sus ojos rosados, no le pierde de vista. En cuanto a la explosión ocurrida hace unos momentos, a ella no parece inquietarle en absoluto que el casino de Nueva York esté cubierto de llamas, porque de hecho, no es consciente de ello. Caminando lentamente hacia él, la mujer se detiene cada segundo para que él no la viese y huyera de nuevo.

-Oye... tú. ¿Quién eres realmente? ¿De verdad eres un...agente? - le pregunta con escepticismo Soleyu, mientras Syrinne lo mira, esperando cuándo preguntarle de nuevo si realmente no la recuerda.

-Les he dicho hace unos segundos que no me entenderían si les cuento todo de mí. - responde el muchacho, intentando evitar decir más sobre sí  - Y sí, soy un agente.

-¿Y tú y ese tipo...Railo.. sois amigos? - pregunta Syrinne - Te hemos escuchado hablarle mientras él despertaba... Lo llamaste Ray, y nombraste a otras personas más... ¿Quiénes son ellos?

-No puedo explicarles eso ahora. Luego lo sabrán...

-Dínoslo mientras buscamos un lugar donde escondernos y hablar más de esto. ¿Quién sabe? Quizás tú desaparezcas, o te maten, y no sabremos nada... - contesta Fred, desconfiada.

-Bien bien... Sólo me limitaré a decir que Railo es mi mejor amigo, desde que éramos niños. Sarah era su hermana menor, Jerome e Isabella son mis hermanos, y Nidia...bueno, ella es mi amiga, pero para mi amigo es más que una simple amiga. Cierto día, Railo se unió a esos tipos, Los Fragmentos de Omega, y desde entonces he intentado buscarlo para traerlo de vuelta a casa.

-¿Pero por qué? Sabes que ha matado a mucha gente, por más delincuentes que fuesen todos. ¡Además, él ha iniciado la explosión y acabó con la vida de varios inocentes! - responde la oficial nuevamente.

-¡Lo sé! ¡Sé que ha matado delincuentes, pero no tenía alternativa! ¡Y él no inició la explosión del casino! ¡Yo lo he visto! ¡Estaba fuera cuando el lugar explotó en llamas! No tenía ni la menor idea de que el lugar fuese a explotar, además mírenlo, está amnésico. No lo estaría si estuviera consciente de que el casino iba a volar en mil pedazos, ¿no es así?

-Supongo que sí... - comprende Syrinne.

-Mmm, tal vez tenga que darte la razón... - lo elogia Fred, tras comprobar, con los ojos cerrados, que en efecto dijo la verdad - Miren allá. Ocultémonos en esa fábrica abandonada. No hay nadie allí. Vamos 

Y así ella guía al grupo hacia dicha fábrica, luciendo tan deteriorada como la casa del alcalde, o incluso el casino...

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